Palabras desde otro mundo

Pues no. No me refiero a las vacaciones (esas que me cogí tan por sorpresa y a traición, que no tenía intención de cogérmelas) de esta semana pasada. Estas vacaciones que lo han acabado siendo tanto, que ni siquiera escribí mi columna del lunes pasado (cuando aún no sabía que me las iba a coger) que iba a llevar este titulo, y que me dispongo a escribir ahora mismo. Hoy (o la semana pasada) toca columna nostálgico friki.

¿Qué es lo bueno que se ha acabado?

- ¡Señor! ¡Señor! – El ingeniero Stulbright no daba crédito a lo que veían sus ojos.
- ¿Qué sucede, Stulbright?
Recuerdo, recuerdo.
Recuerdo la primera vez que hice (o fui participe de) un pedido al extranjero. Sería el noventa y poco. Recuerdo que volviendo de Barcelona, de unos días de juego, en el autobús estaba leyendo un ejemplar de la revista Dragon, que había comprado en Gigamesh, cuando vi una comparativa de tres programas distintos para hacer mapas.
- ¿Dónde estarán esos malditos archivos?
Tobías Alderson, profesor en el centro de estudios y enseñanzas superiores de Vashul, tenía poco tiempo para acabar de preparar la clase que comenzaría en breves minutos.
- Sé que estaban por aquí.
La clase de aquel día, una de sus especialidades y debilidades personales: Historia pre-colonial de la vieja tierra.
Los chicos del Plus, no dejan de decir que el mejor cine lo tienen ellos. Pues yo les diría (utilizando su mismo estribillo promocional) “Pues va a ser que no”. Yo creo que el mejor cine de los últimos años, se hace para televisión. Lo cual no implica que el medio para el que ha sido creado, se dedique a destrozarlo con anuncios y similares.
Este fin de semana ha sido de lo mas tranquilo y raro. Tranquilo porque no he hecho nada, y raro porque me he demostrado (otra vez) que si me obligo, soy capaz de escribir (bueno, eso me lo demuestro cada lunes). Esto puede sonar un tanto contradictorio, lo se. Pero escribir tiendo a no considerarlo como “hacer algo”. Puede ser frustrante, puede ser desesperante. Pero es algo que nadie me “obliga” a hacer. Es una labor única y exclusivamente de mi elección (y quizás también de mi vena masoquista).
- ¡¡¡¿Despedido?!!!
Hola. Mi nombre es William H. Kirk. Bienvenidos al final de mi carrera periodística.
- No me jodas, Scotty. Debes estar de coña.
- ¿Que no te joda?
¿Qué es lo que veo?
Pues lo que trataré que veáis vosotros a partir de las escenas que pretendo describir. O lo que es lo mismo: El “trailer” de próximos relatos. A ver si “sacándome” estas imágenes de la cabeza, logro dejar espacio para que las imágenes definidas del “antes y después” cristalicen y se conviertan en letras.
No voy a decir a que relato pertenece cada “escena” (aunque los que son de Daegon supongo que resultaran obvios). Tampoco es que sean textos definitivos (ya he dicho que son trailers, todavía faltan por añadirles parte de los efectos especiales, decidir el montaje, y asignas las voces para el doblaje final), pero bueno, me servirá para ir ejercitarme un poco mas en esto de la escritura, y tendré algo “sólido” sobre lo que trabajar mas adelante.
Cuando lleguen los relatos “finales” también podéis tratar de ver en cual encaja cada “escena” (aunque por los personajes que salen, eso será fácil. Otra cosa será el adivinar en que momento) lo que se ha cambiado y lo que se ha quedado tal cual.

Empezamos

- Pero, ¿Quién te crees que eres? – gritó iracundo Marcus – No eres mas que un tullido con ínfulas. Te las das de superior a todos, pero no aún no has probado nada. Eres mas digno de lastima que de cualquier otra cosa.
-Yo no creo nada, pequeño-niño-estúpido – replicó Arcanus con su ojo rojo iluminando entre sombras lo poco que quedaba de humano en su rostro – Yo SE – su rasgos se deformaban hasta adoptar un rictus terrorífico – Yo SE lo que tú no sabes sobre ti mismo. Yo SE lo que se nos avecina. Yo SE lo que es correcto. Las creencias y las dudas solo sirven a aquellos que no son capaces de ver la verdad. Escucha mis palabras, y aprenderás. Ignóralas, y condenaras a este mundo con tu ignorancia y estupidez.

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Pues eso, por fin una expresión popular que considero cierta: “Rectificar es de sabios”. Y como soy una persona a la que le gustaría en algún momento llegar a estar mas cerca de la sabiduría que de la estupidez, pues he decidido rectificar.

¿En que?

El otro día estaba dándoles vueltas en la cabeza a mis relatos (con “el otro día” puedo referirme a cualquier día, incluso a hoy), y preguntándome porque me cuesta tan poco escribir según que tipo de historias, y tanto otras.
Los textos con algún elemento “humorístico” surgen con mucha mas facilidad que los prentendídamente “serios”. Tanto los relatos de ci-fi, como los últimos textos que he escrito para la lista de correo han surgido con mucha mayor fluidez que los relatos de Daegon. ¿A que se debe esto?.