Biografía computeril: 8 Bits VI (Eligiendo bandos)

Por Javier Albizu, 12 Agosto, 2008
Había llegado el momento.
El terreno estaba listo, la tropa preparada, en enemigo frente a nosotros, los ánimos caldeados.
Las espadas en alto, el olor del sudor impregnando el campo de batalla, la furia en el rostro de los combatientes.
Nadie pediría clemencia.
Nadie la daría.
La tensión en el ambiente era asfixiante, hasta que saltó la primera agresión.
- ¡PUES EL CEPECE ES EL MEJOR!
¿Cómo podían decir que su maquina era mejor?
¿El cepece el mejor?
- Anda, amos, vete a cagá a la vía. Lo que pasa es que no tienes ni idea.
- ¡Y...Y... Y LA NINTENDO LE DA MIL VUELTAS A LA MASTER SYSTEM!
- Chaval, tú lo que eres es un troll.
(Psssst, oye, que en aquellos tiempos no existía internes, que no había ni foros, listas de correo, blogs ni na de eso)
(Ya lo sé, pero lo hago así para que la chavalería pille por donde van los tiros)
(Ah, vale, si es por esoc)
(¿Dónde lo habíamos dejado?)... (Ah, sí)
- Tú lo que eres es un trollc y un tarao. Además ¿Qué haces escribiendo todo con mayúsculas?
(Psssst, oye, que eres tú el que lo esta escribiendo así)
(Que sí, que ya lo sé, que es para que se hagan la idea de que es como los flames en los foros. Que la chavalería ahora no sale de casa y no sabe que es eso de discutir emitiendo sonidos)
(Ah, vale)
(Ya me has desconcentrao, ahora no se como seguía la cosa)
(Ya sabes, con el tono de disertación intelectualoide que te caracteriza)
(Vete a paseo)

En resumen. Antes del Commodore había sido un apartida, un renegado. Poseía una máquina, pero las otras me parecían mejores que la mía. Había poseído un C64 con anterioridad, pero mi ignorancia me había hecho despreciarlo. Cambiarlo por la maquina de Sir Clive y, a posteriori, volver a cambiar, esta vez por el hijo predilecto de los japoneses.
Podía parecer que me había vendido al enemigo amarillo, pero no era así. El MSX me había entrado por la vista, pero mi mente me demostraba la mentira de mis ojos. Sería más bonito, sería más grande, pero lo que importa es el interior, y las interioridades de la bestia nipona no se me mostraban superiores a las de mis anteriores posesiones (o al menos los programadores que trabajaban sobre, por y para ella no se lo curraban tanto)
Así que tuvo que ser el azar quien me llevase de vuelta a la Uber Máquina parida por Robert "Bob" Russell, Robert "Bob" Yannes y David A. Ziembicki (loada sea la wikipedia por sus datos y sapiencia) que me haría encontrar un hogar tecnológico.
A partir de aquel momento ya me podían decir lo que quisieran, yo sabía que mi maquina era las más mejor. No tendría (o no traerían) tantos juegos o cachivaches como para el Spectrum o el CPC, pero las versiones para el Commodore eran mejores (vaaaale, la versión del Gryzor para CPC está mas lograda, pero eso no cuenta)

En los ochenta tocaba elegir bando. Ya fuese en ordenador o en consola, ya fuese en los tebeos o en el formato del video.
Como ya habrá quedado más que claro en anteriores columnas, yo era de Commodore y de Sega (y del VHS y Marvel, pero esa es otra historia) No es que nos dedicásemos a pegarnos o dejásemos de hablar con aquellos que no compartían nuestros criterios, pero (básicamente) cada uno defendía el estándar que tenia en su casa.
Era una rivalidad amistosa. Ibas a casa de un amigo que, por ejemplo, tenía un Spectrum y le decías: Ese juego lo tengo yo, y la versión del Commodore es mucho mejor. Tal o cual pantalla es distinta. Se parece más a la recreativa.
Cosas por el estilo.
Pero todo cambiaría pronto.
Porque llegarían los noventa. La Micromanía cambiaría de formato, y llegaría el Apocalipsis de los 8 bits. Llegarían los juegos en cuyas carátulas ponía en pequeñito "Imágenes pertenecientes a la versión de Amiga"
El fin estaba cerca.
¡ARREPENTIOS, PECADORES!
Los cuatro jinetes de los 16 bits se acercan.
Tened miedo (mucho miedo)
Y preparad vuestras carteras.

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