Biografía daegonita XXXXXII: La campaña del anillo VII

Por Javier Albizu, 4 Noviembre, 2020
Hace un tiempo (allá por agosto) compartía por estos lares el desastre organizativo al que me refería simplemente como “El cuaderno rojo”1.
Por aquí un recordatorio (algo a lo que volveré en un rato)

Pues bien, ese cúmulo de entropía tenía un hermano. Un… ¿siamés? donde continué apuntando los nombres de aquellos personajes que iban apareciendo en las partidas. En él se pueden ver los últimos pasos de “La Gran Campaña” y… los momentos en el tiempo posteriores a “El juego de los inmortales”. Viendo ese hueco me da por preguntarme si apunté aquellos nombres en otro cuaderno o si, a excepción a las partes ubicadas en Shinzay, hice el resto de la campaña a calzón quitado.

En fin. Aquí tenemos otro amasijo de palabros sin orden ni concierto. Una libreta a la que me he referido con anterioridad como “El cuaderno morado”, y cuyas anotaciones se podría decir que finalizan “un poco después” del abrupto cierre de campaña con el que concluyó “La campaña del anillo” (más acerca de eso la semana que viene… o quizás la siguiente).

Pero bueno, hoy hemos venido a hablar de mi historia con los cuadernos entrópicos. De criptografía personal. Porque, más allá de Daegon, del desorden cronológico y de las hojas escritas en cualquier sentido de lectura, ambos cuadernos comparten otra característica: la “misteriosa” desaparición de partes de sus respectivas “anatomías”.

Ambas libretas están escuálidas. No sé cuántas hojas acostumbra (o acostumbraba en aquellos tiempos) a tener un cuaderno, pero estos no llegan a las 25 (si hago recuento de las que han sobrevivido, al rojo le quedan 22 y al morado 18)

¿Cuál es la causa de la naturaleza “otoñal” de estas libretas?
Los intentos de mi yo del pasado por trollear al quien está escribiendo esto. La destrucción de toda prueba que pudiese demostrar que “no había un plan” en la creación de Daegon. Ocultar que aquello siempre había sido una huida hacia adelante.

Así pues, hay muchos aspectos en los sólo me queda el tirar de memoria y confiar en que no me falle. Y digo muchos aspectos, que no todos. Porque creo haber desencriptado uno de los misterios de los cuadernos. Es probable que pueda explicar el orden en apariencia contradictorio, aleatorio e incoherente en el que aparecen las notas con respecto a mis recuerdos.
Porque igual, en este cuaderno sí que había un plan… para algunas cosas (aunque no uno demasiado brillante).

Muy bien, una vez que nos hemos puesto en situación, vamos a ver el mosaico de hojas con “cosas relacionadas con Daegon” del “Cuaderno morado”:

Si nos fijamos en la posición de las anillas, hay algo que se puede ver con claridad. Si ignoramos las dos primeras hojas (que pertenecen a personajes de “La Gran Campaña”), y nos quedamos con las que tienen la espiral metálica a la izquierda, su orden coincidiría con el de las campañas posteriores a “El juego de los inmortales”. De esta manera, el orden de Thaisak, Naltor, Orbak / Vargad y Mashlan correspondería con el de su aparición “Cabos sueltos”.
Así pues, si asumimos que dejaba la otra cara “libre” para posteriores ampliaciones de los elencos de estos lugares, la cosa podría cuadrar. De acuerdo, la primera hoja de la segunda fila se saltaría esto (corresponde a personajes que aún no han aparecido por aquí)… pero se lo podemos achacar a algún error estúpido a la hora de comenzar a escribir el siguiente segmento (o a pensar que alguna de aquellas localizaciones en concreto iba a necesitar de más espacio)

He llegado hasta esta conclusión tras darme cuenta de que las cuatro primeras hojas no tienen nada escrito en el reverso… aunque puedo estar perfectamente equivocado. A saber qué había en las hojas que arranqué.

Por otro lado, una vez que comencé a escribir en las páginas posteriores la cosa ya se debió ir a paseo… aunque también parecen tener un cierto orden en su posicionamiento. Las partes de Jorgh y Jonudi coincidirían con las últimas partes de “Cabos sueltos” y luego pasaríamos a dos que, terminando en Ton’Kaheru, se corresponderían con “El Herético”.

Lo siguiente podría encajar con los preparativos de “La campaña del anillo” andes del inicio de la propia campaña (ciudades de las zonas de Saliria y Rearem), los primeros bocetos de las razas nuevas, el abandono sorpresa de Thurg’Vaniac antes de empezar esa campaña, y los personajes de la sub-trama de Quintus, Xanae y Shinkage.
Las cuatro últimas páginas, al igual que sucedía en el cuaderno rojo, están escritas con el cuaderno a la inversa, probablemente mientras aún estaba con la otra campaña (el listado de nombres de la penúltima página se corresponde a los apellidos de dibujantes y guionistas de Conan que pretendía usar como homenaje en algún PNJ).

No deja de parecerme curioso que estas notas empiecen con la primera mención a Shinkage, y que la última página que escribí en ese cuaderno cuatro años después también terminen con él. Bueno, realmente no terminan con él (las referencias a Ky’Lun’Tyr corresponden a la siguiente campaña, pero ya me entiendes)

También es curioso que en ambos cuadernos se pueda encontrar un, ejem, “dibujo” de Aldern (sí, esa cosa que hay en la antepenúltima página pretende ser una visión muy esquemática de la muralla que rodea la ciudad. Un muro de más de cien kilómetros que se une con una de las laderas de la cordillera del Pramayán).
Curiosamente, el, ejem de nuevo, “dibujo” del cuaderno más viejo (el rojo) corresponde a una aventura muy posterior al otro (el morado). Esto es algo que sólo he sido capaz de deducir por los nombres que se ven sobre ella.
De todas formas… no termino de tenerlas todas conmigo a la hora de afirmar que una cosa y la otra (nombres y dibujo del “Cuaderno rojo”) pertenezcan a la misma aventura. Me da la sensación de que los nombres corresponden a una versión de “Las mareas de Tisinyarma” que nunca se llegó a jugar, y el dibujo a otro intento de dirigir “Asuntos de familia”

¿Me puedo estar montando una película que no tenga ningún sentido?
Es posible. Pero dado que nunca se encontrarán las hojas que faltan, y que tampoco sabemos a qué sección de los cuadernos corresponderían, eso es algo que nunca sabremos.
Porque soy así de imprevisible y me encanta sabotearme a mi mismo.

En fin, como no me canso de repetir, no había ningún plan. Sólo era un mono con dos pistolas disparando a las teclas de una máquina de escribir.

Enlaces:

1. Biografía daegonita XXXVI: En capítulos anteriores

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