Biografía computeril: PCverso II (Poniéndonos serios)

Por Javier Albizu, 25 Febrero, 2010
Tenía un ordenador nuevo.
Un Pecé.
Un tres-ocho-seis.
¿Y ahora, qué?

La verdad es que las primeras experiencias con aquella maquina no fueron especialmente halagueñas.
Empecé comprando tres juegos: Impossible mission II, Barbarian y Action service.
Los dos primeros ya los conocía de mis tiempos del Commodore y la verdad es que las versiones para PC eran bastante malas. Entre que mi equipo no tenía tarjeta de sonido (en aquellos tiempos aún eran un accesorio de lujo así que tocaba sufrir con el PC Speacker) y que, al ser juegos viejos, como mucho funcionaban en modo CGA, aquellas cosas no se parecían mucho a lo que había jugado antes (y no precisamente para mejor)
Por su lado, el Action service que me compré tenía un virus. Vamos, aquello era una primera toma de contacto cojonuda.

Podríamos decir que mi problema con los juegos de PC era que estaba utilizando juegos viejos. Que aquellos programas no aprovechaban las súper capacidades del PC, pero iba a ser que no. De manera “alegal” acabaría llegando hasta mí una copia del Alone in the dark. Aquel que las revistas proclamaban como el salvador del ocio lúdico de aquella generación. Del que decían que era la bomba, el acabose, el no-va-más. Vamos, todo lo que decían en su momento del Movies, Phabtom Club o la Abadia del crimen. Y no, aquello tampoco era para mí.
De nuevo, técnicamente aquello era impresionante (para alguien que lo miraba con los ojos de aquella época) Si que podía provocar un cierto desasosiego con su uso de la oscuridad. Pero gran parte de aquella “incomodidad” (al menos en mi caso) venía porque no había cristo que pudiese manejar en condiciones al personaje. Veías acercarse a los bichos, pero eras incapaz de darte la vuelta para dispararles o huir. Para mejorarlo aún más, las cámaras estaban colocadas en los peores lugares posibles, y acababas quedándote detrás de una columna o un mueble en el que no eras capaz de saber hacia donde miraba el personaje.

Pero el ordenador duró poco en casa, y pronto lo llevaríamos al trabajo. Ya había un Mac, pero era un SE. Había servido para hacer dibujitos y utilizar alguna base de datos, como Filemaker, pero se había quedado un poco desfasado para lo que se suponía que era el futuro de la música: La musica por ordenador.
Estuvimos mirando el pillar algún Mac más moderno, pero (entonces aún más que ahora) el precio de aquellas máquinas era desorbitado para el uso que le íbamos a dar.

Así que como mí misión estaba clara, me mandaron a Barcelona a hacer un cursillo rápido de MIDI e informática musical (en el que se utilizaba un Atari, así que sólo me sirvió parcialmente)
Por suerte para mí (porque a mí me iba a tocar vender la “informática musical”) en aquel año (el noventa y dos) se comenzaría a publicar la revista Future music.
Gracias a ella (y a algún que otro libro y al señor Alberto Senosiain) lograría que palabros como MPU-401, MIDI, SMPTE, polifonía, multitímbrico o sistema exclusivo adquiriesen algo de significado.

Así que, para aprovechar aquel conocimiento, en la próxima entrada de la biografía computeril nos pondremos técnicos, y os vais a tragar un poco de teoría del MIDI y demás zarandangas que entonces eran el futuro y que aún se continúan utilizando en la actualidad dentro del mundo de los sintetizadores (que, cada día más, son ordenadores dedicados exclusivamente a la musica)

Avisados quedáis.

El contenido de este campo se mantiene privado y no se mostrará públicamente.

Plain text

  • No se permiten etiquetas HTML.
  • Las direcciones de correos electrónicos y páginas web se convierten en enlaces automáticamente.
  • Saltos automáticos de líneas y de párrafos.

Ge (no verificado)

Hace 14 años 1 mes

¡Blasfemo! ¡Alone in the Dark es una jodida obra maestra atemporal y acojonante!

Eso ibaa comentar yo, que lo suyo era hacerse con un ST...
Ay, el Phantom Club, no era gran cosa, el pobre.

Javier Albizu

Hace 14 años 1 mes

Viru: ya había tenido un ST, pero para entonces ya estaba bastante de capa caída y prácticamente se había dejado de fabricar.

Ge: ya sabes no creo en más dioses que aquellos que yo creo.

Índice