Biografía fabuladora

Por Javier Albizu, 14 Noviembre, 2021
Escribir o no escribir, esa no es la cuestión sino una actividad. Una labor en ocasiones desagradable. Una llena de sinsabores. Frustrante como pocas. Reiterativa y recursiva como ninguna otra. El hecho de que nos encontremos en la tercera iteración de esta biografía no deja de ser una prueba fehaciente de ello.

El “quid” tampoco está en narrar o dejar de hacerlo. Se trata más de un requerimiento. De un obstáculo a superar. De una obligación si lo que buscamos es la interacción.

La dicotomía entre fantasear o ceñirse a “lo real” (sea lo que sea eso) puede que se acerque un poco más al corazón del asunto, aunque tampoco termina de dar en el blanco. Fabular… por otro lado (y pese a las conclusiones que se podrían sacar a partir del epígrafe bajo el que se publica todo esto)… tampoco es el tema. Demasiado ambiguo. Demasiado dependiente de la interpretación de quien lee la palabra.

Lo importante son las historias. Lo son a todos los niveles. Tanto las que tienen lugar ante los ojos y oídos del receptor como las que han acontecido más allá sus fronteras. No tienen mayor relevancia unas que otras. Porque no es más importante lo que se cuenta que el cómo se hace. Porque, en ocasiones, puede llegar a ser más interesantes saber del camino recorrido que del destino que se ha alcanzado. Saber de los errores cometidos y de los obstáculos superados en lugar de centrarse en el resultado en sí mismo. Obtener esta clase de conocimiento puede resultar más enriquecedor tanto para uno mismo como para quien se encuentra “al otro lado”.

Las historias nos acompañan a diario. Formamos parte de ellas lo queramos o no. Forman parte de nosotros sin que lleguemos a ser plenamente conscientes de sus respectivos contextos. Lo impregnan todo. Les debemos todo lo que somos y lo que nunca llegaremos a ser. Todo a cuanto aspiramos y cuanto evitamos. Todo lo que aborrecemos e idolatramos.

Una vez dicho esto, permíteme que me presente. Hola, me llamo Javier Albizu y, en un acto de ostentación de mi capacidad para soltar obviedades, me dispongo a proclamar que creo historias.
Seguro que nadie lo ha visto venir.

Junto palabras de una manera anárquica. Las hacino unas sobre otras tratando obtener frases comprensibles. Lo hago en un intento por dotarlas de coherencia y contexto. Aspirando a que sus formas y sonidos logren despertar emoción y / o / u comprensión en quienes las reciben.

Me gustaría decir que entre mis múltiples aficiones se encuentra la de la escritura. En serio. Me encantaría decirlo. Pero mentiría. A nada que hayas estado un poco atento te habrás dado cuenta de que tal afirmación entraría en conflicto directo con parte de lo anteriormente expuesto.

Aun así, siempre vuelvo a ello. No importa durante cuánto tiempo lo deje, siempre termino regresando hasta la pantalla en blanco. Me sumerjo una y otra vez en esta espiral de agonía marcándome objetivos que sé imposibles de cumplir. Fracaso tras fracaso siempre regreso para arrojarme a esta vorágine masoquista. A este bucle infinito de inseguridades y angustia existencial.

Sí. De vez en cuando también me pongo hiperbólico y melodramático. También tiendo al circunloquio y la repetición. Nunca sé cuándo ha quedado claro lo que pretendía contar.

Si te preguntas acerca de las razones que me llevan a regresar una y otra vez, mi respuesta cambiaría dependiendo del momento en el que me pilles. Así pues, podría decir muchas cosas, pero tampoco es que se trate de algo que yo mismo tenga demasiado claro. Hay tantas razones a favor y en contra, tantas respuestas posibles, que no soy capaz de decantarme por ninguna de ellas.

Si me pides que escoja alguna te mandaré a paseo pero, dado que aquí el que está preguntando soy yo, supongo que optaré por un “lo hago porque se trata del menor entre muchos males”. Porque, de no hacerlo, aquellas ideas e historias que sólo habitan en mi cabeza jamás serían contadas (que esto sea algo bueno o malo escapa al ámbito de esta disertación).
Podría decir que lo hago porque como orador mis carencias son aún mayores.

Porque, ¿qué le vamos a hacer? Por más que las maltrate, por más que se pierda en la traducción, mis historias me gustan. Deseo que lleguen hasta otros y mucho más. Busco a gente con las que hablar acerca de ellas.

Otra pregunta que nos podríamos hacer podrían ser… ¿cómo has llegado hasta aquí?

Y ahí comenzaríamos a acercarnos al meollo del asunto. Al quid de la cuestión. A la excusa sobre la que se construye esta “Biografía fabuladora”.
Porque, por más que habiten en mi cabeza, no todas estas historias son “ficticias”. El mundo está lleno de historias. Nuestro pasado también está llena de ellas. Por algo “la Historia” tiene ese nombre. Cosas del lenguaje, supongo.

Porque todos somos eso; historias. La suma de las elecciones que hemos tomado y la consecuencia más o menos indirecta de las decisiones que han tomado otros. De nuestros errores y aciertos.

Vayamos pues hasta la última pregunta:
¿Qué pretendes con todo esto?

Dado que me he dedicado a divagar un poco, supongo que esta es una pregunta pertinente. Las cosas han de tener una razón de ser, ¿no? Un motivo. Una aspiración.

Pues bien. Mi propósito es hablar de la historia y de las historias. De las que creado y las que he vivido. De aquellas que han confluido e influido en mi camino. Busco que mis errores sirvan para algo. Que aquellos que lleguen hasta aquí con unas dudas similares a las que me han asaltado a lo largo de mi trayectoria vital sepan que no están solos. Ahorrarles, si está en mi mano, el cometer algunos de los errores que he cometido.

Así pues, aquí he venido a hablar del cómo y el quién(es). Acerca del camino. Del mío en concreto y del de quienes me han precedido. De aquello caminos que se han cruzado con el mío de forma más o menos directa. De aquellas historias con las que he convivido de alguna manera. De cómo me ha afectado a mí, a mi manera de ver el mundo, y a mi manera de construir historias.

Todo un tanto ambiguo, lo sé.

En fin. Contaré lo que cuente de la mejor manera que sepa.
Porque no puedo hacer otra cosa.

El contenido de este campo se mantiene privado y no se mostrará públicamente.

Plain text

  • No se permiten etiquetas HTML.
  • Las direcciones de correos electrónicos y páginas web se convierten en enlaces automáticamente.
  • Saltos automáticos de líneas y de párrafos.

Índice