Las bíblicas aventuras de San Eustaquio

Y ya estamos otra vez con la misma. Veo una imagen, escucho una canción y me vienen a la cabeza un alubión de escenas, e historias inconexas. Momentos en los que insertar esa imágenes, escenas y lugares a los que me envía esa música.
Y claro, como soy así, comienzo a preguntarme. ¿Quién es este tío? ¿Cómo llegar hasta esta escena, hasta este momento en concreto que visualiza mi mente?.
Y ya esta liada. Otras tantas historias comienzan a surgir. Historias que, una vez delante del ordenador no soy capaz de plasmas de una manera que se parezca remotamente a lo que me pasa por la cabeza.
¿Qué a cuento de que viene esto?.
Pues esto viene a cuento de esto.
Las tentaciones de San Elequíades

Solo es el boceto de la portada de un comic que nunca llegó a publicarse (ni siquiera a existir por lo que he leído), obra ese genio llamado Albert Monteys.
No se cual seria su intención al hacer esa portada, pero yo la vi hace tiempo, y paso lo de siempre, aunque entonces logre no darle mas vueltas.
Pero nada, me tuve que llevar aquel libro de bocetos suyo al baño este viernes, y esta vez mis barreras defensivas fallaron, y hala, a darle vueltas a aquella imagen.
El sábado estaba en el Ikea con Sesma, y mientras el, su hermana, y unos amigos suyos miraban muebles, yo trataba de definir la personalidad de la parodia de un superhéroe santo en la Judea de los tiempos bíblicos. Tenia varias posibles:
Podía ser uno de los apóstoles que había entendido el plan de dios, y no le había gustado nada. Aquel conocimiento le había dado superpoderes, y luchaba contra Jesús y sus hordas de apóstoles.
Podía ser el clásico arquetipo de “poli con métodos expeditivos”, Jesús ser su jefe, y que siempre andaran a broncas, porque había destruido un templo persiguiendo a las hordas infernales, y cosas por el estilo.
Podía ser un tipo normal (un pescador, un campesino), al que se le había aparecido dios, y le daba superpoderes para enfrentarse al mal.
Y así hasta el infinito y mas allá.
Entonces me di cuenta de que no tenia porque rechazar ninguna de estas “personalidades”. Cada una de ellas podía ser un personaje distinto en aquel mundo.
Eustaquio seria el pescador con superpoderes. Jesús seria algo así como el jefazo de la “PDD” (policía de dios). Detrás de la mesa de la ultima cena. Vestido con su túnica blanca, con sus greñas, sus barbas…y unas gafas de sol. Comandando a sus apóstoles para que impartiesen la “ley de dios”. Pero seria el típico super comandante de los comics o las películas. Un tipo de acción. Duro como el solo. Soltando frases lapidarias a los demonios antes de fulminarlos con un rayo al que llamaría “la cólera de dios” (que dejaría su mano humeante después de dispararlo).
Dios no estaría de acuerdo con los métodos de su hijo, y se le aparecería a Eustaquio para que lo vigile y lo mantenga en el “buen camino”.
También habría un disidente de los apóstoles. El tipo al que no le gusta del todo el plan de dios. A veces sería un aliado reticente, otras un rival (nunca enemigo).
Esta noche, mientras le daba vueltas a como iba a escribirlo hoy, se me han ocurrido mas personajes para el reparto.

El ultimo griego. Un personaje que adora a los dioses del panteón heleno, y padre de la teoría de la conspiración. Diría cosas como:
- Zeus era un cabrón que se tiraba a todo lo que se movía, pero al menos no lo ocultaba. Tu dios en cambio, preña a una humana, y dice que ha sido “el espíritu santo”. ¿Quién narices se va a tragar eso?. Ese tío esta tan salido como los demás dioses, lo que pasa es que es un hipócrita. Seguro que hay montones de hijos suyos, que no le fueron tan leales, y acabaron ahogados a lo largo de las orillas de la mitad de los ríos del mundo.

El Atlante. Ultimo superviviente de Atlantis, y armado con tecnología de la era espacial. Trataría de conquistar el mundo (original, ¿eh?), y seria una suma de todos los supervillanos de los comics Marvel.

El Teutón. Un superhéroe godo, que hablaría con caracteres gótico.

El Vikingo. Un superhéroe nórdico, armado con una gran hacha, y un pellejo de aguamiel. Le acompañaría un lobo y dos cuervos, e iría montado en un carro tirado por dos cabras de ocho patas (como las de Thor).

El Oriental. Un monje que solo hablaría con frases extraídas el I-ching.

Vamos, que metería ahí todos los clichés que se me ocurriesen, y trataría de reírme de ellos, y de todas esas cosas que me gustan (comics, mitología, historia). Los llenaría de anacronismos, y por supuesto, habría cross-overs con mis otras series de relatos. Cosas como:

San Eustaquio y Javi contra los invasores del espacio exterior.

Pero no quiero hacerlo. Ya tengo suficientes cosas en la cabeza, como para meterme con otra serie de relatos mas. Otra manera de retrasar lo que ya tengo comenzado. En mi cabeza se repiten las historias de todos los personajes. Esas escenas que quiero llegar a escribir, pero que, una vez delante desordenador no quieren salir.

Ahí esta Darus, invadido por la furia por una decisión que debe tomar. Da igual cual tome, el saldrá perdiendo en todas ellas, y movido por la ira y la impotencia golpea la pared hasta que sus nudillos sangran.

En un bar del planeta Gunsar, Jenkins y William H. Kirk, toman unas copas mientras se cuentan lo desastrosas que han sido sus vidas, y que van a hacer a partir de entonces.

Veo al Navegante (Jane Cameron), agarrando a su superior por sus partes intimas, y amenazándole con amputárselas, poco antes de ser licenciada con deshonor.

Veo los últimos momentos del Místico (Marcus Dorell), del cual se cuando va a morir, a pesar de no haber escrito una línea sobre él.

Veo al segundo Heraldo del Caos sentado en su trono, con los cadáveres de todos los que confiaban en él esparcidos por el suelo delante suya.

Veo al tercer Heraldo del Caos llorar por ultima vez.

Y quiero contar todas esas historias. Esas historias, y otros tantos cientos. Quiero llegar a esos momentos. Pero las ideas están por ahí, y no soy capaz de leer en la pantalla lo que veo en mi cabeza. Y lo borro, y lo rescribo, y lo vuelvo a borrar, y lo vuelvo a rescribir. Pero nunca llego a esos momentos, siempre me quedo atascado en los preliminares.
Y ahora viene el capullo de San Eustaquio a liarlo todo aún mas. Por ahora solo es un concepto, pero se que de aquí a nada comenzara a hablar, y comenzare a ver sus aventuras en mi cabeza, y también querré escribirlas todas ellas.

Lo que me faltaba.

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Tosko (no verificado)

Hace 18 años 11 meses

Perseverancia y trabajo. Lo más difícil de tener ya lo tienes.