Nunca a la última 003

Me monto un sistema de suscripción por aquí y justo nos cambian la normativa de protección de datos. Biba y Vrabo.
Ante esta disyuntiva me veo dividido entre dos opciones: Seguir manteniendo mi porte retro, o atenerme a la legalidad.
He ahí la cuestión (aunque sólo es la primera del día).

De cualquier manera, y por otro lado, la que está de moda es el pasar de todo así que… quizás no ir a la última sea sinónimo de adecuarme a la legislación vigente.

Así es, amigüitos, la GDPR1 ha llegado y toca prepararse. No parece demasiado complicado pero aún así todo esto da perezaca. Quizás os llegue a los suscriptores en breve un correo pidiendo el permiso explícito para que me dejéis mandaros correos.
Sí, lo sé, no tiene demasiado sentido. Por suerte puedo contar el número de correos a mandar con los dedos de las manos.

En otro orden de cosas, este Nunca a la última sigue sin despegar y parece el-blog-fuera-del-blog. Sigo sin tener del todo claro qué hacer con este sitio, con la rotación de los proyectos de escritura que quiero seguir y… sobre qué hacer con aquellos que cambie.

Caralibro me recuerda hoy que, en un día como este hace seis años, cuando decidí que esta web iba a ser algo que ha terminado no siendo, los amigos de Libro de notas me publicaron un artículo en el que hablaba de la figura de Jack Tramiel tras su fallecimiento2. Este, junto a otro artículo en el que trataba de hacer una proyección a futuro del mundo de los sistemas opetativos3 es todo el material que he escrito que, aparte del contenido alojado en mi servidor, se puede encontrar en la red. Pero este no es todo el material mío que una vez pobló la nube.
Estos artículos (que, como no podría ser de otra manera, leídos hoy me parecen atroces) se intercalaron con las colaboraciones que hice con la web del programa de radio de La Parada de los Monstruos. Unos textos que, tras el cambio que hicieron en su portal ya no pueden ser accedidos.

Llevo tiempo pensando en recuperar aquellos artículos y publicarlos por aquí… pero no sé muy bien cómo encajarlos.
¿Les creo una sección propia?
¿Los meto dentro del Museo?
¿Los reescribo y trato de encajarlos en alguna de las secciones que ya existen?

Dudas y más dudas.

Durante mucho tiempo ganó fuerza la primera de estas opciones. Crear un nuevo bloque en el que publicarlas y donde ubicar más entradas de ese estilo. Pero al final concluí que aquello no tenía demasiado sentido. Salvo el tema de la música el resto de contenidos (tebeos, vídeo juegos retro y robotacos) encajaban tranquilamente en las categorías que ya tengo definidas. Así pues, por ese lado la duda ya estaba resuelta, pero aún quedaban otras preguntas por responder.
Porque, por otro lado, también tenía claro que, en cuanto empezase a revisarlas, querría rescribir todas las entradas desde el principio, con lo que el efecto “recuperador” se perdería. Y eso me parece mal.

Y me parece mal porque quiero que este portal sea mi hemeroteca personal. Que incluya mis errores y, de haberlos, mis aciertos. El hecho de que reescriba algo para adaptarlo a la manera en la que lo expresaría hoy no debería condenar al olvido a lo que escribí en su momento. Y esto va más allá de lo que no se encuentra aquí.

Cuando comencé con el ciclo de rotaciones, una vez que publiqué las correspondientes a mis retos e inicié este Nunca a la última, me quedaba el hueco de una semana para completar el ciclo mensual. Esto me daba una ventana de oportunidad ideal para recuperar el resto de proyectos que tenía comenzados.
Por supuesto, iría todo súper lento y, a razón de una entrada al mes, completar el ciclo de todos estos proyectos me podría llevar un año. Aún así, un año es menos tiempo que el que llevan todos ellos sin actualizarse.

Decidí comenzar de manera secuencial. Empezar por la Biografía fabuladora y continuar línea a línea. Primero las biografías, seguir con los relatos (y finiquitar Sleipnir), La Campaña, Nostalgia en cuatro colores, etc...

Una vez decidido esto, comencé a releer lo ya escrito sobre mi historial como juntaletras sin erótico resultado. No podía continuar con aquello, tenía que reescribirlo desde cero. El núcleo base era el mismo, pero cambiaba la manera de expresarlo. Así pues, las preguntas que me hacía con el material de La Parada pasaron a ser aplicables a esto. Esas preguntas junto con una adicional:
¿Qué hago con la gente a quien estos textos les van a llegar por correo?.

Porque, claro. Rescribir aquello me iba a costar mucho menos que el escribirlo desde cero. El objetivo, al menos en el caso de las biografías Fabuladora y Rolera, era el de subir la nueva escritura de lo ya existente y una más.
¿Les espameaba con todo aquello de golpe cuando llegase el momento?

Al final otras cuestiones hicieron que la decisión se retrasase, y en la siguiente rotación decidí ir aún más atrás volviendo a redactar el ¿Qué es Mytgard?, pero la duda seguía ahí.

El tema de qué hacer con las versiones viejas lo tengo claro: Irán al museo, pero lo que respecta a qué hacer con los suscriptores no, la semana que viene tocará el llevar a cabo lo que sea y sigo sin saber qué hacer.

Así pues, pregunto: ¿Qué queréis recibir?

Las opciones que barajo son estas tres:
- Os envío sólo la continuación (que en el caso de la Biografía fabuladora será la séptima entrada)
- Os mando de golpe las siete.
- Os mando de manera secuencial cada una de ellas con un ritmo regular (diario, semanal ya sea junto a la entrada que toque esa semana u otro día de la semana)

Habla, pueblo. Habla.
Y si no hablas, mi complejo de pelma y yo os mandaremos sólo la séptima entrada.

Enlaces:

1. General Data Protection Regulation
- Página oficial
- GDPR en Wikipedia
- Qué hacer 1
- Qué hacer 2

2. Gracias por todo, Jack

3. Cambiando los axiomas

4. La parada
- La página
- Los programas

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Carlos de la Cruz

Hace 2 años 11 meses

Dos cuestiones sobre este asunto, visto años después.

1. La GDPR nos asustó a todos los que teníamos que hacer cosas en internet porque los datos ahora son sagrados. Las listas de distribución tienen que poner bien clarito que si me quiero borrar no debe quedar ni rastro de mi existencia, etc. Para los programadores es un coñazo, pero al final para los sufridos ciudadanos (que engloban a los programadores y son muchas más personas) termina siendo algo beneficioso.

2. Lo de reescribir artículos está feo. Sí, opino como tú, la tentación está siempre ahí: poner tus zarpas sobre el artículo y arreglar no solo las erratas (que siempre se cuela alguna) sino añadir un par de pensamientos más, corregir esa profecía que hicimos (y que, como todas las profecías, probablemente acertó más bien poco) y, en general, cambiar el pasado. Pero no es lo suyo. Quizá es mejor rememorar, volver a darle una vuelta al asunto o incluso reescribirlo todo de nuevo. Pero no cambiarlo. Es una ventana al pasado, y mola reencontrare con una versión más antigua de nosotros mismos y ver lo que opinaba en el pasado. Te hace poner las cosas en perspectiva y sospechar que, probablemente, estabas tan equivocado en tus seguridades de antaño como las estas en las de hoy en día.

3. ¿Al final qué hiciste con las entradas, las mandaste?

Como muy bien dices, al final nuestras webs son máquinas del tiempo. Evitan que nos flipemos en exceso con nosotros mismos y que aprendamos un poco de humildad.
Por otro lado, siempre suelo decir: Cuando te pregunte; "¿Cómo puede gustarte tal o cuál cosa?", recuérdame que, al salir del cine, dije que me había gustado más la segunda película de Mortal Kombat que la primera.

Con respecto a lo del envío de las entradas, al final moví todo lo que ya tenía de las Biografías fabuladora y rolera al "Museo" y las empecé desde cero.
La fabuladora se quedó inconclusa enseguida y al final me centré en la rolera.
Cuando sea que tome de nuevo la fabuladora, tengo claro que lo que reescribí terminará en el museo como "v2" y volveré a empezar desde cero.
Cuando vuelva a leer la rolera pasará tres cuartos de lo mismo.
La computeril correrá la misma suerte.