Y seguimos con la escritura

Hablando este jueves con Pablo sobre mis relatos y mi novela (joe, ya parezco Paco Umbral), así como de mi estilo de escritura, me decía que cada vez que se había puesto con la novela, se perdía con la cantidad de material que trataba de meter en poco espacio.
Lo cierto es que con Daegon, no dejo de tener ese problema. Hay tantas situaciones anteriores existentes antes de los momento que estoy narrando, que me pueden tanto las ganas de llenarlo todo de pequeños detalles, que al final no llego a terminar de desarrollar todo lo que he tratado de sugerir en el propio texto.
Esa es una de las razones por las que me he decidido a rescribir desde cero la novela. Otra de ellas es que cuando me pongo a releerlas yo mismo, me doy cuenta de que parte de esos detalles están metidos de una manera muy “forzada”. Hay personajes que hablan, diciendo cosas que quiero que el lector sepa, pero esos “monólogos” quedan artificiales.
Creo que con el paso de los años he mejorado como escritor (mas de uno me lo ha dicho, y hasta yo me he dado cuenta). Comencé a escribir la novela hace mas de cuatro años, y era lo primero que escribía en plan serio. Antes había escrito material de trasfondo para Daegon, y pese a que trataba de que este fuese mas “literario” que meramente trasfondo, nunca le había dedicado el tiempo que requiere para hacerse bien.

Como iba diciendo, ha pasado ya mucho tiempo desde que empecé a escribir esta historia. Mas aún si contamos desde que empecé a escribir el primer párrafo, que fue allá como por el noventa y cinco, o noventa y seis.
Con el paso de los años la he ido tomando a ratos. Me he pegado meses con la ultima pagina que llevaba escrita, incapaz de escribir una sola palabra, y mas meses aún sin siquiera abrir ese archivo (pero nunca olvidándolo).
Hay frases que he comenzado un año, y acabado el siguiente. Eso es algo que se tiene que notar por narices en todos los sentidos, y nunca para bien.

Pablo me decía también (citando a De Mille), que una historia tiene que comenzar con una “explosión”, y de ahí ir a mas. Empezar a la mitad de la historia, y según avanza, ir narrando cuando corresponda los hechos que han llevado a la gente hasta ese momento. Hasta cierto punto estoy de acuerdo, aunque en este caso no voy a seguir su consejo. Es curioso, pero cuando empecé a escribir la novela, lo hice así. No con una “explosión”, sino con todos los personajes acabando de reunirse (con el fragmento de Marcus para aquellos que hayan llegado hasta ahí). Pero me di cuenta de que de aquella manera la historia comenzaba de manera rápida, pero luego se ralentizaría mucho al tener que presentarlos a todos. Así que opte por el comienzo lento. Opte por presentar a la gente y dejar pequeños detalles sobre sus pasados y atisbos sobre lo que les pasaría. Una especie de juego en el que iba dando indicios sutiles (aunque me temo que demasiado sutiles para alguien que no sea yo) sobre el destino de cada uno. Que al llegar a la pagina quinientos, alguien dijese “ah, así que a esto se refería en la frase dos de la quinta pagina” (no, no busquéis esa frase. Solo era un ejemplo, y aunque estuviese ahí, cuando lo rescriba cambiara de lugar).

Para bien o para mal, he desarrollado mi propio “estilo de escritura” (que no será otra cosa, me temo, que la suma de los estilos de autores que me gustan, pasado a través de mis aptitudes, o falta de ellas). Doy gracias a haber leído “Juego de tronos” años después de comenzar a escribir. De lo contrario habría tenido la sensación de “plagiar” (salvando las obvias diferencias) el estilo de Martin. Sea como fuere, me encantan esas novelas, y estoy convencido de que le copiare (de manera consciente o no) alguna que otra expresión así como maneras de describir situaciones y personas. Sería una estupidez el no aprender (a aprehenderme de) alguien que es mejor que uno (y tiene muchísima mas experiencia que uno). De todas formas, quiero seguir manteniendo mi propio “estilo”.

Para acabar (o a mitad de la conversación, aunque yo lo uso como punto final) Pablo me dijo algo así como que la literatura “épica o mítica” (como definía lo que escribo, “épico depresiva” que la llama Fernando”) ahora mismo estaba muy muerta. Que era muy difícil que alguien me lo publicara, y que de hacerlo, tendría que ser mas que nada por “amor a la publicación”.
Pues va a ser que si. No pretendo hacerme rico ni famoso (hombre, rico no me importaría hacerme, de lo de famoso como que paso bastante). Si escribo no es porque me guste escribir, es mas, se trata de algo de lo mas frustrante en bastantes momentos. La escritura no en sino otra manera de contar historias, como lo es hacer partida de rol. Ya lo decía en “Escribir o no escribir, that is the question”. Si escribo es para encontrar a gente con gustos similares a los míos. Gente con la que hablar de esos temas que me gustan, pero que, al parecer, ya no se llevan.
No tengo intención de cambiar las historias que cuento, ni mi manera de escribir para emular a los escritores de best-sellers.
Hace poco escribí un par de “micro columnas” para un concurso de “El País” (vaya, pues parece que el anterior no era el ultimo punto) y tenía ante mi la opción de tratar de emular lo que creía que querían, o escribir lo que me apeteciese sobre los temas que sugerían, así que opte por la segunda opción. Dudo mucho que gane, pero si recibo algún reconocimiento, que sea por ser yo mismo, no por copiar a otro.

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Tosko (no verificado)

Hace 18 años 11 meses

No importa lo muerto que esté un género. Si das en el clavo, resucita (tiene gracia, es justo al revés que con los vampiros, jejeje).