Macroverso IV Una gran vida social

Por Javier Albizu, 15 Mayo, 2014
Silencio. Por fin un segundo de paz mental. Que esta quietud provenga de su incapacidad para encontrar palabras que rebatan sus propios argumentos, no parece especialmente preocupante en estos momentos, pero la acusación sigue ahí y sigue siendo válida.
Una parte periférica de su mente vuelve por un momento a la realidad y se da cuenta, recuerda, que no ha pasado un segundo. Ha llegado el resto de la gente y ya se encuentran todos sentados a la mesa. Por un momento su parte automática ha tratado de calcular las rutas que iban tomando sus compañeros con la intención de buscar un sitio idóneo en el que situarse, pero le ha sido imposible alcanzarla a tiempo sin empezar a dar empujones. Finalmente, el azar le ha colocado entre dos individuos a los que apenas conoce. Dos entes, hombres genéricos, que no dejan de hablar a voz en grito entre ellos sobre alcohol, mujeres, fútbol y política.
No, realmente no había silencio, sólo una calma tensa propiciada por el ruido de estática que generan en su mente las conversaciones que le rodean. Una calma que se rompe con una pregunta que se hace a sí mismo y cuya respuesta conoce perfectamente.
- ¿El conocimiento y la aceptación lo hacen peor?
Por supuesto. Lo sabe y lo acepta. No tiene la excusa de la ignorancia. Se justifica diciendo que tampoco se queja, no al menos de cara al exterior, tampoco por falta de ganar, pero exteriorizarlo implicaría reconocer su hipocresía ya que tampoco hace nada al respecto, no mueve un dedo por mejorar su situación.
- Sí, enhorabuena, cobarde, tienes aquello por lo que has luchado. ¿Quieres aspirar a algo mejor?, haz algo.
Y aquí está, en el lugar en el que quiere estar... corrige, en el que ha elegido estar. ¿Quiere estar aquí?... corrige ¿es este el lugar en el que debe estar?
Mira a su alrededor una vez más ¿quién es esta gente, qué sabe de ellos, le importan?. Nadie, nada, no. Sólo son cascarones vacíos, palabras sin contexto, nombres de personajes sin una historia por detrás. Son lo que ha elegido que sean.
- Mentira.
No se atreve a que sean más. Lo ha intentado, poco pero lo ha intentado. Se niega admitir que siente algo más que simpatía por alguno de ellos, pero no parece que ellos compartan esa simpatía. Al menos no la expresan de una manera que él sea capaz de percibir. Necesita datos concretos y objetivos, acciones que no tengan múltiples lecturas posibles. Necesita estar seguro, no tener que interpretar los signos, no tener que arriesgarse a suponer, pero nadie le da eso.
- Cobarde.
En su mente las reglas de interacción están claras pese a que, en más de una ocasión, ha llegado a romperlas. En ocasiones ha supuesto, ha presionado más allá de la barrera de su de seguridad personal, ha cedido al deseo de ignorar los datos objetivos que tenía frente a él, ha elegido creer algo que sabe que no es cierto, pese a que la experiencia empírica le ha demostrado que no hay nada. Y casi siempre ha sido por alguna mujer. Casi siempre ha ignorado lo que se encuentra por encima de las reglas, uno de sus principios primordiales: el de ecuanimidad.
- Cobarde, mentiroso.
Sabe que no es ecuanimidad lo que le otorga ese principio, sólo una excusa, una justificación a la que aferrarse cuando es el miedo el que se impone.
Pero continúa con su autojustificación. Las relaciones, cualquiera de ellas, deben seguir su hoja de ruta, su comienzo nudo y desenlace. Conocimiento fortuito, simpatía y amistad. Forzar el encuentro a partir de una “intuición”, basarla en la mera atracción, sea del tipo que sea, es hacer trampa. Es igual a una mentira y una relación fundada sobre una mentira es un error. Entre los múltiples criterios i... ha estado a punto de usar la palabra pero no, aún no ha llegado a ese punto, así que hace una pequeña trampa... a no tener en consideración para el establecimiento de una relación, el sexo de individuo se debería encontrar en los primeros puestos. El inicio sólo puede basarse en la única fuerza objetiva del universo, la única sin una agenda propia, la única sin objetivo: El azar.
Pero el azar debe ser acotado, filtrado y reducido a valores objetivos que transformar en reglas. Los factores a tomar en consideración son diversos, puntos en común, aficiones, sí, el acercamiento que se tiene hacia esas aficiones, también, popularidad, no, aspecto o gustos estilísticos, tampoco. La simpatía o el carisma son demasiado subjetivos e inútiles si no existe un nexo de unión más allá de eso.
Las reglas están claras, son un mantra que se repite en bucle dentro de su cabeza, pero la realidad y los reflejos condicionados por el instinto o el entorno tienden a entrar en conflicto con los axiomas de su lógica personal porque, aún así, les falla una y otra vez.
Porque, por más que luche, por más que desee ser otra cosa, es humano. Porque está atado a la contradicción, porque es esclavo de la subjetividad y es consciente de todo ello, se odia por esa misma razón, por algo que no es capaz de controlar ni cambiar.
La situación se está volviendo demasiado intensa y dolorosa. Tiene que huir, pero de nuevo está en bucle. No puede mandar su mente a otro de sus mundos mientras se encuentra en este estado.
¿Ataque ninja? No, no está como para coreografías o luchas. Busca en sus recuerdos recientes, algo drástico, algo brutal, un cataclismo le vendría bien.
Primero llega el estruendo, como un trueno cercano, después un ruido reverberante de metal chocando contra piedra. Los cascotes comienzan a desprenderse mientras el techo se desmorona. Cunde el pánico y la estática de las conversaciones cesa para ser sustituida por el pánico, pero él abandona su sitio, sólo se levanta y espera.
Entonces (siempre es entonces) la mole metálica atraviesa el techo para caer sobre los ocupantes de la sala ¿cuántos pisos había encima? Da igual, no pienses.
Javi alza sus brazos y detiene la caída del robot que antes ha visto destrozando la catedral. Los músculos se tensan y el metal cede un poco creando una hendidura en el puno el que se apoyan sus manos, el suelo se rompe bajo sus pies provocado el mismo sonido que ha escuchado en cientos de animes. Él se limita a apretar los dientes y aguantar dando tiempo a que huyan los demás.
Tus huesos deberían estar rotos y tu cuerpo debería estar hecho pulpa ¿quién ha creado al robot, quién lo ha derribado?. No pienses, sólo aguanta un poco más.
Silencio. Esta vez de verdad. Es el momento, cierra los ojos y su mente busca el reino fronterizo entre el mundo real y sus universos personales. Sí, lo ve, hay una brecha y salta por ella.

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- Die Rückkehr
- ¿Qué?
- El regreso, pero en alemán.
- ¿Nazis?
- No ¿por?
- Por lo del idioma.
- Ah, no, que estoy hasta el gorro de la utilización de expresiones hechas en inglés sólo para molar y he decidido probar con una variación.
- ¿Y no lo podías decir en cristiano?
- Hombre, que uno es el malo y le gusta tener un pequeño toque exótico.
- Por fale. ¿El regreso de quién?
- El mío, hombre. El mío.
- ¿Y a qué viene esa soplapollez ahora?
- Tú sabrás.
Esto es una pérdida de tiempo, busca otra grieta y la atraviesa llegando de nuevo al...

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Microverso

La piedra se clavaba en su espalda provocándole un dolor indescriptible. Todos los músculos de su cuerpo se encontraban mas allá de su limite
Sarcástico: ¿Más allá, en serio?
la tensión era insoportable, pero no podía aflojar “Un segundo mas. Un minuto mas” se decía.
A su alrededor, los cascotes de la ruina en la que se había convertido aquel edificio le recordaban que, cuál iba a ser su destino en cuanto cediera un ápice.
Pero el permanecía inquebrantable. A escasos metros de su posición, los bomberos retiraban los últimos escombros que habían caído sobre “ella”.
- Se encuentra bien -escucho decir a uno de ellos- parece un milagro.
Ver emerger su rostro entre el caos de polvo y cascotes hizo que las fuerzas retornaran a su exhausto cuerpo “unos segundos mas” se repitió “déjame que vea como la ponen a salvo”.
Ella se volvió. Aún se encontraba aturdida por la velocidad a la que se habían producido los acontecimientos. Los pilares que sustentaban el edificio habían explotado y el techo se les había venido encima. Javi había interpuesto su cuerpo como un renovado pilar, haciendo palanca para sustentar todo el edificio sobre su espalda, tratando de dar tiempo a la evacuación. Él era lo único que impedía que todos acabasen sepultados.
Los bomberos daban gritos para que la gente se apartase y alguno de ellos miró en su dirección. En su rostro se reflejaba la certeza de que no iban a poder sacar a Javi de aquel lugar, pero aquello ya no le importaba. “Ella” también lo miraba. Apenas habían cruzado unas palabras en su vida. No podía decir que se conocieran. Pero aquel “gracias” que le dijo con la mirada fue todo lo que necesitaba para aguantar. “Un poco mas” se decía.

Sarcástico: Juajuajuajuajuajuajuajuajuajuajuajuajuajuajua
Javi: ¿Y tú de qué cojones te ríes?
Sarcástico: De ti, hombre, de ti. ¿No es obvio?
Javi: Vaya hombre. Gracias.
Analítico: Esto ya ralla en lo absurdo.
Lógico: ¿Ralla?
Analítico: Era por no cebarme con el pobre chico.
Sarcástico: Juajuajuajuajuajuajuajuajuajuajuajuajuajuajua
Javi: A ti ya te vale. Ya os vale a todos.
Sarcástico: No, no, si aún nos queda para rato. Estás haciendo un esfuerzo muy gordo por superar los límites de tu patetismo.
Analítico: No negare que tiene un punto masoquista
Masoquista: Ese soy yo.
Trágico: Pues a mi me ha parecido todo muy bonito.
Lógico: ¿Es que ninguna de tus fantasías puede ser mínimamente verosímil?
Fantasioso: Es que entonces no serían “fantasías”.
Sarcástico: Perdón, perdón. Snif, snif. Juajuajuajuajuajuajuajuajuajuajuajuajuajuajua
Javi: No se qué es eso que te hace tanta gracia.
Sarcástico: Es que no falla. Otra fantasía, otra en la que sales mal parado, sin la chica, y al final acabas aplastado.
Lógico: Eso es lo de menos. Esa fantasía no tiene ningún sentido.
Fantasioso: Hola, hola ¿hay alguien ahí? Es una fantasía. No tiene porque ser lógica.
Lógico: Nadie puede sujetar un edificio con su espalda, el punto de apoyo es demasiado pequeño. Caso de que su cuerpo no quedase destrozado por el impacto. En el improbable (imposible) caso de que su cuerpo fuese mas duro que el material del que este hecho ese edificio, lo único que conseguiría es que el pedazo de cemento que colisionara contra su espalda se quedase ahí, desprendiéndose del edificio, que seguiría su trayectoria hasta alcanzar el suelo.
Sarcástico: ¿Pero tu escuchas lo que estas diciendo?
Desesperado: Atención, atención. Esta entrando.
Sarcástico: Zafarrancho de combate. Todos a sus puestos. Que perezcan antes de llegar a nuestras trincheras.
Desesperado: Vete a la mierda.
Sarcástico: Y volvemos al menú de respuestas rancias.
Javi: Callaos todos.
Sarcástico: Segunda página del menú.

Sarcástico: ¿Que? ¿Te aburres?
Javi: Bueno, he tenido días mejores.
Sarcástico: No lo jures.
Deja vu: Deja vu
Sarcástico: No lo jures.
Deja vu: Deja vu
Sarcástico: Que sí, pelma, que ya lo deben haber pillado.
Lógico: Analicemos la situación.
Sarcástico: Oh, no. Por favor que vuelva Deja vu.
Deja vu: ¿Deja vu?
Sarcástico: Si es que eres de un chistoso cuando te pones en plan conceptual…
Javi: ¿Queréis dejarme en paz?
Sádico: No
Javi: Al menos tenía que intentarlo.
Masoquista: Por favor, no paréis.
Sarcástico: ¿Queréis dejarlo?
Deja vu: Deja vu.
Javi: ¿A que jode?
Sarcástico: No se cuando eres peor, cuando no tienes nada que decir, o cuando te niegas a aceptar que no tienes nada que decir.
Javi: A mi déjame tranquilo. Estaba tan a gusto con mi cabeza en otro plano de existencia.
Sarcástico: ¿Durante cuánto tiempo más vas a seguir evitando el salir por aquí?
Javi: ¿Otra vez hablando con “el autor”?
Sarcástico: Sí.
Javi: Vale, os dejo solos.
Sarcástico: …
Javi: …
Lógico: Esto no tiene sentido.
Javi: Lo sé, pero él es quien se empeña en negar la realidad.
Lógico: Dijo el que habla con las voces de su cabeza…
Javi: Iros todos a tomar por culo.
Lógico: ¿Quieres salir de una vez?
Javi: No quiero irme.
Lógico: No hablaba contigo.
Javi: Anda y que os den a todos.
Lógico: ¿Contento?
Javi: ¿A ti que te parece?
Lógico: Estoooo…
Javi: Tampoco era para mí, ¿verdad?
Lógico: Pues la verdad es que no.
Javi: (censurado)
Sarcástico: ¿Satisfecho? ¿Vas a dignarte a aparecer de una vez?
Lógico: ¿Se puede saber qué es lo que pretendes?

JAVI: Nada, sólo quería salir de ahí.
Sarcástico: ¿Te aburrías un poco?
JAVI: Entre otras cosas.
Sarcástico: Pues cómprate un perro.
JAVI: No me gustan los animales.
Lógico: Pues búscate algo que hacer.
JAVI: Ya tengo un trabajo.
Sarcástico: Algo útil.
JAVI: Me parto y me mondo con tu fina ironía.
Creativo: ¿Por qué no escribes algo?.
Sarcástico: ¿Tu estas tonto?
Creativo: ¿Es a mí?
Sarcástico: Ya puestos… sí, también a ti.
JAVI: Quizás en otro momento.
Lógico: Sabes que venir aquí no va a solucionar tu jaleo mental.
JAVI: Sí.
Lógico: Este microverso ya está muy impregnado de tus neuras... de las malas.
JAVI: Sí.
Sarcástico: Sois los dos toda una fiesta.
Analítico: Que manía con alargar esto hasta la nausea.
Sarcástico: Y con soltar una obviedad tras otra.
Obvio: Parece que hoy es mi día..
Concreto: ¿Entonces qué va a ser, purga o aislamiento?
JAVI: Aún no lo sé, pero ya no creo que pueda librarme de este lugar.
Concreto: Entonces, supongo que esto es un adiós.
JAVI: ¿Puedo quedarme un poco más?
Sarcástico: Como si estuvieras en tu cabeza.

**********************

Otro universo malgastado, infectado por todo lo que no puede soportar de sí mismo. Otro lugar al que no podría regresar, otra historia que no evolucionará.
Hasta que se termina la comida y sobremesa su cuerpo sigue en modo automático. Acompaña al grupo cuando se van de copas aunque no toma nada. Tampoco habla con ellos, lo único que no quiere es estar solo consigo mismo, pero no lo consigue. En estos momentos lo único que es capaz de escuchar es a sus pensamientos.
- Estás solo, estás rodeado de gente pero estás solo. Vas a acabar solo. Espabila, imbécil.
Pero no espabila, no reacciona, se limita a vagar pretendiendo formar parte de algo a lo que no pertenece. Está cansado, mentalmente exhausto y sólo quiere desconectar. Cerrar los ojos y que no haya imágenes tras los párpados, pero sabe que no va a conseguirlo.
El ruido de los fuegos artificiales le devuelve de nuevo a este mundo. Ya son las once, no tiene sentido que siga aquí, no tiene sentido que haya venido, así que se va.
Quizás mañana no sea otro día de mierda.

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