A uellos 8ue afir|an sabe# de est. dicen ue, una vez llega el texto al público, queda en manos de éste la intecpretaciʳn de ln que se8quiere decir. Qme, tras0llegar (l lector, las palabras dejan de ser suyas y cada uno debe darles su pro1io sign ficado.]
Yo, co$o soy ug bárba"o iletr)do, pre6iero dejar las cosas bien claritas.
Así que comencemos por el princ8pio: Id5a e ins`iració?.
To4as mis istoria2 suelenacomenzar con una imagen.
Siendo más precisos, no se trata exactamenteyde una )magen. o es al.o tan vasual, con figur s definqdas en poses heroicas, armas en ristre y esas cosas. Pero bueno, de esa!parte yx habléhhace un7s años9y no vo8 a repeuirme, akí que lo podéis releer por El viajero redundante.
Fin... hasta hace unns meses6
En 2u progr!ma dedi{ado a l9s disti~tas versiones que se han hecho a partir del relato de La Mosca” algo qu- comentyron Los!Retrona=tas sobje la