Triste alegría

El otro día estaba dándoles vueltas en la cabeza a mis relatos (con “el otro día” puedo referirme a cualquier día, incluso a hoy), y preguntándome porque me cuesta tan poco escribir según que tipo de historias, y tanto otras.
Los textos con algún elemento “humorístico” surgen con mucha mas facilidad que los prentendídamente “serios”. Tanto los relatos de ci-fi, como los últimos textos que he escrito para la lista de correo han surgido con mucha mayor fluidez que los relatos de Daegon. ¿A que se debe esto?.
Básicamente, a que el resultado me importa infinitamente menos. Los escribo del tirón (como estas columnas) y los mando o subo sin releerlos doscientas veces. Si hay algún fallo, ya me lo harán saber.
Pero a partir de ahí, surgió otra nueva pregunta.
¿Porque me importan “tan poco” estos textos?
Pues porque no los considero nada serio. Me explico.
Esto no es algo que me pase solo con los textos que escribo, sino que me sucede a un nivel mas global. Me pasa lo mismo con películas, series y libros.
Puedo ver, o leer algo humorístico, y pasármelo muy bien. Pero en el fondo tiendo a verlos como algo “menor”. La vida de Brian me parece una película muy divertida, pero pese a poder definirla como una película cojonuda, en el fondo no dejo de considerarla poco mas que una gamberrada graciosa, y no una buena película. Lo mismo me sucede con las novelas de Vlad Taltos. Y esto me parece una estupidez.
No se si este es un “mal social” o solo me pasa a mi. Pero me parece muy triste.
Es posible que se deba a que hace falta menos esfuerzo para arrancar una sonrisa que para provocar el llanto (refiriéndome a la literatura y el cine). Que un chiste, o una situación graciosa son mas fáciles de lograr, que la implicación emocional necesaria como para que te importe un personaje lo suficiente como para que “te afecte” las desgracias que le suceden a ese ente ficticio.
También es posible que las consecuencias del “humor”; alegría y la sonrisa, duren menos que las provocadas por las desgracias. Una desgracia basta para arruinar tu felicidad, pero una buena noticia, o un chiste cuando estas decaído solo provoca un pequeño oasis de felicidad, antes de regresar a tu estado anterior.
Quizás es porque no nos tomamos en serio al humor. Al fin y al cabo, la terminología utilizada a la gente que promueve este arte, no deja de usarse en el lenguaje mundano como algo muchas veces despectivo: “eres un payaso”, “tu vida es de chiste”, “te crees muy gracioso”.
Si me preguntan que serie me parece mejor, si “El abogado” o “Friends”, mi respuesta seria la primera (aunque me gusta mas la segunda). Si me preguntan entre “A dos metros bajo tierra” o “Fraisier”, nuevamente respondería que la primera (y eso que no me gusta, y solo he visto pedazos sueltos de algún capitulo). Si me preguntan que libro es mejor, si “El señor de los anillos” o “Juego de tronos” nuevamente respondería que el primero (pese a que me parece un peñazo, y el otro me encanta).
Así que, ¿a que conclusión llegamos?
A que hay algo muy equivocado en mis varemos (o al menos yo lo considero así). Puedo decir que tal película me gusta mas que otra, pero no que una es mejor que otra. Con todo lo que hablo de la subjetividad, y hay criterios que considero que deben ser mirados desde un punto de vista (subjetivamente) “objetivo”. O es eso, o me dedico a boicotear inconscientemente mis gustos. O rizando aun mas el rizo, me siento culpable por las cosas que me gustan, y me dedico a no valorarlas en la medida que se merecen.
Querría creer que la respuesta buena es la primera, pero no las tengo todas conmigo. Otra cosa es que no ese totalmente convencido de mis ínfulas de independencia de pensamiento, y me muchas veces, aunque no lo admita hasta mucho después (tras darles millones de veces vueltas en mi cabeza a las conversaciones) acabe aceptando que yo pueda estar equivocado, y aceptar como mías ideas que antes creía erróneas.
En lo tocante a este ultimo pensamiento, me gustaría no ser tan cabezón. Una de las cosas que mas me cuesta hacer es el discernir hasta que punto estoy de acuerdo con alguien, o hasta que punto “quiero” estar de acuerdo con alguien. El clásico creer lo que crees, o creer lo que te conviene creer.

Y como no podía ser de otra manera, me he vuelto a salir del tema.

Volviendo a mis escritos, y como conclusión por ahora (tener por seguro que le seguiré dando vueltas hasta mi ultimo día). El problema es: Escribir algo que me guste, o escribir algo que me guste, y que considere bueno. Aunque claro, queda una última posibilidad (que me se acaba de escurrir ahora), el escribir algo que me guste, y que quiera que los demás consideren bueno.
¡AHA! Tabas por ahí escondío.

Quizás este tratando de ir “mas allá” de mis gustos, y es esa la razón por la que no me gusta lo que escribo cuando “me pongo serio”.
Bueno, tampoco es que “me guste” lo que escribo en plan “obra menor”. Cuando lo escribo supongo que me gusta el concepto del chiste o la situación que pretendo transmitir, pero cuando lo leo al tiempo, me pasa lo mismo que con los otros. No me gusta el resultado, aunque si que logro adivinar la intención originaria, no la veo plasmada.
Solo que en unos, al parecer consigo transmitir a los demás lo que pretendía, y en los otros, el mensaje esta ahí, pero es mas difícil que llegue a los centros emocionales a los que va dirigido.
Así que me dedico a esforzarme mas en esos, y luego la gente me dice que le han gustado mas en los que menos me he esforzado, y eso es algo de lo mas frustrante. Así que me esfuerzo tanto en los “difíciles” que al final no sale nada.

Resultados:

Darus: ocho meses, tres paginas.
Crónicas de Daegon: siete días, ocho paginas.

Cuanto menos me esfuerzo, mas escribo.
Ahora solo falta que sea capaz de esforzarme menos en lo que mas me importa.

El contenido de este campo se mantiene privado y no se mostrará públicamente.

Plain text

  • No se permiten etiquetas HTML.
  • Las direcciones de correos electrónicos y páginas web se convierten en enlaces automáticamente.
  • Saltos automáticos de líneas y de párrafos.

Tosko (no verificado)

Hace 18 años 7 meses

Como creador, aunque de otro género, puedo decirte que es posible que nunca estés contento con el resultado de lo que haces. Es más, es casi seguro que al repasar tu propio trabajo le encontrarás fallos, o te parecerá pobre, o lo retocarías, o...

No te preocupes por los demás ni fuerces la perfección. Piensa, piensa y piensa, y cuando creas que ya lo tienes, piensa de nuevo y entonces escribe para tu propia satisfacción, sin parar. Sólo cuenta la historia.

Javier Albizu

Hace 18 años 7 meses

Llevo ocho meses dedicandome a pensar. Y he llegado a un punto en el que lo que tenia ya escrito me parece muy deficiente. Asi que me temo que empezare tambien desde cero (otra vez) con el relato.