Secretos inconfesables

Sí, lo reconozco.

- El lunes… no… es demasiado duro… no quiero decirlo.
- Venga, ánimo, que tú puedes hacerlo.
- Esque… ¿que pensarán de mí?
- ¿Quienes?
- ¿Como que quienes?... “ellos”
- Es verdad… ¿Que dirán “ellos”? Tienes una imagen que mantener. Una reputación que mantener.
- Veo que lo entiendes.
- ¿Pero tú te escuchas?
- No. No estoy verbalizando lo que escribo.
- Prueba a hacerlo.
- No quiero, me sentiría ridículo.
- Pues vuelve a leerlo y me cuentas.
- …
- ¿Y bien?
- Espérate, no me seas cagaprisas.
- ¿Te falta mucho?
- Ya.
- ¿Y bien?
- Pues es un dialogo bastante estúpido.
- ¿Y que vas a hacer al respecto?
- Supongo que lo ignoraré y seguiré como si no hubiese existido.

Sí, lo reconozco. Al parecer he salido en la tele, o al menos hay gente que me ha visto ahí (que hacía esa gente viendo Localia a esas horas ya no lo sé)
La cosa fue más o menos así. Yo iba por la calle tan tranquilo cuando me asalta una reportera micro en mano y me pregunta:
- ¿Donde vas a ir de vacaciones?
- Pues ni idea – respondí yo con toda la sinceridad de la que fui capaz.
De los detalles exactos del resto de la conversación no me acuerdo pero, resumiendo, la cosa fue más o menos algo así:
Ella me pregunta alguna pregunta más del mismo calado filosófico y yo le digo que aún no se que días me cogeré vacaciones y que no tengo ni idea de que haré con ellas cuando decida cogérmelas. Ella me pregunta si me quedare en Pamplona, y yo le respondo que supongo que sí, pero que no me lo he planteado. Ella me dice que estas cosas hay que prepararlas con tiempo, y yo le digo que “yo soy así”
Más allá de la honda trascendencia de tan profundas reflexiones y del elevado nivel que demuestra la programación de las televisiones locales (y mucho me temo que nacionales) durante el verano, queda una pequeña reflexión sobre la capacidad de atención y percepción del espectador medio.
Porque, casualidades de la vida, cuando llegué a trabajar esa noche, resulta que los dos guardias de seguridad de la garita habían visto el programa. No se si lo emitirían en directo (cosa que dudo) o hicieron algún montaje con las “entrevistas” a los diversos pardillos que se cruzaron con los intrépidos periodistas (entrevistadora y cámara) pero bueno, ese (la inmediatez, y/o/u falta de producción de las cadenas pequeñas o grandes) no es el quid de la cuestión, sino los detalles con los que se quedaron y las conclusiones que sacaron aquellos que vieron las imágenes.
Uno de los guardias saco la conclusión de que no me cogía vacaciones y, el otro, se quedo con los (al perecer, ya que no me fije en ello) generosos atributos físicos y capacidad torácica de la señorita entrevistadora.
Hoy me ha escrito un mensaje mi hermano pues, al parecer, el que será su cuñado también vio el programa sacando otra conclusión de mis palabras: No me cojo vacaciones, porque yo soy así (sólo me falto decir “porque yo lo valgo”)

Así pues, y retomando el tema que ocupo este blog hace un par de semanas: Los mecanismos que rigen la comunicación humana son una autentica chapuza.

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Tosko (no verificado)

Hace 16 años 9 meses

Incomprensible (será por lo de la chapuza).