Samurai Warrior

Caratula del juegoCorría el año ochenta y ocho. Yo aún estudiaba, la Micro manía comenzaba su segunda época (en la que tenía formato de periódico), los ordenadores de ocho bits eran los que mandaban y yo tenía en casa mi maravilloso Commodore 128 (con casete, disquetera de 5,25, monitor a color y el cartucho para meter pokes).
No sabía quien era Stan Sakai. No tenía ni idea de que existía un cómic cuyo protagonista era una liebre guardaespaldas (y mucho menos lo grandioso que era, esa y será ese cómic). Pero aquella carátula tenía algo. Así que me lo compré. Solo eran ochocientas setenta y cinco pesetas.
Gráficamente el juego no era ninguna maravilla. Los personajes están construidos con unos pixels muy grandes, pese a lo cual son perfectamente reconocibles unos de otros. Los fondos tampoco son especialmente variados, pero tienen los suficientes elementos definitorios y están salteados de una manera que no se hagan repetitivos.
¿La historia?
Han raptado a Lord Noriyuki y tú tienes que rescatarle.
¿El desarrollo del juego?
Sencillo. Avanzas, matas a los ninjas que se encuentran en tu camino, y rescatas a Noriyuki.
Vamos, un arcade de los de toda la vida. Pero al menos los programadores se preocuparon de poner algún detalle que otro para diferenciarlo de los millones de juegos por el estilo, y darle un poco de personalidad.

Pantallazo del juegoUsagi tiene dos características: Su medidor de energía (en la parte inferior izquierda de la pantalla) y su Karma (superior derecha). La función de la primera característica es obvia: Refleja la vida que te queda, y los cuadritos se van volviendo transparentes según te golpean. La segunda ya es más original.
En el juego puedes hacer varias cosas más a parte del simple combate. Durante el juego te encuentras a una serie de personajes “neutrales” a los que puedes saludar, ofrecer dinero, ignorarle y continuar con tu camino, o combatir contra ellos. Y ahí esta lo divertido de la cosa. Según a que personajes, saludarles o darles dinero aumenta tu Karma. Y enfrentarte a ellos te lo quita. Cuando tu karma llega a cero cometes sepukku porque tu alma se encuentra vacía (vamos que te suicidas).
Tú eres quien decide cuando luchar y cuando no (incluso en las ocasiones en las que te atacan, puedes elegir el huir). Usagi va siempre con su espada enfundada, y es cuando la saca, cuando los personajes “neutrales” se enzarzan en combate contigo (o huyen, como pasa con los campesinos o los kodama).
Esto que puede parecer una pijada, hay momentos en los que resulta muy útil, pues al matar a algunos personajes, puedes recoger su dinero (ryo). El dinero es útil cuando llegas a la posada, ya que alimentarte en ella hace que recuperes energía (es más, puedes acumular energía mas allá de lo que indica el medidor). En esa misma posada, tienes a alguien que te ofrece apostar. Jugando puedes ganar (o perder) dinero, con lo cual puedes comer más.
Esto (junto al aprovechamiento de alguna que otra limitación del juego) también da para situaciones divertidas como: perder todo tu dinero jugando y matar al apostador. Esto te quita algo de karma, pero deja dinero que puedes recoger. Matas a la camarera, que deja también algo de dinero. Huyes de los samuráis de la posada que se tratan de enfrentarse a ti cuando sacas la espada y, si entras otra vez a la posada, vuelven a estar ahí el apostador y la camarera dispuestos a darte dinero y alimentarte, o morir para continuar con ese bucle infinito. Esto no es algo que mantenga mucho el espíritu del juego o de los cómics, pero sí que resulta muy ventajoso con vistas a acabar el juego (ya que solo tienes una vida).
Para darle un poco más de variedad, no había una ruta única, sino que había momentos en los que tenías bifurcaciones en el camino que te llevaban por parajes distintos.

En fin. Que tiempos. Ya no se hacen juegos como aquellos. Quizás ahora tengan unos gráficos con muchos más colorines, tengas perspectivas de esas mareantes que tanto se llevan y texturas que parezcan materiales reales. Pero yo me quedo con mi viejo scroll lateral de toda la vida, y todas las virguerias que eran capaces de meter los programadores en aquellos 48 o 64 ks (con sus bugs y sus dificultades casi insalvables).

Si alguno quiere jugar a esto, lo podéis descargar aquí
y aquí un emulador

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