Biografía daegonita CII: Volver a empezar III (salteado con tropezones de bajona)

Por Javier Albizu, 23 Octubre, 2021
Dos mil once arrancaba conmigo negando la realidad (o incapaz de verla, percibirla, entenderla o aceptarla en condiciones).

Veo que, ante el retraso en la actualizaciones en el blog beta, escribía esto en Facebook algo que en aquellos momentos creía cierto:

Lunes, 31 de enero de 2011 a las 23:25 UTC+01
Seguro que pensábais que esto estaba muerto. Pues no, aún voy a seguir dándoos el coñazo bastante tiempo con Daegon (aunque menos a menudo de lo que me gustaría)

En marzo la bajona y el agotamiento podían conmigo y lograban… cosas. El mundo era un lugar injusto. Nada de lo que hacía conseguía lo que buscaba. ¿Para qué seguir esforzándose?
Sumido en este estado dejaba de escribir y mataba el blog. Hacía esto… solo para arrepentirme hacerlo renacer en mayo con nuevo nombre, ambiciones y aspecto. Tocaba “hacerse más fuerte”1. Tocaba intentar hacer las cosas de otra manera (o, al menos intentarlo).

A su vez, el regreso / renacimiento del blog / no-blog no llegaba solo. Un mes después de aquello remozaba la “web principal”. En junio estrenaba nueva versión de la página de Daegon2. Se acababa el html a palo seco. Se acababa Wordpress. Ahora la cosa venía con extra Drupal.
Por otro lado, esta web no ha cambiado nada estéticamente hablando desde entonces, pero esto no quiere decir que su contenido no haya sido expandido, retorcido y mareado infinidad de veces en la década que nos separa.

El material con el que nacía aquella nueva web era un volcado directo de lo que había en el blog beta. No había revisión ni filtrado. Por el momento, lo único que hacía era dejar lo que ya tenía “un poco más bonito y estructurado”.

Veo que al mes siguiente trataba de retomarlo… sin erótico resultado. En julio comenzaba a perpetrar dos relatos. El día quince escribía varios diálogos inconexos centrados alrededor de la figura de Huatûr. El día veintiuno, anunciándolo también en Facebook, empezaba con otro dedicado a Arcanus3.

Jueves, 21 de julio de 2011 a las 0:11 UTC+02
haciendo caso a Bradbury se ha levantado para escribir este micro relato daegonita.

Sí, se trata de eso que ha terminado convirtiéndose en la novela en la que llevo trabajando desde hace dos años. Pero en aquellos momentos, y como comentaba en la red socual, el tema no pintaba que fuese a ser para tanto:

Más allá de esto, si exceptuamos los diecinueve correos que intercambié con quien esperaba que fuese mi ilustrador y la tentativa que hice con otra editorial para tratar de publicar el juego, “daegoníticamente hablando” la el año no dio demasiado más de sí.

Con esto llegamos a dos mil doce. Un año sin demasiados textos, pero con algo más de mandanga daegonita.

En abril decidía retomar la cartografía aunque, en aquella ocasión, pretendía dar el salto al Fractal Terrains4. Un salto que no resultaba sencillo.

El producto estaba muy bien para generar mundos aleatoriamente y comenzar a trabajar con ellos a partir de ese punto, pero si querías crear un mundo partiendo de una base preexistente la cosa ya era más complicada.
Sí, podías crear máscaras de selección para acotar los territorios sobre los que ibas a actuar, pero su precisión dejaba bastante que desear… a menos de que hicieses trampa.

Descubrí que las máscaras de selección que guardaba el programa eran realmente archivos bmp con el “negativo invertido” de la selección sobre un fondo negro. Esto quería decir que, en teoría, si pillabas cualquier programa de retoque gráfico, y te hacías un bmp con la forma que querías, la manera de trabajar se convertía en algo bastante más asequible.
Con esto la cosa estaba sencilla. Pillé el mapa que ya tenía en Campaign Cartographer, quité todas las capaz que no perteneciesen a las líneas costeras, lo exporté como bmp, lo importé en GIMP, y ahí fue donde sucedió el resto de la magia:

A partir de ese punto, la cosa era ir generando mapas aleatorios en el Fractal hasta dar con alguno que tuviese alguna semejanza con lo que buscaba, importar la máscara, y comenzar a subir y bajar zonas hasta que quedase algo medio aparente con lo que seguir trabajando:

Quedé tan contento con lo que iba saliendo que incluso compartí aquel resultado en Facebook para ver que opinaba amigos y conocidos (y tratar de avivar el interés por el tema):

viernes, 6 de abril de 2012 a las 16:37 UTC+02
Cosa de veinte años después de empezar, y unos cuantos programas más tarde, tengo algo parecido a una cosa similar a una beta de lo que me gustaría que fuese el mapa de Daegon.

Ya que estábamos con programas de la misma casa, probé a hacer también la exportación inversa.
Pillar un mapa de Fractal y ver cómo quedaba una vez importado en Campaign. Oye, ni tan mal (aunque a la hora de hacer zoom en un entorno vectorial la cosa desmerecía bastante):

Seguí dándole vueltas a aquello durante unos cuantos meses, pero no terminaba de quedar contento con el resultado final. Con esto, y de nuevo dejándome vencer por la frustración, a finales de agosto decidía aplazar aquello una vez más con el proyecto en un estado aún bastante verde:

Pero el impulso no había terminado ahí. Mientras todo aquello iba sucediendo (más concretamente entre junio y julio), también iba dando pequeños retoques a otros textos preexistentes. Correcciones que no tocaban nada de gran calado:
Y no tenían gran calado porque aquellos documentos iban a ser enviados a un corrector. A alguien que trabajaba en la (ejem) “industria rolera patria”. A alguien a quien iba a pagar para que destruyese mi autoestima.
Al final la cosa no terminó siendo tan grave. Los comentarios no fueron especialmente negativos, ni las correcciones nada drástico… pero yo seguía sin estar contento con aquellos textos. Porque no tengo remedio.

Poco después de aquello y, en vista de que el “ilustrador elegido” no iba a ponerse nunca con lo mío, comencé a buscar alternativas a esto. A mandar nuevos correos que, en su mayoría, también terminarían sin respuesta. Pero la cosa no paró ahí, sino que decidí probar suerte en otros derroteros. No ser yo quien eligiese al artista, sino que la cosa fuese al contrario. Terminé preguntando en el grupo de Facebook de “La Parada de los Monstruos” si alguno de los dibujantes que solía pasarse por allí estaría interesado en mi proyecto.
Aquella misiva recibió una única respuesta. A través de ella el señor Fran Tapias5 decidía subirse al carro en diciembre, y aquel mismo año tenía los primeros tres bocetos sobre el primer encargo que le hacía:

Parecía que las cosas por fin despegaban.

Enlaces:

1. Hazte más fuerte

2. Daegon v4

3. Arcanus (Alpha v0)

4. Fractal Terrains

5. Fran Tapias

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