Biografía daegonita XXX: Cabos sueltos IX

Por Javier Albizu, 3 Junio, 2020
Seguimos con más y más cabos sueltos. Porque, a cada paso que da uno, más es complica la cosa. No importa a cuántas puertas les hayas echado la llave, siempre te encuentras por el camino nuevos umbrales que atravesar. Por cada trama cerrada se abren cientos de nuevos hilos argumentales potenciales.

Tras la despedida de Jusep, el grupo se reunía de nuevo para perseguir a Nalubei. De nuevo un viaje inmenso. De nuevo los personajes dirigen sus pasos hacia Northland. Supongo que, después de tener que lidiar con una cultura nueva, me apetecía regresar a uno de esos territorios comodín. A un lugar en el que me sentía cómodo. Pero habían pasado ya demasiadas cosas como para que aquel mundo regresase a sus días de sencillez.

Por el camino hacia el norte, los jugadores se cruzaban con Sersby y Labhre. Arcanus se había asentado en la torre de Kruanor y ellos se dirigían a su encuentro. Sersby tenía sueños horrendos y momentos en los que perdía el control. El ser del que le habían liberado seguía ligado de alguna manera a él.
En aquel viaje atravesaban también por otro territorio que, hasta poco antes, sólo había sido un nombre en el mapa; Goord. Un lugar que había comenzado a ganar en forma y fondo mientras escribía la cronología1. Así pues, ya que tenía aquello, me apetecía presentárselo a los jugadores y darle un poco de uso.

Goord era una teocracia… pero con un giro; su dios era un “invent”. En un universo de dioses “reales”, aquel era una mentira pasada de generación en generación. Una herramienta diseñada para que su artífice se hiciese con el poder de la nación.

Pero había escarmentado con las aventuras ambientadas en Naltor. Con aquello no quería empezar a definir aquel lugar, sino que el propsitósito de aquello era ir dotando al mundo de pinceladas de color. Que fuese ganando un poco de personalidad propia. Que pareciese un poco más… “real”.

Durante el viaje los jugadores (que no sus personajes), eran conscientes por primera vez de algunoe elementos de este estado totalitario, así como de su enemistad con Saliria, la nación que hacía frontera con ellos al norte. Una relación que había ido ganando en presencia según avanzaba mi escritura del pasado de este mundo.

Saliria era un lugar similar a Naltor en un sentido; rechazaban frontalmente el culto a cualquier dios. Aun así, la razón para este rechazo era distinta a la de la nación de elfos bordes. No negaban o discutían el hecho que el universo pudiera ser creación de seres superiores, lo que negaban era que esta entidades fuesen aliados de la humanidad. Que el adorarlos fuese a hacer ningún bien al mundo.

Por supuesto, con los posteriores cambios, este mensaje cambiaría. Tras la eliminación de la magia divina y de los panteones “clásicos”, ya no había pruebas fehacientes de la existencia de dioses. No tenía sentido aquel posicionamiento en concreto, pero sí uno muy similar. El problema no era la existencia o no de aquellas abstracciones, sino lo que la gente hacía en su nombre.

Por supuesto, aquellos cambios no afectaron en lo más mínimo a Goord. Su dios falso… a sabiendas pasó a ser un dios falso más. Sólo era otra historia que llegaba desde el pasado lejano. Algo tan real para los coetáneos de los jugadores como aquellas deidades construidas sobre “visiones” u otro tipo de “experiencias anómalas”.

En fin. Ya habría tiempo de desarrollar aquello de manera que tuviese sentido dentro de una aventura. Por el momento, los jugadores sólo sabían que a los templarios de aquella deidad no les caían bien los extranjeros o los adoradores de otras deidades.

Como corolario a este punto, sólo diré que, al final, nunca llegué a hacer aquellas aventuras centradas en Goor, Saliria o su rivalidad.
¿Quizás una muestra de madurez?
No lo sé. Lo único que llegué a hacer remotamente relacionado con esto fue un personaje pregenerado nativo de Goord. Un personaje que tampoco llegó a jugar jamás.

Por su parte, Saliria sí que llegó a tener algo de presencia cuando me puse a escribir la novelización de la “Gran Campaña”. A pesar de esto, como tampoco terminé con aquel primer borrador, supongo que quedaron empatadas a ese respecto.

Para terminar (ahora sí) con estos dos, sólo decir que, en la reescritura que realicé de la Cronología hace unos años, ambas maduraron bastante.
Por una parte, acotaba más sus desencuentros, y establecía periodos de tiempo en el que esta relación no había sido tan hostil. A su vez, también trataba de dejar claro el escenario político en el “presente” de ambas naciones.
Por otro lado, Menglaer Danishef, el hechicero / arcano que dio su pátina ideológica a Saliria, pasó a ser una mujer; Mavra Daniseva. Una mujer que bebió de otras corrientes filosóficas del pasado del mundo.
Lo que sí que conservé fue que, en su regreso pasados unos siglos desde su teórico suicidio, lo había hecho como un hombre. Un hombre cuyo nombre; Riommar Hayatoshu, era un guiño personal hacia dos de los pilotos del Getter Robo de Go Nagai2; Ryomma Nagare y Hayato Jin.
Cosas mías. No, no iba a pilotar ningún súper robot, pero son ese tipo de tonterías con las que disfruto.

Vale, creo que ahora sí que he acabado con esto.
Sigamos.

Tras la llegada de los jugadores hasta Northland las cosas se sucedían con calma. Muchas cosas que transcurrían en paralelo, eso sí.

Se juntaban con Astrid Vigdisdota, una sacerdotisa con la que habían coincidido en otras aventuras, quien se preparaba para un viaje hacia Orkil.
Conocían a Eyholf Haraldson. Alguien nuevo; un sacerdote de Manos “Guerrero indómito” que, en posteriores aventuras volvería a aparecer.
Comprobaban que el rey de Vargad se encontraba mejor tras una temporada alejada de la criatura que había adoptado la forma de Sahay, pero que esta no era una situación que fuese a durar eternamente. Derrik era atacado por un Jonudi3 y salvado in extremis por Aute Cuisin.

Por supuesto, la presencia de aquel Jonudi ahí también estaba relacionada con la Cronología. Porque yo podía preparar mis aventuras apuntando sólo un puñado de nombres, pero todo lo que escribía como parte del trasfondo estaba destinado a aparecer de una u otra forma en las aventuras (en ocasiones demasiado pronto).

Y las cosas iban a volverse raras… una vez más

Enlaces:

1. De cronología en cronología
- Cronología v1 (7 páginas)
- Cronología v3 (111 páginas)

2. Gettâ Robo

3. Los Jonudi
- Jonudi v1
- Jonudi v2

El contenido de este campo se mantiene privado y no se mostrará públicamente.

Plain text

  • No se permiten etiquetas HTML.
  • Las direcciones de correos electrónicos y páginas web se convierten en enlaces automáticamente.
  • Saltos automáticos de líneas y de párrafos.

Índice