Pues bien, creo que ha llegado el momento de hacer acopio de sucesos. En un principio esto iba a ser una especie de columna de resumen, algo así como una declaración de intenciones para el nuevo año, comenzando con algo tan tópico y típico como “lo cierto es que este ha sido un buen año para mi”, pero lo cierto es que, pensándolo fríamente, para mi el cambio de año tiene la misma trascendencia que el cambio de estación, de mes, de semana, o de un día a otro. Así que voy a ir de “guay”, y lo publico con unas semanas de antelación.
Pues si, la república de triunfadores ha muerto, larga vida a la república.
Ahora a buscarse la vida, y ya me ha costado.
Me he pateado cosa de quince servidores distintos que ofrecieran php de manera gratuita, y otras tantas paginas que ofrecían weblog bajo toda clase de programas. Pero no fue hasta ayer, a eso de las dos de la mañana, que he dado con el que (espero) sera el definitivo.
Es curiosa la vida y las relaciones que vas haciendo. Como empiezan estas, y como acaban resultando.
Esto viene a colación por como comencé mi relación con estas dos personas, Iñaki Calleja, y Maria Jesús Urrestarazu.
¿Que queréis que os diga?
Quiero a esta mujer.

¿Es un pájaro?, ¿es una avión?, No, es un vendaval humano, es Maria, una de esas personas de las cuales me digo “si todos fuésemos como ella, este mundo sería un lugar mucho mejor”.

De haber alguna razón por que pudiese alegrarme de mi cambio de ubicación dentro del esquema de la tienda, del taller a ventas, esta habría sido el poder conocer a Eduardo.
¿A quienes pertenecen estos nombre?
Vaya pregunta, pues a dos mujeres. Blanca Arias, encargada de los libros en la tienda, y profesora de piano particular, y Alicia (no me acuerdo de su apellido), administrativa que trabajó unos cuantos años en la tienda.
¿Que que tienen de especial estas mujeres?
Pues lo cierto es que no lo se, pero son las únicas con las que he logrado mantener una relación “física”.
Quietos parados, no me seáis malpensados.
¿Que a que me estoy refiriendo entonces con una relación “física”?.

Me explico.

No dejan de sorprenderme las cosas que voy “descubriendo” de mi mismo según voy pensando y escribiendo sobre mi historia.
No me refiero a que haya grandes lagunas en mis recuerdos (que alguna que otra hay, pero no de demasiada trascendencia), sino a la importancia que han ido teniendo a lo largo de mi vida mis compañeros de trabajo.
Pues hoy retomamos mis andanzas por las áridas tierras de la cruz roja.
Recapitulando un poco, al final supongo que la objeción tendría lugar entre el noventa y tres y el noventa y cuatro. Mas no importa (que diría Dick Turpin), un error de calculo lo puede tener cualquiera, y supongo que como estos los tendré a patadas (esto no lo diría Dick Turpin, sino que lo digo yo).

En un principio, el puesto que mas me “interesaba” era el de cabina, aunque con el tiempo me daría cuenta de que tuve suerte de no ser asignado a esa sección.

Que recuerdos. No es que fuéramos a comernos el mundo ni nada por el estilo (mi intención no era esa, y supongo que la de los demás tampoco), pero la ilusión que depositamos en aquellos pedazos de papel.
No es que yo estuviera muy “metido” (ya estaba currando, y aquello lo hacían los universitarios), pero era un proyecto que me encantaba, hasta el nombre y su coletilla me parecía cojonudo El Mercenario, el fanzine independiente que solo se vende por dinero. No me digáis que no de lo mejor que habéis leído.
Antes de escribir la columna de ayer tenía una duda (bueno, mas de una), sobre una serie de eventos y las fechas en las que tuvieron lugar tales sucesos.
Pero como la memoria es así de caprichosa, pues ha tenido que ser hoy cuando recuerde nuevos detalles que van poniendo las cosas en su orden cronológico. Así que vamos a ello.

Momentos laborable-frikis.