Microverso IV

Entraron varios hombres encapuchados en el establecimiento. Sus disparos al aire provocaron gritos de pánico entre todos los que se encontraban en el recinto, pero él mantuvo la calma.
De un ágil salto, no solo logró llegar hasta el techo, sino que con el impulso apartó uno de los paneles, del falso techo, para clavar sus poderosos dedos en el hormigón que se encontraba por encima de este. Sabía que la estructura de alambre, aluminio y placas de aislante no habría soportado su peso.

Sarcástico: Claro, en cambio, no se habría destrozado los dedos al intentar hacer en el hormigón las hendiduras para poder sostenerse.
Javi: Cállate, esto no es nada mas que una fantasía.
Lógico: Y porque justificas unas cosas imposibles, y otras no.
Javi: Dejadme en paz.

Los asaltantes dispararon a ciegas hacía la dirección en la que había desaparecido. Los fluorescentes explotaban, y el resto de paneles del techo provocando una tenue llovizna blanco amarilla.
Una de las balas se incrustó en su hombro derecho. Ignorando el dolor, creó su camino a dejando la marca de sus dedos través del hormigos. Cuando se situó encima de uno de los asaltantes, aflojó su presa, y se dejo caer acrobáticamente sobre el primero de ellos. Lo desarmó con facilidad, y con un certero golpe con el dorso de su mano, lo mandó a dormir. Una vez armado, comenzó su cacería.

Sarcástico: Un tío que puede agujerear el hormigón con sus manos, y al que un balazo en el hombro no le hace nada. ¿Para que narices necesita un arma?.
Lógico: Además, siempre te imaginas hiper ágil, y solo te dan cuando te interpones en la trayectoria de las balas para salvar a otro. Podrías acabar con ellos tranquilamente sin armas, y las utilizas únicamente para desarmar a distancia a “los malos”.
Sarcástico: ¡Ni siquiera los matas!.
Javi: No me gusta matar.
Sarcástico: Tampoco puedes sobrevivir al impacto de una bala, dar saltos de veinte metros, y perforar acero y hormigón con las manos. Vamos, que yo no diría que ese tipo eres tú.
Javi: Con vosotros no se puede tener una fantasía decente.
Sarcástico: Mira quien lo dice. Pero si al final siempre la cascas, y le chica se larga. Llorando por ti y esas cosas. Pero es que ni en tus fantasías te quedas con la chica.
Javi: No me quiero dar falsas esperanzas.
Sarcástico: Lo tuyo es de manicomio.
Desesperado: Advertencia, advertencia. Mujer a la vista.

Volviendo a la realidad, Javi la vio. Su rostro no era especialmente llamativo, pero era de esas mujeres que tenían un algo que las diferenciaba del resto. Quizás fuera su sonrisa que le iluminaba el rostro pese a la temprana hora de la mañana. Quizás era aquellos ojos en los que uno se podía perder. No sabía que era, pero poseía una bellezas serena que le llamó la atención.

Desesperado: Dile algo.
Javi: Tranquilo. Aún no.
Desesperado: Se esta desviando, igual no viene hasta nosotros.
Javi: En ese caso poco podremos hacer.
Sarcástico: Es verdad ¿De que sirve luchar contra el cruel hado del destino?
Javi: Vete a la mierda.
Desesperado: ¡Esta corrigiendo su trayectoria!. ¡Se acerca! ¡Se acerca!
Sarcástico: Alinee los cañones, preparados el fuego de artillería.
Desesperado: Vete a la mierda.
Sarcástico: Que susceptibles estáis hoy. Pues nada, me voy a unir a la fiesta. Iros a la mierda.
Javi: Calla, ya esta aquí.
Desesperado: No le hables a este, hablale a ella.
Javi: Bienvenida a Burger Prince. ¿Qué desea tomar?.
Ella: Un menú Full Kingdom con foso gigante.
Javi: ¿Que bebida?
Sarcástico: Que seguridad, que saber hacer. Animo Casanova, la tienes en el bote.
Javi: ¿Alguien puede hacer callar a este imbécil?
Imbécil: Sin ofender.
Ella: Limón. También quería un torreón de patatas, y una ensalada feudal.
Javi: Son doce con cincuenta. ¿Quiere Ketchup con la hamburguesa?.
Ella: No, gracias.
Javi: Tiene el numero setenta y dos.
Ella: Gracias.
Desesperado: ¡Te ha dado las gracias!
Javi: Como todos los que han venido antes.
Snob: De todas formas, no podías haber caído mas bajo que en este trabajo
Sarcástico: Podía haber sido peor.
Snob: Ah, ¿si?
Javi: Podría haber entrado en el MikeDonalds.
Snob: También es cierto.
Desesperado: Bueno, ¿vas a ir decirle algo?.
Javi: ¿Pero de que vas?
Desesperado: ¡Tio!. ¡Pero si es la mujer de tu vida!.
Javi: Tu estas muy mal.
Sarcástico: Ha hablado el gran maestre del equilibrio y el Zen vital.
Desesperado: ¿No vas a hacer nada?
Javi: ¡Pero si no la conozco de nada!
Lógico: No conoces a nadie hasta que empiezas a hablar con ella.
Javi: ¿Estas de su lado?
Cobarde: No les hagas caso.
Javi: Tu no te pongas de mi lado.
Sarcástico: Claro, podemos decirle “Hola, no te conozco de nada, no se si eres una psicópata, o una voluntaria de Medicus mundi. Tu tampoco me conoces de nada, yo si que soy un psicópata, sino no te habría abordado así. Sea como sea, creo que eres la mujer de mi vida. ¿Qué, cuando nos casamos?
Javi: Ahora tengo miedo. Tú estas de mi parte.
Sarcástico: Vaya, gracias.

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Tosko (no verificado)

Hace 19 años

¡Genial!