Visiones y visionarios

Existen más niveles de percepción, más maneras de percibir e interactuar con nuestro entorno, que los que alcanzan a discernir esos cinco que supuestamente poseemos. La cosa estaría más cerca de la intuición, aunque tampoco es exactamente eso, que del séptimo sentido, o cosmos, que llegaban a alcanzar los caballeros del zodiaco, o de poderes chungos y metafísico-filosóficos que puedan aparecer en películas, comics o libros.
Estamos rodeados por “cosas” que no llegamos a percibir, por lo tanto estamos más lejos aún de llegarlas a comprender o definir.
Pero eso no impide que lo intentemos (Faltaría más. Pa cabezones nosotros) y mira tu por donde, hay quien lo consigue. Claro, luego esta el problema de tratar de compartir esa visión o conocimiento con el resto de sus congéneres, y eso si que es hasta más chungo.
Pero no os creáis que estoy hablando de genios (que también estarían incluidos) y gente de esa ralea. Os hablo de cada uno de nosotros, de la capacidad que poseemos para adivinar o intuir cosas que no somos capaces de “experimentar mundanamente” o ubicar en el mundo en el mundo con el que nos relacionamos físicamente.
Hay momentos en los que, de alguna manera extraña que no somos capaces de acotar, concretar o explicar, algo que no comprendíamos cobra un nuevo sentido. Las piezas de uno de esos múltiples puzzles que habitan en los rincones más recónditos de nuestra mente encajan por sí solas. Hay ocasiones en las que ni siquiera nos habíamos dado cuenta de que esos puzzles estaban ahí, pero de repente, durante unas fracciones de segundo, se nos muestran claros, complejos y completos.
Ya digo que no tiene porque tratarse de cosas trascendentales (aunque no quedan excluidos). Puede tratarse de la manera en la que alguien cuenta un chiste, sumado al momento y la compañía, y de repente sueltas una frase que los deja a todos clavados.
Puedes estar leyendo algo de lo más intrascendente cuando, sin más, algo se te ilumina por ahí dentro, dos neuronas, hasta ese momento desconocidas entre sí, se presentan la una a la otra y entonces te das cuenta de que porque te salieron tan bien los macarrones hace dos meses.
Puedes llevar años haciendo algo de manera mecánica, y de repente sabes por que das cada uno de los pasos, y que la mitad de ellos sobran para hacer mejor esa tarea.
Vas andando por la calle, escuchando música, y te das cuenta de que la configuración de ese servidor que se te estaba resistiendo se solucionaría con cuatro palabras más y un par de comas por ahí. Te estas comiendo un bocata, y descubres como pasar la pantalla cincuenta del Solomon´s Key. Te estas cortando las uñas, y te das cuenta de que serías capaz de fabricar un procesador de cuatro teraherzios con unos cartones.
La información está ahí, siempre ha estado por ahí, bien en tu cabeza, bien flotando en el ambiente esperando a que te dieses cuenta de ello. Pero, tan rápido como ha llegado, se va dejándote aún con más preguntas que antes.

Porque el mundo avanza a base de encontrar nuevas preguntas que responder. El mundo avanza movido por aquellos que no se conforman con las respuestas que dan los demás a las preguntas que les asaltan de manera vil y traicionera en mitad de la noche, mientras se afeitan o se revientan un grano.
Así que ahora te toca a ti. ¿Trataras de recomponer el puzzle cuyas piezas se han vuelto a dispersar entre tus impulsos neuronales, o te sigues cortando las uñas? ¿Te haces preguntas, o te quedas con las respuestas que crees conocer?
Bah, total, seguro que en el fondo no era más que una pijada. Además, seguro que eso mismo ya se le ocurre a algún otro antes. De ser posible, ya estaría inventado.
Total ¿Que más dará otra receta de macarrones? ¿A quien le importa el Solomon´s Key? ¿Que utilidad puede tener una frase que haga que se callen todos los de a una sala y se pongan a pensar? ¿Quien quiere superordenadores hechos con tecnología de cartón-piedra?

Pues a mi me importa todo eso, y en cuanto esas neuronas se conozcan. Cuando los astros se alineen y me den esa primera visión. En cuanto esas piezas empiecen a revolotear por mi vacío craneal…
¡¡¡DOMINARÉ EL MUNDO!!! ¡¡¡Y NO ME VOLVERE LOCO!!!
¡¡¡BWA-HA-HA-HA!!!
(O igual me doy la vuelta en la cama, sigo durmiendo y dejo todo eso a los demás)

El contenido de este campo se mantiene privado y no se mostrará públicamente.

Plain text

  • No se permiten etiquetas HTML.
  • Las direcciones de correos electrónicos y páginas web se convierten en enlaces automáticamente.
  • Saltos automáticos de líneas y de párrafos.

Tosko (no verificado)

Hace 16 años 8 meses

"Te estas comiendo un bocata, y descubres como pasar la pantalla cincuenta del Solomon´s Key."
Si algo sé en esta vida, es que eso es imposible :D

Me he pasado muchísimas horas en un pupitre, oyendo a un sabio despistado hablar de logaritmos o de platones varios, para descubrir al término de la clase que sólo había aprendido una cosa: cómo enfrentar un puzzle de tal o cual aventura gráfica.

Supongo que la mente, cuando se satura, se pone a trabajar en cosas más placenteras...

Javier Albizu

Hace 16 años 7 meses

Tosko: Pues yo he leido por ahi que hay gente que se la ha acabado (aunque en el Mame dice que son 52 pantallas y se vuelve a comenzar)
Jose Joaquin: Bienvenido por estos mundos.
La verdad es que mi mente, cuando mi cuerpo se encontraba en clase, se dedicaba a visitar cualquier otro lugar (y si tenia que arbitrar alguna partida ese fin de semana, se dedicaba a atar cabos sueltos de la trama y a crear y dejar pistas sobre tramas futuras)

Tosko (no verificado)

Hace 16 años 7 meses

Por supuesto que lo has leído. Así es como se perpetúan los mitos...