Comenta el amigo Zapata en referencia al párrafo final de Araia III.

Sería horrible si fueras incapaz de sentir algo, pero ya sabemos que eso no es así. El porqué de ese momento concreto lo ignoro, pero la infancia da sorpresas de ese tipo. Yo no sentí la pérdida de mi abuelo materno de la forma en que seguramente la sentiría ahora.

Hola de nuevo, niños y niñas, hoy tenéis ante vosotros, un especial con esos “encantadores” Momentos que dejan huella.
¿Acaso creíais que el pequeño accidente del mordisco en el labio había sido mi único percance en Araia?, ah pobres ilusos. Mi torpeza dio para eso y mucho más. Aunque esta vez lo dividiremos por secciones. Así, comenzaremos con:

Momentos ciclísticos

Ayer os hable un poco del pueblo, y ahora lo haré de sus alrededores.
En su momento no apreciaba en nada todo el monte con el que limitaba (bueno, supongo que seguirá limitando) la casa de mis abuelos. Pero ahora supongo que me gustaría dar una vuelta por ahí de vez en cuándo.
Comenzaremos con un clásico. Momentos que dejan huella.

Lo cierto es que este momento en concreto no lo recuerdo, y lo único que conservo de el es una peque? cicatriz en el labio inferior.
La cosa (por lo que me han dicho) debió ser mas o menos así. Llegamos delante de casa de mis abuelos, me dispongo a bajar del coche, me tropiezo (aún en el coche), y caigo de cara sobre la acera. ¿Resultado?, me muerdo yo mismo el labio inferior, y me lo abro.

Otra vez, los hechos aquí narrados continúan correspondiéndose a fechas situadas entre los años 1973 y 1981 (y así, tóntamente continuo llenando espacio en blanco).

Es curioso el microcosmos que nos creamos a veces.

Los hechos aquí narrados, continúan correspondiéndose a fechas situadas entre los años 1973 y 1981.
Tras las alegrías ayer despertadas, trataremos de ser un poco mas “alegres” hoy.

Mas recuerdos que dejan huella.

Nos pondremos en plan “narrador” de la serie “24”.
Los hechos aquí narrados, corresponden a fechas situadas entre los años 1973 y 1981.

Recuerdos que dejan huella.

Hola. Este soy yo. Nací el día 6 de marzo de 1973, aunque desconozco a que hora fue, cuantas horas costó que me sacaran del interior de mi madre, o cuanto pesé. Creo que fue en alguna clínica de Pamplona, pero tampoco se en cual fue. Junto a mi están (supongo), mi madre (Doña Vicenta Martina Lazcoz) y uno de sus hermanos, creo que mi tío Pedro (no se si ya en aquella época se había dejado la barba, pero supondremos que si).
Hola, soy Javier Albizu. Soy un friki y (entre otras cosas), y alguien que no tiene ninguna foto de su pasado.

Es cierto, no tengo ninguna foto. No es algo que me preocupe, no me suele gustar mirar fotos, ni tampoco hacerlas. Pero me he dado cuenta de que hay muchas lagunas en mis recuerdos. Muchos rostros sin nombre asociado. Muchos nombres sin rostro. Muchos recuerdo borrosos de momentos que de un modo han significado algo para mi, y a los que no puedo poner fecha concreta. Momentos asociados a rostros desdibujados sin nombre.