Macroverso VIII Saltos, macarrones, señores del mal y malos domingos

Por Javier Albizu, 15 Junio, 2014
Microverso

- ¿Hola? - Cojonudo. Pensó. Estoy soñando otra vez.
Pero esta vez parecía que había suerte: nada ni nadie en el horizonte. Cerró los ojos, y trató de dormir dentro de su sueño. Un momento de tranquilidad tampoco le vendría mal.
- ¿Qué haces aquí?
Fin del momento de paz, tocaba un nuevo y apasionante encuentro con la voz “misteriosa”
- Es mi cabeza. ¿A quién cojones esperabas encontrar? El que no debería de estar aquí eres tú (seas quién seas)
- Despierta, cenutrio, y busca el puñetero camino hacia donde está Ella.
Despertó con la pregunta de costumbre: ¿Cómo narices se había metido en aquel lío?
No, no era suficiente con las voces en su cabeza, también tenía que haber estrellas invitadas mientras dormía. Trataba de aclarar sus pensamientos, pero el cabreo aumentaba por momentos. Le habría encantado que Mike tuviese razón para poder cagarse el los muertos de su “autor”
- ¿Vas a moverte? - hablando del rey de Roma, ahí estaba Mike.
- Claro. Sólo tienes que decirme hacia dónde.
- Sencillo: Hacia donde está Ella.
- Venga, listo, dime cómo llego hasta ese mundo que sólo aparece en mis sueños.
- Pregúntaselo al tipo que te enseñó el camino de baldosas amarillas.
- Claro, como no tengo que bastante con las voces que están apalancadas en mi cabeza, voy a ir invitando a más ocupas.
- ¿Por qué no hablas con “el de arriba” y le oblogas a que te diga cómo continua esto? - trataba de sonar sarcástico, pero sólo conseguía sentirse ridículo burlándose de una parte desquiciada de su personalidad.
- Ya sabes que hace tiempo que no aparece por aquí. Parece que le ha dado por cambiar las reglas.
- Deja de darme largas y empieza a darme ideas.
- Sigues apuntando en la dirección equivocada. Sólo soy una excusa argumental, tendrás que hablar con otro personaje para poder buscarte la vida.
- Si no recuerdo mal, me dijiste que soy el personaje de un relato, no el de un videojuego.
- Puedes alargarlo todo lo que quieras, pero mientras no te muevas esto no se va a solucionar.
- No me vas a dejar tranquilo hasta que lo haga, ¿verdad?
- Puedes probar suerte. Igual hoy es ese día.
Se levantó. Que remedio. Mientras se duchaba trataba de pensar en películas, juegos o libros. Buscaba un punto de partida a partir del que comenzar, pero ninguno le valía.
Aquello no tenía ningún sentido. No creía en otras dimensiones, no creía en la magia, no era devoto de ninguna religión. Aquello no había por donde pillarlo, pero todo el mundo le urgía en que se moviera, que hiciese algo. Estaba rodeado de tipos que estaban como una regadera y parecía que aquello estaba comenzando a afectarle.
- Claro, como siempre has sido un tío tan centrado... - y, claro, Mike. Mike siempre estaba por ahí para terminar de arreglar las cosas.
- ¿Quieres dejarme tranquilo?
- Mmmmmm. No.
- ¡Joder! ¡Vas a acabar por volverme loco!
- …
- Bueno, ya me entiendes, más loco aún.
- Blablabla. ¿Ahora es cuando te echas a llorar?
- Pues igual lo que hago es volverme a la cama. Igual me doy la vuelta, me echo a dormir, y paso de todos vosotros.
- Menos lobos. Sabes que eso no va a colar.
- Gracias por ponérmelo tan fácil. Hala, vete a cascarla por ahí.
- ¿Pero vas en serio?
- …
- Oye, ¿se puede saber de qué vas?
- …
- Sí, ahora te estoy hablando a ti. Al menos manda a alguien para que me eche una mano.
Alguien llamó a la puerta.
- Gracias.
- …
- ¿No vas a levantarte?
- …
- Nada, que no quiere levantarse.
- JAVI, QUE SOY DEUX EX. ABRE, COPÓN.
- Que duro eres, así seguro que consigues que te haga caso.
- …
- QUE SE COMO PUEDES LLEGAR HASTA DONDE ESTA ELLA.
- Bueno, por ahí supongo que podremos conseguir algo.
- …
- Pues parece que va a ser que tampoco.
- Se aceptan sugerencias.
- Menudo instrumento divino estas hecho.
- Debo reconocer que he tenido días mejores... pero ha sido con otros autores.
- ¿Y ya está? ¿No vas a intentar nada más?
- A ver. Igual esto vale. QUE ME HA DICHO ANTAGONISTA QUE HA CORTADO CON ELLA.
- Claro, eso tiene mucho sentido. Ha ido hasta donde sea que está, han cortado, y ha vuelto para decírtelo.
- No eres de mucha ayuda.
- Es un don... y mi papel.
- Pero que pelmas que sois.
- ¿Ves? Ha funcionado.
- Menudo crack está hecho el autor. Tiene unos giros argumentales que rompen caderas.
- Sólo para que conste, después de esto voy a ignoraros por completo para el resto de la eternidad.
- Sí, sí, sí. Os odio mucho y blablabla.
- Que quede claro, esto es lo último que voy a deciros.
- Y dale, que sí.
- Muy bien, veo que vais a seguir intentando alargar esto aún más y no me vais a dejar terminar. Gracias. Que os follen. Adiós.
- Vale. Esto no me lo esperaba. Supongo que habrá que cambiar el plan.

**********************

Día: No
Hora: Tampoco
Lugar: Limbo interregno.

- ¿Hola?
-
- Sé que estás ahí.
-
- ¿Vas a seguir jugando a esto durante mucho rato?
- Perdona, he tenido que hacer esto un poco rápido y estaba preparando el nuevo discurso. Ya podemos empezar.
- Como de costumbre, empezando con el culo.
- Gracias, eres un amor.
- Déjate de gaitas, que te estas luciendo con la entradilla (en tu mejor tradición)
- Algún día de estos tengo que ponerme a analizar sobre la necsidad de estas cosas.
- Bla, bla, bla, aún no has empezado.
- Que sí, que sí, que me des un minuto para acabar de centrar un poco el asunto.
- Puedes darle todas las vueltas que quieras, pero el tema esta claro: Tu protagonista ha decidido pasar de ti.
- Hombre, yo no lo diría así. El enfoque es un tanto simplista.
- Pues yo lo veo cristalino. Sea como sea, toca improvisar.
- ¿De verdad crees eso?
- Creo lo que tú quieres que crea. Ya sabes... tú escribes, y yo... esto... eso, lo que sea.
- Venga, a ver si hacemos que esto avance un poco. Vamos a empezar con una recapitulación.
- ¿Cómo esos capítulos que son un copia - pega de los anteriores? ¿Qué vas a hacer, poner aquí parrafitos de las anteriores entradas para ir ganando tiempo?
- Que no. Lo que pasa es que esto lo comencé hace ya un tiempecito y...
- Si no se acuerdan, que lo lean, que para eso está por ahí colgado. Nos hemos levantado vagos, ¿Eh?
- A ver, es que es un poco complicado de explicar...
- Que no. Que te cebaste mucho puteando a tu álter ego y no te ha quedado más remedio que hacer que reaccione de una manera coherente y pase de ti.
- ¿Eso es lo que crees?
- ¡Y dale!. Que no vuelvas por ahí, que vamos a acabar en un bucle infinito.
- De acuerdo. Entonces igual lo mejor es soltarlo directamente en plan monologo.
- No esperes que te diga que sí a nada. Tú mejor que nadie sabes cual es mi papel en esta historia.
- Por supuesto que lo sé. De no ser así ya te habría dado pasaporte hace tiempo.
- ¿Debo sentirme halagado?
- Tampoco es para tanto. Esto no deja de ser una historia sencillita, y hemos llegado a la parte en la que tú pasas a ser el prota.
- Hala, venga, toma huida hacia adelante... Que no cuela. Que esto va sólo de Javis.
- ¿Y qué... quién te cre..? Joder, cuesta no tomar el caminito de marras. Vamos a decirlo despacito y vocalizando bien para que ni siquiera a ti te cueste entenderlo: Tú también eres otro Javi.
- A ver, me has llamado Sarcástico y Mike, pero de Javi nada de nada. El prota siempre ha sido “el otro”.
- Eso es lo que podía parecer, pero tú siempre has tenido más dialogo que él. Tú eras el que daba “vidilla” a esta parte de la historia y no el sosito de Javi. Sin tu parte, el Microverso habría sido un muermazo. En definitiva: Sin ti, escribir esto habría sido un coñazo.
- Eres único echándote flores.
- No eres JAVI, al igual que tampoco lo es “El otro”. Sólo eres “un Javi”. Uno con el que me tendré que conformar.
- ¿Conformarte para qué?.
- Da igual. El tema es que ha llegado el momento en el que te toca saltar a primera línea.
- No me jodas. A mi lo que me mola el papel de listillo. Ya sabes, lo de saber más que los demás, vacilarles y saber que siempre llevas las de ganas en una discusión. El de pringado a putear no creo que sea un papel que encaje demasiado.
- Uno: No puedes elegir y Dos: Tampoco creas que vas a cambiar mucho. Para personajes a traumatizar tengo muchos dispersos por ahí.
- Promesas, promesas. Bueno, a ver, ¿en qué fregado me vas a meter?.
- Nada, nada. Una un poco de lobotomía selectiva, un poco de ingeniería de personalidad y todo solucionado.
- Y que los demás que miren hacia otro lado y finjan que no soy quien soy.
- Podría ponerme puntilloso y justificarlo, pero tampoco es que haya que disimular mucho. Al fin y al cabo nunca has existido en el universo al que te mando.
- Y con todo esto te ahorras también el encontrar un método “realista” con el que Javi pudiese llegar hasta allí.

Javi, este nuevo Javi, no “el otro”, comienza a caminar hacia el portal. Todo lo que ha pasado en los últimos días no deja de parecerle ciertamente increíble, pero esto ya no importa. Las dudas, fauna de la que se ha visto rodeado, el tipo misterioso de sus sueños y las voces en su cabeza han cumplido su misión. Tiene miedo pero, tragando saliva, no sin cierta dificultad, da los últimos pasos.
Al otro lado del umbral se encuentra un mundo distinto y desconocido, pero es donde está Ella.
- Que sí, cansino, que ya lo saben. ¿Puedo cruzar de una vez?
Se siente extraño al cruzar, como si su cuerpo cambiase... pero manteniéndose igual en lo esencial.
- ¡Pero si nunca nos has descrito a ninguno! ¿Para qué dices nada de cambiar de aspecto si sigues sin intención de decir que pinta tenemos?
Tras atravesarlo se queda sobrecogido, sin habla.
- ...
- He dicho que te quedas sin habla.
Recuerda haber estado aquí antes en sueños, pero contemplarlo con sus propios ojos lo convierte en una experiencia nueva y sobrecogedora. Tras unos minutos de reflexión y adaptación (y espantar a los tipos que se le quedan mirando) se dirige hacia las personificaciones de los arquetipos que le deben ayudar en su búsqueda. Aunque estos dos individuos no tienen muy buena pinta.
Tipo duro parece una momia y se le veía destrozado, pero aún así (o, quizás, gracias a ello) sigue resultando impresionante. Aún sin saber el estado de deterioro real en el que se encuentra su organismo, resulta asombroso que sea capaz de mantenerse en pie.
Por su parte, tipo listo está también destrozado. Abrir el portal en un mundo en el que esto es imposible (de acuerdo, si lo ha logrado, imposible, lo que se dice imposible tampoco debe serlo, pero sí algo muy chungo) le ha arrebatado hasta la última brizna de su esencia y está arrugado y escuálido. Como si se fuese a partir por la mitad en cuanto empezase a soplar un poco de viento.

- Hurra por el séptimo de caballería - piensa el nuevo / viejo Javi para sus adentros - Menos mal que te ibas a cortar un poco con el nivel de puteo.

No tiene ni idea de cómo logrará volver a casa cuando esto termine, pero no importa. Tiene la sensación de que ya no hay posibilidad de vuelta hacia atrás pero, para su sorpresa, lo más extraño era que no le importa demasiado.

Mientras tanto, al otro lado del portal, la voz ”misteriosa” que se estaba haciendo pasar por “El Autor”, sonríe. Ha colado. Por más tópico y tramposo que suene, todo transcurre de acuerdo con el plan.

**********************

Día: Ahora sí
Hora: Segundos después
Lugar: Mundo “real”

- Hola.
- Hola - justificación onírica, segunda parte...
- Puedes empezar cuando quieras - ...y comienza igual de mal que la última vez. Toma aire y se lanza.
- Déjame un segundo - no, lanzarse no ha sido la palabra correcta.
- Tómate todo el tiempo que quieras - pero, tratando de mirarlo por el lado positivo, esto tiene algo bueno: No puede ir a peor.
- A ver, en el fondo debes saber que no quería ofenderte - no es su mejor inicio, pero es un comienzo, aunque es un mal comienzo que, para su gusto, se acerca demasiado al peor.
- Eso es lo mejor que se te ocurre.
- Hombre, perdón, mujer, así, de sopetón...
- ¿Me estas pidiendo que lo racionalice?
- Si me puedes hacer ese favor.
- Tío, ya sé por qué sigues sin comerte nada a tu edad.
- Gracias por unas palabras tan inspiradoras y halagüeñas.
- Dátelas a ti mismo - no, por favor, cabecita mía, no tires por ese camino otra vez. ¿Podría hacerme alguien el favor de sacarme de aquí?.
El teléfono le despierta. Salvado por la proverbial campana. Mientras responde, de reojo mira el reloj; no ha pasado ni un minuto desde que se ha vuelto a acostar. Continúa siendo el domingo más largo del fin de semana más largo de la historia.
- Si?
- ¿Javi?
- Hola, mama.
- ¿Has comido ya?
- No, aún no.
- ¿Quieres venir a comer con tu padre y conmigo?
- Son más de las dos ¿Aún no habéis comido?
- No.
- ¿Ha pasado algo?
- No. Sólo que hace varias semanas que no te vemos.
- … vale, me visto y voy para allá - esto suena algo raro, pero está claro que no va a poder dormir y no le apetece hacer la comida... ni discutir con su madre.
Se viste con lo primero que pilla a mano, se despeja lavándose la cara y sale a la calle.
San Fermín, se dice que no odia estas fechas, que ha hecho un pacto de no-agresión con ellas; Si la fiesta no se mete con él, él no se mete con la fiesta, pero no puede negar una cierta animadversión. Bueno, si que puede negarlo, pero sería algo bastante estúpido por su parte.
Se pone los auriculares, y sube el volumen al máximo. Gafas de sol: Colocadas. Manos en los bolsillos: Hecho. Vista al frente y encogimiento de hombros: en situación. Aislado tanto como le permite la tecnología de todo lo que le rodea, parte raudo hacia su objetivo. De vez en cuando se filtra algún sonido en los silencios entre canciones, pero es capaz de ignorarlos.
Mientras camina a toda velocidad, su cabeza comienza a analizar y darle vueltas a la breve conversación que ha tenido con su madre; mejor eso que volver a la conversación anterior.
- Tu padre y yo nos separamos - No, demasiado melodramático.
- Nos ha tocado la lotería y te vamos a pagar un piso - ¿Hay lotería en San Fermín?
- Vas a tener un hermanito - ups, no. Definitivamente, mejor que no.
- ¿Cuándo vas a hace algo productivo con tu vida? - sí, este es uno de los clásicos. Ya empieza a sonar a ella.
- ¿Cuándo vas a echarte una novia? - abortar, abortar, aunque ese sea el tema, mejor no tentar a la bicha antes de llegar. Otros días (otros muchos días) le da igual pero, si sale hoy, seguro que termina hablando de lo que ha sucedido. Malditos poderes mágicos de las madres.
Sonríe resignado y desvía la mirada. Se imagina corriendo como a una velocidad de vértigo sobre la barandilla que le separaba del paseo del Arga. La velocidad de su otro yo se acerca a la de la luz, pero no es capaz de ir más rápido que su yo real. Cambia de distracción.
Con su poderoso giro de cintura esquiva a todos los que se cruzan en su camino. Otros días suele ser sencillo, pero durante las fiestas no es algo tan fácil como puede parecer. El caminar zigzagueante de los borrachos es un reto mayor al de los habituales viandantes. Mete la cabeza aún más entre los hombros y acelera el paso: Sala de máquinas, velocidad de escape.
Veinte minutos después llega a casa de sus padres. Las tres, una hora nada anormal para su rutina alimenticia, pero no para sus padres. Mientras sube las escaleras los desvarías regresan a su mente, ahora con un veinte por ciento más de delirio.
- Hola, hijo - su madre está tendida en el suelo cubierta de sangre y su padre le recibe tan alegremente con el cuchillo en la mano. Que tu padre tenga el apodo de “El carnicero de la Txan” es algo que termina por afectarte con el paso de los años. Ya podría haber sido ferretero.
- Nuestra nave ha venido a recogernos por fin. Tienes macarrones en el horno - No, el marciano siempre ha sido él.
- El demonio al que vendimos tu alma al nacer ha venido a reclamarla. Hay macarrones en el horno - bueno, al menos se libraría de los san fermines. Pero le empieza a apetecer comer macarrones.
Llega al piso de sus padres y abre la puerta con su copia de las llaves. Atravesa el recibidor y va directamente hasta la cocina. Su padre está ya sentado y comiendo. Al lado tiene otro plato esperándole. Mierda, hoy hay menestra.
- Siéntate, que se va a enfriar.
- Hola ¿Qué tal? ¿qué es de tu vida? Nos alegramos de verte - no puede evitar el retintín en su tono de voz.
- ¿Qué quieres? ¿Un buenos días? - su madre, la ninja del delantal, aparece por la retaguardia.
- Tardes sería más correcto.
- Calla y come. Tú siempre con tus tonterías - parece enfadada, y no es por la hora ni por el comentario. Esto no presagia nada bueno.
- Pero ¿se puede saber que te pasa?
- ¿A mi? Eres tú la que me ha llamado.
- ¡Tú es que estás tonto!
- A ver, nunca he sido ningún cerebrín, pero tonto, lo que se dice tonto, tampoco - su madre le pega una colleja.
- Ahora no te hagas el listillo.
- ¿En qué quedamos?
- Deja de marear a tu madre - por fin su padre entra en la conversación. Su madre le da otra colleja - Mujer, tampoco es para tanto.
- ¿Que no es para tanto? A este paso se va a quedar solo. Va a terminar vistiendo santos.
- Tú tranquila, esa opción queda descartada. Por lo demás, no me va tan mal – finalmente todo encaja. Diana, la traidora de su hermana les ha llamado. Esto clama venganza - Supongo que habéis charlado con vuestra adorable hijita.
- No. Nos ha llamado Marcos - nota mental, nunca subestimes el odiómetro de tu cuñado.
- ¿Qué es esto? ¿Una “intervención”? ¿Vais a tratar de reconducirme por “el buen camino”?
- ¿Eso es lo que quieres? ¿Acabar solo y amargado?
- Bueno, acabar solo no me importa - mintió, pero le sorprende darse cuenta de que esta respuesta no está demasiado lejos de la verdad. No sabe si alegrarse o tener miedo por ello - Lo de amargado ya es otro asunto.
- ¿Pero tú le oyes?
- Mujer, tampoco es para tanto - su padre le defiende. Parece que su apoyo está por encima de su deseo de terminar la comida con tranquilidad. Nota mental; devolverle el favor algún día de estos.
- ¿Ves? No es para tanto. Además, joder, aún no me he muerto. Vamos, que me queda tiempo de sobra para buscar algo (si me da por ponerme a ello)
- ¿Y qué tenía de malo esa chica? A ver.
- Pues... nada. Sólo que no iba a funcionar.
- ¿De qué me hablas? ¿De una lavadora?
- A ver, os dicen que le gusto a una chica ¿y me echáis la bronca porque no me he casado con ella? ¿En tan poca consideración tenéis mi criterio? ¿Qué sabéis vosotros de ella? A ver.
- Pero Javi, que ya sabes que sólo queremos lo mejor para ti.
- Pues ahora mismo lo mejor para mi es largarme - se da la vuelta y se va - muy maduro, Javi.

Perfecto. Es un domingo perfecto. Sin dormir, sin comer y cabreado. Mientras camina de vuelta a casa cruza los dedos y espera a que el fin del mundo no llegue antes de haber comido algo. Todas estas señales no pueden apuntar a otra cosa.

Llega a casa. Cabreado y hambriento, pero llega. Que le apetezca cocinar algo ya era otro asunto. Abre una lata de espárragos y una bolsa de patatas fritas, saca la botella de agua del frigorífico y se encamina al salón. Después de repartirlo todo por la mesa, la estampa no le convence lo más mínimo.
Lo guarda todo y sale a la calle de nuevo. Si algo bueno tiene San Fermín es que puedes comer a cualquier hora. Otra cosa es que no te atraquen con el precio ni te intoxiques con lo que te vendan. Visto lo visto, decide ir a tiro hecho, por lo que le básicamente le quedan dos opciones: Hamburguesa o Pizza. Lo mismo que puede comer a cualquier hora también durante el resto del año.
Ya que ha salido opta por la hamburguesa. Le apetece más Pizza, pero eso lo podía haber pedido también desde casa. Listo, Javi, muy listo.
- Espero haber estado más espabilado con el resto de las decisiones del día - no, no sigas por ahí.
Por la misma y brillante regla de tres que ha utilizado para el primer descarte, elimina también de la ecuación los restaurantes de franquicia que sirven a domicilio, pero esto tampoco logra que se sienta más listo. Más bien la cosa se encauza hacia el lado contrario. Toca comida de franquicia... que no realice entregas a domicilio. El día va mejorando por momentos, en estos momento no le importaría que el armagedón llegase ahora mismo.
Mientras sube por el parque de la Biurdana, activa su mirada láser imaginaría que corta todo lo que se encuentra en su rango de visión; farolas, pivotes, arboles... puentes, nada es capaz de resistirlo. Eso sí, cuando algún transeúnte se le cruza por delante, su mirada lo esquiva y rodea. Si dirige sus ojos hacia el suelo, creará una grieta hasta el extremo opuesto del mundo, partiendo por la mitad el planeta, si los dirige hacia el cielo, el sol será quien sufra las consecuencias. Pensándolo bien, este rayo imparable continuaría su trayectoria después de atravesar la tierra, así que no importaba hacia donde mirase; mundos morían por su poder mire hacia donde mire, y toda masa sólida que el universo ponga en su trayectoria sería destruida.
- Bwahahahahaha - en su interior se siente un señor del mal y dentro de su mente adopta esa pose.
Aunque claro, ni siquiera mentalmente le agrada la idea de matar a nadie. Mira que era fácil, y ni siquiera como señor del mal vale una mierda.
- Tío, eres único dándote ánimos.
“Apaga” el rayo letal y continúa su camino hacia la comida. Al llegar al lugar marcado con la “X” apaga el mp3 y hace memoria sobre cuántas y qué canciones ha escuchado durante el trayecto: Cuatro. No es su mejor marca, pero bueno, tampoco estaba tratando de batir ningún record.
De repente le vuelven a la mente el antojo de macarrones de antes. Mierda. Valora irse a otro lugar, pero opta por no tentar más a la suerte. Para el día que esta teniendo, tampoco hay demasiada cola, así que llega, come y se marcha. Para las cinco ya ha terminado. Chúpate esa, Julio César.
Para la vuelta a casa decide tomar una ruta alternativa. Durante unos momentos se queda mirando la cartelera de los cines Golem, pero no hay nada decente para ver. Sabiendo de antemano lo que le espera, decide pasarse por el centro para ver si hay algo decente en los Carlos III. Un rato, y cosa de cuatro mil “personas excesivamente alegres” después y llega. Nada. Para que luego digan que Internet se está cargando a los cines.
En fin, al menos ahora tiene la excusa para pasar por delante de su sitio preferido de Pamplona. No tiene ni idea de cómo se llama el lugar concreto. Es más, no sabe si esa porción concreta de arquitectura tiene un nombre por sí misma, o pertenece a otra estructura que sí que haya sido bautizada, pero le da igual. Baja la Avenida de Guipúzcoa y se detiene frente a las escaleras justo antes del Portal Nuevo.
- ¿Qué sería esto en origen? - se pregunta una vez más - ¿Un monumento?, ¿una construcción meramente utilitaria? ¿un montón de piedras que le sobraban a alguien?, ¿sólo unas escaleras?.
¿Qué verá el resto del mundo cada vez que pasa por aquí? No importa, pueden ver lo que sea, jamás la verán de la misma manera. No la mirarán tal y como la veía él.
Mientras se ha todas estas preguntas (de nuevo y una vez más) llega hasta ellas, y todo lo demás desaparece de su mente.
Se las imagina nevadas. Las hojas de la flor de cerezo revolotean a su alrededor mezclándose con los copos de nieve, como las entradas de esos templos japoneses que ha visto en tantas películas y a los que tanto le recuerdan.
En lo alto del tramo final, dos personas luchan. Entrechocan sus espadas y dan saltos imposibles. Samurai de blanco contra ninja de negro. Colores puros, primarios y perfectos aderezan una coreografía hipnóticas. Nada como tenían que ha visto en las de las últimas películas de Zhang Yimou. Nada de pretenciosidad ni lirismo de todo a cien. Esto eran hostias como panes, como tienen que ser dadas.
En este vistazo de apenas dos segundos, en su cabeza se crea planta la semilla para una (otra) historia más de amores, épica y tragedia. Después, continúa con su camino por la acera nevada.
- ¿Nieve en julio? - se dice extrañado - Pues sí que va rápido esto del cambio climático - tampoco es que le importe demasiado, al fin y al cabo la nieve le gusta y esto ayudará a “despejar” a algún que otro sanferminero de pro - Tendría que haber salido con botas.

Cruza el Portal Nuevo y entonces la ve. Le suena de algo, lo que es extraño ya que sólo es capaz de ver la espalda de esta chica. No. Más que “sonarle”, o recordarle a alguien, siente una atracción instantánea.
¿Flechazos a estas alturas de la vida? Se ve que el día de hoy le está afectando más de lo que creía. Continúa en su velocidad de crucero y trata de no desviar la mirada hacia ella cuando la adelanta. Fracasa estrepitosamente.
Verle el rostro cambia la sensación. Lo cambia todo. Ya no es una mera atracción, es... ¿Amor?
- ¿Amor a primera vista? - piensa - Tío, tú estas fatal de lo tuyo.
Acelera el paso, pero no consigue dejar atrás esas facciones... indescriptibles.
- Cállate - se dice - Déjame tranquilo un rato.
Llegó al cruce de Cuatrovientos y mira hacia ambos lados. Coches por todas partes. Mientras cruza el paso de peatones se imagina disparando rayos, esta vez repulsores, desde sus manos. Los morros de los coches que le rodean se incrustan en el suelo, obviamente, deteniendo a los vehículos en sus trayectorias. Por “suerte” a los conductores no les pasa nada.

Finalmente llega a casa y se mete en la cama. No son ni las siete.
Activa su esfera infinita de aislamiento, pero ya sabe que esta noche tampoco va a poder dormir nada.

El contenido de este campo se mantiene privado y no se mostrará públicamente.

Plain text

  • No se permiten etiquetas HTML.
  • Las direcciones de correos electrónicos y páginas web se convierten en enlaces automáticamente.
  • Saltos automáticos de líneas y de párrafos.