Biografía rolera XX: Experimentando

Por Javier Albizu, 27 Febrero, 2019
Comenzaremos este capítulo con un error afortunado. Con una acción fortuita que no tiene demasiado que ver con el rol, pero que no deja de ser una muestra perfecta de lo intrincada que es la relación entre el azar y el crecimiento personal.

En el año noventa y cuatro comenzó el periodo de tiempo a lo largo del que realicé la PSS1. Dio inicio el año y medio durante el que me dediqué a recorrer Pamplona de paseo como “voluntario” de la Cruz Roja en un circuito diario de levantar y acostar a gente con problemas económicos y de salud.
Esto suponía que, a primera hora de la mañana, un compañero y yo los levantábamos y, antes de la hora de comer, volvíamos a pasar por sus casas para acostarlos de nuevo. Entre estos dos momentos de actividad que componían este ciclo, teníamos dos o tres horas de asueto. Tiempos muertos en los que me dedicaba a hacer otras cosas y recorrer los locales que, hasta entonces, sólo había podido visitar al salir de trabajar.
A cambio de este servicio nos pagaban mil quinientas pesetas al mes. No hace falta que nadie compruebe el cambio en la inflación; en aquellos días con ese dinero tampoco daba para nada.

Pero tenía tiempo para pasear entre TBO, Canadian, Irigoyen y los Salones de juegos Carlos III y Las Vegas. Tenía tiempo para entrar en cada kiosko, tienda de cacharreo electrónico y vídeo club que se cruzase en mi camino2. De dirigirme hasta estos lugares siempre acompañado de mi fiel walkman.

Pero mi repertorio a la hora de alimentar aquel dispositivo era limitado. Nunca he sido un gran aficionado a los programas de radio en general, y mi principal sustento eran los discos de Mike Oldfield, algunas bandas sonoras y los programas grabados de “El cine de lo que yo te diga”3.

Ante aquel panorama, un día, antes de salir de casa, agarré de uno de los cajones de mi hermano menor una cinta que estaba etiquetada como “Queen”. Por supuesto, conocía a Queen y, por más que hubiésemos tenido encendidas (e infantiles) discusiones en el pasado sobre “si Oldfield era mejor que los bohemios rapsodas”, esto no me impedía disfrutar de su música de vez en cuando.
Pero al poner aquella cinta, la guitarra que golpeó mis tímpanos no era la de May. Es más, no había sólo una guitarra allí, sino dos. Mi hermano había grabado en aquella cinta el “…And Justice for All” de Metallica, y aquel día no me quedó más remedio que caer rendido ante el metal y aprender a amarlo. A abrirme a otras maneras de entender los gustos. A no considerarlos como algo monolítico. A no limitarme a aceptar lo que decían los demás acerca de algo que no conocía. Definitivamente, aquello no era ruido.

Esta es una lección que, en mi cerrazón, me he visto obligado a aprender en el campo de casi todas mis aficiones. Tras leer sólo tebeos americanos durante años, descubrir a Thorgal o Akira me abrió los ojos a otras narrativas. Tras eones sin escuchar radio, los podcasts me abrieron los ojos a otras maneras de comunicar. Por supuesto, no toda la experimentación implica que lo que pruebas te va a gustar. Con el tiempo vas desarrollando criterios propios, razones que no vienen de oídas, un carácter que te lleva a tener claras ciertas cosas sin necesidad de forzarte a experimentarlas de primera mano, pero tienes que llegar hasta ahí. Mi experiencia con el mundo del tablero y la estrategia o con los juegos posteriores a la era de los 16 bits lo demuestra, pero de vez en cuando (muy de vez en cuando) decido darles otra oportunidad.

Pero esto es algo que (casi) nunca me pasó con los juegos de rol. Desde el primer momento mi libertad económica me permitió hacerme con una gran parte de lo que veía en las revistas y se encontraba a mi alcance5.
Esto hizo que comprase cosas como el Fuerza Delta, el Oráculo o el Universo en los primeros días, o el ERT, el EXO o el Anno Domini en los últimos pero, por más que no llegase jamás a jugar o dirigir aquellos juegos (algunos de los cuales tampoco me interesaron los suficiente como para terminar de leerlos) nunca di aquel dinero por tirado.

Por supuesto, había cosas que se me escapaban o que, a priori, no me resultaban interesantes, pero siempre lograba dar con alguien que me abriese los ojos ante algo interesante.
Entre los juegos que iban llegando al club, las sorpresas que me encontraba cuando iba a Madrid o Barcelona o lo que traía el infiltrado francés, poco a poco mi idea sobre lo que “había ahí fuera” y “lo que me podía parecer interesante” se iban completando y consolidando.

Tékumel6, una de mis ambientaciones favoritas, lo es por mero azar. Después de ignorar durante años los anuncios que aparecían en la Dragón, tuvo que ser el señor JD quien me lo descubriese… a medias.

Sólo jugamos una aventura en aquel mundo que no era aquel mundo. Una aventura que no llegó a concluir con un sistema de juego que no era el suyo y en un entorno que, en gran medida, tenía multitud de capas de creación propia por parte de nuestro director. Y la aventura estuvo bien, rara vez fallaba el señor JD a la hora de aportar diversión a cualquier cosa que cayese en sus manos, pero lo que me llevó a buscar más acerca de aquella ambientación fue una palabra; “El Cronarca”. Comencé a leer acerca de Tékumel para averiguar a qué atendía aquel título sin encontrar referencia alguna sobre él, pero enamorándome de aquel mundo con cada nueva lectura.
Tiempo después, y tras cientos de páginas a mis espaldas, pregunté a nuestro director en qué suplemento se hacía referencia a aquel personaje sólo para que me dijese que aquello había sido una de sus aportaciones personales. Azar, creatividad y curiosidad, qué letal combinación.

Para cuando salí de mi afortunado error ya era tarde, ya no había marcha atrás. Tenía mil y un suplementos no sólo de aquel juego sino también de otros muchos. Demasiados juegos por dirigir y demasiado poco tiempo. Para tratar de de dar solución a aquella compleja situación surgió “La Campaña”7, pero eso es una historia que será contada más adelante.

Enlaces:

1. Objetando

2. Magdalenando
- Devolvedme mis magdalenas (cabrones)
- Devolvedme mis magdalenas (cabrones) II (La secuela binaria)

3. Lo que yo te diga

4. …And Justice for All

5. Es el mercado, amigo

Los de aquí
- Fuerza Delta
- Universo
- Oráculo
- Aquelarre
- ERT
- Anno Domini
- Exo

Los de allí
- Amber
- Over the Edge
- Castle Falkenstein
- Kult
- Hol
- Aria
- The primal order
- Continuum
- Mechanical_Dream
- Chill
- The Dying Earth
- The Metabarons
- Unknown Armies
- Heavy Gear
- Tales of Gargenthir
- Providence
- Waste World
- Maelstrom

6. Mundos improbables

7. La campaña

El contenido de este campo se mantiene privado y no se mostrará públicamente.

Plain text

  • No se permiten etiquetas HTML.
  • Las direcciones de correos electrónicos y páginas web se convierten en enlaces automáticamente.
  • Saltos automáticos de líneas y de párrafos.