Como veo que me voy por derroteros muy frikis ultimamente, y parece que la cosa no acaba de cuajar en “mi publico”, voy a ir intercalando cosas mas “mundanas”, y dejare para dias aleatoriaos de la semana las cronicas de la creación de Daegon.
Pues nada, seguimos con la construcción mundial.

Habíamos dejado a los jugadores prisioneros en la isla de los Jo´Na´Ryum en otra dimensión (en realidad en otro plano, pero por aquel entonces no tenía definidos mis conceptos de plano - dimensión en el universo de Daegon). Allí serían rescatados por los ailanu (que en aquella primera versión tenían alas con plumas).

Buenos días (para quien haya dormido. Yo, llevo desvelado desde las cinco de la mañana).
Ayer, hablando con Maria Barragán (Aura), le comenté que había regresado al mundo de el arbitraje rolistico (que tenia abandonado desde junio del año pasado, después de cogerlo de manera bastante irregular hace cosa de dos años). La conversación finalizó con algo así como “pues ya iras publicando en el diario como va la cosa”.
Advertencia
En esta columna voy a mencionar una serie de actitudes genericas (si, muchos coincidiremos con esas actitudes, pero no me estoy refiriendo a ningun caso concreto).
Que nadie me se de por aludido.
Que nadie me se mosquee porque cree que le estoy diciendo algo indirectamente.
Si tengo que decirle algo a alguien, se lo digo y ya esta.
Expondre un par de casos con nombres, pero solo como ejemplos.
Si alguien se da por aludido, que se de por desaludido acto seguido.
Para comprender en su totalidad esta expresión, hace falta retrotraernos unos cuantos años en el pasado. Casa de la juventud, sábado de hace la de dios de tiempo, estamos jugando a MERP (Middle Earth Role Playing, el señor de los anillos, vamos, pero siempre usamos aquel acrónimo en lugar del SDLA. Era bastante mas pronunciable). Unos orcos nos han capturado, y se van por ahí a hacer maldades y todo eso.
Soy un vago. Bueno, exactamente un vago no. Mas bien se trata de que muchas veces, si no es bajo presión, no hago nada. Generalmente esta presión me la impongo yo, como hice forzándome a escribir todos los días en los comienzos de este diario. Después de eso, me forcé a terminar con los relatos que ya tenía comenzados (Luara y Reunión).

Ahora ha llegado el momento de comenzar nuevos relatos, tengo seis en mente ya perfectamente definidos y acabados, a parte de otro centenar en proceso avanzado.
¿Que problema tengo?.

Menos mal que me queda el diario para escribir, porque desde que acabé “Reunión”, me he liado a hacer cosas en casa, y no he escrito nada mas. Tengo en mente uno de esos relatos “épico-depresivos” (Fernando dixit) de Daegon, y Reunión II (a parte de otros tantos cientos), a ver si empiezo con el de Daegon (para ir alternando mas que otra cosa).
Guenos días a todos y todas. En una mañana como esta (ahora mismo, cuando comienzo a escribir son las 10:30), me dispongo a contestar / comentar los comentarios a mi ultima columna. Tuve la tentación de escribir esto mismo como un comentario mas de la anterior columna, pero como iba a acabar siendo bastante tocho, pues como que lo hago de manera independiente (así me ahorro el pensar que escribir hoy).
Decid que si, venga, tontos, que ya se que lo echabais de menos. Dado que la semana pasada me salte el orden anarco-coronológico de mi diario, pues hoy vuelvo a la carga con mis desbarres filosóficos, que ya me estaba costando. Ya puesto a romper el ciclo (pero no os alegréis, vosotros que teméis el momento en el que os mencione, que no tardara en llegaros el momento).
- ¿Falta mucho? - preguntó Abner.
- No seas vago, y mira tú mismo los monitores - fue la respuesta de Amy.
- Estoy ocupado.
- Deja de trastear con el “mastodonte”, y tendrás más tiempo.