Daegon, mes CCCLXXVI

Por Javier Albizu, 29 Octubre, 2023
Pues sí, tres meses sin escribir por aquí. Catorce semanas para ser más exactos, así que casi podríamos decir que realmente han sido cuatro meses. Hay que ver esto del tiempo lo rápido que va.

Pero seguimos aquí. Seguimos tirando letras y manchando bytes diariamente.

1. Sobre la escritura:
Cuando dejábamos esto en la trigésima semana del año, la cosa de los numericos se quedaba así:
Documento principal: 14.097 palabras y 25 páginas.
Descartes: 22.258 palabras y 62 páginas.

Cuando lo recuperamos en la semana cuadragésimo cuarta, nos encontramos con lo siguiente:
Documento principal: 20.369 palabras y 34 páginas.
Descartes: 28.485 palabras y 76 páginas.

Esto hace 6.272 palabras “finales” y 6.227 de descartes. Un empujoncico considerable si lo comparamos con el la velocidad que habíamos logrado las semanas anteriores. Un empujón que, a falta de contrastarlo, muestra por primera vez en mucho tiempo un resultado mayor en la parte de “definitivos” que en la de “descartes”. Por supuesto, esto cambiará cuando toque revisar “en serio”.

A su vez, si hacemos un desglose por meses, la progresión de este repunte se puede apreciar con mayor claridad:
Agosto: 3.249 palabras.
Septiembre: 3.541 palabras.
Octubre: 6.055 palabras.

Por último, si nos quedamos con los datos asociados a las “semanas puras”, la tendencia se ve aún más clara:
Semana 31: 364 palabras
Semana 32: 555 palabras
Semana 33: 708 palabras
Semana 34: 810 palabras
Semana 35: 812 palabras
Semana 36: 832 palabras
Semana 37: 851 palabras
Semana 38: 920 palabras
Semana 39: 938 palabras
Semana 40: 956 palabras
Semana 41: 1.039 palabras
Semana 42: 1.070 palabras
Semana 43: 1.640 palabras
Semana 44: 1.350 palabras (esta es la que termina hoy y donde espero superar los números de la pasada)

Sí. Cuando comparamos estos números con los de los documentos, aquí nos salen 346 palabras de más, lo que parece indicar un descuadre entre los datos que muestran los diferentes archivos que voy cotejando. Pero lo dejaremos estar así. A fin de cuentas, esto no deja de ser un acicate para evidenciar ante mis propios ojos que “ni estoy parado ni retrocedo”.

Yendo a lo importante, yo diría que la primera versión del relato en curso está cerca de llegar a su fin. Como no podría ser de otra manera, a lo largo de estos últimos meses ha sufrido bastantes cambios con respecto a la idea inicial, pero la linea base se ha mantenido prácticamente inalterada en lo referente a lo que quería contar. Y lo que quería contar se va acercando muy mucho a lo que puede ser interpretado como un peñazo filosófico con intercambios dialécticos del tipo:

–¿En serio vas a empezar con...?
–Por supuesto que voy a empezar con eso. ¿Hacia dónde creías que me estaba dirigiendo?
–¿He de preocuparme?
–No, tranquila, no es nada grave. Volvemos hasta el principio de todo esto. Hasta la que entendemos y aceptamos como “integrantes de la humanidad”.
–Pues sí que nos hemos ido lejos.
–Dime. ¿Recuerdas cuál fue la primera definición que dimos a este concepto bajo el que nos englobamos?
–Aquellos capaces de reconocer su propia existencia.
–¿Y qué fue lo que nos llevó a replantearnos esa definición?
–El descubrimiento de los mayane undalath.
–Porque, claramente, ellos también eran capaces de reconocer su propia existencia pero eran “distintos”. Ellos eran y son “otra cosa”. Así que concretamos más aquella definición inicial para englobar únicamente a quienes también tienen acceso hasta la esfera del plano mental de comunicaciones.
–¿Y eso fue un error porque...?
–No digo que fuese un error, digo que fue una señal. El primer indicio de una pauta que nos ha acompañado desde entonces. Algo que no se limita solo a las etiquetas, sino también a otra clase de juicios.
–Como, ¿por ejemplo?
–Ser considerado “humano” significaba pertenecer a un “club exclusivo”. Te daba unos derechos inherentes que no se aplicaban al resto.
–Estás realizando una reducción al absurdo. Sin duda ese tipo de individuos existen, pero no son una muestra significativa de lo que somos en conjunto.
–Opinas eso porque tienes un alma igual de cándida y dulce que la de este tarugo que nos acompaña.
–Gracias, supongo

o (dentro de esa misma conversación)

–Hasta que no desarrollamos extensiones orgánicas para nuestras masas conceptuales no fuimos capaces de ampliar nuestro número. Hasta que no “imitamos” a “otras cosas”, hasta que no encontramos otras maneras de “ser humanos”, no fuimos capaces de crear nueva vida. Hasta ese momento nuestro número y, con ello, el equilibrio de poder, habían permanecido inmutables.
Aquel fue el momento en el que se producía el primer cisma “real”. Un problema mucho mayor que el del descubrimiento de los mayane undalath. Aquellas nuevas entidades cumplían los preceptos que se habían marcado pero, sin ningún lugar a duda, no eran como “nosotros”. Entonces se crearon nuevas palabras para justificar lo que no tenía justificación. Se crearon conceptos como los de “pureza” o “aberración”. Porque una definición, si es demasiado amplia o ambigua, da cabida a conceptos ajenos a lo que se pretende describir y, si es demasiado precisa, puede dejar fuera a otros que, a priori, resultasen equiparables en cierta medida.
–El lenguaje evoluciona, y con él las definiciones.
–Cierto, pero una definición por sí misma no es nada. Solo es una herramienta. Una porción ínfima de información.
–¿Y acaso nosotros no somos también eso mismo?
–Veo que empiezas a seguirme.
–Perdona, estaba tratando de usar tus herramientas contra ti, pero parece que sigo perdida.
–Más suerte la próxima vez.

Y llevo así cerca de cinco páginas, con lo que tengo que ver la manera en la que puedo transformar este debate en algo “digerible”. Pero es lo que hay. Supongo que ya eché de aquí hace tiempo a cualquiera que llegase buscando emoción, aventura o explosiones.

En fin. A ver cómo (y cuándo) termine esto.

2. Sobre el dibujo
Poco que decir a este respecto. Ha empezado el curso, y hemos comenzado con el color y los acrílicos. Por el momento, he hecho poco y no me encuentro cómodo con las herramientas, pero esto no deja de ser cuestión de tiempo y práctica.

En casa sigo con los diseños de Lexa y Sersby, a uno de los cuales (malamente) incluso he tratado de ponerle algo de color. Por el momento, la cosa deja bastante que desear, pero seguimos en ello:

Más intentos de diseño de personajes

Como de costumbre, el proceso diario se puede en el enlace habitual1.

3. Sobre la programación
A este respecto, nada. Niente. Cero.
Me estoy planteando el retomarlo “con seriedad” una vez que me quita alguno de los demás retos en curso. Seguramente cuando termine con la lectura de todos los tebeos que tengo por casa (una tarea que puede que llegue a su final en un año). Entonces tendré cosa de una o dos horas diarias libres más para dedicarle a esto. Otra cosa será cómo tenga la cabeza en esos momentos.

Enlaces:

1. Dibujos 2023

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