Daegon, mes XXV

Por Javier Albizu, 28 Febrero, 2018
A pesar de las dudas que expresaba el mes pasado en este mismo canal, el mes daegonita regresa. Y vuelve para quedarse (al menos hasta diciembre).
De la misma manera, si el mes pasado comentaba que había decidido dar un cambio de rumbo a lo que estaba haciendo... este mes toca un nuevo giro inesperado (o igual no tanto)
Ignorando todo lo aprendido hasta el momento, de nuevo he vuelto la vista atrás. Hemos vuelto a (uno de) los orígenes. Hemos vuelto, una vez más al ¿Qué es Daegon?, con lo que llegamos a la quinta versión de ese documento. Hemos regresado para contemplar el horror sintáctico que he creado, y no ha sido algo bonito. Nunca lo es.

Y, de manera independiente de las aberraciones sintácticas, del horror informe de los párrafos o del exceso de detalles inconexos, no es bonito porque me parece que no respondo la pregunta. Sí, doy algunos datos personales y explico qué es Daegon para mi, pero todo lo demás es un barullo de referencias que, a buen seguro, no dejarán claro a nadie qué se va a encontrar al seguir leyendo.
Es más, probablemente les eche para atrás. Me es imposible hablar de Daegon sin hablar de mi, y eso es algo que al lector que llegue hasta ahí de manera casual se la traerá al pairo.

Pero la cosa no mejora. Lo peor de todo es que tampoco sé si lo que estaba escribiendo en esta última iteración hasta hace un par de días iba a responder a esa pregunta.
Más allá de las nuevas aberraciones que son capaces de producir mis dedos sobre el teclado, estaba tratando de NO convertir esto en una ensalada de nombres que el lector sea incapaz de poner en contexto. Lo estaba planteando como una comparativa entre Daegon y nuestro mundo, explicando las diferencias axiomáticas y metafísicas que existen entre ambos y cómo han impactado en la evolución de esa "otra humanidad".
Así pues, mi miedo en esta ocasión es el de ser demasiado obvio o genérico. El no saber hasta qué punto la información que estoy dando aporta una visión al lector de lo que se encontrará en el resto de documentos. El no saber si el no entrar en detalles les animará a pasar a las siguientes secciones o les espantará de manera definitiva.

Si este iba a ser el punto de entrada, debía tener el equilibrio correcto entre la información y la digresión. Pero se me iba. Cada vez que tocaba un punto, cualquiera de ellos, quería expandirlo. Quería perderme en los detalles que lo hacen interesante ante mi, pero ese no es el lugar. Así pues, tocaba recular y volver la vista atrás una vez más.
Si en las tres primeras ocasiones la cosa no pasó de una única página, y en la cuarta llegamos a las cinco, a día de hoy, y cuando el libreoffice me chivaba que aún quedaban cinco páginas por delante por corregir/rescribir, ya íbamos por las dieciocho.
Además de esto, cuando llevaba cosa de quince páginas también me comencé a dar cuenta de que no había ninguna estructura. Todo era una mezcla de ideas vagamente enlazadas. No había separación, no hay nada que dijese al lector de qué trata este bloque de texto. Todo era un amasijo apenas explicado de párrafos inconexos.

Y empecé a tratar de poner un poco de orden. A dividir temáticamente los párrafos y ponerles encabezados. Cosas como:

Daegon como concepto
Las muchas formas de Daegon
El pasado lejano
Daegon como mundo de ficción
Los recién llegados
La ciencia en Daegon
Los Inmortales
Política, religión y sociedades

Primero puse los título ahí donde podía entenderse que una parte mayoritaria del texto se podía agrupar bajo ese título, luego ya vería cómo los ordenaba. Comencé a mover párrafos y a ubicarlos dentro de aquellos bloques de texto que parecían más relacionados con el tema que le daba título. Pero, al hacer esto, quedaban hueco donde habían estado esos párrafos con anterioridad. Parece que sí que había algo parecido a un hilo conductor. No bastaba con mover, había que rescribirlo todo... de nuevo.

Pero no se vayan todavía, que aún hay más.
Ayer volví más hacia atrás y retomé otro documento que creía terminado. Hace unas semanas, antes de ponerme de nuevo con este ¿Qué es Daegon?, había creado un nuevo documento de “Introducción”. Algo un poco más escueto y aclarativo. Un punto de entrada más asequible para los neófitos. Había logrado dejar aquello en menos de una página pero no. Tuve que echarle un nuevo vistazo para asegurarme de que no repetía cosas de las que había puesto ahí (algo que estaba seguro que estaba haciendo) y… como podéis imaginaros, no fue bonito.
Así que tocó empezarlo otra vez desde cero. Ya voy por la segunda página y aún queda. A la mierda la concreción. Y, como de costumbre, la cosa se me va. También me daba cuenta de que estaba volviendo a escribir cosas que, de otra manera, ya había puesto en el ¿Qué es Daegon?. Estupendito.

Pero bueno. Al menos estoy en el principil, y al menos ahora tengo una estructura básica y una referencia. Confío en que, cuando escriba sobre un tema concreto, los epígrafes que he puesto en las secciones me ayuden a encajar o mover lo que escribo donde toque.

Aun así, tampoco las tengo todas conmigo. Todos los temas que estoy tocando ahora se encuentran expandidos en otros documentos en otros textos que ya tengo escrito y no quiero que esto sea un mero resumen de lo que el lector se encontrará más adelante. Tiene que ser válido por sí mismo y no quedar como algo redundante cuando llegue hasta la sección donde me explaye sobre ellos.
Y el ciclo empieza de nuevo, de nuevo, de nuevo, de...
Deja vu.
La historia de mi vida como torturados de palabras.

Llevo cerca de medio año sin subir nada a la web de Daegon. Más de 160 páginas que están a la espera de una vuelta más, de añadir algo que de sentido a eso que igual no termina de quedar claro. De puntualizaciones que no terminarán nunca.
Y por más que esto pueda parecer un llanto, una locura o una perenne muestra de masoquismo, tengo claro que así es como tiene que ser.
Tiene que ser perfecto o no ser... así que no será nunca. Estará siempre en el limbo de los proyectos inacabados, en un infierno de desarrollo, en un eterno estado de revisión.
Aún así, aunque no llegue a "ser" jamás, sí tiene que "estar" ahí.
Aunque sea bajo una forma imperfecta, tiene que estar disponible, tiene que estar accesible y, al igual que estos textos que escribo por aquí hablando de ello, tiene que estar ahí para que otros tengan la posibilidad de aprender de mis múltiples errores. Para que otros sepan que no están solos, que no están locos y que, con el paso del tiempo, pueden mejorar... aunque siempre les parezca insuficiente esta mejoría. Aunque lo que hagan parezca no importarle a nadie más.
Si no “está” nadie podrá encontrarlo, si no “está” nadie podrá encontrarlo interesante, si no "está" jamás llegará a "ser" lo que queremos que sea.

Nadie está obligado a sentir interés por lo que hacemos, sino que nuestra labor es la de crear algo capaz de despertar el interés de los demás. Es una jodienda, y es algo cada día más complicado, pero no es una conspiración.
Y no, por más claro que lo tenga y por más que me lo repita, sigue siendo una píldora igual de difícil de tragar que el primer día. Aún así, y como supongo que ya habrá quedado demostrado por aquí, la de darme de cabezazos contra todo tipo de muros es una actividad que practico a menudo.
Cabezón soy un rato largo.

Tras este discurso desmotivacional, continuo con una fotico:

Menú de la web de Daegon

Una vez que termine y subas esta Introducción y el nuevo ¿Qué es Daegon?, en su web se producirá un nuevo cambio. Como veis, este cambio no no es el que anuncié el mes pasado (y vete tú a saber si se mantendrá el que viene) pero, en estos momentos, me parece que tiene más sentido.
Aún no termino de tener claro el texto a poner en cada una de las secciones, pero la idea es asumir que cualquiera que llegue no sabe nada de mi, de Daegon, o de lo que es un juego de rol.

Bajo la premisa de que toda web debería ser autoexplicativa. Esa máxima se va a trasladar también a Mytgard ya que, dados los cambios que ha sufrido desde sus inicios hace casi siete años, me va a llevar a escribir una nueva versión del ¿Qué es Mytgard?. Tocan reformas estructurales en todos mis dominios. Otra cosa será que consiga explicar algo y no convierta esas entrada en otra de mis divagaciones.
Aunque, por otro lado, divagar es lo que hago por aquí. Así pues, encajaría con el tipo de cosas a las que se va a exponer quien llegue hasta aquí.

Volviendo a Daegon, podéis comprobar en la foto que, aparte de las secciones de las que he hablado, ha aparecido a traición un Índice (y un mapas, y un descargas). Como con casi todo, aún no tengo claro cómo afrontaré esa página pero la idea es que sirva como referencia a la hora de navegar por la web. Vamos, que no estoy reinventando la rueda y ya sabéis todos lo que es un índice.
Los menús desplegables son chachis y tal, pero no sirven para dar una visión general.

En fin, que me lío. El mes que viene más.

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