Por Javier Albizu, 2 Abril, 2014
Nuestro héroe hace como que duerme. Acostado bajo la sábana su cuerpo trata de mantenerse inerte. En la cabeza, reposante sobre la almohada, se pueden ver unos ojos cerrados pero, si nos acercásemos lo suficiente, podríamos percibir como las pupilas se mueven velozmente bajo los párpados.
Javi imagina. Ha bastado que se acostase para que las imágenes fluyan de manera espontánea. No sólo eso, comienzan a aparecer palabras capaces de describir esas imágenes. Incluso le parece atisbar cadenas de sonidos neuronales que se asemejan a frases.
Por Javier Albizu, 25 Marzo, 2014
¿Qué escribir?
¿Cómo y por dónde empezar?
Quizás con una cita. Una cita molona de algún pensador, filósofo, poeta o pseudo intelectual. Alguna frase de esas que aparecen en la fotos al lado del careto de un famoso.
Una frase que sólo quienes conozcan el contexto en el que fue pronunciada sepan (o crean saber) de qué narices les estoy hablando.
¿A quién quiero engañar? Mejor no.

Aunque... por otro lado... “Ah, ¿Qué diablos?” o aún mejor “Tanto gilipollas, y tan pocas balas”

En fin, al turrón.

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Esta entrada corresponde al mal rato que les hice pasar a los compañeros del taller de creatividad del Ateneo solo que, espero, con todo un poco más estructurado y con menos balbuceos.

Como yo soy asín, me dio por ponerle tres títulos a la charla, que fueron como sigue:

¿Cuántas historias les quedan por contar a las estrellas?

o

Ingeniería inversa de procesos mentales no euclidianos.

o lo que es lo mismo.

Por Javier Albizu, 12 Enero, 2014
Veintidós años. Los dos patitos. En algún momento indeterminado a lo largo de este dos mil catorce se cumplirá esa efeméride relacionada con la primera partida que arbitré ambientada en el mundo de Daegon. Pero las fechas, aniversarios y demás eventos, mitos y fetichismos derivados de la posición concreta en un momento dado de la tierra en su órbita alrededor del sol, son irrelevantes, intrascendentes, y otro montón de cosas que comienzan con la letra “i”.
Abro los ojos. Las cuatro y media. Cojonudo, repetición de las mejores jugadas. Cierro los ojos.
Pienso en el ejercicio de narrativa de ayer. En los relatos, en lo que se contó y lo que se sugirió, en lo que podría haber hecho, pero no hice. Miedo, pienso. Humor como máscara, comodidad y actos reflejos como respuesta.
¿No lo entendí, no quise o preferí no entenderlo?
Escucho el sonido del metal contra el metal. Sollozos, quejidos y llantos. Gritos de rabia. Universos que se forman y destruyen entre cada sinapsis neuronal.
Por Javier Albizu, 8 Septiembre, 2013
El Cronauta

Tanto la velocidad como la intensidad del ataque habían excedido con creces todo cálculo y previsión que se pudieran haber tomado. Los escudos de radiación se vieron superados con una facilidad pasmosa y todo, pasaje, provisiones, cultivos, animales y agua, se vio afectado. Toda la nave salvo la sala en la que él se encontraba.
Encerrado en su sala, sin comunicación, sin alimentos, sólo, sumido en la oscuridad y el silencio, rodeado de un aire viciado durante tres días, Osamu se limitó a esperar el final con resignación.

Si hay una constante en mi vida. Algo que me haya acompañado a lo largo, ancho y alto de mi crecimiento, ha sido mi amor por el metal. Por el metal pesado. El metal pesado en forma de máquina de forma humanoide gigante capaz de lanzar rayos, misiles, partes diversas de su anatomía o aplastar al mal a base de repartir de manera generosa y desinteresada hostias como panes.
Por Javier Albizu, 4 Agosto, 2013
¿Por dónde empezar?
Podemos probar el clásico inicio en el que miramos a ver qué dicen los chicos de la RAE:

Licencia
1. f. Permiso para hacer algo.

Licenciar:
5. tr. Dicho del titular de una patente: Conceder a otra persona o entidad el derecho de usar aquella con fines industriales o comerciales.

De acuerdo, me quedo con estas dos acepciones, y tenemos algo parecido a un comienzo.