Remo: Desarmado y peligrosoJohn Rambo era capaz de comer cosas que harían vomitar a las cabras. El amigo Chuck había rescatado a sus colegas de las manos del enemigo amarillo, y libraba a los buenos ciudadanos estadounidenses de los pérfidos invasores rusos y a base de patadas giratorias en la boca y bazokazos, se había impuesto sobre el código de silencio. Chuache le había mentido a un tipo al decirle que a él le mataría el último.
Estaba yo viendo un capitulo de House este domingo, cuando salía una clase (de un colegio) en la que una de las estudiantes estaba tranquilamente con su movil.
La cosa es que me chocó. Por supuesto, aquello “en mis tiempos” era impensable (bueno, lo podías pensar pero no realizarlo), pero supongo que ahora será la tortura constante de los profesores.
Oye, me mola esto de poner puntos suspensivos para ahorrarme el completar el título (algún día de estos tendré que ponerlo con una continuación mas complicada).
Soy un nostálgico. Nunca lo he negado.
Ahora bien. ¿Qué implica la nostalgia? (o al menos que significa para mí).

El refrán dice que cualquier tiempo pasado fue mejor… y como suele suceder con los refranes, en lo referente a este servidor de ustedes… es mentira.
Cualquier tiempo pasado fue anterior. Cualquier tiempo pasado fue distinto. Algún tiempo pasado fue mejor que algún tiempo posterior, y alguno peor.

No. No voy a hablar sobre la tele y resto de medios de comunicación. Bueno, sí que los mencionaré, pero la columna de hoy no trata intrínsecamente sobre ellos.
Vamos a ello.
¿Qué es el dolor?
Un indicativo de que algo va mal.
¿Qué es el dolor?
Una advertencia. Un mensaje.
¿Es el dolor malo?
No… aunque puede llegar a ser muy desagradable… y, sobre todo, doloroso. Qué le vamos a hacer.

Hay muchas clases de dolor y como su propio nombre indica, todas ellas son dolorosas.
Tienes el dolor físico: Dolor agudo, dolor sordo, molestia persistente, quemazón. Pero no tiene nada que hacer contra el dolor que no siente tu cuerpo. Contra el dolor que no proviene de las heridas al cuerpo.

Gatchaman

A ver. Levantad la mano todos aquellos que hayáis dicho dicho ¿Lo cualo? Al leer este título.
¿Y si os digo: Comando G?
Ahí sí, ¿verdad?
Pues este era el titulo original que se le dio a la serie en su Japón natal: Equipo científico ninja Gatchaman. Si es que estos japoneses son la leche poniendo nombres.

Corren tiempos difíciles para la educación.
Los bastos y los bordes. Los zafios, los n4matikos y el resto de tribus malhabladas se van apoderando poco a poco del uso del lenguaje, corrompiendo todo aquello a lo que se acercan.
Ya casi no se entiende a aquellos que hablan con corrección. No sólo eso, sino que se les tilda de snobs y repelentes.
¿Estaremos asistiendo al final de una era de la comunicación hablada?
Bueno, pues parece que la cosa va un poco más lenta de lo esperado. Los textos ya están entregados en la oficina del registro de la propiedad (a la que “ellos” llaman intelectual), pero por consejo de mi asesora legal, esperare a que me den el papel de aprobación (o lo que sea que den) antes de comenzar a enviarlo a las editoriales.
Ahora me ha surgido una duda más.
Me comentó Ángel Rodríguez (el amigo que llevo los textos a registrar) que convenía que me uniese a ese ente maligno de chorizos y gentes de mal vivir llamado SGAE.
Por Javier Albizu, 27 Marzo, 2006
Portada del TorgLa tormenta tiene un nombre.
Durante meses, esta frase apareció de manera periódica en la revista Dragon magazine. El juego que iba a cambiarlo todo. Después de él, se cambiaría la definición de juego de rol en los diccionarios (¡Cielos!, aparece “juego de rol” en el diccionario).
Al final, tras mucha espera, el juego salió por fin a la venta: Torg, bienvenidos a las guerras de la posibilidad.