Por Javier Albizu, 16 Mayo, 2018
Me gustan los juegos de rol. Me gustan como concepto, como medio y como herramienta.
Es un concepto con un potencial inigualable para crear historias, un medio que permite que afloren facetas de uno mismo que se encuentran sepultadas bajo capas de inseguridad y miedo, y una herramienta versátil como pocas a la hora aunar estos aspectos.
Cada vez que empiezo una entrada por aquí me da por decir “como os decía el mes pasado”, y entonces me doy cuenta de que la semana pasada habría comenzado igual. Cosas de la rotación temática.
Pero no. Hoy no. Cuando sigo sin tener muy clara la manera en la que afrontar este “Nunca a la última”, hoy toca algo nuevo/viejo. Hoy va a ir de proyectos. No, esos proyectos no. Otros.
Por Javier Albizu, 6 Mayo, 2018
Me encantaría decir que me gusta leer sin sentir que estoy mintiendo. Me encantaría que me gustase leer, pero mi relación con la palabra escrita siempre ha sido complicada.
El deseo de conocer y comprender está ahí y me mueve a hacer acopio de libros que sacien estas necesidades, sólo para que terminen formando parte de una pila de lecturas infinita. Me gusta saber y me gusta aprender, pero estudiar es un soberano coñazo. Aunque no sé si esto siempre fue así.
Por Javier Albizu, 2 Mayo, 2018
Como no podría ser de otra manera, comienzo una entrada con una rectificación sobre algo relacionado con lo que afirmaba en la anterior.
El curso de LazyFoo no me sirvió. Lo tengo aparcado para más adelante (uno más), pero a través de sus explicaciones no conseguía avanzar. Así que tocó seguir buscando y desesperando, escudriñando la red de redes hasta que. parece que, esta vez sí, he ido a dar con algo que se asemeja mucho a lo que llevaba buscando desde el principio. Hasta el tutorial de SDL de Antonio García Alba1.
Por Javier Albizu, 25 Abril, 2018
Después de cómo terminaba la entrada del mes pasado, seguimos buscando una manera en la que explicar qué es Daegon de una manera sencilla, concisa y asequible.
Por Javier Albizu, 22 Abril, 2018
No recuerdo cuándo fue la primera vez que escribí algo con la intención de contar una historia propia. La primera que recuerdo se remonta a los tiempos de la educación primaria, pero no sé si existió alguna previa.
En aquella ocasión fue un encargo. Un trabajo del colegio que hice tan mío que aún recuerdo con claridad lo que sentía mientras escribí. No recuerdo el enunciado del trabajo al igual que tampoco recuerdo la reacción del nadie ante el resultado. Era una historia de dos amigos obligados a enfrentarse en un circo romano.
Por Javier Albizu, 18 Abril, 2018
Hola, me llamo Javier Albizu y soy un bárbaro, un filisteo, un maltratador del lenguaje.
Junto palabras de una manera anárquica en un intento de que adquieran coherencia. Las hacino unas sobre otras tratando que se conviertan en frases. Aspirando a que sus formas y sonidos logren despertar emociones en los demás.
Me monto un sistema de suscripción por aquí y justo nos cambian la normativa de protección de datos. Biba y Vrabo.
Ante esta disyuntiva me veo dividido entre dos opciones: Seguir manteniendo mi porte retro, o atenerme a la legalidad.
He ahí la cuestión (aunque sólo es la primera del día).

De cualquier manera, y por otro lado, la que está de moda es el pasar de todo así que… quizás no ir a la última sea sinónimo de adecuarme a la legislación vigente.

Por Javier Albizu, 4 Abril, 2018
¿Recuerdas que el mes pasado te dije que no quería meterme con Vim o Emacs por el tema de la curva de aprendizaje y tal?
… pues al final me he terminado metido con Vim y… bueno... no es para tanto1 (dice mientras tensa la soga que cuelga del techo). Pero bueno, por el momento me sobran unos cuantos puntos de cordura. Además, ¿qué diablos? si uno quiere ir de tipo duro tiene que apechugar con lo que va asociado.
Por Javier Albizu, 29 Marzo, 2018
Continuando con la tónica habitual, comenzaré esto diciendo que… yo tenía un plan. Un plan que, como de costumbre, no soportó el contacto con la realidad.

Hace algo más de dos años escribía lo que iba a ser el rumbo marcado a seguir(1), un índice en el que trataba de desglosar lo que debía incluir el “Manual básico” de Daegon y que, quinientas cincuenta y cuatro páginas después se encuentra aún muy lejos de estar finalizado.