Hubo un tiempo, antes de los amigos, antes del (mi/su) descubrimiento de “la” tienda especializada de tebeos, los salones de recreativos, o el rol. Cuando un ordenador “serio” costaba un millón de pesetas y una impresora láser tres veces más.
Antes de ser quien soy, cuando sólo era alguien que se le (me) parecía un poco, que esa persona tenía una serie de rutinas que le ayudaban a sobrellevar su vida.
Antes de ser quien soy, cuando sólo era alguien que se le (me) parecía un poco, que esa persona tenía una serie de rutinas que le ayudaban a sobrellevar su vida.