La senda del tipo duro

Hace unas cuantas semanas (bueno, más concretamente el año pasado, así que, bastantes semanas) os hablaba de una de mis “filosofías de vida”: El camino del hombre consciente. Hoy os voy a hablar de otra de esas “maneras de vivir” mías, que he dado a llamar: La senda del tipo duro.
¿Qué de que va esto?
¿Acaso he caído en el reverso tenebroso de lo que sea?
Que nooooo. Que no voy por ahí quitando los caramelos a los niños pequeños, ni haciendo el abusón.

Empecemos por el principio, como en los tiempos.
Érase una vez, hace muuuucho, pero que muuuucho tiempo, en una ciudad muy pero que muy cercana (vamos, como que era esta misma), un joven tenía miedo de prácticamente todo.
Hete tú aquí, que a este joven le sobrevino una enfermedad que le obligó a estar mucho tiempo en la cama sin poder levantarse. Debido a esto, tubo que pasar mucho a solas en su casa.
Como ya os he dicho, aquel joven era muy asustadizo, y los ruidos que se escuchan en las casas cuando no hay nadie mas, no le ayudaban demasiado a mantener la calma, ni a mitigar sus temores infundados.
En alguno de aquellos momentos de miedo, algo cambió en su interior.
- Basta, dijo para si mismo.
- Basta ya de tener miedo.
Y comió perdices, y fue muy feliz.
Fin.

Bueno, la historia no fue así realmente. Como ya podéis haber adivinado, aquel joven era yo. Con catorce años, estuve tres meses en cama sin poder levantarme, debido a un reuma (Un caso de uno entre nosecuantosmil reumáticos por lo que creo recordar. No, si yo ya apuntaba maneras en esto de ser raro).
Ya os conté hace tiempo, cuando me dio por hablaros mi vida, que yo siempre había tenido un miedo atroz a la oscuridad. Así que podéis haceros una idea de lo que fue estar en casa, muchos ratos sin nadie a quien acudir, sin poder casi moverme durante tanto tiempo.
No es que en aquellos momentos me dedicase a crear una plantear y crear las bases de un nuevo pensamiento filosófico, pero si que fue en aquellos días en los que decidí que tenía que ser capaz de dominar mis miedos.
Esto, en un principio, no tiene nada malo. Por supuesto, no tiene nada de malo, siempre que se haga con moderación, y un mínimo de sentido común. El problema viene cuando te empecinas en luchar contra miedos o temores que tienen una razón fundada.
La cosa es que, quizás pude contener mi miedo a la oscuridad gracias a que había sido mitigado por el nacimiento de un nuevo miedo que comenzó a formarse también durante aquellos meses: El miedo a no poder levantarme de la cama. A no ser dueño de mi propio cuerpo.
Desde hace mucho tiempo, no recuerdo levantarme un solo día sin que me duela algo. Sin que la espalda me moleste. Sin que levantarme de la cama no me suponga un esfuerzo. Sin que la rodilla me falle.
¿Qué solución decidí tomar?
Muy sencillo: No iba a dejar que aquel miedo pudiese conmigo.
¿Curso de acción?
Demostrarme cada día que podía hacer lo mismo que antes, sí no más. Ignorar el dolor, y seguir a lo mío. Demostrarme que podía valerme por mi mismo, que no necesitaba de la ayuda de otros.
¿Consecuencias?
De todo un poco.
¿Que me duele el estomago?
Pues me aguanto… Hasta que el dolor puede más, y pido ayuda. Mira tu por donde, no era un dolor de estomago, tenía una úlcera.
¿Qué me duele la espalda?
Pues hago el animal, e intento levantar algo que no debía. Así que acabo con una lumbalgia.
¿Qué acabo los masajes para mejorar la lumbalgia?
Esa misma noche me pongo a hacer estiramientos (y lo empeoro todo).
¿Que me molesta el hombro después de evitar de mala manera que se caiga un bulto de cincuenta kilos?
Pues me aguanto. Ya se pasará el dolor (a los cuatro meses te dicen que tienes una contractura de caballo en ese hombro).
Ese soy yo. Un tipo duro ¿Eh?
Duro quizás, pero no demasiado inteligente.
Me he convertido en alguien que tiene miedo de tener miedo. Me dedico a forzarme para saber hasta donde puedo llegar. No quiero que el miedo me impida hacer algo que sea capaz de hacer (y algunas veces, soy yo mismo quien se impide el hacerlas, pero por hacer demasiado el bestia).

De todas formas, con el tiempo, esta faceta se ha ido atemperando (aunque esta lejos de desaparecer). A base de forzarme voy descubriendo en que momento debo parar, aunque, por lo general, suelo seguir un poco más: Hasta que comienzan el dolor o la molestia insistente.
Si no duele, es que puedes hacer más.
Si duele es que aún no se ha roto.
Este camino puede parecer un tanto masoquista, pero en su justa medida hace que me vaya superando.
Suelo decir que no soy una persona competitiva, pero no es del todo cierto. Me dedico a tratar de superarme a mi mismo. Suelo decir que soy una persona paciente, pero me cuesta tomarme el tiempo necesario para mejorar a un ritmo adecuado.

Me gusta creer que no tenemos más límites que los que nos imponemos. Que sólo hay que tomarse su tiempo para ir superándolos. Que con tu fuerza de voluntad puedes conseguir cualquier cosa. Me parece que he leído demasiados mangas.
Mi fuerza de voluntad no es suficiente para evitar mi hipertensión. Mi fuerza de voluntad no va a hacer que un músculo no tenga un tirón, o que un hueso no se rompa por aplicarle una presión excesiva.

Mi fuerza de voluntad tiene que aliarse con mi inteligencia. Juntas seguro que son capaces de hacer grandes cosas.

El contenido de este campo se mantiene privado y no se mostrará públicamente.

Plain text

  • No se permiten etiquetas HTML.
  • Las direcciones de correos electrónicos y páginas web se convierten en enlaces automáticamente.
  • Saltos automáticos de líneas y de párrafos.

Minerva (no verificado)

Hace 18 años

Una vez me dijeron que el miedo mata la mente; y precisamente me lo dijeron porque en algunos momentos soy incapaz de controlar ese miedo irracional que muy dentro de tí sabes que no deberías tenerlo, pero que como humana que soy, caigo una y otra vez. Solución, creo que también he pasado por las tuyas; de modo que creo que necesitamos sentirnos seguros y por eso hacemos un poco el animalico. Seguramente es falta de confianza en uno mismo pero sólo el ser capaz de reconocerlo es el primer paso para ir triunfando contra el miedo. Y tú ya has dado el primer paso. Por cierto, seguro que me ves por el camino huyendo; si es así me coges de la mano que yo te cogeré de la tuya.

Tosko (no verificado)

Hace 18 años

Minerva, ti no lleva acento. Nunca.

Toma miedo :E

Tosko (no verificado)

Hace 18 años

Y sí, ahora eres un poco menos burrícola, querido Avjaal. A ver si le pegas un poco de sentido común a Jimbo.

Minerva (no verificado)

Hace 18 años

Vale Tosko, menos mal que no me ha dolido. Eso de tener el piloto automático es lo que tiene :p