Biografía fabuladora XXV: Cómo conocí a vuestro Moorcock

Por Javier Albizu, 22 Mayo, 2022
Volvamos a ponernos en contexto. El ochenta y ocho. Llegamos hasta él inmersos en un nuevo mundo. En uno mucho más grande que aquel que lo precedía. Uno que no dejaba de expandirse. Y vaya si se expandía (y se complicaba).

Si nos fijamos en la parte tebeística (o, lo que es lo mismo, lo que dice Tebeosfera1), para no faltar a la tradición, nacían otro montón de colecciones nuevas. Un aluvión de títulos que asimilar. De búsquedas adicionales a llevar a cabo junto a todo lo que ya venía rastreando en cada librería, kiosko, multi-centro y estanco que se cruzaba en mi camino. De gastos adicionales a sumar a una lista cada vez más abultada.

Cuando, en su día, me puse a hacer memoria, el listado de colecciones cuyo nacimiento estaba situado dentro de aquel año era un tanto escaso2. A su vez y, por más que fuese un listado a todas luces incompleto, dejaba fuera bastantes colecciones que llegué a ver por aquellos expositores3. De cualquier manera y, a pesar de que llegué a comprar muchas de estas “colecciones olvidadas”, parece claro que no todas llegaron hasta mi memoria, no las encajaba en aquel marco temporal, o no habían quedado grabadas de la misma manera en mi memoria.

Aunque todo esto no deja de ser un mero ejercicio fútil que realizo domingo a domingo del que no se pueden sacar conclusiones demasiado representativas. Alguno de los ejemplares de esta “lista de no recordados” que compré durante aquellos días permanecen a día de hoy en mis estanterías, mientras que otros de la “lista buena” fueron vendidos para, posteriormente, volver a ser comprados. Una cualidad que comparten todos los integrantes del grupo que me dispongo a desglosar.

Porque aquel mismo año nacía un nuevo (sub)sello editorial de breve recorrido. Un subsello de otro subsello de una editorial de periódicos que había comprado el fondo de catálogo de otro sello más viejo aún. Porque el mundo de las empresas es asín.

El el ochenta y ocho nacía Tebeos S.A.4. Un nombre al que mi memoria vincula de manera indeleble a varias palabras; First Comics, Nexus, Badger, Dynamo Joe y... Mazin Saga. Porque en las páginas de sus tebeos aparecían también noticias de los USA. En ellas descubría que existía Dreadstar más allá de lo que se había publicado aquí. Que había Mazinger más allá de la serie y la película. Que había editoriales más allá de Marvel y DC (un conocimiento que también sería expandido gracias a las grapas que comenzaba a publicar aquel mismo año Norma Comics).

Pero, por encima de todo esto, hay otro nombre que quedó grabado en mi memoria asociado a aquel logo. El de Michael Moorcock. Y, he de reconocer, que mi relación con Moorcock empezó siendo raruna, y ha ido cambiando con el tiempo (aunque no siempre para mejor).

Por lo que veo, sus personajes (bueno, más concretamente, Elric) ya habían aparecido en otros tebeos con anterioridad5. En colecciones que quizás había llegado a tener ante mí, aunque parece que siempre habían escapado a mi radar. A su vez, también he de reconocer que, de buenas a primeras, las colecciones de Elric, Corum y Hawkmoon fueron las que menos me interesaron del pack que traía Tebeos S.A.6. Tanto es así que, pese a empezar comprando las tres, la única de aquellas series “moorcockianas” que continué comprando regularmente fue la de Hawkmoon (porque tanto Nexus como Dynamo Joe se ganaron mi HAMOR desde que comenzaron y las compré con gran devoción hasta sus repentinos finales).

Siempre he pensado que el culpable de que me quedase con Hawkmoon fue su dibujo, lo que no deja de ser curioso. En lo que respecta al Mignola de Corum... pues lo cierto es que nunca he sido un “fan fatal” de Mignola (y podría afirmar que fue en aquel Corum donde más me ha gustado). Por otro lado, si a día de hoy me dan a elegir entre Kayanan y P. Craig Rusell, seguramente elegiría al segundo. Aunque, como con todo, supongo que la decisión dependería principalmente del proyecto en el que se embarcasen, y lo bien que se ajustase a sus estilos. Sea como fuese, la cosa es que en aquella ocasión sucedió justo lo contrario. El amigo Rafaél se impuso sobre todos los demás.

¿Y por qué dice este “siempre he pensado”?, podrá preguntarse el avezado lector. Pues que no se preocupe, porque me dispongo a responder a esta pregunta.

He añadido esa coletilla porque aquello era lo que pensaba entonces, y este es un hecho que ha cambiado con el transcurrir del tiempo, y la adquisición de conocimiento. Porque, si ya no pienso lo mismo se debe a reflexiones y análisis llevados a cabo con posterioridad en base a estos nuevos conocimientos. Me da la impresión de que, más que el dibujo, lo que me atrajo fue su entintado (bueno, eso y las portadas). A buen seguro aquel era mi primer contacto con la escuela filipina de entintadores7 (de la que luego me enamoraría en las páginas de los “Súper Conan”).

Y puedo llegar a afirmar esto dado que, con su partida de Rico Rival en el último arco la serie, la cosa decayó un poco, pero para aquel entonces ya les había pillado cariño a los personajes, así que no me supuso ningún esfuerzo acompañarles hasta sus trágicos (y súbitos) finales.

Como premio, mientras investigo esto me acabo de fijar en que el colorista de los primeros números fue Tom Luth, colorista de Groo (y ahora de Usagi Yojimbo). A su vez, veo que la persona que ponía el color también cambió en los últimos números (los que, como decía hace unas líneas, me resultaron menos atractivos visualmente). Qué cosas. Va a resultar que había más elementos de los que pensaba afectando a mi decisión.

De todas formas, mi relación con Moorcock y sus personajes podría haber terminado ahí tranquilamente... pero la cosa es que no lo hizo. Y esta relación no terminó por nada que sucediese en las propias colecciones, sino por conversaciones que iban teniendo lugar en “el mundo real”. Conversaciones con gente más versada que yo en las cosas de texto sin dibujos.

Para el momento en el que aquellas colecciones llegaban a su final, año y medio después, ya había comenzado a jugar a rol. Había comenzado a relacionarme con tente nueva. Gente que sabía mucho más acerca de sus orígenes, de su autor original, y de otras obras derivadas surgidas de aquellas creaciones. Para aquel entonces mi hermano pequeño y yo nos habíamos comprado los juegos de rol “Stormbringer” y “Hawkmoon” en nuestra primera visita a una “tienda de rol de verdad” (Jocs & Games) durante un viaje a Barcelona con nuestros padres. Ya había muerto en más de una ocasión víctima de hachas lormirianas o cuchillos demonio. Ya había pasado horas y más horas hablando acerca del multiverso, el campeón eterno y las cosas que se debía meter entre pecho y espalda el padre de todos aquellos conceptos mientras los concebía. Para aquel entonces, incuso nuestro amigo el SRViteri8 había “entrevistado” al propio Moorcock en una visito que hizo a la Universidad de Navarra.

A su vez, ya había comprado a través del Círculo de lectores “El bastón rúnico” (aunque aún faltaba bastante tiempo para que me lo leyese). A este libro, aunque mucho más tarde, le seguiría la saga de Elric (también a través de Círculo de lectores) y la de Corum (en su edición de Minotauro).

Y, no. Nada de esto tiene que ver con que Moorcock me parezca un gran escritor (más que nada porque me parece que tiene carencias bastante serias a ese respecto). Tiene que ver con que sí que me parece es un gran autor y demiurgo. Un gran creador de ideas y mitologías. Alguien que no tiene miedo a romper con lo establecido o dar una vuelta de tuerca más a lo que ha creado. Cualidades que me parecen mucho más importantes que la mera pericia formal a la hora de juntar letras.

Aunque igual esto no deja de ser una excusa para ensalzar aquellas características que creo que he heredado de él. Igual solo estoy tratando de justificar mi propia torpeza en la parte meramente formal.

En fin. Sea como fuere, la cosa es que este buen señor no solo me abrió el camino hacia otro tipo de tebeos, también me abrió la mente a otro tipo de historias, y esto es algo que jamás le podré agradecer como se merece.

Enlaces:

1. Cosecha del 88
- Lo que dice Tebeosfera

2. Las que sí
- Flecha Verde - El cazador acecha
- Historia del universo DC
- Justice
- Liga de la justicia
- Los Vengadores, las guerras Kree Skrull
- Nick Furia - ¿Quién es Scorpio?
- Question
- Star Brand
- Wonder Woman

3. Las que no
- La cosa del pantano
- La patrulla condenada
- Clásicos del terror - Drácula
- James Bond
- Millenium
- Modesty Blaise
- Príncipe Valiente
- PSI Force
- El Castigador
- Superman IV
- Superman - Los ladrones de la tierra
- NAM
- La Visión y la Bruja Escarlata
- Factor-X
- Classic X-Men
- Batman - El hijo del demonio
- Batman - La broma asesina
- Norma empieza con la grapa
- Mot Pequeño País

4. De Tebeos y “Eseas”
- Ediciones B en la Wikipedia
- Ediciones B en Tebeosfera
- Grupo Z en la Wikipedia
- Grupo Z en Tebeosfera

5. Fuera del radar
- Conan vs Elric en Vértice (1973)
- Conan vs Elric en Bruguera (1981)
- Elric - La ciudad de los sueños en EPIC 3 (1982)
- Novela gráfica Elric - La ciudad de los sueños (1984)
- Conan vs Elric en Forum (1985)

6. Moorcock y cosas chulas
- Hawkmoon
- Elric
- Corum
- Dynamo Joe
- Nexus

7. Poder filipino
- Alfredo Alcalá
- Rico Rival

8. 153 confesiones roleras y una tirada de dados desesperada

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