Cualquier tiempo pasado…

Soy un nostálgico. Nunca lo he negado.
Ahora bien. ¿Qué implica la nostalgia? (o al menos que significa para mí).

El refrán dice que cualquier tiempo pasado fue mejor… y como suele suceder con los refranes, en lo referente a este servidor de ustedes… es mentira.
Cualquier tiempo pasado fue anterior. Cualquier tiempo pasado fue distinto. Algún tiempo pasado fue mejor que algún tiempo posterior, y alguno peor.

Que sí. Que soy un nostálgico. Que me da por recolectar cosas de mi pasado. Por tratar de revisar las cosas de antaño con los ojos con los (que creo) que las veía entonces. Y este ejercicio no deja de ser en si mismo una mentira (o una verdad cuando menos incierta e inevitablemente distinta).
Creedme si os digo que cualquier tiempo pasado no fue mejor que este (al menos en lo referente a mí).
¿Quiero decir con esto que ahora soy feliz?
No
¿Entonces no has sido feliz nunca?
¡Oh! ¡Por favor! ¡No me seáis exagerados! Claro que he vivido momentos de felicidad. Pero la felicidad es un estado transitorio. La felicidad es algo efímero que valoramos cuando ya ha pasado. Mientras dura, nos limitamos a disfrutarla. Después de eso nos dedicamos a rememorarla y tratar de alcanzarla de nuevo.
Hay quien trata de vivir el resto de sus días a costa de los réditos de la felicidad pasada. Hay quien incluso lo consigue. Si funcionó una vez ¿Porque no va a volver a hacerlo?
Hay quien, con el tiempo, se da cuenta de que en otros momentos fue feliz (o vivió una época en la que era más proclive a los momentos de “felicidad”) y trata de recuperar aquello. Buscan a la gente de la que se distanciaron. Frecuenta de nuevo los lugares del pasado. Pero el tiempo ha pasado y él ha cambiado. Todo ha cambiado. Y lo que antes le hacía feliz ahora le resulta indiferente.
La felicidad es un estado mental, dicen. Por supuesto que sí. Pero eso no implica que sea un estado mental que puedas alcanzar cuando te apetezca.
Que puñetera es la felicidad.

Pero me estoy desviando, como de costumbre, del tema que pretendía tratar.

Nostalgia.
¿Qué es la nostalgia?
En el diccionario de la RAE pone:

Nostalgia. (Del gr. νόστος, regreso, y -algia).
1. f. Pena de verse ausente de la patria o de los deudos o amigos.
2. f. Tristeza melancólica originada por el recuerdo de una dicha perdida.

Pues no se parece a la acepción que yo le suelo dar. La segunda acepción se acerca, pero yo sustituiría “tristeza melancólica” por “añoranza” y “perdida” por “pasada” (que puede parecer lo mismo, pero como que a mi parecer no lo es).
Ahora, claro. Si miramos añoranza en el diccionario de la RAE nos sale:

Añoranza. (Del cat. enyorança).
1. f. Acción de añorar, nostalgia.
Pues si que me lo dejan claro estos chicos utilizándome el palabro que quiero definir como parte de la definición de la palabra que uso para definir el termino.
A lo que ibamos, yo definiría la nostalgia tal que así:
La añoranza de las felicidades pasadas (vaya, pues no me estaba desviando yo tanto con mi disertación de antes).
Según estos tipos la nostalgia (y, por añadidura, la añoranza) implican tristeza. A no ser, claro, que melancolía signifique algo distinto a lo que creo. Vamos a ver:

Melancolía. (Del lat. melancholĭa, y este del gr. μελαγχολία, bilis negra).
1. f. Tristeza vaga, profunda, sosegada y permanente, nacida de causas físicas o morales, que hace que no encuentre quien la padece gusto ni diversión en nada.
2. f. Med. Monomanía en que dominan las afecciones morales tristes.
3. f. ant. Bilis negra o atrabilis.

Pues si que iba encaminado en su significado aunque, como de costumbre, no coincidimos al cien por cien (y de postre la segunda y tercera acepción de las que no tenía ni idea).
Bueno, entonces quedamos que nostalgia es una tristeza doblemente triste (porque nostalgia también tiene la tristeza entre las palabras que la definen). Vamos, como para echarse a llorar.

Que suerte la mía. Al final quedamos en: Diccionario de la RAE – 3, Yo – 0.
Vamos, como que no coincidimos demasiado. Pero que le vamos a hacer, si no están de acuerdo con lo que pongo por aquí, que vengan y me denuncien. Yo voy a seguir utilizando mis definiciones.
Y es que, para mí, la nostalgia no implica tristeza. Más bien todo lo contrario.
La nostalgia implica un recuerdo agradable. Por supuesto, ese momento ha pasado y no se va a repetir (no al menos en la misma manera), puedo echarlo de menos, puedo querer que se repita, pero eso no implica que recordar ese momento me cause tristeza. Todo lo contrario. Muchas es el pensar en esos momentos, el invocar esos recuerdos, lo que me saca de ella.
Ahí si que se podría decir que esos momentos pasados fueron mejores que el “actual”. Pero de ahí a convertir esa excepción en la norma, va un mundo. Y de ahí a presuponer que todos los momentos que rodearon a ese “feliz” lo fueron de igual manera, un multiverso.

Soy un nostálgico. Nunca lo he negado.
Me encantan los ordenadores de ocho bits. Los comics de los ochenta. Las películas malas a rabiar. Colecciono ordenadores viejos (y ahora voy a empezar también con las consolas). Rebusco en las librerías a la caza y captura de aquel cómic que vendí en una de esas épocas en las que me dio por dejar de leerlos. Busco en la mula esa película tal mala que no me cansaba de ver en el viejo video. Y cuando encuentro algo de eso, recuerdo los momentos pasados. Sonrío. Lo dejo en una estantería y sigo con mi vida. De vez en cuando lo miraré o lo sostendré entre mis manos, y volveré a sonreír recordando los tiempos pasados.

Pero eso no hace que olvide todos los momentos que rodearon a aquel. Y aquellos momentos fueron peores que los que estoy viviendo ahora.
Porque muchos momentos felices de mi pasado están ligados a objetos, no a personas. Mi vida como estudiante no es que fuese un infierno, pero no lo recuerdo con ningún agrado. Mi vida se reducía a mi habitación y lo contenido en ella. La tele que veía, los comics o revistas que leía, el ordenador o consola a los que jugaba. Casi todos mis recuerdos felices de aquellos días están ligados a ellos.
Sí, tenía conocidos a los que llamaba amigos. Pero eran amistades forjadas en un entorno que no había elegido yo. Amistades que duraron tanto como el tiempo que compartíamos en el colegio. No fue hasta que comencé a buscar mi propio lugar, cuando elegí a que sitios ir, que comencé a forjar amistades verdaderas. Amistad con gente con gustos similares a los míos. Gente con la que hacer algo que nos gustase a todos los implicados.

Y fin.

Pues no.
Fin no.
Porque yo cambie, y ellos cambiaron también. Y nos alejamos unos de otros y no echaba tanto de menos lo que hacíamos juntos, como a las personas. Y conocí a gente cuyos gustos no se parecían en nada a los míos, pero a los que quise tanto como a los otros. Y continuamos cambiando todos juntos. Unos aquí al lado, y otros allá lejos.
Y el “que” dejo de ser importante, para dejar paso al “con quien”. Y ahora los recuerdos están asociados a personas y no a objetos. Y puedo hablar con esas personas, o escribir para ellas. Y ellas me pueden decir que eso no fue así, que fue de otra manera. Y los recuerdos cambian con cada nueva palabra, y generan a su vez nuevos recuerdos.

¿Cualquier tiempo pasado fue mejor?
No. Vamos, ni de coña.
El pasado ahí esta. Ya lo tienes y no te lo pueden quitar (ni lo bueno ni lo malo). De lo bueno te acordaras con agrado, pero no puedes vivir eternamente a sus expensas. De lo malo debes aprender y no cometer los mismos errores otra vez.
De mi pasado lejano guardo con cariño los momentos agradables y a trabes de los objetos tangibles. De mi pasado cercano también, solo que tengo con quien compartirlos.
¿Cualquier tiempo pasado fue mejor?
No. Cualquier tiempo pasado, pudo ser tan bueno como los buenos tiempos presentes. Y mis tiempos presentes son muy buenos, son mucho mejores que los pasados, gracias a vosotros.

El contenido de este campo se mantiene privado y no se mostrará públicamente.

Plain text

  • No se permiten etiquetas HTML.
  • Las direcciones de correos electrónicos y páginas web se convierten en enlaces automáticamente.
  • Saltos automáticos de líneas y de párrafos.

Tosko (no verificado)

Hace 18 años 1 mes

Siempre queda usar la versión de la canción que dice "cualquier tiempo pasado [i]me parece[/i] mejor" y joderte el blog :)

Javier Albizu

Hace 18 años 1 mes

Hombre, que cites a Karina no me va a joder el blog. ¿Que cualquier tiempo pasado te parece mejor? Pues lo siento por ti :p

Tosko (no verificado)

Hace 18 años 1 mes

Le parecerá a ella, sin duda, porque vaya mierda de vida que lleva ahora...

Hola !
Me encontré con tu análisis o versión , sobre este sentimiento universal,incluídos ciertos animales (llamados "inferiores"). Trataré de enviarte lo que he escrito (o parte) vía Internet,
saludos,
Fernando

NOSTALGIA

El término nostalgia proviene del griego. Quiere decir “dolor por lo que
se tuvo y ya no se tiene.”
Describo esta característica como la sensación de pérdida de algo incorporado (hecho propio) a las personas - tornándose parte de sí mismo- y cuya merma, es causa de
dolor psíquico intenso.
Esta “pérdida”, puede tratarse tan sólo de una fantasía sobre algo que el sujeto cree haber
poseído y que lamenta ya no tener, sea en su condición o calidad.
La nostalgia puede estar centrada en objetos materiales que brindaron alegría o confort y
que, posiblemente el individuo los integró a sí mismo como parte de su estatus , de su
comodidad, seguridad, alegría, etc.
Puede también volver proyectada desde lugares físicos donde el individuo permaneció
-al menos estuvo-y que han quedado impregnando el alma de éste con una emoción ,que resultando grata en el recuerdo , provoca una reacción contraria, luego de constatar su
actual inexistencia.
Finalmente , son las personas que acompañaron , dieron afecto , enseñanza o cualquier
aspecto considerado como positivo para el nostálgico , quienes al no pertenecer a la actual
vivencia , son trasladadas a la conciencia ,como elementos muy valiosos que han sido perdidos.

Nostalgia y Depresión son estados psico-emocionales diferentes.
La depresión es más inmovilizante de la actividad psíquica y física, en tanto que la
nostalgia- aún en presencia de dolor psíquico- no llega a paralizar por sí sola esas actividades . Más bien ,centra parte importante de la función psíquica y emocional en
la presunta pérdida sufrida por el individuo.
No obstante lo anterior, un estado prolongado de nostalgia podrá dar paso a la depresión.
Es de lamentar que este dolor por lo perdido, venga a ocurrir luego que el sujeto haya sido auténtico poseedor de una vida más placentera que la actual ,o bien ,beneficiario
de algún particular aspecto que ya no ostenta y añora.
Sin embargo , resulta más complejo y oscuro el caso de nostálgicos en que objetivamente no existió jamás la pertenencia ni cualidad que el sujeto percibe como extraviada. Hay aquí un mecanismo deformante que afecta la memoria, y que proyecta supuestas realidades del pasado . Esta seudo memoria, puede provenir de situaciones que el paciente-espectador observa como hechos positivos en realidades ajenas ,a veces concretas ,en otras ocasiones fabuladas , pero que para el nostálgico alguna vez le fueron propias.

La Nostalgia parece ser una característica humana corriente y quizás habitual. Entre los diversos individuos habría grados de intensidad en ésta, y , a su vez diverso grado de impacto doloroso en el nostálgico.
Escritores, como Proust dan cuenta del estado de melancolía a través del “rescate” del tiempo perdido. El poeta español Jorge Manrique ,es sumergido en un estado de aflicción
por la muerte de su padre, que lo induce a considerar “que todo tiempo pasado fue mejor”.
En el cine , el teatro y muchas veces en la Novela , el autor recurre al “racconto”, para
contrastar hechos del pasado con los del presente, y así producir un estado de afectividad cercana a la pena y el sufrimiento por un cambio doloroso hacia los tiempos presentes.
En la pintura de escenas costumbristas, paisajes , retratos, etc ,va quedando impresa
para el futuro una imagen que hoy es y después ya no volverá a ser.
La fotografía es la prueba actual más palpable, multitudinaria y universal de esa nostalgia –que es presagiada por el registro de un momento irrepetible.
Durante los años de gran actividad cognitiva , donde se requiere un fundamental nivel de concentración, adquisición de destrezas, exposición de los conocimientos adquiridos con la finalidad de ser transmitidos a discípulos, clientes, seres queridos o personas necesitadas de ese conocimiento, existe poco lugar para alojar nostalgias. De presentarse en un cierto
momento-y de no tener un significado percibido como trascendente, ese sentimiento desaparecerá con rapidez , con la finalidad que la mente se aboque a resolver los problemas que trae la contingencia.

Edad y Nostalgia
¿Existe edad para la nostalgia?
No existe especificidad etaria para su aparición. Sin embargo, hay edades donde el impacto parece ser mayor.
El nacimiento, el paso de niñez a adolescencia, el trance de adolescente a adulto y por
último el estadio de adulto mayor o “ tercera edad”, serían las etapas de mayor vulnerabilidad.
Las causas para el advenimiento de esa emoción , que atrae hacia sí , sentimientos de nostalgia , soledad o depresión, están directamente relacionados con cambios propios de la naturaleza de cada individuo. Su cambio físico y hormonal, la relación con el medio
humano ,material y laboral ,que lo ha contenido y acompañado , junto a la repercusión que esos cambios induzcan al interior de las personas.
La actividad psíquica humana funciona de similar modo a lo largo de toda su duración. Son variables cuanti y cualitativamente , aquellas funciones mentales que dependen de la actividad realizada por cada cual , la cantidad y calidad de la vida afectiva. También el efecto del transcurrir del tiempo sobre las capacidades física y afectiva de los individuos. Además del conocimiento cabal de la llamada “ existencia”, los proyectos de vida y su realización para cada sujeto.

Si lo expuesto arriba es así, querría decir que alguna verdad hay detrás de aquellas expresiones comunes, quizás no demasiado alejados de la ciencia .

·Es el caso de la nostalgia por la “cuna o nicho uterino”, que afecta al niño en sus primeros contactos extrauterinos. Aquí, el niño parecería sentir disconfort e inseguridad al encontrarse en un medio tan diferente del que lo albergó durante el tiempo que medimos como 9 meses ( 36-a 38 semanas), y que, para el recién nacido significa algo muchísimo más trascendente -en circunstancias que es el único lugar que “conoce” – y donde cada una de sus piezas físicas y mentales han ido acomodándose al entorno que lo contiene . Donde por último ,el niño en gestación, ha recibido satisfacción a sus necesidades y una seguridad como jamás habrá de volver a experimentar. Sus gritos desgarrados al nacer, indican –por una parte ,que el recién nacido está en condiciones de reaccionar frente al “nuevo ambiente” que lo recibe, cosa que da una imagen importante –aunque parcial- de su integridad neurológica y cardiopulmonar, pero, también nos da cuenta de su disconfort en la nueva situación que lo sostiene, contrastando con el cómodo y grato habitat previo.
·El que un Recién Nacido estuviera incapacitado para sentir nostalgia, implicaría que ese sentimiento es meramente un constructo del intelecto y que la sola emoción es insuficiente para causar nostalgia.
Ambas características, sin embargo, están presentes en el RN.
Emoción y actividad intelectual existen ya en él con todas sus capacidades y potencialidad , independientemente de lo rudimentaria que pueda ser la experiencia
del entorno extrauterino.

Existe, en las sucesivas edades, otras instancias relacionadas con el desarrollo de cada
individuo, las que dan paso a situaciones en que el sujeto , junto con ir entrando en etapas de mayor independencia, va simultáneamente dejando las seguridades del hogar, y muchas
veces también un cierto grado de ternura por parte de la familia original , ya que suele
ocurrir que el mismo sujeto en desarrollo, esquiva tales manifestaciones.

*La primera de dichas etapas ocurre en la adolescencia y está bastante ligada al desarrollo de la apetencia e interés sexual, junto con el placer que ofrece el hecho de poder elegir por
propia iniciativa investigaciones del mundo interior y exterior , así como actividades. Sin embargo, el adolescente experimenta un dolor ambiguo por lo que se está comenzando a abandonar, siendo en verdad , un dolor suave , que es trocado por libertad y autosuficiencia en diversos aspectos, lo cual reafirma su ego.

*La etapa siguiente , es aún más taxativa e irreversible. Ocurre con el abandono de la casa-nido paterno, que usualmente es el lugar de privilegio para recibir aquello que facilita la existencia , esto es , apoyo material, psicológico, cultural y emocional.
La nueva situación suscita repercusión en todos los comprometidos y el “duelo” provocado , sólo es mitigado por la ilusión de una vida más plena en el plano afectivo.
Una sumatoria algebraica de ganancias y pérdidas , dará al afectado un resultado
que sólo éste puede apreciar.

De cualquier modo-por tratarse de un hecho que-culturalmente corresponde a lo
normal-y que tanto los protagonistas ,como el resto de la familia y amigos
esperan que ese trance sea consumado, nadie podría oponerse a su ejecución.
Aún, cuando todo indicara que existen posibilidades ciertas para que el sujeto
no alcance la felicidad ansiada. Esto, porque cualquier intromisión en la personal
visión que el individuo tenga sobre el próximo paso a dar , incluyendo al resto
de los personajes que ingresan al escenario, será interpretado como una “zancadilla”
que altera un devenir considerado como “venturoso” por el sujeto.

La situación anterior , es una de las etapas más trascendentes en la historia individual,
pese a lo cual , sólo corresponde al propio sujeto su realización .
Allí se puede producir una paradoja, que tiene que ver con las consecuencias del paso
dado ; esto es lamentar que el fracaso del ser que ha cuidado desde su concepción caiga en depresiones, suicidios, destrucciones de familia y severas alteraciones en la vida de los hijos.
La paradoja se origina cuando el o la afectada pide ayuda hacia su nido original y trasla-
da un drama personal , situado en su hábitat y al interior de su particular concepción sobre el mundo que la rodea, a otro sitio , que ya dejó de ser el que lo albergó desde su nacimiento , pero que igualmente inquieta a los seres que más han cuidado del afectado.

Si la vida hubiera transcurrido en armonía suficiente como para albergar por años o por
siempre, a la pareja que se separó de su nido primigenio, la memoria seguirá de igual modo reteniendo los momentos del pasado, es decir, su paso por el colegio, la casa, el barrio, los amores y amigos ; también los momentos sorpresivos, el asombro, el calor del hogar, etc. Todos esos elementos, por cierto ineludibles, inolvidables, jugarán un papel –a veces silencioso y otras a gritos o gemidos- en la aparición de la nostalgia.
El recuerdo a través de olores, sabores, visiones, sonidos, palabras y acontecimientos diversos, se transforma en imágenes mentales, al ponerse en juego las diferentes áreas asociativas del cerebro. Esa actividad mental (psíquica ), es capaz de elaborar imágenes y
situaciones de diversa complejidad, construyendo muchas veces pequeñas historias .

Ocasionalmente también , ciertos estímulos son capaces de elaborar sensaciones bizarras. Probablemente el “tono”emocional que se produce en estos casos , está influenciado fuertemente por una estructura anatómica de poco volumen y oculta, además, en las profundidades del cerebro; es la amígdala cerebral, guardadora celosa de los impactos emocionales sufridos por el sujeto desde sus más primitivas experiencias. Este importante órgano cerebral ,parece tener un papel relevante , tanto ontológica como filogenéticamente en advertir , mediante el miedo (por ejemplo), sobre un peligro potencial para el sujeto. La advertencia viene dada por alguna experiencia previa , considerada alarmante o dolorosa .

En cualquier caso, es más probable que un recuerdo o experiencia previa ,que sigue el
camino inicial a través de la amígdala cerebral, produzca más bien reacciones inconscientes relativas al sufrimiento o pánico, y en ciertos casos,
se encaminen hacia una larvada depresión (¿depresión primaria o mayor?), antes que
a un sentimiento de nostalgia, que ha sido estimulado por un estado de comparación
entre lo que se vivió re-percibido como grato , bueno o beneficioso , frente a una situa-
ción presente que no contiene tales características de satisfacción y bienestar.

La nostalgia adolescente ha sido descrita por psicólogos y psiquiatras, novelada por
escritores, poetizada hasta el cansancio por autores de todas las épocas, retratada
por pintores y fotógrafos, llevada a la música y, en fin , mostrada a través de la
óptica del científico y los estudiosos, así también a través de la sensibilidad artística en todas sus manifestaciones.
Al parecer, el estado de nostalgia del adolescente, tiene sus principales referentes en
las áreas cognitiva, emocional , hormonal y física.
A saber. El adolescente sufre un cambio brusco en la forma de auto percibirse y de
percibir el mundo que lo contiene, incluida su propia familia. Tan rápido es el cambio experimentado por éste , que es solamente comparable con lo que sucede al recién nacido al salir del confortable útero materno.
Vive el adolescente un período bastante complicado , no rara vez crítico. Son frecuentes las depresiones , las rebeldías que intentan sobrepasar cualquier autoridad o norma. Con
esto nace la confrontación hacia un mundo donde parece negársele su calidad de sujeto
y no de simple objeto del acontecer. Pero , su vez, la sensación de sentirse realmente sujeto de sus decisiones, lo pueden conducir a una cierta situación de soledad , ya que es habitual que el adolescente piense que “nadie lo entiende” o, peor aún “que no es querido”. Eso , al tener que disputar lo que es objeto de sus deseos ,en contra de lo que sugiera a veces la lógica, o bien , la seguridad para sí mismo, y por último el derecho de los demás ,en particular sus pares, a experimentar igual derecho a la realización de sus preferencias y espacios.
Una contradicción muy profunda , envuelve el sentir y actuar adolescente.
El, desea-(como es natural), seguir siendo el encanto de sus padres, quienes le ofrecen amor
desinteresado, protección, comodidades, posibilidades de educación y/o formación para enfrentar exitosamente el futuro y , en realidad , satisfacen cualquier necesidad surgida
racionalmente desde el niño. Esto NO significa que se ofrezca o estimule todo
aquello que el niño imagina como bueno o interesante para él.
Si la comunicación , si el adulto formador, tuviera su mente abierta para darle paso a esas
inquietudes, el niño podrá expresar con verdad sus expectativas. A su vez, el padre o adulto
formador, puede ofrecer al niño una visión intelectual y emocional , sobre lo que ese
adulto considera bueno para su hijo, también sobre aquellas materias que observa como peligrosas, dándole al niño las herramientas para no correr peligros, junto con entregar la orientación considerada adecuada.
De una buena comunicación, basada en :
-conocimiento del adolescente , sus intereses, sus gustos y necesidades
- tolerancia para entender que éste percibe diferente a nuestra forma de sentir y pensar.
-no permear las propias carencias , frustración y angustia hacia el niño o adolescente. Así puede surgir el conocimiento entre dos personas, que, situadas jerárquica y maduracionalmente en situaciones diferentes, no sólo no deben ser antagónicas, sino que ser impulsoras de la felicidad y bienestar del otro.
Esa clase de comportamiento tiene al menos dos motivos fundamentales para ser ejercida
con claridad y honestidad : la alegría que produce el amor mutuo y, la seguridad que respalda lo que ambos seres deben brindarse mutuamente a lo largo de las progresivas contingencias de la vida.

Nada reaparece , sin embargo, tal como fue.
Tal vez el recuerdo no experimente cambios en su esencia, pero vuelve a la mente
transfigurado.
La escena que retorna , son sólo vestigios, a veces andrajos de una realidad pretérita y
la emoción que acompaña esa escena, es una emoción del ahora, nueva, remodelada.

La edad es fuente progresiva de nostalgia.

Dos grandes fuentes de añoranza hacen su aparición en los años de la adultez en la medida que se aproxima la senectud o adultez mayor.
Esas condiciones , están constituidas por la salud y la pervivencia de seres
amados.
En la medida que van desapareciendo los seres más queridos, ellos van siendo reemplazados por recuerdos, que suelen ser gratos , para quienes han experimentado
una vida de familia normal. Esto es, porque han recibido protección, compañía seguridad, halagos, cariño, orientación y momentos de alegría , por parte del círculo familiar más cercano.
A las pérdidas familiares cercanas -que son naturales por el avance del tiempo - se suman
aquellas que corresponden a gente más joven, pero significativa, como parientes más o menos coetáneos, amigos e incluso conocidos. Todo ello, avisa a la conciencia del afectado, sobre lo que el paso del tiempo, necesaria e inevitablemente va causando.
No parece extraño, que aquellas personalidades que han alcanzado una representación social importante, sin importar de qué ámbito ellas provengan, se transforman en un “referente” de una época determinada. Al dejar de existir, dejan un espacio de carencia para quienes se sienten identificados con tal época . Más aún, si los fallecidos eran considerados seres estimables y hasta positivamente trascendentes para el
nostálgico. En el fondo de las cosas “ es un mundo que desaparece”. Es el “nido grande”,
el que comienza a desarmarse, amenazando con desamparar al sujeto de tal situación.

Durante la edad en que se es “autosuficiente”, porque se tiene un ingreso que permite afrontar contingencias y una salud que –salvo excepciones-no suele dar contratiempos graves, el desamparo relativo, es suplido por una sensación ( auténtica) de potencia y
capacidad para sobrevivir a importantes carencias afectivas.
El transcurso de los años, trae consabidos “achaques”, que debilitan aquella sensación de
potencia. El factor económico va también mermando, sea por la disminución de ingresos
o por el aumento de gastos imprescindibles en salud u otros propios de la edad.
Ese caminar por un terreno –ya menos seguro- permea el espíritu hacia las carencias afectivas. Es el momento de recordar. Más aún , recordar con dolor lo que ya no se tiene.
Los padres protectores y de amor incondicional , han desaparecido. Los hermanos y parientes cercanos, o han muerto o se han alejado. Lo mismo ocurre con las amistades.
Es la hora del dolor, de la nostalgia.

Los sentimientos que llamamos humanos, son compartidos por una variedad de especies animales.
La protección del cachorro, su alimentación, la elaboración de un sitio donde guarecerse de
enemigos e inclemencias ambientales. La enseñanza sobre cómo caminar, levantarse, volar, alimentarse, defenderse o atacar, todo aquello que en lenguaje humano , denominamos amor, se encuentran también presentes en las diferentes especies animales.
Los humanos, autoproclamados como la cúspide de la evolución sobre la tierra compartimos con multitud de especies esa característica, que en el caso de aquellas que
declaramos inferiores, llamamos instintos.
Evitaremos ahondar en el concepto instinto, ya que de por sí -tiene una connotación que
lo pone por debajo de la razón y la inteligencia - caracteres que sólo le atribuimos al género humano. Cabe eso sí preguntarse , si un mecanismo tan valioso para la protección , la seguridad y los mejores desempeños de las especies, es tan sólo un resabio ancestral de nuestra naturaleza , o, si ocurre que gracias a esos mismos mecanismos hemos llegado a estar en tal cúspide de la evolución.

Instinto, emoción y sentimientos.

Comenzando con la particularidad animal más básica, diremos que instinto, equivale
a una reacción programada para cada especie y para cada individuo , teniendo como motivo cumplir una determinada finalidad u objetivo. Esta reacción “programada”, es en realidad resultado de la evolución .
Gracias a esa particularidad, los individuos, consiguen para su especie , la primera y principal finalidad de los seres vivientes, esto es, la sustentación de la vida.
Se trata , en fin, de un complejo mecanismo que , siendo propio de cada individuo, es compartido por toda la especie a la que pertenece, con el objetivo de perpetuarla.
De ese motivo primero , básico y trascendente provienen los diversos mecanismos, sean
éstos reflejos o conductas, que han hecho posible la vida en toda su amplitud.

Sexo, alimentación, agresión o caza, protección o cobijo, amor o cuidados,
temor o precaución, evitación o escape, implican reacciones de distinta complejidad
que cada especie e individuo utiliza .
Hemos inventado el concepto instinto para significar esas características con las que los representantes de una especie consiguen cumplir su particular ciclo vital , y con esto, asegurar la persistencia de otros individuos a quienes dar existencia y preparar para su práctica de vida.
Tal como lo describimos, el instinto es una particularidad intrínseca, que no necesita
de estados desarrollados de una mente razonante . No es tampoco una característica individual que marque diferencias entre sus representantes y, que por tanto vaya a determinar cambios progresivos en la calidad de los seres que componen esa especie
animal.

Música y Nostalgia.
Música de Portugal : Fado; “Lisboa Antigua”
Música Argentina :Tango; Nostalgia de un lugar : “Mi Buenos Aires querido”;Nostalgia de un amor: “Cuartito Azul”; Nostalgia de un modo de vida:“Adios Pampa Mía”; Nostalgia iracundo sobre mejores tiempos:“Cambalache”.

Lana (no verificado)

Hace 15 años 10 meses

Leídos que fueron los fundamentos precedentes...si bien concuerdo con algunos de ellos creo que al referirse a paraísos perdidos (vida intrauterina, nido-hogar del adolescente) en realidad se excluye aquellas situaciones en que esos lugares no constituyen sitios seguros-afectivos-contenedores...si bien puede la persona idealizarlos (parcialmente) con el paso del tiempo dificilmente quiera volver al lugar/tiempo que le produjeron sufrimiento.
Tampoco creo que ...de suyo...esta nostalgia/vacío reaparezca con el "envejecimiento"(?) de la persona...más bien sostengo que se relaciona con la "soledad existencial" de la que hablan algunos filósofos enfatizada hoy por el ritmo y presiones sociales marcados por la dupla mercado-mass media.
Un hallazgo la frase...( me tomo la libertad de ajustar a mi sentir...)
"Una contradicción muy profunda , envuelve el sentir y actuar "....humano
Lana