Nunca a la última 013

Hemos superado ya el ecuador de todo esto, a partir de aquí la cosa ya va para abajo, la cuenta atrás hacia vete tú a saber dónde.
De acuerdo, Técnicamente aún no hemos llegado a la mitad de ciclo de este “Nunca a la última” (ese momento llegará a finales de este mes) pero lo incluimos igualmente entre los afectados por este reloj que avanza hacia atrás. El cronómetro que desciende hasta llevarnos a... donde sea que nos termine llevando.

Dicho esto, toca recapitular un poco acerca de cómo ha ido la cosa con los retos que se van solapando.

Si nos ceñimos estrictamente al momento de su nacimiento, el reto que más tiempo lleva activo es el del dibujo, aunque todo depende de lo puntillosos que nos queramos poner. Entendiendo esto de acuerdo a la concepción actual de mis “retos personales”, este fue el que dio origen a esta tanda hace ya seis años, pero el blog nació hace cosa de quince y Daegon se remonta a más de una década antes de todo lo anteriormente citado.
Con cada uno de ellos he tenido mis propios retos de “a ver hasta dónde llego” antes de que Mytgard fuese siquiera un concepto en mi mente, pero nos ceñiremos a esta última tanda de desafíos.

Manchando hojas:

Tras la vorágine del Inktober del año pasado la cosa siguió su curso normal de mínimos: Un dibujo al mes (más concretamente, un dibujo el último día de cada mes, porque lo mío es apurar hasta el último momento)
Por fin he creado galerías con los dibujos clasificados por años, y he movido la galería que ya había creado para el Inktober de este año para que quede englobada junto a quienes le precedieron y han sucedido1. La cosa queda un tanto escuálida cuando comparas las épocas no-inktober con las que sí, pero mejor un estallido puntual que añadir un reto adicional a la agenda diaria o semanal.
Con todo, no sé si me animaré este año a hacer otro Inktober. Por el momento mantendré este mínimo mensual aunque la cosa parezca no llevar a ningún lado.

A este respecto tendría que replanteármelo todo, copiar menos y hacer más vistas generales y algún que otro paisaje de vez en cuando. Quizás incluso hacer alguno de los múltiples cursos que tengo por casa, pero con el solapamiento actual de cosas no lo veo viable.

Por lo menos este año sí que di un pequeño vuelto en octubre, al tratar de no limitarme a dibujar caras y forzarme a hacer cosas un poco generales. Tendría que dedicarle más tiempo a los dibujos y no darlos por finiquitados en el día, pero me sigue pudiendo la pereza, el querer terminar la ilustración cuanto antes y el miedo a "romper" lo ya dibujado añadiendo detalles (más aún cuando hay tinta por en medio). Debería desempolvar la tablet, pero es como empezar de cero con el lápiz y la cantidad de opciones puede llegar a ser abrumadora.
Tengo claro que es una cuestión de técnica, de entender la razón de cada trazo antes de darlo, de “saber” que saldrá detrás de cada una de las líneas, pero todo eso aún me queda muy lejos.

Daegon:

Cuando llegamos al cuarto año de escritura diaria consecutiva, pese a cumplir los objetivos en cuanto a cantidad de palabras y páginas, los avances en lo referente al trasfondo siguen siendo escasos.
Este año he escrito doscientas treinta y cuatro páginas asociadas a este reto, ciento cuarenta y ocho mil quinientas ochenta y nueve palabras que, sin salirnos de Daegon, entre correcciones, re-escrituras y borrados en la realidad habrá alcanzado un número bastantes más elevado.

Sumado esto a lo que ya tenía hasta el momento, he conseguido que a día de hoy nos juntemos con setecientas treinta y cinco páginas. Cuatrocientas cincuenta y tres mil cuatrocientas cincuenta y nueve palabras. Un número que, de nuevo sin salirnos de Daegon, contando correcciones y tal tranquilamente habrá podido llegar hasta las mil.
Y aún no he terminado con la introducción.

Por supuesto, estas setecientas y pico páginas no pertenecen a esa introducción, pero tengo claro que esto se me está volviendo a salir de madre y de todo lo escrito durante este año pasado sólo he subido veinticinco de ellas a la web.
La introducción, lo que sería la primera parte del “Manual Básico” ya lleva ciento ochenta y cinco páginas, ciento cuarenta y cuatro de las cuales están dedicadas a responder ¿Qué es Daegon?, y aún queda.

Cada vez que echo la vista atrás para la "última corrección antes de subirlo a la web" la cosa crece. Me asalta la sensación de que falta contexto aun para tratarse de un texto en el que se tocan las cosas de una manera muy general y, cuando no es eso, simplemente no me gusta cómo he expresado las cosas (aunque de forma general acostumbra a ser suma de las dos cosas).

Lo que tengo cada vez más claro es que lo que estoy escribiendo no se adapta exactamente a un manual de rol, y que lo que quiero tampoco se adapta a ello. Así que al menos a ese nivel no hay disonancia por mi parte. Lo que también tengo claro es que esto no es lo que va a buscar el... llamémoslo "director tipo", y por "director tipo" me refiero a nadie tan enfermo como yo, lo que supone un problema.

En unas ocasiones tengo la sensación de limitarme a escribir obviedades. A trasladar aquellas cosas que veo en nuestro mundo a Daegon como excusa para hablar de ciertos temas. A limitarme a soltar una serie de clichés acerca de temas sobre los que sé muy poco como la psicología, la sociología o la filosofía.
En otras la impresión es que la mano se me va hacia el otro lado. Que me dejo llevar por movidas metafísicas propias del universo de ficción que he creado buscando crear un encaje entre ellas y todo lo que he contado antes. Que me dedico a buscarles una vuelta más, otro ángulo que ayude a que todo encaje aún más. A limar aristas que sólo yo encuentro interesantes o divertidas.

Sea como fuere, tengo claro que con esto no voy a atraer a merodeadores, ojeadores ocasionales o gente que busca algo rápido y sencillo. Algo “Salvaje”2 que tan de moda parece estar (y a lo que no le negaré su encanto)... pero también tengo claro que no busco ninguna de estas dos cosas. Quiero lectores, quiero gente con la que hablar sobre estos temas sobre los que, por menos versado que esté, por más petardo y redundante que sea, me gusta divagar. Pero para llegar ahí tengo que ser capaz de hacer interesante para los demás todo aquello que llama mi atención, y ahí está la fuente de mi problema.

En mi incapacidad para hacerme entender. En el perenne ciclo de re-escrituras derivado de la inseguridad. En la percepción de no lograr transmitir ese mensaje buscado. En esa sempiterna sensación de aislamiento e incomprensión.
He valorado en más de una ocasión el contratar a alguien para que realice una criba de mis textos, pero sé que eso no va a hacer que cuando los lea me resultan más claros.
Porque el problema claramente soy yo y, como tal, no sé si tiene solución.

Y, aun así, tengo preparado un correo. Un borrador preparado para ser enviado pero ¿a quién?
Busco a alguien profesional, pero no a una persona que se limite a convertir mis textos en algo "legible" o "técnicamente correcto". Tampoco busco a alguien que lo transforme en "lo que puede interesar al público".
Obviamente no aspiro a encontrar a alguien tan enamorado de Daegon como yo, tal cosa no existe, sino a una persona que entienda la creación de universos de una manera similar a la mía. No es una mera cuestión de dinero, por más que al final este siempre termine por ser un impedimento.

Tengo claro que, entre lo sincopado de la escritura y los continuos regresos hacia atrás, sobran muchas palabras, pero muy posiblemente estas palabras serán las que corresponden a las ideas que más me interesan. A aquellas en las que más empeño pongo en explicar. En las que deben estar sí o sí. Así pues, no quiero que las ideas detrás de ellas desaparezcan.

Así pues, no quiero un texto al que se le arrebate la información que pueda parecer superflua o redundante. Quiero tener la posibilidad de defender cada párrafo, de explicar su razón de ser o de reformularlo hasta que transmita lo que quería expresar con ellos. Quizás mi empeño lo haga todo más mediocre, quizás le arrebate “potencial”, pero ese es el camino que he elegido3.

Y así estamos. Cuando vi que alguien como Carlos de la Cruz4, un enamorado de la obra de Stafford, andaba metido en estos jaleos a través de 77Mundos comencé a plantearme con más seriedad el tratar de contactar con él para el tema de la edición/corrección. No para que ellos publiquen Daegon sino para que me ayuden a convertirlo en algo legible. ¿Quién sabe? igual cuando termine con la introducción mando ese correo a ver si hay suerte (y, de haberla, cuanto me costaría en lo económico y cronológico).

Con el tema de las ilustraciones este mundo me pasa tres cuartos de lo mismo. Cada vez que algún conocido comparte la obra de algún ilustrador que se encuentra entre sus contactos en las redes sociales me entran ganas de proponerles algo pero, dadas las experiencias previas, sé que la cosa es complicado que llegue a funcionar, así que lo dejo pasar.

Porque no se trata únicamente de que me siga viendo muy verde como para ser yo quien lo haga, sino que tengo el problema adicional de no "ver" el mundo y sus habitantes. De conocer sus interioridades pero no el aspecto físico que tienen. Este ha sido uno de los problemas a la hora de tratar con los ilustradores; mi incapacidad para describir nada visual más allá de formas genéricas. El centrarme en lo que debería transmitir. Todo subjetivo, todo demasiado abstracto y personal.

La cartografía de este mundo es algo que también tengo pendiente desde hace eones, a lo que le sigo dando vueltas, más aún después de ir ojeando las entradas que han sacado en el blog de ProFantasy5 y de haberme comprado el “Tome of Ultimate Mapping”. Pero tiempo al tiempo.

Hasta entonces, el reto se extiende durante un año más. Durante ese tiempo, y si no se tuercen las cosas, saldrán doscientas y pico páginas adicionales. Aun así, no voy a hacer previsiones sobre lo que puedo llegar a cubrir con ellas.

La programación:

Progresa y poco más, pero como su objetivo ha ido cambiando con cada avance, por el momento no es fuente de (demasiada) frustración.
No sé hasta dónde habré llegado cuando termine este año, pero tengo curiosidad por saberlo. Tampoco sé si, en el muy probable caso de que no termine ninguno de los juegos, continúe con ellos una vez que llegue la fecha final de este reto. De cualquier manera, tampoco me he planteado aún qué reto le sustituiría.
Bueno, miento, sí que tengo montones de ideas, lo que no sé es cómo andaré de fuerzas/motivación/ganas cuando llegue 2020 para seguir con lo que ya estoy, sumar, restar o embarcarme en más movidas.
Pero bueno, eso ya tiene su propio informe mensual, así que a volveré a hablar de ellos en un par de semanas.

Y terminamos con esto; Mytgard:

Antes comentaba las páginas que había escrito sólo de Daegon, pero durante este año también he escrito esto:

Categoría			Palabras    Páginas
Biografía fabuladora		6.793	-	13
Biografía rolera        	24.817	-	55
Nunca a la última		17.288	-	41
Bajo un océano de bits	22.942	-	59
Daegon, Mes a mes		8.250	-	16

Ciento veintinueve páginas, ochenta mil noventa palabras que, sumadas a las de Daegon, da un ritmo de escritura aproximado de una página al día (6,980769231 páginas a la semana).
¿Qué significa esto?
Efectivamente eso. Nada.

Nada con todo lo bueno y todo lo malo que eso implica.
Lo bueno es que están ahí. Las he escrito y ya está. He juntado más letras este dos mil dieciocho que cualquier otro año previo y podríamos llegar a considerar eso como un logro en sí mismo.
Está y eso es un requisito imprescindible para que alguien lo encuentre y lo lea. Está, y eso no hace daño a nadie.

Lo malo es todo lo demás.
He escrito más que ningún otro año y sigo hablando solo. Una situación hasta la que puedo llegar con mucho menos esfuerzo sin necesidad de pulsar ninguna tecla.

He de decir que me sorprende la extensión que va alcanzando la Biografía Rolera. Cuando comencé con ella no pensaba ni de lejos que, dieciséis entradas después de su inicio, aún iba a estar en el momento en el que publicamos el Mercenario. Como de costumbre, mi capacidad para vaticinar mis propios avances es bastante lamentable.

A lo largo de este año deberían salir un máximo de otras veintiséis entradas dentro de esta categoría.
¿Hay material para ello?
No lo sé.
De haberlo ¿si no he terminado para el año que viene, seguiría hasta terminarlo?
Muy probablemente no.

Tengo claro que Mytgard no morirá. No lo borraré en un súbito arranque de bajona como ya hice con "Palabras desde otro mundo" hace siete años, pero su cadencia volverá a la anarquía.
Su temática, por otro lado, será tanto o más anárquica de lo que ya es (bueno, muy probablemente lo será más).

Por supuesto, soy perfectamente consciente de que eso lo hará aún menos interesante de lo que ya es. Dudo que nadie que haya llegado hasta aquí atraído por el frikerío se haya quedado por las confesiones, las lamentaciones o la filosofía de todo a cien.

Pero es lo que hay. No escribo para generar clicks, lo hago para encontrar gente con la que conversar, pero parece que esa gente aún no ha encontrado el camino hasta aquí. Lo que sí que llegan son los bots. A día de hoy ya he eliminado catorce mil novecientas diecinueve cuentas falsas. Lás máquinas sí me quieren, aunque ni siquiera ellas me entienden.

Así pues, de nuevo, es lo que hay. No voy a escribir sobre cosas que no me importan o sobre aquellas acerca de las que sienta que no tengo nada que aportar. Supongo que seguiré hablando solo hasta que quien me encuentre me encierre por oligofrénico.

Tampoco tengo intención de volver a las redes sociales. A nivel de interacción no he notado diferencia alguna entre el silencio que se respira aquí y los "Me gusta". Me aportan exactamente lo mismo: Nada.
Seguiré leyendo y comentando en los perfiles de mis conocidos y amigos, pero también seguiré sin compartir nada por ahí. Y si no lo hago es por esnobismo o cuatropuntocerismo, sino porque durante todo el tiempo que lo he hecho tampoco he encontrado ahí lo que buscaba. He tenido la suerte de llevar hasta el mundo real a la gente que he encontrado en ellas que merecía la pena, pero hace ya mucho que incluso para eso dejaron de serme útiles.
Así pues, no compartiré cosas allí "por si acaso". La experiencia me ha demostrado que no deja de ser un autoengaño y prefiero seguir manteniendo la fachada de quien me gustaría llegar a ser y no dejar que la inseguridad me impida aceptar lo que se ha demostrado a todas luces como una verdad objetiva.
Lo que busco no está ahí. Quizás tampoco esté aquí, pero al menos por estos lares mantengo la ilusión del control.
Lo sé, un engaño es un engaño, pero nunca he proclamado ser alguien libre de contradicciones.

Enlaces:

1. Lo dibujado hasta el momento
- Dibujos de 2014
- Dibujos de 2015
- Dibujos de 2016
- Dibujos de 2017
- Dibujos de 2018

2. Savage Worlds

3. In praise of mediocrity

4. La Frikoteca de Carlos de la Cruz

5. Los tutoriales de ProFantasy
- Mapping Cities with CC3+
- Mapping Cities with CC3+ Part 2
- Creating a Tanaris Regional Map
- Creating a Tanaris Regional Map Part 2
- Automating with Drawing Tools
- Review de Tome of Ultimate Mapping
- Tome of Ultimate Mapping

Banda Sonora
- Robe - Contra Todos
- Robe - La Canción Más Triste
- Porcupine Tree - Anesthetize
- Alter Bridge - Blackbird
- Unleash The Archers - Awakening
- Nightwish - Ghost Love Score
- Nightwish - The poet and the pendulum
- Rozalén - Justo
- Rozalén - La Puerta Violeta
- Tamer - Beautiful crime
- Gris - Original Game Soundtrack
- Balmorhea - Remembrance
- Audiomachine - I Will Find You
- Audiomachine - Empathy (No Percussion)
- Pink Floyd - Comfortably Numb
- Pink Floyd - High Hopes
- Pink Floyd - Welcome to the Machine
- Machine Head - I Am Hell (Sonata in C#)
- Machine Head - Darkness Within

El contenido de este campo se mantiene privado y no se mostrará públicamente.

Plain text

  • No se permiten etiquetas HTML.
  • Las direcciones de correos electrónicos y páginas web se convierten en enlaces automáticamente.
  • Saltos automáticos de líneas y de párrafos.