Macroverso Anotado I

Por Javier Albizu, 22 Diciembre, 2010
Aquellos que dicen saber de esto dicen que, una vez llega el texto al público, queda en manos de éste la interpretación de lo que se quiere decir. Que, tras llegar al lector, las palabras dejan de ser suyas y cada uno debe darles su propio significado.
Yo, como soy un bárbaro iletrado, prefiero dejar las cosas bien claritas.
Nota para despistados: Como supongo que habrá quedado claro, estos relatos iban sobre mí.

Comenzando por todos los principios.

El germen de todo esto tiene su origen en tres ideas que me rondaban desde hace mucho tiempo. La más antigua de ellas, era una en la que “alguien” del mundo real tenía el poder (inconsciente) de hacer reales a los personajes que imaginaba. Al final estaba a punto de destruirlo todo porque, aparte de sus personajes, los mundos (planetas) en los que vivían estos también comenzaban a materializarse y solaparse con la tierra.
Al final, y como en toda obra mía, el protagonista moría (bueno, era asesinado) para que el mundo pudiese vivir. Eso sí, sus personajes “principales” permanecían en el mundo real.
El mayor problema que tenía con esta idea era el como hacer que el protagonista permaneciese ajeno a todo lo que iba provocando sin forzar demasiado la lógica interna de la historia. Por otro lado tenía que hacer que alguien, de una manera razonable, llegase a la conclusión de que era él quien lo estaba detrás de los desastres.
El tercer problema era como hacer que reaccionasen los personajes de ficción en el mundo real sin recurrir a los tópicos y lugares comunes que utiliza todo el mundo.
Nunca llegué a una explicación/razonamiento que me gustase.

Un tiempo más adelante, en mi momento de mayor negrura y estupidez irracional, ideé un método para tratar de aclarar mis ideas, analizar mis emociones y tratar de guiar mis pasos por un camino del que no me arrepintiese.
¿En qué consistía este método?
Me imaginaba sentado en el centro de una sala rodeado de mí mismo. En aquel momento, trataba de “traducir” mis emociones y convertirlas en palabras. Después de aquello, trataba de ver que parte de mi mismo era quien decía aquellas palabras y si era una parte de la que me sentía orgulloso, me avergonzaba y/o/u consideraba que debía ser escuchada.
Para ayudarme en aquella tarea solía escribir lo que yo llamaba mis “monólogos multibanda” tratando de no ser auto-complaciente ni engañarme con los roles a quienes asignaba cada “frase”.

Para terminar, un tiempo después (con toda seguridad derivado de mi agitada vida interior) surgiría el germen para otro relato. Una historia detectivesco-humorística en la que el protagonista (obviamente, un detective) era la única persona que no sabía que era un personaje de ficción. Aparte de eso, el personaje era esquizofrénico, con la peculiaridad de que sus otras personalidades no podían tomar control de su cuerpo, pero sí que sabían que eran personajes de ficción (cosa que no dejaban de recordarle).

Tropezando con nudos gordianos.

Mira tú por donde, tras varios fracasos creando listas de correo para hablar de “mi libro” no se me ocurrió mejor idea que empezar un blog (para hablar de otras cosas). Tras unos inicios titubeantes, una continuación más titubeante aún y una progresión más o menos regular, tras darle muchas vueltas a los asuntos uno y tres, opté por tirar por la ruta de en medio y empezar escribir allí algo seriado: Una serie de relatos sobre alguien muy parecido a mí, que no sabe que es un personaje de ficción, en el que trataba de auto-parodiarme (¿quién ha dicho que no tengo ego? Ah, es verdad, era yo) intentando ser ocurrente, divertido (¿por qué no?) reflexivo, no ser demasiado auto-indulgente y blablabla.

El único problema (en aquella ocasión) fue que no había una historia “real” que contar por detrás. Sólo era un divertimento que, al final, acabaría convirtiéndose en un recurso fácil para salir de los momentos de bloqueo teclístico, pero que no llevaba a ningún lado.
Así, aburrido y un poco desencantado por no ser capaz de sacar partido a una idea que me gustaba, acabé dejándola aparcada durante un par de años, sólo para retomarla brevemente y volver a meterlo de nuevo en el congelador de las ideas desaprovechadas.
Entre tanto aprovecharía para dedicarle algo de tiempo a otros relatos (casualidades de la vida, una linea argumental que que ahora retomaré)

Desenlazando las hebras del destino.

Y mi mundo cambió. Paré el blog en una nueva época de negrura y crisis en las angustia vitales infinitas y volví a retomarlo cuando la cosa descampó un poco.
Sin ser llamada ni buscada, la inspiración acabaría por llegar. No tuvieron nada que ver el azar, ni los hados, la balanza cósmica o el posicionamiento de los astros y sí que sería determinante, como no podía ser de otra manera, la inconsciente, involuntaria e inadvertida inspiración que llegaría en la forma y persona de una chica que acabaría convirtiéndose en el personaje de Sandra, las musas es lo que tienen (aunque ellas, en gran parte de las ocasiones no lleguen a saberlo nunca)

Así, con una idea ya clara en mente, comenzaría a desarrollar la historia retomándola donde había abandonado el Microverso y sumándole los elementos que más me gustaban de la historia del creador/destructor de mundos.
¿Por qué tardé tanto tiempo en ver lo bien que encajaban las dos ideas?
¿Qué queréis que os diga? Nunca he sido demasiado listo.

Muy bien, las piezas (ideas) encajaban, ahora tocaba convertir aquello en “un todo”. Dividir la historia en partes y desarrollar a los personajes para... pues eso, para que fuesen personajes y no sólo las marionetas que movía para contar la historia.
Dar una progresión a los hechos para presentarlos sin que os golpeasen en la cara con letreros de “momento divertido”, “ahora estoy diciéndote que este tío tiene poderes”, “este es el malo” y cosas de esas.
Vale, al final no fueron más que eso, marionetas, pero de manera intencionada y no como una muestra de mi incapacidad para crear personajes interesantes (espero que os hayan resultado interesantes a pesar de ser mis pequeños títeres y les hayáis cogido aunque sea un poco de cariño)

Una vez planteada y desmenuzada la historia, me hice mi “resumen” de los momentos claves de cada micro-relato (más que nada para no dejarme nada vital sin contar) Todo esto teniendo en cuenta la duración que quería darle. No quería meter relleno porque sí.
Así me quedó esto:

I Prologo
II Microverso: Ella no está
III Mundo “real”: La llamada
IV Limbo conceptual: Tipo duro
V Microverso: Deux Ex I
VI Mundo “real”: Sandra llega
VII Limbo conceptual: Tipo listo

VIII Microverso: Antagonista
IX Mundo “real”: La conversación (A la mañana siguiente)
X Limbo conceptual: Ella

XI Microverso: Deux Ex II (El gran salto)
XII Mundo “real”: Despertando en el mundo “Real”

XIII Microverso: Giro sorpresa
XIV Mundo “real”: Comiendo en casa de los padres

XV Microverso: Cruzando el umbral (Adiós al microverso)

XVI Mundo “real”: Primer contacto
XVII Mundo “real”: Buscando al “culpable”
XVIII Mundo “real”: Bajando a casa, el reencuentro con Ella
XIX Mundo “real”: Reuniendo fuerzas
XX Mundo “real”: Me entere por las noticias
XXI Mundo “real”: Coalición de crisis
XXII Mundo “real”: ¿Un poco de azúcar?
XXIII Mundo “real”: Objetivo localizado
XXIV Mundo “real”: El acabose

XXV Epilogo

Y como ya me he alargado mucho por hoy (y aún quedan unas cuantas cosas por contar) dejo el resto para la semana que viene.

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Javier Albizu

Hace 13 años 4 meses

Gracias :)
Es normal que sarcástico sea el que más guste.
Al fin y al cabo, a todos nos gustaría poder decir "las verdades" (aunque su caso era un poco especial, ya que sabía que no iba a tener que afrontar luego unas consecuencias negativas)

Yohans Dark (no verificado)

Hace 13 años 4 meses

ya se veía venir que despues del Macroverso hablarias de tus reflexiones, una vez más, te as superado al mostrar al mundo tus intereses e inquietudes jajajaja
Tus personajes gustan a todo el mundo tío, y quien no se de cuenta...
Mi preferido es Sarcastico jajajaja, se parece mucho a mi

Yohans Dark (no verificado)

Hace 13 años 3 meses

esk si, es unico