Reduciendo a lo básico

Estoy planteándome varios genocidios. Así, como suena.
En un ataque de furia xenófoba me voy a pulir al noventa y nueve por ciento de las especies no humanas (e inteligentes) de Daegon. Ahí, con un par.
Soy consciente de que eso acarreará una reducción notable del interés del mundo ante el jugador estándar pero… bueno… pues que no jueguen. Podré vivir con ello.

Como os comentaba hace poco, estoy redactando la versión “definitiva” de Daegon y me estoy dando cuenta de algo que ya sabía (así de listo que soy): Todas esas razas son superfluas. No añaden nada a las historias que pretendo contar.
Sólo son herencias del pasado. Del concepto de “Mundo fantástico” que está anclado en nuestro imaginario colectivo friki. Pero en el fondo no dejan de ser clichés andantes, arquetipos hipervitaminados encumbrados a los altares de la generalización racial y/o/u justificaciones para actitudes concretas.

Ya desde mis inicios en esto del rol nunca me atrajeron los no-humanos. Podría contar con los dedos de una mano (y sin repetirlos) la cantidad de personajes no humanos que me he hecho por elección (ya que hay juegos en los que eso iba por tirada) No se trataba de ningún tipo de repulsa o cruzada pro-humana. Simplemente (y como ya he mencionado por ahí arriba) me parecen opciones muy limitadas.
Porque admitámoslo, vale, sí, mola eso de llevar un tío súper ágil, uno enorme, con cuatro brazos o con alas. Pero no dejan de ser eso: Humanos con una característica más desarrollada (y con sus correspondientes bonos a las tiradas) pero por dentro no dejan de ser eso: Humanos. Y una idea que puede estar muy bien para un personaje, cuando lo conviertes en un estándar racial, pierde toda su gracia (y su originalidad)
Se les intenta dar una pátina de trascendencia. Maquillar sus aspecto con rasgos raciales de personalidad o “culturales” y es precisamente ahí donde comienzan a cagarla (siempre en mi opinión) Porque siempre nos encontramos con lo mismo.
Luego esta la gente que pretende ir de rompedora y dar “una vuelta de tuerca al concepto” y te encuentras con razas igual de limitadas, que mantienen más o menos la apariencia física que se le supone y acepta en el imaginario fantástico, pero que actúan como la raza de al lado (esa que la convención dicta como su opuesta) y viceversa.
Y todo esto me cansa. Me cansa mucho, porque sólo son excusas para tener superhéroes de andar por casa. Me cansa porque no se cuenta con ellos nada que no se pueda contar con otra cultura humana (con la libertad que eso te da) Y me cansa porque, a mi, no me aportan nada. Todo lo contrario: No me las creo.

Para mi la inteligencia (la nuestra, vamos, la de las razas inteligentes) es algo que sirve para hacernos únicos, pero únicos como personas individuales, no únicos como especie.
Podemos tener asimilados una serie de conceptos culturales, pero también tenemos la posibilidad de cuestionárnoslos, y no por eso dejamos de ser “humanos” o “navarros” o “ciudadanos de la tierra” Tenemos el intelecto para controlar al instinto (o, al menos, para intentarlo) Pero cuando juegas con una especie no-humana, no. Entonces tienes una serie de valores marcados a fuego de los que no puedes escapar. Si tratas de llevarlo de otra manera es que no eres un “enano” o un “habitante del planeta X” (o cualquier bicho del mundo de tinieblas)

Ahora es cuando decís: Vale, listo, ¿Entonces porqué creaste las razas no humanas en Daegon? Pues… por lo que empecé a usarlos: Porque venían con el libro.

Como ya he comentado en más de una ocasión, Daegon no comenzó siendo un mundo complejo (es más, en sus comienzos ni siquiera tenía nombre) así que iba tirando de lo que había. Y lo que había era RuneQuest... pues lo usamos (conste que esto no es una crítica a Rune, que ya sabéis que me encanta)
Así que adoptamos las tiradas de características de sus razas (que no sus descripciones físicas ni culturales, que Glorantha es demasiada Glorantha como para ponerse a hacer adaptaciones conceptuales) y tiramos p’alante como buenamente pudimos. Las dudas metafísicas, desbarres filosóficos y demás rayadas personales no vendrían hasta pasados unos años.

De todas formas, ya desde la primera toma de decisiones sobre conceptos, orígenes y demás parafernalia, tenía algo muy claro: Todas aquellas razas que iba presentando no dejaban de ser hombres mutados por uno u otro poder. O sea, lo que comentaba antes de superhéroes de andar por casa, pero con una mentalidad humana.
Claro, uno quería ser rompedor y blablabla y se empeñaba en que se llamaban elfos, pero no eran elfos, se llamaban trolls pero no eran trolls, y todo lo demás. Así que, más adelante, para mantener mi propia coherencia, les cambiaría nombres y apariencias (y “poderes”) pero manteniendo sus orígenes y culturas.
Mi mayor problema era como ubicarlos de una manera “orgánica” (signifique lo que signifique) en mi mundo. Como justificar su existencia, más allá del simple hecho de “molar”
Y eso fue lo que hice: Justificar sus existencias. Buscar excusas para que estuviesen allí. Forzar la (mí) lógica interna para que todo lo que había dicho y escrito con anterioridad no perdiese validez. Vamos, cagándola.
Porque no todo lo que había escrito era bueno (ni siquiera para mis estándares). No todas las ideas merecían ser salvadas de la quema, pero me ha costado Crom y ayuda el aceptarlo.

Y así llegamos hasta hoy (bueno, hace un par de días que me vino la iluminación) cuando me doy cuenta de que no hacen falta. La historia se entiende perfectamente sin ellos y siempre que me los imagino, los veo con su humanidad por encima de su apariencia.
Es más, cada vez veo más forzadas sus creaciones. Sí, encajan con el mundo, pero a martillazos. Así que deben morir.

Si que mantendré la apariencia de alguna de esas razas, pero no como especies sino como personajes concretos. Hay explicaciones que si están bien integradas para un individuo, pero extrapolándolas a una especie entera hace que pierda gran parte de su fuerza y acabas con un ejército de clones con mente de colmena.

También añadiré que “molar” no es algo intrínsecamente malo. Es más, si un elemento “molón” está bien integrado en la historia, si es coherente, mi molómetro puede llegar a explotar por la emoción.

Así que, ya sabéis. Apagad vuestros molómetros, o empezad a sintonizarlos en otras frecuencias. Después de esto (le importe a alguien, o no) Daegon no volverá a ser lo mismo (¿Donde habré leído yo esto antes?)

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Ge (no verificado)

Hace 14 años 3 meses

Tío, qué radical eres. ¡Multietnia, caray!

Javier Albizu

Hace 14 años 3 meses

Etnias distintas hay a saco. Eso sí.