Biografía rolera XXVIII: El relevo

Por Javier Albizu, 19 Junio, 2019
Verano del noventa y nueve, noche de viernes a sábado.
Espero frente del hotel Tres Reyes a que me recojan. Voy a Barcelona.

La organización de las Esencia de este año ha fletado un par de autobuses que irán recogiendo a los asistentes. Uno de ellos sale desde Galicia y recorre toda la zona norte, el recorrido del otro no sería capaz de concretarlo.

Mientras espero aparece un chaval con su mochila y se sienta junto a mi. Tras conversar un poco es probable que alguno de los dos comente que le gusta la ambientación de Planescape1 y se establece una conexión. Llega el autobús y subimos a él, pero aún nos espera un buen trecho juntos.

Había rol en Pamplona más allá de Mordor y su escisión. Había rol más allá del Armario de Pandora. Había un relevo generacional y no habían necesitado de nosotros. Aquello era una muy buena noticia.

Tras llegar hasta Barcelona apenas nos vemos. Cada uno tenemos nuestro grupo de amigos allí. Gente que llegó el día anterior y que ya saben cómo está organizado el lugar.

Allí comienzan a formarse nuevos grupos. Irónicamente, he tenido que ir hasta la Ciudad Condal para interactúar por primera vez con un grupo de gente de Santander algunos de los cuales estudian en Pamplona. Amigos de amigos, gente a la que es probable que hubiese visto en algún cumpleaños, pero que pronto pasan a ser simplemente amigos sin necesidad de establecer grados de separación2; los Cantabrones.

En las jornadas se reproduce el patrón habitual. Partidas, discusiones, comidas y cenas. Debates acerca de la necesidad de tener moderadores en la lista de correo, conspiraciones y amenazas de abandonar los cuatro fantásticos para montarse su propia lista de correo… con casinos y...3.

Porque no sólo en los clubes hay desavenencias. Esencia se terminó fragmentando4 y quienes se fueron dieron a luz otra lista de correos. Recuperando el nombre que había tenido Esencia durante su andadura en los servidores de la UPNA, crearon la “Lista de Correo de Juegos de Rol” y bajo su paraguas nacieron las Convivencias Lúdicas Nacionales.

Pero nada de aquello era realmente importante. Nosotros éramos irrelevantes. Entre cada flame cíclico, entre cada “Crisis en las fotocopias infinitas” y cada nuevo aspirante a troll supremo, entre cada “El mundo del rol se acaba” y cada “Las editoriales nos roban”, lo importante siempre resurgía.

Aquello ya era imparable.

Porque la nuestra sería una afición de nicho, pero se trataba de un nicho con unas puertas muy amplias. Estaba claro que Internet había venido para salvarnos.

Al año siguiente, Arcan, el chaval del autobús, me mandó un correo para saber si me apetecería dirigir una partida en las jornadas que él y su grupo estaban montando. Y es así, niñas y niños, como Daegon llegó hasta la universidad. Un viaje muy corto.

Después de aquello volvimos a perder el contacto durante unos años. Él terminó sus estudios y se fue a Valencia, pero el azar quiso que nuestros caminos se volviesen a cruzar de manera fortuita.

Por una serie de carambolas, llegué a tener contacto con uno de los organizadores de la Navarparty5. Hablando sobre lo humano y lo divino, nos convencimos mutuamente para montar una pequeña sección Retro dentro de la Navar. Una colaboración puntual que se prolongó hasta los últimos estertores de aquel evento.

Como no podía ser de otra manera, la gente que organizaba todo aquello también eran roleros. Aficionados de nuevo y no tan nuevo cuño con quienes no sólo hacía Proselitismo Antediluvianotm acerca de la historia de la informática, sino también sobre la de su otra afición. Gente entre la que se encontraba Arcan, alguien que se venía cada año desde Valencia para gastar una parte de sus vacaciones en ayudar a montar todo aquello.
Y él no era quien venía de más lejos.

Y aquello también terminó… pero no.
Porque tras unos años de sequía, otro grupo recuperó el testigo6.

Porque, por más especiales que nos podamos creer, sólo somos motas incluso dentro del vacío cósmico de una afición de nicho. Somos irrelevantes. No somos lo importante.

Lo importante es lo que ayudemos a construir. El legado que dejemos a quienes vendrán después.
Quizás ellos no lo quieran para nada, pero que esté ahí en caso de que lo necesiten.

Enlaces:

1. Planescape

2. Los grados

3. Es más, paso de los parques

4. Los Sacros Cismas

Las listas de correo
- Esencia
- LCJR

Las Jornadas
- Esencia
- CLN

5. La Navar
- La Web
- La casi despedida
- Yo haciendo el ridículo mientras hablo de la historia de la informáica

6. Navarra Lan Party

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