Si nos ceñimos al mes de publicación de “Hijas de la noche”, tendríamos que esperar hasta noviembre de este año para celebrar tan magno evento. Por otro lado, como las bases y elementos más antiguos que han terminado por formar parte de esta ambientación tenían su semilla en cosas que comencé a elucubrar allá por el año noventa1, supongo que podemos hacer un poco la vista gorda.
Por un lado, y como ya comentaba en otra entrada, cambiaba el emplazamiento del instituto y abandonábamos “la periferia” de Potasas para movernos hasta “el centro” del pueblo. Por otro, la parte de mecánica desaparecía del currículo técnico para hacer que este se centrase por entero en la electricidad.
¿Como puedes llegar a ser capaz de diferencias una cosa de la otra?
Por otro lado... ¿realmente importa esta distinción?
Ya está hecho y no existe una combinación de teclas que nos permita cambiar lo qué hemos hecho o la razón detrás de cada acto.
Una manera un poco rara de empezar, lo sé.
Tengo que dejar de simultaneas la escritura de esto y de la novela, porque las cosas me se empiezan a mezclar.
Pero vayamos al tema.
¿Por qué no vigésima?
¿Cómo medir el qué y el cuándo?
¿Cómo saber el porqué?
¿Cómo asignar un orden de prioridad?
¿Cómo determinar qué dejamos entrar y qué nos negamos a aceptar?
No. Aquí no encontrarás respuesta a estas preguntas.
Porque las fuentes de inspiración son asín. Difusas y esquivas. Subjetivas y, en cierta medida, involuntarias. No las buscas, sino que son ellas quienes te encuentran.
En fin.
Licencia de uso
Mytgard by Javier Albizu is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional License.