Daegon y el proceso de escritura

Daegon y el proceso de escritura
Javier Albizu

Sobre el paso del tiempo, las palabras y Daegon

Sobre el paso del tiempo, las palabras y Daegon
Veintidós años. Los dos patitos. En algún momento indeterminado a lo largo de este dos mil catorce se cumplirá esa efeméride relacionada con la primera partida que arbitré ambientada en el mundo de Daegon. Pero las fechas, aniversarios y demás eventos, mitos y fetichismos derivados de la posición concreta en un momento dado de la tierra en su órbita alrededor del sol, son irrelevantes, intrascendentes, y otro montón de cosas que comienzan con la letra “i”.

Podría decir que Daegon nació en aquel momento, pero mentiría. Daegon, como nombre y concepto complejo, nació algún año más tarde, mientras que la idea que más tarde se convertiría en este mundo había nacido mucho antes. Sea como sea, como idea, concepto o enciclopedia en eterna reescritura, el hecho indudable es que Daegon, que durante más de la mitad de mi vida ha formado parte de ella, se ha convertido en una parte indisoluble de mi mismo. Ha crecido conmigo, cambiado conmigo y me acompañará (inconcluso) hasta el momento en el que mi consciencia se desvanezca.
Pero me estoy poniendo un tanto profundo y petardo (un síntoma de la enfermedad que tiende a aquejarme cuando hablo sobre mi criatura, o escribo algo de material para ella) pese a que no es ese el tono que quiero para esta entrada.

El hecho es que puede que no escriba sobre o para ella, pero siempre estoy creando, puliendo o reformulando las historias de quienes lo pueblan. Porque me encantaría decir que nació tan guapo como lo veo ahora, pero no. Ha pasado por muchos cambios a lo largo de estos años. Cambios motivados por mis propios cambios de percepción sobre muchas cosas; la fantasía, la narrativa o la misma metafísica. Leo lo que escribí hace años, y me entran ganas de inventar una máquina del tiempo para dedicarme a dar de collejas a mi yo pasado, pero no tanto por lo que escribió sino por el cómo lo hizo (igual que, seguro, me pasará en unos meses con lo que escribo y reescribo en estos momentos).
Vamos, que no hay nada nuevo en el horizonte.

Por supuesto, hay decisiones de diseño y de concepto por las que también me entran ganas de darme de collejas, pero recuerdo perfectamente el sentido que tenían para mi yo de aquellos tiempos. Decisiones que me parecen, cuando menos, poco meditadas. De las que me arrepiento pero no me avergüenzo (razón por la que conservo aquí y aquí, sin censura o remodelación las dos versiones previas de mi web, a modo de perspectiva, recordatorio y escarnio propio).
Alguna que otra vez he pensado en crear una especie de “Diario de diseño” en el que explicar cuál ha sido el proceso que he seguido a la hora de su creación. Explicar los por qués de mis decisiones a la hora de tomar según que decisiones concretas. En los primeros tiempos (de la primera versión de este blog) comencé a hacerlo en una serie de entradas disponibles para quien lo desee:
Daegon
Daegon II
Daegon III

Pero el ímpetu no duró demasiado.
Más adelante me dediqué a poner (según se me cruzando los cables) los pasos que iba a dar para retomar (una y otra vez) el proyecto:
Resumiendo Daegon
Objetivos II (¿Y ahora que?)
Pues ahora…esto
Retomando Daegon (y van…)
Duda daegonita
Reduciendo a lo básico
Punto de inflexión

Eso cuando no me dedicaba a filosofar, quejarme o, simplemente, soltar mis neuras de rigor y complejos varios relacionados con la escritura y (entre otros) Daegon:
Hazte más fuerte
De (re)encuentros inesperados

Por supuesto, con todos estos textos me pasa lo mismo que con lo que comentaba al principio (ya sabéis, máquina del tiempo, collejas, etc...)
Cuando me planteé la estructura de esta misma web, una de mis dudas era el crear una sección específica para Daegon, pero su integración con mis aficiones es tan horizontal, que tendría que haber una sección en cada una de las categorías principales: Juntando letras (escritura), Realidades improbables (rol) y Entre ceros y unos (informática y vídeo juegos). Así que no sabía muy bien dónde meterla, o si crearle una sección exclusiva para él mismo (lo que se me hacía un tanto excesivo cuando ya tiene una web entera dedicada en exclusiva)
A día de hoy, la duda continúa. No sé si hacer una Biografía daegonita, retomar la idea del Diario de diseño que comencé hace tiempo (que no continuar aquel).
Por otro lado, pienso ¿Qué puede aportar la experiencia de alguien que lleva tanto tiempo sin terminar nada, que se dedica a dar vueltas una y otra vez sobre lo mismo, a alguien que quiera comenzar la creación de un mundo?
Originalidad, desde luego no. Si algo me han repetido a lo largo de los años es que ya hay muchos mundos de fantasía por ahí. Viabilidad comercial, tampoco (por la misma razón anteriormente mencionada).
Más allá de la cabezonería pura, del empeño en hacer algo que te importa, de tratar de compartir una visión personal de conceptos preexistentes en el imaginario colectivo y tratar de encontrar y animar a otros que compartan una visión similar, poco puedo aportar. Pero cada día pienso que, en este mundo de franquicias, en este mundo obsesionado con la fabricación de productos mediante fórmulas, de buscar la creación de una obra de éxito por encima de la creación de algo personal, ese aporte es más necesario.
Porque una idea no compartida está menos viva. Hasta que no le das la “solidez” que le otorgan las palabras, hasta que no la lanzas contra el mundo y les retiras la protección que le confiere el éter neuronal y conceptual, hasta que no la lees con los ojos y dejas de experimentarla como un constructo abstracto de tu mente (por más claras, definidas y “reales” que parezcan ahí), no sabes si era tan brillante como la veías. O igual sí que lo siguen siendo, pero eres un muñón y no has sido capaz de encontrar las palabras idóneas para transformarla en texto.
¿Cómo diferenciar lo que sabes de lo que sientes?
Eso es fácil. Lo complicado es conocerte lo suficiente como para poner en primer plano lo importante. Reconocer que te puedes haber equivocado y buscar el dónde lo has hecho para corregirlo, para no volver a cometer ese error.

Esta entrada lleva en mi mente varios meses, pero no podía ser escrita por una razón muy sencilla: Aún no había escrito nada de Daegon desde la última entrada en esta página.
Bueno, miento. Había escrito un resumen de cuatro páginas para el relato que podía haberse convertido en tebeo... pero que el dibujante no se sintió con fuerzas como convertir a imágenes.
También hubo un intercambio de correos con el nuevo ilustrador que he encontrado para la parte del mundo/libro/juego. Veintiséis correos y varias semanas entre descripciones, detalles y correcciones para una imagen que, pese a ser muy buena, no termina de ser lo que yo “veía”.
Pero eso no era escribir para Daegon, eso no contaba para mi cómputo, no avanzaba en el desarrollo del trasfondo, eso era hacer trampa. Así que tenía que “escribir” sobre Daegon, antes de... escribir sobre Daegon por aquí. Y me costaba, como siempre me cuesta escribir sobre aquello que realmente me importa. Sobre aquello que me preocupo de escribir “bien”.
Escribir aquí (en la parte del blog) es relativamente fácil casi siempre. Puedo ser coloquial, puedo ser yo, puedo hacer trampas, puedo ser referencial, puedo permitirme el lujo de no tener sentido. Pero cuando escribo relatos o cuando pretendo ser más... “didáctico”, la cosa cambia. Necesito buscar información, contrastarla y entenderla. Muchas veces me doy cuenta de que partes que daba por ciertas no lo eran, y tengo que deshacer parte de lo ya escrito y buscar aún más cosas. En ocasiones, incluso reescribir alguna entrada anterior (y no sólo en detalles).
En otras ocasiones, sólo se trata de vagancia o falta de motivación en los momentos bajos.

Y así van pasando los años. Así que me tengo que ir marcando prioridades y objetivos a más corto plazo. Escribir sobre Daegon siempre me cuesta, así que voy alternando una entrada “aquí” con una “allí”. Una “fácil” y una “difícil” para no terminar dándome de cabezazos contra la pared.

Porque Daegon me llena igual que me frustra. Me anima a tratar de mejorar como creador y escritor, para ser capaz de transmitir de manera correcta lo que pretendo decir. Me anima a pensar que, quizás, algún día, miraré a lo que escribí hace unos meses, y desterraré la idea de crear la puñetera máquina del tiempo.

Javier Albizu

De proyectos, monstruos, retos y números

De proyectos, monstruos, retos y números
Funciono a base de impulsos De impulsos retos y obligaciones autoimpuestas.
Si alguna vez he conseguido terminar un texto largo, ha sido a base de pura cabezonería y de ponerme en modo “visión de túnel” para no ver lo que me rodea y centrarme en lo que (creo que) me espera al final del camino (sí, curiosamente la visión de túnel no sólo me hace perder la visión periférica, sino que también me anula la visión de lo que tengo justo frente a mi).
Si no hay obligación, si no hay un “no hay huevos” de alguna de mis voces interiores, rara vez logro terminar nada.
Y tengo muchas cosas por terminar.

Todo esto viene a cuenta del Mes_Nacional_de_la_escritura_de_novelas (o lo que es lo mismo y en “guiri”, el “National Novel Writing Month”) de cuya existencia he sabido recientemente. El NaNoWriMo.
Resumiendo: Se trata de escribir cincuenta mil palabras (según sus mediciones, una novela de ciento setenta y cinco páginas) en un mes. Ciertamente todo un reto. Y me ha tentado, vaya si me ha tentado.

Probablemente, de haberlo conocido con algo más de tiempo (supe de su existencia poco días antes de que comenzase el susodicho mes) habría participado porque, como comentaba hace un momento, tengo muchas historias comenzadas a la espera de una finalización.
Para puntualizar un poco el párrafo anterior, añadiré; de haber tenido alguna de mis historias largas algo más trabajadas, de no estar ya embarcado en otros retos personales, o de haber logrado que algún conocido se animase a realizar también el reto, me habría puesto a ello (o, al menos lo habría comenzado)
Por suerte nadie se animó y la tentación se fue diluyendo tranquilamente según se acercaba la fecha de comienzo. Aún así, tanteé y les di alguna vuelta que otra a un par mis viejas historias: Arcanus y El último vuelo de la Atlantis.
Se me calentó una parte de la cabeza y me dije ¿por qué no?. Venga, vamos a ello. Pero, por fortuna (o quizás no), el resto de mi cabeza le dio un collejazo a ese cacho y decidí replantearme el asunto.
Porque, al final, siempre llegaba a la misma pregunta. Al final siempre llegaba al “¿Para qué?”.
¿Bala esquivada u oportunidad perdida?
No lo sé. Creo que la primera, pero mi parte autoflagelante no lo tiene tan claro.
¿Sería capaz de lograrlo?
Creo que sí, porque este no es el primer reto del estilo que me pongo pero no siento la necesidad de escribir una novela para colgarme una medalla. Pese a mi más que demostrada ineptitud narrativa, quiero hacer las cosas bien y este reto no va da eso.
Lo que quiero es contar historias. Historias que me gusten y me importen. Historias meditadas y terminadas antes de escribir la primera palabra (aunque luego siempre haya algún cambio mientras las escribo), historias que me ayuden a localizar a otros con unos gustos similares a los mios, o que logren atraer a esas personas hasta aquí.

Diré también que no soy una persona competitiva, pero sí que me gusta lanzarme retos personales bajo excusas igualmente personales y tanto o más estúpidas que este mismo NaNoNiaNo. Hacer un pacto conmigo mismo y obligarme a cumplirlo.
Lo he hecho con anterioridad, lo hago en estos momentos y, estoy convencido, lo seguiré haciendo en el futuro, aunque no siempre haya salido triunfante de ellos.

En diversas ocasiones me he auto lanzado retos de escritura. Me parece una buena herramienta y una estupenda metodología para alcanzar un objetivo (siempre que tengas un objetivo claro en mente).
Si no me falla la memoria, el primero con el que decidí probar mi capacidad y constancia escritora fue durante el periodo de vida de la primera lista de correo que creé para Daegon, durante los estertores finales del siglo pasado, en la ya difunta OneList (ahora Yahoogroups)
Allá por el dos mil, cosa de un año después de haberla creado y, ante el nulo tráfico e interés que veía entre los subscriptores, envié este correo (lo dejo tal cual, con sus faltas de ortografía y sus saltos de línea adaptados a la resolución de mi pantalla de entonces):

De "Javier Albizu"
Asunto [daegon] Encuesta
A daegon@onelist.com
19/03/00 15:24

Saludos gente.
Visto lo que se mueve esta lista, he tomado la decision
de moverla yo un poco.
He decidido que seais vosotros los que decidais lo que
voy a escribir. Me explico.
Soy muy vago a la hora de ponerme a escribir (los que
me conoceis ya lo sabeis :)), y auunque tengo en la cabeza
todas las historias de Daegon, comienzo a escribirlas, pero
acabo dejandolas todas a medias.
Pero como tambien sabreis aquellos que me conoceis
soy una persona que cumple aquellas cosas a las que se
compromete. Asi que me comprometo ante vosotros a
escribir al menos unos parrafos al dia, y mandarlos a la lista
para que los comenteis y critiqueis, de aquello que quiera
la mayoria. Y ahora vienen unas cuantas sugerencias sobre
lo que podria escribir. Si alguno tiene alguna curiosidad
sobre algo que no aparezca en esta lista, es completamente
libre de decirlo. Comenzare con aquello a lo que vote la
mayoria (como cada uno me vote una cosa distinta, me voy
a cagar en vuestras muelas mamomes :))).

Pues eso, ahi van unas ideas.

Acabar la historia de Mashlan.
Acabar la historia de Trollellom.
Saliria, Enemiga de los dioses.
Dragonidas, Cronica del tiempo antes del tiempo.
Ailan, Retorno del exilio eterno.
Ky´em´bra, La tierra maldita.
Menetia, El imperio de antaño.
Rearem, Centro del mundo. Intrigas en los 17 reinos.
Nivar, Entre dos mundos.
Naltor, El reino de la logica.
Werela, Hijos de Lycantros.
Goord, Guardianes de la llama eterna.
Tarnaq, Dominadores de hombres.

Pues eso, espero vuestros mails, teneis de tiempo
hasta el domingo que viene.

Taluego

Por mi parte se trataba de un triple reto: Lograr una constancia a la hora de escribir, tratar de conseguir despertar el interés y la curiosidad de los lectores para convertir aquello en una auténtica “comunidad” y tener escrito el material que consideraba mínimo e imprescindible de Daegon para ofrecerlo como PDF a la gente (y a alguna editorial) antes de cumplir las treinta.
Lamentablemente, sólo logré uno de mis tres objetivos... durante breve tiempo.

Una semana después del correo, y con tan sólo una única respuesta ante mi misiva y consulta inicial, me lancé a ello. Durante poco más de tres meses (hasta el veintidós de junio) mandé el consiguiente correo diario con lo que había logrado plasmar. Cuanto ya tenía alguna de las secciones terminadas, lo subía a mi web y también lo notificaba en las listas de correo de rol a las que estaba suscrito.
Como decía, la primera parte del reto fue todo un éxito, un cuarto de año escribiendo un mínimo de media página con un tamaño de letra 10 y unos márgenes de página 1,25 (condiciones establecidas y exigidas por mi fuero interno cuando lancé el reto). Muchas noches en las que no me acostaba hasta haber cubierto ese mínimo pese a tener que ir a trabajar unas horas después. Pero no me importaba, estaba consiguiendo “algo” (fuera lo que fuese). Algo que me importaba y que, parcialmente, me llenaba.
Pero las otras dos partes del reto resultaron un fracaso. La nula respuesta de los asistentes, sumado a un mazazo sentimental en el mundo “real” hicieron que llegase la falta de ánimo y que la esperanza de conseguir mi objetivo se desvaneciera. Que llegase hasta mi primer “Vale, lo estoy consiguiendo, y todo esto... ¿para qué?”
Malditos “Para qués”
Así que lo dejé... por un tiempo. Porque aún no lo sabía, pero un monstruo se había despertado entre mis neuronas. El monstruo de la escritura (el de crear historias ya llevaba mucho tiempo por ahí).

Y el siguiente auto-reto no tardó en llegar, esta vez espoleado por un único comentario favorable de una amiga.
¡¡¡Malditos amigos, malditos comentarios, malditos todos!!!.

Al año siguiente de mi primer GRAN fracaso, retomé de una manera inocente y con calma otro proyecto que llevaba algo más de un lustro empezado (aunque, por aquel entonces, la parte plasmada como palabras ocupaba poco más de dos párrafos). Sí, “LA” novela daegonita.
Bastó “ese” comentario de aliento sobre lo tres prólogos que llevaba escritos (cosas mías) para que me animase a hacer otro brindis al sol, ponerme de nuevo en modo_visión_túnel y enviar este nuevo correo (tan nefastamente redactado como el primero y todo lo que escribía por aquella época... sí, eso, por aquella época):

De: "Javier Albizu"
To: avjaal@yahoo.com
cc:
Asunto: [Novela]
20/08/2001 02:51

Saludos a todos gente

Os mando este mensajito para pediros un favor
Como algunos de vosotros ya sabreis, estoy escribiendo una
novela (y el que no lo supiera, ahora ya lo sabe).
Lo que os quiero pedir es lo siguiente:
Quiero que la critiqueis, pero quiero hacer esto de un modo
un poco organizado.
Mis planes:
Yo cada semana tratare de escribir algo, y os lo mandare a
los que hayais aceptado esto, cada viernes.
Si bien, no he escrito nada, lo que he escrito no lo considero
suficiente, o bien he escrito algo que corresponde a un capitulo posterior
al de la semana anterior, os lo hare saber. Pero cada semana recibireis
un mensaje mio al respecto.

Lo que espero de vosotros:
Como supongo que esto no os interesara a todos, solo mandare
lo que haya escrito a los que respondan a este mensaje, pero de aquellos
que respondan espero lo siquiente.
Que me contesteis con vuestros comentarios antes de una semana.
Los comentarios pueden ser, desde "yo pondria un punto despues
de tal palabra en la pagina 2876", hasta "esto es una mierda" (siempre que
me digais, el que, y porque es una mierda".

¿Porque hago esto?
Por una razon muy sencilla, porque me conozco, y se que si estoy yo
solo en esto, acabare dejandolo pasar, y no quiero hacer eso.

No quiero que ninguno responda por compromiso ni nada parecido, solo
quiero que lo hagan aquellos a los que les pueda parecer interesante la experiencia.
pero a los que lo hagan, les pido un minimo de seriedad, y que pongan esto entre
sus prioridades semanales, porque cada semana esperare un mensaje suyo al
respecto.
Tambien os pido que no tengais miedo de herir mis sentimientos ni nada
por el estilo, si considerais que lo que escribo es malo, decidmelo, ya que yo
no puedo ser objetivo con ello, os pido que lo seais vosotros por mi.

Pues eso tios, espero vuestras respuestas, y el viernes 24 mandare lo que llevo escrito
a todos aquellos que me hayan respondido.

Un Saludo
Javier Albizu

En esta ocasión el impulso duró cerca de diez meses (y noventa páginas pobladas por cincuenta y un mil quinientas noventa y cuatro palabras), hasta el cuatro de junio del dos mil dos, cuando cometí el error de volver a leer lo que había escrito un año antes para descubrir lo malo que era.
No había nada salvable y me entraron ganas de volver a empezar todo desde cero. Aquello que leía escrito no era la historia que creía estar contando. Miento, sí que era aquella historia, pero fallaba el “cómo” estaba plasmada.
Quise volver a empezar de nuevo pero la visión de túnel ya se había ido y fui plenamente consciente de que hacía tiempo que ya no había nadie al otro lado. No había respuestas, comentarios ni ánimos desde hacía mucho.
De nuevo llegó el desanimo y el “¿Para qué?” “¿Para quién?”
Las primeras semanas sí que había recibido alguna crítica, pero el resto del tiempo sentía que había estado hablando solo. ¿Qué prisa había?
Así que, una vez más, abandoné los Cuatro Fantás.... digoooo, la escritura... por un tiempo.
Porque el monstruo seguía ahí.

Escribí unos cuantos relatos más y creé un nuevo universo durante los siguientes dos años antes de lanzarme de nuevo a algo serio (aunque cuando lo comencé pensé que sería algo mucho más simple). Empecé con el blog.

Esta nueva andadura que dura (aunque de manera bastante irregular) hasta hoy, nació en la web de un amigo. Un sitio creado con PHP Nuke y alojado en MiArroba que respondía al pintoresco nombre de “República de triunfadores”.
Poco después de empezar con él, y ante las carencias de Nuke para alguna cosa que buscaba (y sin saber realmente qué era un Blog), me lancé a buscar una herramienta que me convenciese más, con lo que llegué hasta Wordpress.
Una vez encontrada la herramienta, y tras un baile de alojamientos (MiArroba y FreeSuperHost) terminé por alojarlo como un subdominio de Daegon,net, el dominio que estaba pagando (y apenas utilizando)... donde permaneció desde septiembre de dos mil cuatro hasta marzo de dos mil once... cuando lo maté... definitivamente... hasta que lo resucité aquí unos meses después.

Durante la existencia de esta primera versión del blog, también surgieron nuevos retos:
Primero (y de nuevo) escribir una entrada al día.
A los dos meses de esto, cambié la periodicidad y pasé a escribir una a la semana (en teoría para poder dedicarles más tiempo y hacer cosas más complejas... aunque no siempre fue así)
También aproveché para crear otro blog “temático” en el que hacer artículos sobre mis aficiones (el Frikcionario)... que no duró demasiado ya que documentarme para las entradas que quería hacer me llevaban mucho tiempo y no podía mantener la periodicidad de los dos (prueba no superada).

El blog albergó también sus propios retos adicionales, como terminar antes de que terminase el año dos mil cinco los relatos que conformaban la presentación del universo del amigo Abner Biuler lo que proclamé em una noche de insomnio, furia y, quizás,... fiebre interrumpiendo la programación establecida en una entrada a la que titulé Narracionis interruptus (un Objetivo que, pese a mi vagancia logré superar con éxito).

También tuvo momentos de bajona, cese temporal de convivencia y nuevo abandono de los cuatro Fantás... de la escritura (en esta ocasión debidos a problemas laborales, aunque en su momento no fui consciente de ello) para volver con fuerzas renovadas (y nuevo trabajo) unos meses después.
Bastante después de ese resurgimiento, mientras navegaba plácidametne en las aguas de la entrada mensual, llegó un nuevo auto órdago (una vez más por culpa del comentario de un amigo) gracias al cual logré darle el empujón final y terminar el Macroverso... justo antes de una nueva bajona, el gran ¡¡¡¿PARA QUÉ?!!! que me llevó borrar definitivamente el blog... hasta que lo resucité aquí meses después Museo

Ese soy yo ¿Inconstancia, Contradicción, son vuestras voces las que escucho?

Por supuesto, esto no termina aquí, porque siempre nos quedará Daegon y mis mil y un brindis al sol y quebraderos de cabeza en todo lo referente a sus distintas encarnaciones.
Un mundo que ha ido cambiando conmigo, con mis inquietudes y mi manera de maltratar el lenguaje hasta alcanzar su tercera versión de en la web de Daegon (y cuyas versiones previas se pueden encontrar en el hall situado a la entrada del teatro, o lo que es lo mismo, en El Museo).
Una criatura sobre la que llevan un cuarto de siglo diciéndome que no interesa... así que ya no pido más opiniones al respecto y me limito a seguir trabajando en ella.

En fin, el monstruo sigue ahí, feliz y alimentado. Echando cuentas (y la herramienta de contar palabras de LibreOffice), llevo escritas (sin contar esta entrada, ni las versiones previa corrección de cosas como Proyecto: Atlantis o el Macroverso) seiscientas sesenta y ocho mil novecientas cuarenta y una palabras. Algo más de trece novelas de ciento setenta y cinco páginas según los estándares del NaNoNiaNo (ochocientas noventa páginas divididas en unos cuantos documentos según mi medida). Lo que mirándolo en perspectiva no es mucho, aunque tampoco vamos a decir que se trata de una cifra desdeñable.
Y sigo sin dar con lo que busco. Lerdo que es uno.
Aún no hay nadie al otro lado, al menos no de la manera que me gustaría.
Estamos solos el monstruo y yo, y no me importa. Cuando llega una idea empiezo a escribirla y luego la dejo parada un tiempo. No hay prisa, no hay nadie esperando. Cuando está terminada la subo para que el monstruo me deje tranquilo (porque mientras no está terminada no para quieto el condenado).
Por el momento, ya no trato de de acabar con él (aunque sé que en algún momento llegaré de nuevo hasta esa parte del ciclo). Abandonaré de nuevo los Cuatro Fantásti... la escritura, sólo para regresar hasta ella una vez más.
El monstruo ha crecido demasiado ya demasiado, y continua creciendo con cada nueva palabra que escribo, con cada nuevo comentario, con cada reto superado y cada nueva muesca en mi cinturón tecleador.
Porque si tengo algo claro, es que “el/la (o los) del otro lado” no llegarán hasta aquí... si “aquí” no existe. También sé que podría hacer mucho más por promocionarme, mucho más por hacerme “interesante” para “los otros” pero no tengo intención de hacerlo.
Soy como Sinatra

o Fred Durst (pero sin su éxito)

Las cosas (mis cosas) serán a “Mi manera” o no serán.

Así que, vale, a esto del NiaNoNiaNo, le podríamos aplicar el archiconocido “Ya he estado ahí, ya he hecho eso”. No tengo nada que demostrar(me) en este respecto... pero hay muchos más “respectos” en los que tengo cosas que demostrar(me) (¿O pensabas que esto terminaba aquí?... ¿ha llegado alguien hasta aquí?)

Toda la vida pensando en palabras... y ahora me doy cuenta de las ganas que tenía de hacer un tebeo.

El año pasado nació una editorial nueva de tebeos. Una de muchas, sólo que esta, en lugar de publicar historietas de más allá de la península, se dedicó a pedir a autores patrios que le enviasen sus proyectos.
Inocente de mi, compartí por las redes sociales el asunto... con la coletilla de que me ofrecía como juntaletras si algún manchahojas se animaba a crear algo juntos... y dio la casualidad de que uno de mis contactos me dijo que sí (lo que, aparte de alegrarme el día, me dejó totalmente descolocado).
Tras recomponerme lo hablamos durante uno par de meses hasta llegar a una triste conclusión: Él no tenía ni idea de cómo convertir mis textos en imágenes secuenciales... y yo tampoco. Nos despedimos tan amigos y continué a lo mio... o eso creía, pero un nuevo monstruo había despertado en mi interior.
Y digo bien “despertado”, porque llevaba durmiendo ahí desde la EGB, cuando hice mis primeros pinitos con Tarugh, el troglodita (que no pasó de ser una hoja de cuaderno cuadriculado garabateada)

Ante esto, sólo había una solución posible: Aprender a dibujar y aprender a hacer tebeos (y una cosa no viene de la mano de la otra)
Así que, aquí estoy, nuevo monstruo y nuevo reto.
En enero de este año hice firme propósito de aprender a dibujar. Así de sencillo.
En mis estanterías ya había cerca de una docena de libros al respecto. Libros que, pese a haber leído no me habían ayudado en gran medida por una razón muy sencilla: Sólo los había leído y, mientras lo hacía, no había tocado un lápiz.
Tocaba cambiar de enfoque y opté por lanzarme como los HOMBRES bajo dos simples condiciones.
1,- Hacer un dibujo al día.
2,- No abandonar en un mínimo de dos años por muy mal que me vea o mucho que me frustre mi falta de avances.
Y así estamos. La primera parte la estoy cumpliendo al día desde entonces. La segunda... os lo diré dentro de unos catorce meses.

Ah, bueno, también tengo intención de hacer un par de juegos de ordenador antes de morir (uno para ordenadores de 8 bits y otro para Linux y demás), pero eso ya os lo dejo para otro día.

Javier Albizu

Daegon 25 años después

Daegon 25 años después
Y parece que fue ayer...
Comienza la cuenta atrás. Va a ser una cuenta atrás bastante larga, pero prefiero tomarme las cosas con tiempo.
Hace mucho tiempo, allá por el año noventa y dos, arbitré la primera partida ambientada en el mundo al que... tiempo después, bauticé como Daegon. Así que, en algún momento indeterminado de dos mil diecisiete se harán veinticinco años de esa efeméride... que carece de cualquier relevancia para nadie (salvo para mi)

Siendo esta fecha / cifra / excusa tan buena como cualquier otra para tomar decisiones, hace un tiempo que me planteé un nuevo reto (para cundo termine alguno de los que actualmente tengo en curso)
En enero, cuando termine mi reto del dibujo, y porque nadie lo está pidiendo, este será sustituido por la tercera intentona de cristalizar en palabras Daegon como ambientación rolera. A ver si esta es la definitiva.

Para llevar a cabo este reto, aparte de volver a poner en funcionamiento a mis oxidadas neuronas, tengo un... plan (o algo).
Primero: Para el día cuatro de enero (cuando dará comienzo el reto), tener listo el índice del material mínimo del que constará el “libro”.
Segundo: Escribir a diario para alcanzar ese “mínimo” de material antes de que termine dos mil diecisiete.
Tercero (y mientras tanto): No cambiar de idea y mandarlo todo a la mierda (otra vez).
Fácil ¿no?
Cuatro: ¿Quién sabe? Ya será dos mil dieciocho (que me conozco e iré apurando hasta el último día entre bloqueos, reescrituras y temas similares) ¿retomar la novela? ¿lanzarme a hacer un tebeo? ¿un juego de ordenador pixelado? Yo qué sé.

Aparte de las redes sociales, volveré a utilizar la (segunda) lista de correo que creé hace once años (y que lleva diez abandonada y me sorprende que no la hayan borrado por inactividad como hicieron con la primera). Uno es así de arcaico (y me sigue pareciendo un método más práctico para tratar los temas de manera ordenada)
Publicaré en mis perfiles de redes sociales las entrabas que vaya subiendo a la web, y mandaré un correo a la lista con el enlace a cada una de ellas.
Cualquier comentario, pregunta y ofrecimiento de ayuda, betatesting, adaptación a otros sistemas de juego, etc será agradecido.

Tengo miedo y ganas a partes iguales (aunque cuando empiece sé que la proporción cambiará a favor del miedo de manera ostensible)
Quiero terminar de concretar todos esos lugares en los que no llegué a arbitrar y que sólo se encuentran de manera neblinosa en mi cabeza.
Por supuesto, será una ambientación hecha por un tipo cuyos mayores referentes son Tékumel, Glorantha, Jorune y Shadow World. Por alguien que nunca ha comulgado con la escuela de Mundo de tinieblas o leyenda de los cinco anillos (ni sus clanes)
Daegon es un mundo que empezó siendo dirigido utilizando RuneQuest (es más, durante las primeras primeras partidas fue el mundo de ”Hijas de la noche"). No pretendo que sea fácil de resumir (nunca lo he conseguido) pero no por ello pretendo que sea inaccesible (para quienes estén dispuestos a leer)
Mi idea es que se puedan arbitrar partidas en él a diversas escalas y géneros (aunque siempre tengan un “algo” que sólo pueda darse en Daegon). Que haya diversidad y culturas que, por más “lejanas” o “de otra ambientación” que puedan llegar a parecer, aunque en pueda llegar a darse el caso de que se hagan “inverosímiles” para una ambientación “fantástica”, encajen en Daegon. Un mundo es un lugar muy grande, muy heterogéneo, un lugar, como puede nuestra propia tierra, donde siempre hay hueco para lo inesperado.
Mi intención es que, cuando alguien haya leído lo que pretendo escribir en estos años, no necesite nada más para arbitrar ahí infinitas campañas (por más que yo pueda escribir y ampliar a posteriori)

Un juego... no sé si “de los de antes”, o si puede llegar a tener un público en la actualidad (igual que no ha aparecido en los veintitrés años anteriores), pero que, no por ello, voy a dejar de buscarlo.

Javier Albizu

Daegon, el índice

Daegon, el índice
Como lo prometido es deuda, y dije que iba a tenerlo listo antes de ponerme con la escritura en sí del material, aquí va el índice de lo que sería un hipotético manual de Daegon jdr (y todo lo que pretendo tener listo para antes de que termine dos mil diecisiete).
Empezaré por los clásicos:
Qué es Daegon
Qué es un juego de rol

Estos dos ya están escritos, pero les daré una revisión (al igual que todo lo que ya tengo)
Para, a continuación, ir a saco a por el trasfondo puro con:

El mundo
Historia
	El tiempo antes del tiempo
		Crónica de los tiempos que no fueron
	Primera edad
		Interludios y comienzos 
		Vida y muerte. Tiempo y pactos 
		El viaje de Ytahc 
	Segunda edad
		Nacimientos y despertares 
		Los primeros dioses 
		Hermanamiento e Imperio 
		El final de una era 
		Epílogos y preludios 
	Tercera edad
		Regresos y éxodos 
		Nuevos dioses para un mundo viejo 
		Rupturas y fragmentos 
		El despertar de los jonudi 
		Fortalezas en las estrellas 
		Arcanus y Rogani 
		Ampliando el horizonte 
		Ciudades en el firmamento 
		Héroes y Mártires 
		Ocaso de imperios y lluvia de dioses 
		Orgullo y condena
	Cuarta edad
		Desterrando el pasado 
		Iniciando el tercer ciclo 
		Crónica de los reinos breves 
	Quinta edad
		El nuevo imperio 
		Fe y cismas 
		Condenados a vivir 
		Orden y trascendencia 
		Abandono y alzamiento 
		El legado de los Enrali 
		El nacimiento de “El golpeador”

Para pasar a la metafísica, las leyes que gobiernan la realidad y las razones de ser del funcionamiento cosmogónico.

De conceptos y consecuencias
	Azar y conceptos
	Elecciones y consecuencias
	Baal
	Sakuradai
	Layga
	El hombre
	Los Mayane Undalath
	Los Kurbun
	Los Jonudi
	Los "dioses"
	Ciencia arcana

Continuamos con un resumen de la situación actual del mundo... (que quizás podría ir antes, aunque creo que para entender el presente se tiene que saber desde dónde viene)

En el presente
	Muerte y profecías. Contemplando el hoy.
	Luchando por la posibilidad de un mañana
	Un nuevo viejo mundo.

Una vez establecida la visión general, vamos un poco más al concreto y hacemos zoom en los distintos países (los más grandes, que no todos). Y damos algo de información para que los jugadores tengan dónde elegir a la hora de decidir de dónde será sus personajes.

Países 
	Daegon Occidental
		Menetia
		Rearem
		Saliria
		Werela
		Goord
		Baern
		Naltor
		Bra'En'Kyg
		Nivar
		Johrg
		Harst
		Shattegar
		Shemellom
		Edirth
		Tarnaq
		Tembi
		Llanuras heladas		
		Xultz

	Daegon Oriental
		Trollellom
			Ton-Kaheru
			Beretear
			Troll Kahn
			Kylburn
			Shirune
			Dilirm
		Shinzay
		Muliria
		Llanuras Zulera
		Dagorel
		Sheparn
		T'Nar
		Ashgurn
		Dayashu
		Hanrath

	Islas
		Shatterd
		Sembia
		Rayhosha
		Thurgold
		Mashlan
		Eladar
		Norotgard
		Stergión

	Nargión / Ilwar

Para, a continuación, darle al director de juego información sobre las organizaciones que trabajan a un nivel “global” (más allá de una única nación).
La idea de esto es también la de dar herramientas al director de juego para crear aventuras a un nivel más elevado que lo que pueda ser la intriga “local” de un país o una ciudad y los personajes puedan tener una visión más amplia del entorno en el que se mueven.
Aún no tengo claro si meter aquí a las religiones. Por un lado, algunas de ellas sí que funcionan a escala “internacional” pero, por otro, cada país suele tener su propia visión y cismas sobre diferentes eventos mitológicos.
No quiero se redundante en lo que escribo y repetir una y otra vez las cosas comunes en los diferentes países, pero no termino de ver claro cómo plasmar esa diversidad en un sitio único sin que sea un tanto farragoso.

Organizaciones
	Los Cronistas de Baern
	Los Siete Reyes Dragón
	El Concilio de los Inmortales
	El nuevo imperio ailanu
	Sigma 3
	El anillo
	
Religiones
	Los Señores de Ilwarath 
	La iglesia Tayshari 
	La teocracia goordiana
	Los hijos de Ytahc
	La hegemonía Suritani
	Los siervos de Enaí

Agentes libres
	Iorum Arcanus
	Rogani
	Hiei 
	Thaigen Mashak
	Gahur
	Xanae
Los condenados a vivir

Para terminar con la parte de trasfondo puro, llegamos a lo que yo llamo “el tercer nivel” a nivel de escala. Si teníamos la parte “nacional” y la “internacional”, pasaríamos a la interplanetaria e interplanar.

Otros planos
	Ilwarath
	Namak
	Suritan
	Enai
	Kestra
	Tayshar

Otros mundos

Una vez dada la visión global y la verdad “objetiva”, pretendo dar la visión general y parcial de la gente de a pie. Lo que es de conocimiento general para los habitantes del mundo que, en ocasiones, apenas coincide con la realidad.

Libro del jugador
	El mito unificado
	El Calendario Mecbarino
	Cronología

Por supuesto, el sistema de juego no puede faltar.

Sistema de Juego
	Creación de personajes
	Reglamento
	Sistema de combate
	Experiencia y aprendizaje. Fe vs maestría

Seguido de los consejos para el director de juego.

Consejos
	El papel del director de juego
	Trasfondo para los personajes
	Preparación de una aventura
		Tipo de partida
		Definiendo el tono
		La dificultad
		Los personajes no jugadores

Y terminando con tres aventuras, cada una en una “escala” distinta.

Aventuras
	Pesadilla del pasado
	Reunión
	Asuntos de familia

Visto todo en conjunto... la cosa me da bastante vértigo y, por supuesto, habrá cosas que cambien según me voy poniendo con ellas (me da que van a ser dos años con aún más dudas que los veintitrés anteriores según vaya aterrizando las cosas).
Pero, ¿qué diablos? Vamos a por ello.
Nuevamente repito, cualquier comentario, sugerencia, crítica o corrección será bienvenida.

Javier Albizu

Daegon, mes I

Daegon, mes I
Muy bien. Nuevo reto comenzado. Comienza el juego que dice Sherlock.
Si nos ponemos con cifras a lo bruto, en este he (re)escrito nueve páginas que se han transformado en cinco entradas en la web de Daegon. Más concretamente:
La enciclopedia del tiempo
La edad mitológica
La edad dorada
La edad de los cambios
El gran cataclismo
y parte de lo que será la siguiente entrada; El imperio ailanu (que será algo más larga).

He comenzado con lo que sería el “libo del jugador”, o lo que es lo mismo, lo que sabe sobre su propio mundo quienes lo habitan.
Por el momento, voy cumpliendo con el ritmo mínimo de escritura que me había propuesto; dos páginas a la semana, y lo he superado por un poco (aunque mucho menos de lo que me gustaría). Lo malo de ponerte un mínimo es que, caso de alcanzarlo... ya no te esfuerzas lo mismo para hacer más. Supongo que iré ampliando este mínimo según vayan pasando los meses.

He de reconocer que ha sido un poco “duro”. Pensaba que, al tratarse de una re-esritura de algo ya tenía escrito (aunque fuese hace casi un cuarto de siglo) la cosa sería más sencilla.
Me equivocaba, y mucho.

Por un lado, abofetearía a mi yo más joven hasta quedarme sin palmas en ambas manos. El horror, en todos los sentidos. Esperaba algo malo, pero me he sorprendido a mi mismo. En fin, en cuatro días pensaré lo mismo sobre lo que he escrito este mes pasado. Qué le vamos a hacer.
Por otro lado, quería cotejar lo que escribí con el resto del material sobre el mundo perpetrado en aquella época (cuando todo lo que escribía era desde ese punto, lo que incluía incoherencias intencionadas) para, a continuación, cotejarlo a su vez con lo que escribí en hace cosa de cinco años desde una perspectiva “objetiva”.
Sí, también quiero abofetear a mi yo de hace cinco años.
Más allá de esto, quería encontrar un tono concreto para lo que iba a escribir que se iba concretando mientras iba escribiendo. Así pues, durante los bloques de escritura semanal, el primer paso era revisar lo escrito desde el comienzo de esa semana.
Lo has adivinado, cada día que revisaba lo escrito el día anterior quería abofetear a mi yo de ayer.
En fin, sigamos.

Aparte de todo esto, he recogido en una hoja de cálculo (que, a futuro, pretendo convertir en base de datos), todos los nombres de personajes, conceptos, países y datos que voy dejando por el texto (y recopilar también todo lo que tenía de antes).
Como resultado de esto tengo doce solapas cada una con diferentes tipos de dato:

Personajes: 123
Planetas : 6
Continentes: 11
Países: 60
Lugares: 31
Edades: 6
Etnias: 17
Panteones: 3
Títulos: 5
Tipos de título: 3
Conceptos: 3
Grupos: 9

Las pestañas seguro que cambian de nombre y alguna se terminará fusionando con otra, pero aún voy por la tercera edad. Hay tiempo.

Para terminar de redondear la jugada, me ha dado por ponerme a buscar por casa los cuadernos en los que he ido disgregando datos y he encontrado cuatro de ellos. Ahí, entre pedidos de pizza, números de serie y patillajes de conectores he encontrado nombres y datos que no recuerdo tener por otro lado (algunos de los cuales no tengo ni idea de qué significan).

También he realizado un esfuerzo consciente por incluir más personajes femeninos en la historia del mundo, y esto también cuesta mucho. La opción que sale cuando en cuanto te descuidas un momento y vas en automático son casi siempre tíos. Mal.

Y bueno, más o menos esto ha sido lo del primer mes. Ahora os dejo, que tengo que seguir con el asunto.
A ver si uno de estos días me escapo un momento y escribo también por aquí algo que no sea de Daegon.

Javier Albizu

Daegon, mes II

Daegon, mes II
Pasa el tiempo y seguimos con el reto.
Si el mes pasado habíamos llegado a las ocho páginas, este hemos alcanzado las veintiuna. Si lo comparamos con el documento que estoy reescribiendo, aún voy por la tercera de trece.
Si las primeras siete páginas se convirtieron en cinco entradas, las siguientes once se han convertido en otras dos:

El imperio ailanu
El milenio negro

El caso del milenio negro ha sido un poco chocante ya que, en origen, sólo eran cuatro líneas que se acabaron convirtiendo en tres páginas. Del resto del contenido de esa página primigenia que me tiene ocupado en estos momentos, la dedicada al Imperio menetiano, ya llevo escritas otras tres, y aún no he terminado con el primer emperador.
El ritmo ha mejorado, de dos páginas semanales a tres. De todas formas, y de continuar esta progresión, la Enciclopedia del tiempo se puede ir a más de cincuenta páginas. Confío en haber terminado con ella para mayo.

Por el momento voy cumpliendo sin problemas... aunque la semana pasada tuve un pequeño bache. El problema no es la falta de ideas, sino el qué quitar para que la cosa no quede aún más grande. Esto tiene el inconveniente añadido de que puede provocar una falta de consistencia en lo demás, ya sea en el tono o la información. Si añadimos el baile de párrafos arriba y abajo y las inconsistencias que puede acabar causando (más por mi dejadez que por otra cosa).
Sigo en terreno conocido. Técnicamente esta es la parte que más veces he escrito, a la que más vueltas le he dado y cuyos cabos sueltos utilicé con mayor frecuencia en mis partidas.
La cronología fue lo primero que escribí en su momento, y lo primero que retomé hace seis años. Aparte de eso, cuando me he puesto a escribir sobre los países, generalmente he empezado con Menetia y, al hacerlo, obviamente siempre lo he hecho con lo que me gusta; la historia. Pero claro, por este lado nunca he pasado del gran imperio y luego he empezado con algún otro de los países.

Así pues, estoy estos días con tres documentos sobre Menetia abiertos, mientras reviso lo que escribí sobre ella en la cronología oficial y la parcial, mientras documento también cada uno de los palabros en la hoja de cálculo (que también tengo abierta) que creé a la sazón de todo esto.
Con respecto a la mencionada hoja de cálculo, el conteo de palabras va como sigue:

Personajes: 185
Planetas : 10
Continentes: 11
Países: 69
Lugares : 62
Edades: 6
Etnias: 20
Obras: 5
Panteones: 3
Organizaciones: 20
Tipos de título: 3
Conceptos: 5

Y ya han un par de pestañas que se han fusionado y renombrado.
Quizás el mes que viene, cuando termine con el segundo gran imperio de la humanidad, vaya más suelto. Al menos no tendré tanto documento abierto al mismo tiempo para consultar y consolidar.

Por un lado, los deseos de autolesión continúan cada vez que leo lo que escrito en el pasado (un pasado que llega hasta ayer mismo). Por otro , me acuerdo de lo que quería decir mientras escribía aquellas cosas y, pese a que hay cosas que cambio, siempre lo hago con guiños a quien fui en cada uno de aquellos momentos.
También me voy apuntando cosas que tengo que cambiar cuando le de una segunda vuelta al material que escribí en la anterior intentona.

He de admitir que tengo algo de miedo de terminar esto y ponerme con los países. Aún no sé cómo afrontarlos. No sé que plantilla crear para ellos ni si me dará la cabeza para darles la personalidad que merecen a aquellos que tengo más difusos.
Personalmente, lo que más me atrae escribir sobre ellas es su historia y sus personajes más importantes pero, de cara alguien que quiera preparar una partida desde cero, esos datos no son los que más le pueden llegar a interesar.
En fin, aún tengo tiempo para decidir qué información dar de ellos y cuál dejar de la mano de aquellos incautos que, de existir, se animen a arbitrar una campaña de Daegon.
De nuevo, se agradecerían sugerencias al respecto.
¿Alguien tiene una espinita clavada de “eso” que le gustaría que le contasen del trasfondo de un mundo y nunca ha encontrado en un básico?

Bueno, vuelvo al turrón. Nos leemos en un mes (salvo que os paséis por Daegon)

Javier Albizu

Daegon, mes III

Daegon, mes III
Tercer mes, seguimos avanzando y haciendo descubrimientos acerca de cómo va cambiando uno y su “obra” con el paso del tiempo.

Desde la última actualización por aquí sólo he subido una nueva entrada en la web de Daegon:

El gran imperio menetiano

Los tres cuartos de una página que ocupaba en origen se han acabado convirtiendo, siguiendo la tónica habitual, en diez páginas. Voy con un poco de retraso, pero sigo manteniendo la cadencia que me había planteado y en la web ya hay ciento treinta páginas de material.

Una vez terminada la parte del “Gran imperio menetiano” pensaba que la cosa iría más rápido. Más aún teniendo la semana santa por en medio para adelantar cosas.
Como de costumbre, me equivocaba. Ninguna de estas dos asunciones se ha demostrado cierta, y es que no escarmiento, porque claro, esto no es nada nuevo.

En la tercera reescritura de está cronología, hace un par de años, creía que me la ventilaría rápido. Dos meses después, no había pasado de la segunda página. No es una cuestión del bloqueo del escritor, sino de mi eterna inseguridad y de no ponerme plazos. De no tener un plan. De no concretar los objetivos.
Porque uno puede ser inseguro pero, en mi caso, esto no implica una incapacidad para tomar y mantener decisiones, sino el ser consciente de que siempre hay una alternativa mejor para llevar a cabo una acción.
Si no me marco unos objetivos concretos y cuantificables, ya sean estos plazos, cantidad de palabras o páginas. Si no tengo esto, vuelvo una y otra vez hacia a atrás... y siempre hay una manera mejor que la última que utilicé. Porque soy malo escribiendo. Muy malo.

Por poner un ejemplo, las dos últimas semanas llevo volviendo a la descripción de un evento sucedido en Daegon. Sé lo que quiero transmitir pero, al leerlo de nuevo, sé que ahí no está lo que quiero. Tampoco quiero explicitar lo que busco, todo tiene que emanar en el texto, pero no lo hace.
A día de hoy, lo habré reescrito cerca de quince veces, pero he decidido no dedicarle más de dos ratos de veinte minutos cada vez. De no ser así, jamás avanzaré con el resto.

Hoy está así:

Se conserva un texto atribuido a un superviviente anónimo del evento en el que se puede leer la descripción que este realiza sobre el evento y sus consecuencias:

Primero es la sombra, después la presencia, finalmente la mirada.
Engullido por aquello que no existe, todo cesa. La vida no es, el tiempo no transcurre para quedar comprimida su infinita extensión en un único instante. Todo lo que eres y fuiste se descompone para dejar de ser, para unirte a la nada. Al vacío. Pero tu tránsito hasta el olvido no es plácido.
Detalle a detalle, fragmento a fragmento, cada una de tus recuerdos y deseos, de lo que amas y da sentido a tu vida, a quien fuiste, es retorcido y diseccionado. Despedazado.
Te conviertes en pasajero de tu propio cuerpo, en un intruso dentro de tu propia mente, mientras otro, que eres tú, que son ellos, destruye toda esperanza. Cualquier atisbo de piedad, consuelo o gozo te es negado. Eres cosnciente, culpable y ejecutor de cada acto y de cada pensamiento nocivo que pueda haber albergado toda la humanidad desde el principio de los tiempos.
La locura no te es permitida mientras haces lo que haces, mientras sientes lo que sientes, mientras cada partícula de tu ser es desgarrada y recompuesta sólo para ser desgarrada de nuevo. Sólo te son concedidos el miedo, el dolor y el remordimiento. Unas sensaciones que te acompañarán por toda la eternidad de ese momento. No hay salida posible, el fin, la nada, el vacío y la muerte son entelequias vacías. Mentiras que sólo ahora se te muestran falsas. No hay lugar al que huir, el descanso jamás llegará.
El dolor ya no es una sensación, sino tu hogar. Un lugar físico lleno de infinitos matices. Una ubicación de la que jamás se podrá retornar o escapar.
Mientras tanto, las formas te miran impávidas e impasibles desde el otro lado del velo. Sus rostros no muestran emoción alguna, sólo indiferencia ante todo lo que provoca y conlleva su cercanía. Eres el epicentro y el pilar sobre el que se sustenta el universo del dolor, eres irrelevante.

A su vez, la poetisa Desala Telmaqu (Déjshimat, Shirune -1091, -1047) relataba en su “La prosa del dolor”:

Mientras tanto, los Jo'Na'Ryum se aparecen en los escenarios de mayor desolación. Contemplan las escenas de agonía inmóviles, impotentes.

El universo agoniza mientras Lutnatar se torna carmesí y Sholoj palidece. Ya no existe el cielo, sólo el avatar de la desesperanza bajo la carencia de forma de vacío. Un vacío teñido por la gélida oscuridad y el fluido vital de los mundos que se desangran sobre su manto, deslizándose e impregnando toda su superficie.
La uniformidad de lo que no es sólo se ve rota por las heridas causadas por los ojos provenientes de más allá de sus fronteras. De una agonía encarnada que se filtra y lo perméa todo. Que se asoma por las heridas del universo. Que lo desgarran obligándonos a contemplar los horrores que se encuentran al otro lado.
A través de esta mirada se atisba lo que carece de forma, sentido o propósito. El final de todas las cosas.

Pero cuando publique la entrada sobre “La edad moderna” (calculo que allá por mayo) seguro que habrá cambiado mucho.
Siguiendo la progresión actual, la previsión que hacía sobre la extensión de “La enciclopedia del tiempo” no iba muy desencaminada, porque van a ser más de cincuenta páginas (quizás más de sesenta).

Como comentaba por ahí arriba, pensaba que al terminar con Menetia la cosa iría más rápido. Mientras escribía esa sección tenía del orden de siete u ocho documentos abiertos al mismo tiempo con cosas que había escrito en diferentes momentos mientras que, de la sección en la que me encuentro ahora sólo tenía lo que se encontraba en el documento original.
Pensaba que apenas tendría que tocarlo. De acuerdo al plan, tenía que quitar las referencias mitológicas (a fin de cuentas, en esta encarnación, he optado por un tono más aséptico y “cientifista”). Pero el texto tiene lagunas. Montones de ellas que apenas eran bosquejos apenas concretados en mi cabeza.

La primera versión estaba escrita por mi yo de diecinueve - veinte años, con sólo una leve idea acerca del tono que le quería dar al mundo. Lo que quería era ponerme a arbitrar cuanto antes.
Con el paso del tiempo el tono se fue consolidando. Partida a partida el mundo se iba haciendo más consistente, pero esa consistencia no se veía reflejada en un texto concreto. Todo está entre mi cabeza, cientos de notas de las partidas y en cosa de una docena de documentos apenas empezados sobre las naciones.

Por otro lado, los días de vacaciones tampoco han ayudado. Tenía mucho tiempo, demasiado, antes de ponerme a escribir. Lo mismo que me pasa los fines de semana. Tanto tiempo que dedico gran parte de él a dale aún más vueltas a todo antes de empezar a escribir, terminando al final por ponerme a escribir a las dos de la mañana.

Ante la “cercanía” del fin de la cronología, también le doy vueltas a lo que vendrá después, pero aún no hay decisión. A las opciones que me había planteado antes (terminar con las organizaciones que comencé a escribir en dos mil catorce, o ponerme ya con los países) se ha añadido la de ponerme antes con alguna de las tres partidas de ejemplo que quiero escribir antes de finalizar el reto.

Y así seguimos, tercer mes de veinticuatro.
Lo que me queda aún.

Javier Albizu

Daegon, mes IV

Daegon, mes IV
Cuatro meses (y pico) desde que empezamos. Cincuenta y siete páginas ya y seguimos manteniendo el ritmo. Si la progresión se mantiene, aún me quedarían otro mes largo para terminar con la cronología.
Ya he llegado al año cero.
Los cerca de mil doscientos años que transcurren desde el final del imperio menetiano hasta este año cero, en la primera versión del documento ocupaba cuatro páginas. Cuatro páginas que ahora ha ocupado veintisiete.
El resto de esta edad moderna que me queda por reescribir, los eventos sucedidos entre el año cero y el setecientos cincuenta y siete, la fecha en la situé mis primeras partidas, el este documento primigenio ocupaba otras cuatro páginas. Si el ratio página nueva / página vieja se mantiene, esto serían otras veintisiete páginas.
De seguir así, esto implicaría otros dos meses, así que nos iríamos casi hasta julio.
Por supuesto, todo esto depende de lo mal que lo vea todo (siempre fatal), que no eche de nuevo la vista atrás para re-re-recorregir y de cuánto contexto tenga que añadir para que lo ya escrito tenga un mínimo sentido..
Me gustaría terminar antes, pero en este deseo prima más lo duros que se me han hecho estos últimos meses que el propio interés por pasar a otra cosa. Cuando más he ido avanzado más cuesta arriba se me ha ido haciendo.
Este endurecimiento de la tarea no viene tan dado por el hecho de escribir a diario, como por aquello a lo que aspiro a tener una vez que haya terminado.

Porque el objetivo no es sencillo. Con estos textos estoy tratando de hacer un montón de cosas al mismo tiempo. Cosas que no sé si son compatibles entre sí, o si seré capaz de lograr:

1.- Parte del objetivo de todo esto es el de dar la foto completa de las relaciones entre las distintas naciones. Cómo han ido evolucionando y las decisiones que han llevado al mundo hasta la situación geopolítica en la que se encuentre en el “presente”.

2.- Al mismo tiempo, trato de dar un tono muy concreto a la que escribo. Esta no deja de sr una visión parcial del mundo. Pese a su pretendido enfoque objetivo, la intención es que no por ello pierda el misterio y sentido de la maravilla (aunque la narración se realice de una manera marcadamente aséptica).

3.- Una de mis mayores preocupaciones siempre es la de tratar el texto, es que este sea entretenido de leer. Un deseo que no sé si voy a ser capaz de lograr.

4.- También pretendo que quien lo lea se haga preguntas. Despertar la curiosidad por rellenar los huecos que dejo intencionadamente.
Esta cronología es el libro del jugador. Lo que “sabe” la gente que vive en ese mundo. Hay cosas que la gran mayoría no sabe, por lo que se explicarán en otros textos. Aún así, me gustaría despertar en el lector el deseo por llegar a saberlo.

5.- Al mismo tiempo, entre estos huecos, hay historias para aventuras que escribiré más adelante y el deseo de que el lector (ya sea jugador o director de juego) los rellene con las suyas propias.

Las primeras partes de la cronología fueron más sencillas de reescribir. Al estas situadas en épocas tan lejanas temporalmente no era necesario poner tantos eventos. Asimismo, el hecho de que gran parte de los personajes fuesen tan longevos, me permitía desarrollar líneas argumentales que se prolongaban durante mucho más tiempo.

Por el contrario, mi pequeño micro reto para esta edad es la de poner un mínimo de cinco eventos / fechas relevantes / interesantes, cada siglo. Intento no repetirme demasiado pero estoy convencido de que en más de una ocasión, ya sea por lo que cuento o por mis tics a la hora de contarlo, la sensación final será de “esto me lo acabas de contar hace un par de páginas”.

Aparte de todo esto, sigo pegándome con mi yo de hace veinticinco años, mi yo de hace dos meses y mi yo de ayer. El deseo de darme de collejas retroactivametne jamás desaparece.

De algo que me he dado cuenta recientemente es de que me viene bien el ponerme limitaciones. Lo que escribí cuando empezaba, por más que me pueda parecer horrendo, me ayuda a acotar según que cosas. En muchas ocasiones, el ponerme unos límites me permite poner un foco sobre algo. Centrar la atención y no dispersarme demasiado.

De todas formas, por más que, en ocasiones, le agradezca tener una base sobre la que trabajar, el resto del tiempo me inunda el deseo de golpearle con el teclado en la cabeza a mi yo que escribió el documento original.
Durante la primera escritura de la cronología, creo que no le dedicase más de una semana. No tenía filtro, lo que se me ocurría iba al teclado y hay cosas con las que me es muy difícil saber en qué narices estaba pensando en aquel momento. Eventos expuestos porque sí, sin explicar qué relevancia real tenían o de dónde venían.
Cuando llego a cosas por el estilo, muchas veces tengo que volver a atrás o planificar algo para más adelante. Necesito crear otro evento que sugiera o pueda dar algún indicio a por qué lo que estoy poniendo fue o será importante.

Por más que retoque lo que escribí, no quiero quitar nada. Por más dolor de cabeza o frustrante que pueda ser, de alguna manera, aunque sea sólo de una manera muy sutil, todo lo que estaba va a quedarse ahí.
Es más, en más de una ocasión estas limitaciones autoimpuestas han dado como resultado cosas con las que he quedado bastante contento. Quizás, al releerlo unos días después, no siga tan contento con esa parte, pero no es tanto por la idea como por la manera en la que la he plasmado.
Yo lo he dicho antes, pero lo reitero: Imponerte limitaciones creo que eso es una gran ayuda a la hora de centrarte en algo concreto.

En otro orden de cosas, el palabrometro sigue creciendo y va tal que así:

Personajes: 303
Planetas : 10
Continentes: 11
Países: 123
Lugares : 180
Edades: 6
Etnias: 35
Obras: 11
Panteones: 5
Organizaciones: 34
Título: 13
Conceptos: 6

y el resultado de estos dos meses ha sido esto:

La edad moderna I
La edad moderna II

Seguimos informando en unas cuantas semanas.

Javier Albizu

Daegon, mes V

Daegon, mes V
Seguimos para bingo.
Lento pero seguro, de una manera imparable a la vez que agónica, continuamos avanzando (y escribiendo en plural mayestático). En esta ocasión, apurando al máximo mi regla no escrita acerca de cada cuánto tengo que poner estas entradas. Según esta directriz, esto lo tendría que haber publicado a principios de junio pero, al no tener nada subido en la web de Daegon desde la anterior entrada (igual que me pasó el mes pasado con ella), he esperado hasta alcanzar ese hito. Ya se sabe, los riesgos del directo.

Una vez más, y para no dejar en feo a la tradición, mi previsión ha fallado. Con esto, el mes largo que auguraba entonces, con toda probabilidad se terminará convirtiendo en más de dos. También he mandado a paseo la estimación que realicé acerca de la longitud de este “primer documento” de la nueva era reescritora en el ya lejano enero. Todo apunta a que la cosa va a ocupar más de ochenta páginas.

Como comentaba por ahí arriba, desde la última entrada que puse por aquí, sólo he subido una actualización en la página de Daegon:

La edad moderna III

Trece páginas más en las que la línea temporal (esta vez con dígitos positivos) llegaba hasta el año trescientos uno.

Mientras las escribía me ha dado cuenta de una cosa. Nada que no supiera ya, pero sí un detalle que se me había pasado por alto.
Cuando nació la idea primigenia de lo que luego sería Daegon, allá por finales de los ochenta, antes de que empezase con RuneQuest, antes siquiera de tener un mapa o sistema de juego, creé un mundo en el cual sólo arbitré una partida utilizando el sistema de AD&D 2ª Edición.
Por aquellas cosas de la edad, el molonismo y otros factores de diversa índole, lo llamé Demon World. La originalidad ante todo.

En aquella versión pre-alpha de Daegon, planteaba un mundo dominado por cuatro inmortales. Si he de ser sincero, no recuerdo el nombre de ninguno de ellos. Lo que sí que recuerdo que, como mínimo uno, “el bueno”, no era un mago inmortal, sino que su longevidad y poder procedían de la tecnología. De cara al mundo sí que era un mago igual que los otros tres. De estos otros tres inmortales tampoco recuerdo si había decidido sus fuentes de poder, si eran “malos” de verdad o simplemente rivales (pero supongo que, de haber avanzado más en su momento por esa línea, no me habría salido demasiado del tópico).

La cosa es que ahora (no ahora ahora, sino ahora en estos meses), escribiendo sobre Daegon, me encuentro escribiendo sobre inmortales, unos inmortales casi tan viejos como Daegon (y con este “Daegon” me refiero al juego de rol, no al mundo en sí mismo). Uno de estos inmortales (aviso de alerón) tiene una fortaleza en la luna construida gracias a la ciencia de antaño y el resto… bueno, el resto tienen un poco de todo.

En fin, que es curioso cómo la mente tiene sus maneras para que todo termine casi como había empezado. El ciclo de la vida, los elementos que te marcan, los temas recurrentes que tenemos y todas esas cosas.
Sigo barajando el tema de abordar en algún momento la narración de todo el proceso de evolución que me ha llevado desde aquella primera versión hasta aquí, aunque sigo sin tener claro que incluirlo dentro de mi Biografía Rolera o crear una Biografía Daegonita.
Hace cosa de diez meses que no actualizo la primera y nadie se ha quejado, así que, obviamente, no hay prisa. Supongo que lo decidiré cuando la retome, ya que la siguiente entrada coincidiría con el momento que acabo de comentar. Ya lo veré cuando llegue.

Por lo demás, en esta tercera entrada de la Edad Moderna de Daegon he dejado que se me vaya un poco la pinza y ha salido alguna cosa que creo que tiene potencial. No problemo, para cuando lo relea supongo que me parecerá una mierda la manera en la que lo he plasmado, pero eso ya lo dejo para dentro de dos añoa.
En fin, si algún alma caritativa se siente con humor como para leer mis desvaríos y criticarlos, todos sus comentarios serán bienvenido.

En otro orden de cosas, vamos a por el palabrometro, que sigue creciendo y va tal que así:

Personajes: 342
Países: 125
Lugares : 216
Etnias: 37
Obras: 14
Panteones: 5
Organizaciones: 44
Título: 19
Conceptos: 6

En unas cuantas semanas, más.

Javier Albizu

Daegon, mes VI

Daegon, mes VI
Una vez más, apurando al límite, pese al calor, pese a la ruptura de mi autoimagen, pese a mis neuras e inseguridades, seguimos adelante (y seguimos escribiendo en mayestático).
Termina julio y estamos un poco más cerca de terminar lo que esperaba haber terminado en enero. Me da en en agosto tampoco va a estar terminado, pero vete tú a saber. Viva la planificación.

El resultado de este mes pasado ha sido una entrada más. Catorce páginas que nos acercan un poco más asta el “hoy” de Daegon. Bueno, el hoy en el que lo dejé la primera vez que me puse con esto y que estaba situado alrededor del año setecientos sesenta. Después de eso, a base de partidas, la línea temporal continuó avanzando y es probable que el “hoy” con el que termine esta reescritura no sea exactamente el mismo.

La primera (y única versión escrita) encarnación de la línea temporal terminaba coincidiendo cronológicamente con el final de la primera “gran campaña auténticamente daegonita”. En este momento definitorio fue cuando decidí seguir adelante con Daegon. Pese a que sus partidas me daban más trabajo que las de cualquier otro juego. Pese a que la campaña terminó con un final apresurado y abrupto debido a que alguno de mis jugadores tenían intención de irse a buscar trabajo al extranjero. Pese a que, para mis jugadores, sólo era “otro juego más”, descubrí que para mi no lo era.
A partir de la historia de aquella campaña también quería escribir la “gran novela daegonita”, aunque la primera intentona para hacerlo se retrasó casi una década. A finales de dos mil uno comencé para, diez meses después, abandonar y aplazar aquella escritura tras algo más de cien páginas. Unas páginas que esperan desde entonces en el limbo de los justos a ser totalmente reescritas.

Pero estoy divagando. Por lo pronto, hemos llegado al año quinientos ochenta y nueve:

La edad moderna IV

Ahora bien. El momento se acerca. Despacio (más de lo que me gustaría) pero de manera inexorable, me pregunto: Una vez “terminado” este documento, ¿con qué me pongo qué?.
Vale, no es una pregunta de hoy. Me la llevo haciendo desde el día uno. Miento, está ahí desde que escribí la primera línea el siglo pasado. Pero, aunque la pregunta siempre es la misma, la respuesta varía en cada ocasión aunque, no por cambiar constantemente, deja de haber ocasiones en las que se repite. Dependiendo del día lo veo más claro o difuso, pero siempre acostumbra a comenzar con un:
Ni idea.
Para seguir con:
¿Empiezo con la descripción de los países?
¿Me pongo con alguno de los módulos?
¿Le pego un repaso a lo que escribí hace tres años o a trato de terminar lo que dejé a medias en aquella intentona?
¿Voy aún más atrás y repaso lo que reescribí hace seis años?
Y, cuando llega el momento, elijo una, aunque no por ello dejo de cuestionarme si ha sido la opción correcta.

Y, claro, también están en meses malos, como han sido los últimos, en los que me asalta y se hace oír mi lado victimista y vaga:
¿Le importa esto a alguien?
Y todo esto... ¿para qué?

Pero estas últimas preguntas son irrelevantes. Porque tengo “un plan”, porque no debería importarme que (aún) no le importe a nadie más. Pese todo el tiempo que llevo con ello, esto aún está empezando. Está incompleto, no hay el suficiente material para que alguien se haga una idea.
Para lo bueno y para lo malo tengo “un plan”. Unos objetivos marcados, un marco temporal que cumplir antes de hacer caso a las respuestas que me surgen hoy.
No importa la inseguridad, no importa el calor, no importa el cansancio, aún me quedan un año y cinco meses antes de decidir si lo mando todo a paseo… otra vez.
Una vez que llegue hasta allí ya veré qué he conseguido. Dudo que haya conseguido nada más allá de tener escritas cerca de cuatrocientas páginas que me parecerán horrendas. Un montón de bits que seguirán sin importarle a nadie.
Porque, aunque opte por no darles poder, las respuestas de mi “hoy” sí que están ahí. Pero no importa. Si no las escribo me niego la oportunidad de estar equivocado. Si no las escribo, jamás sabré si podrían haber llegado a interesar a nadie.
Así que toca seguir hacia adelante.

Lo (único) bueno de convivir con la inseguridad durante tanto tiempo es que te creas mecanismos para luchar contra ella. De acuerdo, sin la inseguridad no serían necesarios estos mecanismos, pero algo bueno le tengo que buscar.
O te haces más fuerte o te rindes.
Porque ser una persona insegura no implica obligatoriamente se una persona indecisa. Pese a que a que acostumbran ir de la mano, son dos cosas diferentes. Puedes ser las dos cosas, claro está, y es una putada doble, pero tienes que seguir tratando de mejorar.
Esto no quiere decir que siempre puedas ser “fuerte”, o que sea fácil, pero sabes que la debilidad es algo temporal. En el momento concreto en el que te encuentras en ese punto, conocerlo no te sirve para una mierda. Saber que es algo que pasará no lo hace más fácil pero, si tienes “un plan”, si tienes algo a lo que agarrarte, puedes seguir las pautas que te has marcado de una manera automática.
Sigue sin ser fácil, la duda siempre está ahí y tienes que ser capaz de analizar y reencauzar “el plan”. Siempre hay matices que se te pudieron pasar cuando creaste la primera versión, siempre pudiste cagarla completamente, aunque puede que se trate simplemente de un mal momento.
Lo dicho, inseguridad y decisión, jodienda doble.

Más allá de esta neura perpétua, más allá de que esta semana voy retrasado, el palabrometro sigue creciendo y va tal que así:

Personajes: 381
Planetas: 12
Países: 126
Lugares : 310
Etnias: 39
Obras: 15
Panteones: 5
Organizaciones: 45
Título: 22
Conceptos: 7

Nota 1: Es sábado y son las dos y cuarto de la mañana mientras escribo esto. Lo he escrito del tirón y mañana le pegaré un repaso antes de subirlo, pero son dos páginas que han salido solas.
Los lloriqueos, aparte de necesarios, salen con facilidad, así perpetrar este texto me ha llevado algo más de una hora. Escribir el trasfondo de Daegon no es tan sencillo.
Todos los días tengo los documentos abiertos frente a mi algo más de cuatro horas y no soy capaz de escribir ni siquiera media página. La procrastinación y tener el navegador con cientos de pestañas por detrás tampoco ayuda, pero también lo tengo así mientras escribo este texto, así que ese no es el problema de fondo.

Trato de no se aburrido, de no ser redundante, que lo que escribo acerca de la guerra que toque en este momento aporte algo diferente a las anteriores, que no se limite a ser “sólo una guerra más”, que haga Daegon más comprensible. Que este evento extraño sea diferente a los anteriores.
Trato de no extenderme más de la cuenta, trato de dar el punto de vista de las distintas culturas sobre ellas. Pero ya van unas cuentas, ya son ochenta y siete páginas y cada vez se hace más difícil.
En fin, vamos a ello. Me queda la media página de hoy antes de irme a la cama.

Nota 2: Ayer terminé de escribir la parte de Daegon alrededor de las cinco y cuarto de la mañana. Es domingo y me he puesto con la corrección. Lo he encontrado todo mal. La revisión me ha llevado el doble de tiempo que la plasmación del texto original. Da igual, se que la siguiente vez que lo relea me parecerá atroz.

Javier Albizu

Daegon, mes VII

Daegon, mes VII
Seguimos aquí, apurando al límite y no, aún no hemos terminado con la cronología. De cualquier manera, yo creo que sí, en septiembre ya estará finiquitada y pasaremos a otras cosas… las que sean cuando lleguen.

Por el momento, habemus entrada nueva que responde al original nombre de:

La edad moderna V

También hemos llegado al hito de las ciento una páginas de cronología. Con esto, sumado a las noventa y nueve páginas entre trasfondo y reglas que ya tenía… re...escritas y pseudo...finales (a falta de una re-esritura por el camino) alcanza otro hito que son las doscientas.

¿Qué consigo con esto?
Objetivamente un número... que no dice nada acerca de la calidad del asunto.

Siguiendo en la misma línea de datos objetivos de cosas que no sirven para gran cosa, el palabrometro sigue creciendo para llegar hasta:

Personajes: 406
Planetas: 12
Países: 134
Lugares : 320
Etnias: 39
Obras: 15
Panteones: 5
Organizaciones: 48
Título: 24
Conceptos: 7

Marco check de hito conseguido, más de cuatrocientos personajes para que la gente se acojone aún más si comete la imprudencia de ponerse a leer todo esto.
Viva yo.

También me ha dado estos días para obtener otra serie de valores objetivos que no valen para gran cosa.

Si medimos todo esto (y todo aquello que he escrito y se encuentra almacenado en mi ordenador) de de acuerdo los valores (algo absurdo) NaNoWriMo, habría escrito algo más de 60 páginas (de una novela de 175 páginas) al año desde que nací. Algo más de una a la semana.
Si reducimos el marco temporal, esto harían, aproximadamente, 107 páginas al año desde que "empecé" a escribir allá por el noventa y pocos (lo que incluiría tanto las distintas versiones de Daegon como el blog y los diversos relatos).

Según estos cálculos y una reconstrucción chorra, el trasfondo que escribí para Daegon durante su primera encarnación, habrían sido 420 páginas tamaño NaNoWriMo (poco más de 200 en tamaño A4)

Pero claro, esto… ¿en cuánto se convertiría pasado al tamaño de libros de juego de rol?
Me picó la curiosidad y traté de mirar si podía establecer algún baremo (objetivo, no olvidemos la objetividad, que hace un rato que no la menionaba).
De acuerdo a un conteo de palabras sobre distintos pdfs que habitan mis discos duros mediante el comando:
pdftotext loquesea.pdf - | tr -d '.' | wc -w (los linuxeros somos asín)

Me salen estos valores:

Guide to Glorantha	- 297751 Palabras	- 402 Páginas	-	740,674129353 Palabras/Página
Eclipse Phase		- 290133 Palabras	- 403 Páginas	-	719,933002481 Palabras/Página
Talislanta 4ª		- 285918 Palabras	- 511 Páginas	-	559,526418787 Palabras/Página
RuneQuest 6		- 241074 Palabras	- 458 Páginas	-	526,362445415 Palabras/Página
Savage Worlds		- 94125 Palabras	- 161 Páginas	-	584,627329193 Palabras/Página

De seguir con la progresión actual, en diciembre del año que viene, y asumiendo una media de tres páginas semanales (lo que serían unas mil setecientas palabras) los datos de “mi básico” serían:

Daegon			- 232000 Palabras	- 409 Páginas	-	567,237163814 Palabras/Página

Muy lejos (en cuanto a cantidad de palabras) de las guías de Glorantha, el Eclipse Phase o el tomaco de la cuarta edición de Talislanta.

Una vez hechos estos cálculos, se me fue la pinza un poco más y me dediqué a calcular cuántos espacio en blanco estaba dejando en las hojas.
Procrastinación, mis tardes llevan inscritas tu nombre a fuego. Así que, tras sacar la calculadora una vez más, mis cuentas que no sirven para nada dijeron:

Si en una página estándar del documento que estoy escribiendo caben 4679 caracteres, y en aquel momento llevaba escritos 341296 (55083 de los cuales eran espacios), me quedaban 286213 letras… y números… y caracteres especiales..

Sólo con ellos, las 99 páginas de documento que llevaba entonces quedaban reducidas a 61,169694379 páginas (si eliminamos también los saltos de línea)
Por otro lado, si eliminábamos sólo los saltos de línea pero conservávamos los espacios, me salían 72,942081641 páginas.

En fin, cualquier cosa con tal de no escribir y ceñirme al mínimo semanal marcado.

Ya que estábamos, también me ha dado por hacer un recorrido histórico por los mapas que he ido creando.
Tristemente, no conservo el primero que hice para mi primera partida, así que tirando de memoria me puse a reconstruirlo de lo que salió esto:

Daegon v1 (Alpha)

El siguiente mapa que creé un tiempo después, tras darme cuenta de que había creado un mundo enano (y con muy pocos países) fue este:

Daegon v2

Parte de la culpa de que me pusiese a ello fue el ver la proyección cartográfica que usaba la gente de Columbia Games para su Hârn (de la que caí rendidamente enamorado).
Pero este mapa tampoco era el definitivo. Si os fijáis en los números, eso pretendía representar ciudades. Esas ciudades, que aparecían nombradas en la parte contraria de la hoja (al igual que algunos de los países), luego fueron moviéndose de lugar según iba arbitrando… y necesitando nombres para los lugares que visitaban los jugadores.
Así pues, este mes también me he puesto a crear lo que habría sido la versión “final” de aquel mapa de acuerdo a lo que fueron visitando los jugadores. Puestos a ello, limpié de numeritos el mapa.

Daegon v2 limpio

Y realicé la traslación de acuerdo al mapa final que sí que utilicé:

Daegon v3

¿Por qué no fue este el mapa final?
Pues por una… en realidad por dos cosas.
Por un lado, tras “la primera gran campaña” un desastre cambió el contorno del continente.
Por otro, me compré el Campaign Cartographer (que no era la versión de la foro, sino la versión 1,2 para MSDOS) y pasarlo ahí fue un infierno.
Así pues, el mundo pasado por el CC fue más distinto de lo que había previsto originalmente. Con todo esto, no tenía la versión pre-cataclismo en el CC, así que, hace unas semanas hice una aproximación artesanal a lápiz y la escaneé:

Daegon v4

Y así llegamos hasta la versión post-cataclismo (cataclismo que es sobre lo que me encuentro escribiendo en estos momentos):

Daegon v5

Tiempo después de esto, la gente de Profantasy sacó un software nuevo, el Fractal Terrainsr (este sí, ya para ventanitas) que es con el que me encuentro trabajando estos días (sin haber llegado aún a la versión final del mapa):


Daegon post Fractal Terrains

En fin, que se me va el tiempo escribiendo estas cosas, retocando dibujitos y retrasando lo que debo hacer.
El mes que viene más.

Javier Albizu

Daegon, mes VIII

Daegon, mes VIII
Y, ahora sí, hemos terminado con la Enciclopedia del tiempo. La versión parcial de la historia del mundo que han logrado desentrañar algunos de sus habitantes.
Han sido ciento once páginas y 63.884 palabras (muchas de ellas repetidas, todo sea dicho) de eventos a bloque y sin piedad para el incauto lector que se lance a ello. Cosa de doce milenios sin cortar ni adulterar. Vamos, que lo más probable es que resulte un peñazo. Soy consciente de ello.

Y ha sido muy duro. Han sido casi nueve meses extenuantes. No porque haya estado escribiendo sin parar, sino porque han sido nueve meses de búsqueda incesante de elementos, formas y eventos interesantes. Nueve meses de pensar si “algo parecido a esto mismo lo escribí ya hace unas semanas”. Nueve meses en los que mi capacidad de proceso mental mientras no estaba trabajando (y en los huecos dentro del trabajo) se dedicaba en exclusiva a pensar en nuevas historias, en llenar huecos, en “acordarme en cuanto llegue a casa de escribir esto que me acaba de pasar por la cabeza”.
Y, a pesar de todo, estoy convencido de que me he dejado cosas importantes y que me he repetido con temas banales que no aportan nada.
Quiero creer que esta ha sido la parte más dura de cuantas me van a tocar, pero no lo sabré a ciencia cierta hasta que me lance con la siguiente. De cualquier manera, por más que tengo una idea clara de varias de las culturas, y una algo más leve del resto, sé que detallar más de cuarenta civilizaciones diferentes van a ser todo un reto en sí mismo.
Aparte de eso, con lo que me ha costado esta parte, me parece que no voy a llegar a completar todo lo que quería antes de finales del año que viene si no subo mi media productiva.

Pero lo necesitaba. Necesitaba ir de lo general a lo particular. Necesitaba tener la visión global, conocer la relaciones entre las naciones para ir perfilando y detallando sus culturas. Saber por lo que han pasado, entender el camino que han recorrido para llegar a comprender cómo son a día de hoy.
Desconozco si este es el método natural a la hora de crear un mundo, pero es el que me resulta más natural a mi. Lo era hace veintitantos años y lo sigue siendo hoy.

Y sigo con miedo a cagarla. Pese a que no hay nada inamovible, pese a tener clara muchas cosas, pese a tener la guía base de la primera versión del documento, he ido cambiado de idea en otras a lo largo del camino. Me encantaría decir que todo estaba pensado desde el principio, que el universo y sus culturas estaban perfectamente acotados y detallados en mi cabeza desde antes de pulsar la primera tecla. Que, allá cuando los PCs aún tenían nomenclaturas puramente numéricas, había “un plan”.
Pero mentiría. Mentiría como un bellaco.

La sensación de ser un farsante es algo que no consigo quitarme de encima. La sensación de ser un hipócrita por no “tener” lo que pido a otros autores. Por más que sé que tal cosa es imposible (y contraproducente), la sensación sigue ahí.
Por más que yo tenga unas preferencias a este respecto, no importa si un texto empieza como algo improvisado o con una gran cantidad de trabajo previo. La intención inicial, por más noble, arriesgada o chabacana que sea, es irrelevante. Lo importante es conseguir el objetivo, lo relevante es la obra final.
Que resulte interesante, emotiva o coherente, que sea divertida, chocante o iluminadora. O que estés contento con el resultado, no siempre el objetivo tienen que ser los demás.

Pero si no consigues transmitir lo que querías, eso tampoco implica que el trabajo no haya servido para nada. Has recorrido un camino, has cometido unos errores de los que puedes aprender. Nunca olvides o escondas los errores, nunca niegues que los has cometido.

En mi caso, mis errores del pasado están colgados en la web. Por más vergüenza que me puedan llegar a dar los textos del pasado, espero haber aprendido algo de cada uno de ellos.
Hubo momentos, de nuevo remontándonos al siglo pasado, en los que quise renegar de ellos. En los que borré de la web y mi disco duro los archivos, en los que rompí los dibujos de mapas que contradecían la que quería que fuese la versión “oficial”, la buena, la que “tendría que haber sido desde el principio”.
Ahora me gustaría que siguiesen ahí. Ser capaz de reconstruir objetivamente todo el camino recorrido.
La memoria es traicionera, más aún con aquellas cosas de las que no nos sentimos orgullosos.

Pero estoy volviendo (una y otra vez) a terrenos harto explorados en entradas anteriores. ¿Qué le vamos a hacer?, me dibujaron así. Ese es un defecto que ya me venía de fábrica y la garantía hace tiempo que expiró.

En fin, espero que si alguien en una situación similar a la mía llega hasta aquí, estos textos le sirvan para algo. Si no le sirven, es libre de ignorarlos completamente, o hacer justo lo contrario. El objetivo de este “diario de desarrollo de Daegon” no deja de ser el de servir como ayuda a otros como yo.

Retomando el hilo.
¿Cómo puedo escribir algo que aún no sé si “es”? ¿Cómo cambiar algo que ya está escrito y “publicado” y, posiblemente, leído por alguien?
Has “mentido”, has dicho algo que no termina siendo cierto. Si alguien ha empezado a usarlo, le puedes estar haciendo la puñeta.
Y de nuevo, es duro. Todas las decisiones lo son. Pero, por más frustrante que pueda ser, en el fondo no deja de ser algo sencillo. Todo sigue basándose en lo mismo: Tomar decisiones y escribir.
Al final todo consiste en lo mismo, basta con elegir, empezar a pulsar teclas y, si se te ocurre algo mejor te das de collejas porque no se te había ocurrido antes, vuelves a empezar, corriges y reescribes confiando en que esta es la versión final (aunque en tu interior sepas que tal cosa no existe).
Fin. No hay más misterio.

Y escribiendo esto no dejo de sentirme reiterativo y redundante, porque estoy utilizando palabras y expresiones muy similares a estas en el otro documento que tengo abierto en otra instancia del procesador de textos.

Una vez terminada la cronología he ido a otra parte en la que siempre he tocado hueso. Responder la “Gran pregunta”: ¿Qué es Daegon?
Y Daegon es… es complicado. Y me he dado cuenta de que es más complicado el explicarlo sin hablar sobre mi.

Hace unos años, durante la anterior intentona de afrontar esta tarea, alguien escribió el único texto de critica sobre Daegon del que soy consciente (en un blog ya desaparecido, pero que sigue estando accesible gracias a archive.org).
La crítica es lo que es, tiene el tono que tiene y tampoco voy a entrar en mucho detalle. Lo que no le voy a negar es que, si bien hay puntos en las que no comparto el punto de vista de quien la escribía, otros de ellos sí que me parecen perfectamente válidos.

Tengo que suavizar el vector de entrada. Tengo que dar algo más “ligero” para empezar. Obviamente las morteradas de nombres de la cronología y las distintas edades son todo lo contrario que “fáciles y amistosas”.
Volviendo a lo que decía al principio, son necesarias (para mi el primero) pero tengo que dar algo un poco más digerible como punto de acceso, y en ello estamos.

Por supuesto, no será corto, no sé si me está quedando un poco pretencioso (me suele pasar cuando escribo sobre Daegon) y tampoco sé si esta segunda versión del ¿Qué es Daegon? será la definitiva, pero eso no lo sabré hasta que la escriba y reciba algún comentario al respecto.

Hasta que llegue ese momento, esto es lo que ha dado de sí el mes:

La edad moderna VI

Lo que ha subido el conteo del palabrómetro hasta estos valores:

Personajes: 427
Planetas: 12
Países: 136
Lugares : 343
Etnias: 40
Obras: 15
Panteones: 5
Organizaciones: 55
Título: 24
Conceptos: 7

Nos seguimos leyendo en unos días.

Javier Albizu

Daegon, mes IX

Daegon, mes IX
Apurando, como de costumbre, llegamos a publicar.
Este ha sido un mes raro en cuanto a la escritura. Una vez terminada (o algo) la Enciclopedia del tiempo, opté por la rescritura de lo que vendría a ser la presentación de lo que va todo esto para, a continuación, pasar a resumir la situación actual del mundo. Y aquí es cuando empezaron los problemas.

La parte sobre Qué es Daegon fue moderadamente bien, o eso creí. Una vez subido a la web, y tras lanzarme con la siguiente tarea, comenzaron las dudas y problemas de tono.
Después de nueve meses escribiendo desde un punto de vista parcial e “interno” al propio mundo, y tratando de utilizar un lenguaje aséptico, cambiar el registro se me hizo extraño. No terminaba de convencerme la construcción de las frases y la voz que estaba asumiendo, así que las rescrituras, cambios de lugar de los párrafos, y la estructura general del documento cambiaba todo el rato.
Aparte de esto, me encontré con un problema adicional. Tenía que hacer referencia a información que voy a tratar cuando salte a las organizaciones y los países, algo que aún no tengo escrito. Al no tener estos textos, no saber aún qué enfoque les voy a dar ni qué información concreta voy a poner en ellos, tampoco sabía hasta dónde extenderme en los detalles del presente.
Así que, si no quiero ser redundante con lo que escribo en cada sección, con aquellas que guarden algún tipo de relación, debo escribirlas en orden para saber en qué punto dejo unas antes de ir a por las siguientes.

Así pues, tras unos cuantos días de revisión, ampliación y unas cuantas reorganizaciones de Daegon, en el presente, cambié de tercio y retomé la rescritura de las organizaciones. Al mismo tiempo, y para documentalista del proyecto, comencé a mover los archivos dentro del disco duro, renombrarlos para saber de qué versión se trataba cada uno de ellos, y borrar los que tenía duplicados por diversos directorios… borrando por el camino algún que otro documento que debía.
Esto no habría supuesto ningún problema de haber sucedido en casa, pero lo hice estando de vacaciones en un lugar en el que no tenía acceso a Internet ni a mi nube privada. Así pues, aquellos documentos que había borrado que habían sido rescritos fuera de casa se fueron a paseo.
Por fortuna, tras este pequeño susto, abrí el ordenador y logré recuperar los archivos eliminados. Al no haber escrito gran cosa en el disco durante aquellos días no perdí gran cosa pero, pese haber perdido sólo los archivos modificados durante esa semana, el susto me ha hecho replantearme alguna que otra cosa más. Cosas que han terminado divergiendo y yendo hacia otras cosas.

Por un lado he empezado a juguetear con Git y a plantearme la posibilidad de subir los textos también ahí, dando con ello la posibilidad de que cualquiera que le pueda apetecer aportar algo, corregir, o hacerse su obra derivada lo tenga disponible para bajárselo de golpe. El tema de la obra derivada me da un poco de miedo, porque soy algo maniático del control y me gustaría que la cosa no se desvirtuase, pero si crees en las licencias libres tienes que hacer algún que otro esfuerzo para fomentarlas.
No creo que nadie se apunte, pero ahí estará cuando haya investigado y cacharreado algo más.

Por otro lado estoy pensando en alguna que otra manera de tener accesible el histórico de la web, aunque también me queda alguna que otra vuelta por darle.

Por lo demás, cada día tengo más claro que en dos años, de seguir a este ritmo, no voy a terminar ni de globo con todo lo que quiero escribir.
En la parte de las organizaciones sigo con la (antigua) Orden (de los Cronistas de Baern), que ya ha duplicado su tamaño original. Si para hablar de una organización ya llevo diez páginas, me temo que cuando empiece con los países la cosa irá a más, así que sólo con eso me podría pegar más de tres años.
En fin, lo iré viendo según vaya llegando el momento, pero está claro que para finales de 2017 no voy a tener terminado el “Libro básico”, aunque sí que se debería tener el suficiente material como para empezar a jugar en alguna zona concreta del mundo.

Así pues, sólo hay una cosa que compartir de lo que he escrito este mes:

¿Qué es Daegon?

Esta no es la primera revisión, sino la segunda, ya que se me colaron un montón de cagadas en el texto que me apuntaron un par de amigos y que tuve que corregir.

Con tanto cambio de rumbo y los documentos con los que he seguido, el palabrómetro no es que se haya ampliado en exceso, pero algún personaje más sí que ha salido, y también algún que otro cargo dentro de las organizaciones, con lo que ha quedado tal que así:

Personajes: 435
Planetas: 12
Países: 136
Lugares : 343
Etnias: 40
Obras: 15
Panteones: 5
Organizaciones: 56
Título: 26
Conceptos: 7

A ver si termino con lo de los Cronistas pronto, publico otra de estas entrada en un par de semanas, y voy recuperando el tiempo perdido.

Javier Albizu

Daegon, mes X

Daegon, mes X
Seguimos maltratando palabras, seguimos arrejuntando letras, seguimos apurando el tiempo, seguimos reordenando cosas y seguimos llegando (casi) tarde.

Por un lado, le pegué una reorganización a la parte del Museo, moviendo algunas cosas de sitio (dominio). Hasta hace nada, la parte histórica de Daegon estaba alojada en el dominio de Mytgard así que, como eso no tenía demasiado sentido, lo he terminado por mover a donde debería haber estado desde un principio. Por otro, me he reinventado la primera versión de la web (que no dejaba de ser la misma que la segunda, pero con elfos, enanos etc...)
Desde que empecé con Mytgard tenía intención de poner algo más que los enlaces en ese entrada, pero al final siempre lo he acabado dejando pasar, igual este no es un mal lugar para hacer un borrador. Porque, como en toda buena conspiración, todo está relacionado, por supuesto.
El Museo, y los lugares a los que enlaza, no deja de ser el nexo de unión con todo lo demás que voy escribiendo. Un lugar común donde se engarzan los relatos que voy hilando en mi biografía segmentada de acuerdo a mis aficiones. Que responde preguntas que nadie ha hecho, que a nadie importan (y que tampoco es que tengan mayor relevancia)

La cosa es que en esta versión “recreada” de la primera versión de la página de Daegon ,igual que en la Segunda aún se hacía referencia a cosas de RuneQuest (principalmente en la parte de las religiones) mientras que, para cuando llegó la tercera que, en términos de material escrito, no deja de ser la segunda sólo que sin esas referencias al reglamento, ya llevaba unos años arbitrando con las primeras versiones de mi sistema propio.
Aún así, y como ya comentaba el mes pasado, en mi disco duro se conservan todos esos documentos con un control de versiones. Algunos de esos documentos he tenido que recuperarlos de algún CD de copia de seguridad. Porque mi yo de aquellos tiempos estaba emperrado en proyectar la falsa visión de que todo estaba planeado desde el principio. Como, por más que estuviesen en la red o en mil correos, aquello no se lo había leído ni el tato, mantener la ilusión de ser un genio del mal parecía una opción viable.
Ahora lo que me pregunto es si todos los documentos que no llegué a subir podrían llegar a interesar a alguien (reglas caseras, los hechizos que seleccioné de los distintos suplementos para utilizar en aquella Daegon primigenia, listados con los nombres y descripciones de menos de una línea de los PNJs o el resumen que hice de las campañas que arbitré).

Después de aquello, después también de lanzarme también a la reescritura de una versión Beta de Daegon (asumiendo que todo lo anterior era la Alpha) en un blog que ni siquiera se indexaba en los buscadores, me llegó la “epifanía” que me llevó a reducir a lo básico.
De ahí pasamos a la nueva bajona, borrarlo todo y, unos meses después empezar una vez más desde cero en una nueva plataforma (pasando de Wordpressa Drupal)
Lo que había en aquella primera versión en Drupal, lo que fue de hecho la cuarta versión de la web, era lo mismo que se encontraba en la Beta, y así permaneció durante otro año, hasta que se produjo otro breve ramalazo de escritura que se fue subiendo directamente ahí. Eso es lo que aparece como la cuarta versión de la página en el museo.

Y llegamos hasta esta encarnación. La que es la quinta versión de la web. Donde estoy escribiendo cosas nuevas pero, por el momento, sólo estoy reescribiendo (mucho) todo lo anterior. Una tarea que no tengo ni idea de cuándo terminaré.

Pero se me está yendo un poco la pinza.
En este mes desde la última actualización he seguido con La (antigua) Orden (de los Cronistas de Baern), expandiendo aún más lo que tenía sobre ella en su primera encarnación (que se puede localizar en la Los Enciclopedia del Tiempo se puede encontrar en la primera versión con elfos, etc. y en la segunda sin ellos)

Por el momento, lo referente a Los Cronistas (y el resto de órdenes) ya ha cuadruplicado su tamaño inicial, y seguramente llegará a aumentar el múltiplo.

Ha fecha de hoy, y tratando de no limitarme a los datos históricos, la cosa va tal que así:

Los Cronistas de Baern
Historia de La Orden

Por otro lado, el palabrómetro también ha ido subiendo un poco, quedando los números tal que así:

Personajes: 446
Planetas: 12
Países: 136
Lugares : 353
Etnias: 40
Obras: 15
Panteones: 5
Organizaciones: 61
Título: 27
Conceptos: 7

Auguro mínimo otro par de semanas dedicadas a La Orden (que, con la capacidad que he demostrado en este tipo de cálculos, serán más). Después de eso pasaré a los Siete Reyes Dragón., que es donde lo dejé allá por dos mil once.
En fin, vamos a ello.

Javier Albizu

Daegon, mes XI

Daegon, mes XI
Nos acercamos al punto intermedio del reto y seguimos dándole al asunto, cumpliendo cuotas, haciendo cálculos y previsiones lamentables… y sacando esto tarde, como de costumbre.

El último mes, como de costumbre también, no ha dado para terminar demasiado. Más concretamente no ha dado para terminar nada, ya que seguimos con La (antigua) Orden (de los Cronistas de Baern). Ahí donde el mes pasado auguraba cosa de dos semanas para terminarlo, llevo ya tres y aún me queda un rato largo.
En parte para tener algo listo que poner por aquí, y en parte para que el siguiente post no sea infernarlemte largo, lo he dividido (por el momento) en dos, y ya está disponible para leer una parte de esta organización en el momento en el que se desarrollarán las partidas:

Los Orden en el presente

Después de esto vendrá el funcionamiento de su jerarquía, cuáles son las órdenes cuyos líderes forman en Yishin Amat y, probablemente, sus relaciones con otras organizaciones y alguna idea de partidas relacionadas con ellos.
De cinco páginas hemos subido a treinta y cuatro, y la cosa continua con su escalada. Aaunque tengo claro que esta progresión no será la misma que con la enciclopedia del tiempo, me deja con la duda de cuánto me ocuparán las descripciones de los países.
Si cuando empecé con esto, calculaba cosa de una semana por cada uno de ellos, y una cantidad de tiempo similar para el resto de las secciones, la cosa se está desmadrando multiplicando por diez esos tiempo… lo que me llevaría a pegarme veinte años más con el mismo ritmo. Algo a todas luces complicado de mantener.
Toca replantearse (una vez más) todo esto, amoldar los objetivos a algo más realista, establecer unos mínimos y priorizar unas cosas por encima de las otras.

Siguiendo con la dinámica de estas entradas, el palabrómetro también se ha visto incrementado aunque, en esta ocasión, no tanto en la cantidad de personajes y lugares como en las secciones referentes las organizaciones y los títulos de sus responsables:

Personajes: 447
Planetas: 12
Países: 136
Lugares : 354
Etnias: 40
Obras: 15
Panteones: 5
Organizaciones: 73
Título: 40
Conceptos: 7

También he comenzado a revisar en paralelo alguna de las cosas de la hornada de dos mil once. Esto que (erróneamente) pensaba que sería algo que no me llevaría demasiado tiempo, va camino de ser otro desastre de la previsión. Igual que el ¿Qué es Daegon? y estos textos acerca de los Cronistas… con la diferencia de que esta otras sección, la referente a las diferentes edades de Daegon desde una perspectiva épico – objetiva, ya ocupaban veintinueve páginas en origen.
El plan era hacer pequeños ajustes de manera paralela a lo escritura de nuevo material, pero me da que no será tan sencillo. Todo apunta a que en lugar de revisión va a ser una nueva rescritura.

En fin, la semana que viene tocará hacer un resumen de lo que ha supuesto este primer año en números, ánimos y otras cosas.

Javier Albizu

Daegon, mes XII

Daegon, mes XII
Llegamos al ecuador de este reto con éxitos y fracasos. Éxitos en cuanto a la regularidad que me había planteado, y la cantidad de texto que aspiraba a tener escrita, y fracaso en cuanto a mis vaticinios acerca de la longitud que iba a tener esto.

Trasladando esto de una manera gráfica, esto es lo que esperaba tener escrito para finales del año que viene, y lo que está tachado y en rojo es lo que he… medio completado (a falta de revisarlo cuando llegue el momento, y… comenzar a reescribirlo otra vez desde cero)

Qué es Daegon
Qué es un juego de rol
El mundo
Historia
	El tiempo antes del tiempo
		Crónica de los tiempos que no fueron
	Primera edad
		Interludios y comienzos 
		Vida y muerte. Tiempo y pactos 
		El viaje de Ytahc 
	Segunda edad
		Nacimientos y despertares 
		Los primeros dioses 
		Hermanamiento e Imperio 
		El final de una era 
		Epílogos y preludios 
	Tercera edad
		Regresos y éxodos 
		Nuevos dioses para un mundo viejo 
		Rupturas y fragmentos 
		El despertar de los jonudi 
		Fortalezas en las estrellas 
		Arcanus y Rogani 
		Ampliando el horizonte 
		Ciudades en el firmamento 
		Héroes y Mártires 
		Ocaso de imperios y lluvia de dioses 
		Orgullo y condena
	Cuarta edad
		Desterrando el pasado 
		Iniciando el tercer ciclo 
		Crónica de los reinos breves 
	Quinta edad
		El nuevo imperio 
		Fe y cismas 
		Condenados a vivir 
		Orden y trascendencia 
		Abandono y alzamiento 
		El legado de los Enrali 
		El nacimiento de “El golpeador”
De conceptos y consecuencias
	Azar y conceptos
	Elecciones y consecuencias
	Baal
	Sakuradai
	Layga
	El hombre
	Los Mayane Undalath
	Los Kurbun
	Los Jonudi
	Los "dioses"
	Ciencia arcana
En el presente
	Muerte y profecías. Contemplando el hoy.
	Luchando por la posibilidad de un mañana
	Un nuevo viejo mundo.
Países
	Daegon Occidental
		Menetia
		Rearem
		Saliria
		Werela
		Goord
		Baern
		Naltor
		Bra'En'Kyg
		Nivar
		Johrg
		Harst
		Shattegar
		Shemellom
		Edirth
		Tarnaq
		Harst
		Llanuras heladas		
		Xultz

	Daegon Oriental
		Trollellom
			Ton-Kaheru
			Beretear
			Troll Kahn
			Kylburn
			Shirune
			Dilirm
		Shinzay
		Muliria
		Llanuras Zulera
		Dagorel
		Sheparn
		T'Nar
		Ashgurn
		Dayashu
		Hanrath

	Islas
		Shatterd
		Sembia
		Rayhosha
		Thurgold
		Mashlan
		Eladar
		Norotgard
		Stergión

	Nargión / Ilwar

Organizaciones
	Los Cronistas de Baern
	Los Siete Reyes Dragón
	El Concilio de los Inmortales
	El nuevo imperio ailanu
	Sigma 3
	El anillo
	
Religiones
	Los Señores de Ilwarath 
	La iglesia Tayshari 
	La teocracia goordiana
	Los hijos de Ytahc
	La hegemonía Suritani
	Los siervos de Enaí

Agentes libres
	Iorum Arcanus
	Rogani
	Hiei 
	Thaigen Mashak
	Gahur
	Xanae
Los condenados a vivir

Otros planos
	Ilwarath
	Namak
	Suritan
	Enai
	Kestra
	Tayshar

Otros mundos

Libro del jugador
	El mito unificado
	El Calendario Mecbarino
	Cronología

Sistema de Juego
	Creación de personajes
	Reglamento
	Sistema de combate
	Experiencia y aprendizaje. Fe vs maestría

Consejos
	El papel del director de juego
	Trasfondo para los personajes
	Preparación de una aventura
		Tipo de partida
		Definiendo el tono
		La dificultad
		Los personajes no jugadores

Aventuras
	Pesadilla del pasado
	Reunión
	Asuntos de familia

Apenas tres secciones de… ni siquiera quiero contar cuántas.

¿Qué ha ido mal?
Pues, hablando rápido, mi total incapacidad de prever o calcular cuánto va a ocupar cada sección.
La parte de la cronología, la sección con la que comencé este reto y lo que esperaba ventilarme en un par de semanas, me llevó casi todo el año. Nueve meses que dieron para escribir ciento once páginas.

La enciclopedia del tiempo
La edad mitológica
La edad dorada
La edad de los cambios
El gran cataclismo
El imperio ailanu
El milenio negro
El gran imperio menetiano
La edad moderna I
La edad moderna II
La edad moderna III
La edad moderna IV
La edad moderna V
La edad moderna VI

A continuación procedía a la rescritura del ¿Qué es Daegon?. Lo que era una página y se terminó convirtiendo en cinco (y que sufrió una segunda rescritura por el camino).

¿Qué es Daegon?

A esto le siguió el “Daegon en el presente”, que creció de cuatro a diez páginas… antes de darme cuenta de que no podía terminar con ello sin haber escrito antes todo lo referente al mundo. Por más claro que lo tenga en la cabeza, no quiero darle el cerrojazo antes de tener claro qué voy a escribir acerca de cada organización y país. Por más que sea inevitable el poner datos repetidos en diferentes secciones para que sean comprensibles por sí mismos, no quiero abusar de datos redundantes, así que este resumen vendrá después de tener escrito todo lo que debe ser resumido.

Una vez tomada esta decisión, opté por retomar algo que ya tenía empezado y perfilado de la cuarta rescritura de todo esto que comencé en dos mil once, la parte de las organizaciones. Esto me llevó hasta La (antigua) Orden (de los Cronistas de Baern), y esto llevó de las cinco páginas con las que retomé la tarea, hasta las treinta y ocho que tengo hoy (y que terminará por pasar de las cuarenta)

Los Cronistas de Baern
Historia de La Orden
Los Orden en el presente

Así pues, reto(s) superados, reto(s) fracasados.

Empecé siendo cauto, y me marqué un ritmo de dos páginas a la semana. Decidí aumentar este ritmo para febrero, y elevarlo hasta tres páginas semanales, algo que también he logrado. A mediados de octubre me lancé y lo amplié un poco más, hasta marcarme un mínimo de dos mil cien palabras a la semana que he mantenido hasta hoy.

Así pues, he pasado de aspirar de cien páginas al año a ciento cincuenta y seis… y pico. Al final han sido ciento sesenta y cinco (aunque si descontamos las ocho que ya estaban escritas, pese a haberlas rescrito por completo, se quedan en ciento cincuenta y siete)
Esto, sumado a lo que ya tenía de ante (pero que también reescribiré por completo), hace un total de doscientas cuarenta y nueve páginas a día de hoy.

El palabrómetro también sigue creciendo, y ahora mismo las cuenta son tal que así:

Personajes: 451
Planetas: 12
Países: 136
Lugares : 358
Etnias: 40
Obras: 15
Panteones: 5
Organizaciones: 73
Título: 40
Conceptos: 7

No es gran cosa, pero la cosa va para adelante.
Por el lado malo, y de seguir esta progresión, esto se me va a ir a más de veinte años escribiendo y más de tres mil páginas (lo que se me hace muy duro). Ya veré qué decisión tomo cuando termine el reto el dos de enero de dos mil dieciocho.

Otro de mis fracasos ha sido el no conseguir conectar con la comunidad rolera. No voy a decir que haya hecho demasiado para ganarme su atención, porque mentiría, así que tampoco voy a fingir sorpresa. Lo que no he conseguido en veinticinco años tenía claro que no lo iba a lograrlo en uno.

Tengo claro que Daegon no es una ambientación demasiado accesible, y tampoco estoy haciendo gran cosa para que lo sea. Mirando otros textos roleros, estos están llenos de párrafos cortos y concisos agrupados bajo cientos de microsecciones y epígrafes, mientras que Daegon son tochales infinitos de textos y nombres. Y así es como considero que debe ser.
No pretendo hacer un juego o una ambientación de éxito (lo que no implica que no me gustaría que tuviese éxito) sino el juego que me gustaría leer a mi... algo que también tengo claro que jamás conseguiré. Pero no tengo intención de dejar de intentarlo.

En fin. Un año y descontando.

Javier Albizu

Daegon, mes XIII

Daegon, mes XIII
Y seguimos.

Para no variar, ha sido un mes duro y de replantearse cosas a varios niveles.
Por un lado, y en mi mejor tradición de no darme cuenta de lo más obvio hasta pasado ya mucho tiempo, me ha quedado claro que lo que estoy escribiendo no es un manual básico.
Ni básico de acuerdo a los criterios de hoy en día, ni básico de acuerdo a los cánones de ninguna de las escuelas tradicionales.
Más de cien páginas para una cronología no es material para un libro básico. Lo que va ya camino de llegar a las sesenta páginas para hablar de una única organización tampoco.
Lo que estoy escribiendo son suplementos, libretos, separatas de una caja como mínimo, pero no el contenido que tendría que ir en un libro de iniciación... y eso no no está ni bien ni mal, es lo que hay. Obviamente, no va a hacer de Daegon la cosa más accesible del mundo, pero es quiero creer que le merecerá la pena a quien le dedique el esfuerzo necesario, y tenga un aguante considerable (y le vaya mi rollo).
Así pues, nos lo tomaremos a partir de ahora como suplementos... para un básico que no existe. Ese soy yo, ahí, innovando.
Si es caso ya resumiré todo esto en un futuro… o algo. Si lo termino algún día, claro está, o si no cambio de idea, o cuando tenga ochenta años y se me cruce el cable por ese lado. En fin, el tiempo dirá. Por ahora me quedan once meses para seguir escribiendo.
Once meses para los que he decidido aumentar el ritmo. Ahora vamos a por las cuatrocientas palabras diarias, lo que harán aproximadamente cuatro páginas a la semana.
En el mes de enero he cumplido, aunque la cosa va costando.

Por el momento, y continuando con mis tradiciones, seguimos con La (antigua) Orden (de los Cronistas de Baern). Como no podía ser de otra manera, mis previsiones siguen fallando de manera estrepitosa. Esto no quita para que me siga planteando el después… de acuerdo a estos nuevos parámetros por los que he optado.
Así pues, y arriesgándome a vaticinar una vez más, cuando termine con La Orden (que espero que sea mes ya que, caso contrario, esta sección / suplemento ya se irá más allá de las setenta páginas), me lanzaré a escribir una de las aventuras que tengo planificadas.
No tiene nada que ver con La Orden pero, oye, es lo que hay. Supongo que también crearé unos cuantos personajes por si alguien tiene la falta de criterio necesaria como para animarse a arbitrar una partida ambientada en Daegon. Y cuando me refiero a “ambientada en” no me refiero (de manera exclusiva) a utilizar mi reglamento.
Daegon, por encima de todo, es una ambientación. Complementada con un sistema de juego, sí, pero esa parte es la menos importante. Cada uno debería utilizarla con el sistema con el que se encuentre más cómodo (y le encaje).
Quien vaya a la sección de reglas esperando mecánicas que fomenten un tipo de narración concreto, no las va a encontrar.
Mi intención es dejar todo tema de reglas y características reducido al mínimo, tanto en las aventuras como en el propio reglamento. De tal manera que, si a alguien no le apetece mirarse el reglamento, se lo pueda saltar alegremente. Yo empecé Daegon utilizando RuneQuest, y si otros quieren empezar a utilizarla con Rune, Savage Worlds, GURPS o algún otro sistema modernujo, debería sea fácilmente exportable. Por más que, tras unos cuantos años, yo opté por crear el sistema que me encajaba mejor para el tipo de partidas que quería hacer, mi intención es que la ambientación siga siendo algo agnóstico a cualquier sistema.

Porque, dentro de mi teoría rolera, de lo que (yo) considero que debe tener e incentivarse en un juego de rol, el sistema es lo de menos. No he leído los sistemas de juego de gran parte de mis ambientaciones favoritas, y no veo necesario que lo hagan los demás.
Si bien esto no implica que el sistema no importa, sí que considero que el tono de las aventuras o la ambientación debe ser algo implícito en el propio texto. En cómo se explican las cosas. En la metafísica del universo en el que se desarrollan las aventuras, no en las mecánicas para resolver las acciones.
Las acciones tienen que ser libres, pero no libres de consecuencias. Por supuesto, si quieres crear aventuras en un tono peliculero, las reglas tienen que dejar claro que un disparo no mata a nadie, una granada sólo te rompe la ropa, y caerte desde los alto de una torre sólo crea un boquete en el suelo.
Sólo el universo de las interacciones físicas debería estar determinado por las reglas, todo lo demás... ya es otro tema. Tengo claro que esta es una visión rancia o viejuner del rol, pero es la que tengo.

Lo que yo buscaba en su momento en los juegos que compraba, no eran mecánicas, “one-shot” o una campaña para probar. Buscaba un universo en el que contar infinitas historias. En el que tener siempre una idea nueva. Un lugar vivo que hacer evolucionar, y de ahí nace Daegon.
Por más sugerentes que me resultasen Glorantha, Jorune, Tékumel, Ravenloft o Torg, el número de historias que se me ocurrían para ellos eran limitados. Problema mío con gran probabilidad pero, una vez más, es lo que hay.

Por otro lado, lo que buscaba como jugador eran infinitas aventuras en esos universos. Ver a mi(s) personaje(s) evolucionar, conocer esos mundos y esas gente. Salvarlos de quienes pretendían dañarlos. Quizás llegar a envejecer y asentarse, aunque lo más probable es que muriesen de manera violenta. El siguiente personaje viviría en ese mundo, y volvería a “conocer” a los mismos PNJs, pero quizás tendría una relación diferente con ellos.

Para mi lo imprevisto, lo emocionante y el azar son tanto o más importante que el mismo desarrollo de la historia.
Lo inesperado en ocasiones tiene que serlo para ambas partes, tanto para el director de juego como para los jugadores. El Deus ex machina debería estar reducido al mínimo. Si los jugadores toman las decisiones equivocadas debería haber unas consecuencias proporcionadas, igual que si simplemente tienen mala suerte. De la misma manera le tendría que suceder al director de juego.
A ese nivel el juego tendría que ser ecuánime. La historia se hace entre todos, y esto incluye la oportunidad de equivocarse, ir en otra dirección y tener la oportunidad de hacer una historia aún mejor (o mucho peor).
Por supuesto, el director tiene que ser flexible y tener la capacidad de reconducir una aventura cuando los jugadores están atascados, pero no debería imponerles las acciones a realizar, ni forzar un final en el que las decisiones que han ido tomando los jugadores a lo largo de la partida terminen resultando irrelevantes… dentro de un orden.
Si los jugadores no hayan hecho nada para impedir las acciones de sus némesis, esta no debería quedarse esperando a que encuentren el camino para detenerle. Pero si ha sido el director quien ha planificado mal la aventura, les ha puesto un reto desproporcionado, o no ha mostrado bien las pistas a seguir, debería rectificar. La realidad es cruel, pero el juego debe ser justo y el objetivo final debe ser divertirse.
Lo que comento, más allá de lo contradictorio que pueda resultar en apariencia, no deja de ser una situación que requiere de mantener un equilibrio muy delicado, principal, pero no únicamente, por parte del director.
Que un personaje muera o que el grupo que se pierda, no tiene por qué ser una tragedia. Contar una historia concreta sólo es una parte (aunque una muy importante) del juego. Si se le quita la parte de incertidumbre, el riesgo, o la posibilidad de cambiar las cosas, se le quita una parte muy importante de la diversión.

En fin, me estoy enrollando bastante.

Retomando el hilo previo a la disertación, cuando desarrolle las historias de los personajes, les daré un pasado y diseñaré un futuro para ellos. Un futuro del que no tendrán por qué ser conscientes los jugadores, sólo el director (luego ya quedará de su mano el utilizar o no esa información. Por supuesto, en lo que más me centraré, tanto en los personajes como en el aventura, será en eso, en las propias historias en sí mismas.

Así pues, y repitiéndome una vez más, seguimos con ello.
En este mes he subido un par de entradas más concernientes a La Orden:

Estructura y jerarquía
Las órdenes I

Ya tenemos diez de las quince ordenes mayores, ya queda menos.

En cuanto al palabrómetro el contador va tal que así:

Personajes: 475
Planetas: 12
Países: 137
Lugares : 379
Etnias: 40
Obras: 16
Panteones: 5
Organizaciones: 76
Título: 40
Conceptos: 7

Ahora, al turrón. Hay que escribir cuatrocientas palabras más acerca de los Pensadores antes de irse a dormir.

Javier Albizu

Daegon, mes XIV

Daegon, mes XIV
Tantas cosas por decir y tan pocas ideas acerca de cómo empezar (y todo lo que me dejaré en el tintero).
Dicho esto, toca dejarse de introducciones.

No. Sigo sin ideas de cómo comenzar esto.
En fin.

El western, los piratas, los zombis, los monstruos, el terror contemporáneo o el noir son géneros que nunca me han llamado la atención. Por supuesto, he disfrutado con componentes de cada uno de estos géneros en distintos medios, pero si me he acercado a alguno de ellos no ha sido por el simple hecho de su temática.
Por otro lado, el pulp me gusta (y mucho) pero en medios y contextos muy concretos, al igual que sucede con los súper héroes, los robotacos o el terror.
Así pues, cuando a lo largo del tiempo me ido planteando cuál iba a ser el tono de Daegon en un sentido estricto, salvo en el caso del terror, que sí que me resulta atractivo como componente de un juego de rol, este tipo de ambientes y tonos no han sido incluidos.

A día de hoy no sé si podría afirmar que exista un género al que, por el simple hecho de que una pertenezca a él, sea un factor para que decida echarle un ojo. Por supuesto, esto no siempre ha sido así. En el pasado, si una serie, un tebeo, un juego de ordenador, un libro, una película o un juego de rol se englobaba dentro de la fantasía o la ciencia ficción sabía que era para mi. Si hacía referencia a China o Japón (¿a quién pretendo engañar? si tenía ninjas) como mínimo le echaba un vistazo. Si a esto sumamos vikingos o griegos clásicos, culturas pre-colombinas o hindi y, con el paso del tiempo, las culturas orientales en su conjunto, el abanico de temas que se iban haciendo merecedoras de mi atención se iba ampliando.

Según iba leyendo, jugando y escribiendo, mi atracción hacia el primer grupo se fue haciendo más difusa, a la par que algunos de sus elementos se veían potenciados. Al mismo tiempo, el segundo bloque se iba consolidando a la par que que se expandía, intentando escapar del ámbito de la anécdota y los lugares comunes.

Gracias a uno de los directores de juego que me arbitraba Warhammer descubrí mi interés por las tramas políticas, las conspiraciones y el barroquismo en los detalles históricos. Supongo que el hecho de que él sea historiador le ayudó a dar aquel toque a sus partidas.
La proliferación de nombres, fechas, eventos y obras del pasado que mencionaba me ayudaban a reforzar la impresión de verosimilitud de aquel mundo. Al mismo tiempo, sazonando aquellas tramas que creaba en el nivel terrenas, también se podía apreciar de fondo otros de mis temas fetiche; la épica, la mitología y el impacto del mundo ultraterreno. También había grandes campañas militares, pero esto ya me interesaba algo menos.
Sumando a todo esto el resto de tonos que me atraían, como son la metafísica, la tragedia y Fue entonces cuando supe que ya tenía lo que necesitaba para definir el tono de mi mundo. Lo que un amigo vino a llamar “Ambientación épico depresiva”.
Porque el tono y la gran escala se veía en las aventuras, pero los detalles eran más complicados de diseminar de una manera orgánica en las partidas. Tanto eso como el lograr hacerlo interesante de cara a mis jugadores.

Así que lo que he tratado de escribir hasta ahora siempre ha hecho referencia a eso. Los Cronistas y su “Enciclopedia del tiempo”, o el bloque que con el que llevo más de medio año, el de La Orden, aspiran a dar material con el que rellenar los huecos de la historia. La referencia a las obras que se han escrito también pretenden aportar esa verosimilitud al mundo.

Aparte de todo esto, me he dado cuanta de que con todo esto, no sólo estoy dando esa visión, sino que también estoy aportando la mía propia. Cahirn Ansay podría ser interpretada como una especie de Bbiblioteca de Alejandría con esteroides. Su misma existencia y la actitud de los miembros de la Orden ante las religiones organizadas tienen mucho de mi.
Daegon es un mundo en el que la cultura no ha sido conservada y transmitida por los cultos, sino por entidades agnósticas y ateas… algo que me había planteado de manera premeditada cuando empecé con ello.

Y quizás esta sea la razón por la que se me está yendo de las manos. La sección dedicada a La Orden va a superar sin duda alguna las noventa páginas y, la distribución de ellas está siendo muy desigual. Por supuesto, en esto han influido varios factores.

Lo que en un principio iban a ser unos párrafos sueltos de cada una de las disciplinas creados a partid de las descripciones de la Wikipedia, se han convertido en un mínimo de un par de páginas dedicada a cada una de los quince componentes del Yishin Amat.
Pero no sólo esto, cada vez que repaso alguna de ellas, esta crece. Además, aquellas que tocan los temas que encuentro más interesantes han crecido muy por encima de las anteriores.
Las diez primeras órdenes ocuparon quince páginas, pero las cinco que han venido después de estas van ocupando tres veces mas que todas las demás juntas.
Mi interés por los Legisladores viene del intento de convertirla en el eje central de las intrigas políticas. Por otro lado, los Preservadores tienen mucho que ver tanto con una parte importante de mi trabajo como de mi Diógenes digital y mi afición al coleccionismo y preservación de las piezas clásicas de hardware, software, libros y tebeos. Los Pensadores, con quienes me encuentro ahora mismo, vienen de mi afición a filosofar (lo que no deja de parecerme curioso ya que nunca he estudiado filosofía) y es con mucho la que más va a ocupar (y, me temo, la que más peñazo puede llegar a resultar).

He tratado de hacerlas a todas ellas y a sus reglamentos internos imperfectos. Que estas imperfecciones, contradicciones y vacíos legales puedan a ser la fuente de tramas, aunque no sé si esto es evidente para alguien que no sea yo.
Lo que aún no tengo claro es cómo afrontaré las ideas de aventuras con las que terminaré este “libro”.

En fin, en este mes sólo hemos “terminado” una entrada, la que contiene la descripción de Legisladores y Preservadores:

Las órdenes II

Las he subido sin estar completamente contento con su contenido, pero de seguir dándole vueltas seguirían creciendo hasta el infinito, así que decidí parar ahí sin volver a mirarlas.
Posiblemente la próxima sólo contendrá a los Pensadores dada la extensión que va alcanzando. Con esta me va pasando tres cuartos de lo mismo. De tantas vueltas que le estoy dando, no sé si estoy aportando, o siendo simplemente redundante y reiterativo. El problema es que cada vez que vuelvo al principio para comprobarlo, empiezo a añadir aún más cosas.

En fin, pronto la subiré para dolor de todo aquel que se atreva a acercarse.

Por otro lado, el palabrómetro sigue subiendo y ya ha alcanzado estos valores:

Personajes: 494
Planetas: 12
Países: 138
Lugares : 390
Etnias: 40
Obras: 17
Panteones: 5
Organizaciones: 81
Títulos: 40
Conceptos: 7

Continuará.

Javier Albizu

Daegon, mes XV

Daegon, mes XV
Seguimos en el fregado y seguimos incumpliendo unas previsiones que no hemos hecho explícitas.
Durante este mes he dado carpetazo a los Pensadores, en la que ha sido la entrada unitaria más que he subido a la web de Daegon.

Las órdenes III

Ya sólo quedan dos cuerpos de estudiosos para terminar con esta sección de La Orden (que no con todo el contenido de la misma); Formadores y Futuristas.

Volviendo a los Pensadores, por más extenso que sea el texto que les he dedicado, tras 18.701 palabras y 27 páginas, podría haber continuado hablando sobre la filosofía en Daegon a lo largo de su historia durante muchas más.
Porque, a fin de cuentas, no es que haya estado hablando (sólo) de eso. Y no he estado hablando sólo de eso porque, poniéndonos literales, no existe algo que sea la filosofía “de Daegon”. Por más altas que sean las cotas de creatividad que nos pongamos, por más imaginativos u originales que queramos o pretendamos ser, al final todo se reduce a lo mismo, extrapolaciones de cosas que conocemos y creemos entender.

Retomando el hilo de pensamiento del mes pasado, y más allá de mi notable falta de formación y conocimiento en distintos ámbitos, esto no impide que me interesen o que mi mente no sea capaz de generar sus propias teorías erróneas o desinformadas.

Así como cuando escribía sobre el gran organigrama de La Orden, su modelo de decisión o su sistema legal no buscaba diseñar algo “perfecto”, sino que buscaba crear y explicitar huecos y fallos en su lógica que puedan ser utilizados como puntos de partida para aventuras, en el caso de los Pensadores esto no es totalmente aplicable porque, como decía el personaje de Morgan Freeman en Robin Hood; No hay hombres perfectos, sólo intenciones perfectas.

Así pues, ciñéndome a esta máxima, por más que haya puesto en los labios y mentes de algunos de los Pensadores de los que he citado en el texto ideas que yo en mi dentro de mi parcialidad considero “correctas” o “acertadas”, sólo para hacerles fracasar, tanto a ellos como a quienes han continuado su obra cuando han tratado de convertirlas en algo realizable fuera del mundo de las ideas.

En fin, supongo que me tengo bien merecido el odio de mis personajes, y luego pasa lo que pasa.

Por más que algunos de pueda poner entre los objetivos de mis personajes ideas como las que Geralt de Rivia hace explícitas en uno de los trailers del Witcher III:

Evil is evil. Lesser, greater, middling...makes no difference.
The degree is arbitrary. The definition's blurred.
If I'm to choose between one evil and another, I'd rather not choose at all.

Este no deja de ser un deseo irrealizable. Por más que uno quiera hacer el “Bien” o, como en mi caso, algo “bueno”, no debemos confundir deseo con realidad (algo que me recuerdan las palabras que he escrito hace pocos días, cada vez que las releo y se me hace dolorosamente presente todo lo que tendría por corregir).

En fin, cambiando un poco de tema, Caralibro me recordó durante estas fechas que hace un tiempo escribí por allí esto:

Frases a partir de las cuales surgen historias:
Yo también tengo un corazón. Realmente no nací con él, y se lo arrebaté a otra persona, pero está en un frasco y aún late.
Por lo demás, es tan mio como lo puede ser una posesión material.
De cualquier manera, eso no tiene nada que ver con el asunto del que estamos tratando.

A partir de darle vueltas a estas palabras que nada tenían que ver con Daegon, y planteándome una continuación para ellas, ese tren de pensamiento me llevó hasta algo que no tenía nada que ver. Algo que ha terminado formando parte del núcleo de los elementos fundacionales de La Orden en general (y los Pensadores en particular).
En fin quien entienda cómo funciona mi cabeza que me la explique.

Para terminar de rematar los hitos de este mes, también he alcanzado otras de esas metas totalmente arbitrarias (aunque objetivas) de las que me hacen decir… al menos has conseguido esto.
Ya he superado las trescientas páginas, los quinientos personajes y estoy cerca de alcanzar las cuatrocientas localizaciones (sirva para lo que sirva todo esto)

El palabrómetro va tal que así:

Personajes: 503
Planetas: 12
Países: 140
Lugares : 399
Etnias: 40
Obras: 18
Panteones: 5
Organizaciones: 81
Títulos: 40
Conceptos: 7

De aquí a unos días más.

Javier Albizu

Daegon, mes XVI

Daegon, mes XVI
Se acerca el verano, se acerca el mal tiempo y, con los ánimos en horas bajas, seguimos. Quedan siete meses para finalizar con este reto pero la cosa no se va haciendo más fácil sino todo lo contrario.

Y hablando de seguir, continuamos (aún) con La (antigua) Orden (de los Cronistas de Baern). Ciento diecisiete páginas ya de algo que “no iba a ocupar demasiado” y aún le queda.
En esta ocasión, y este mes, tenemos una única entrada nueva, la dedicada a la orden de los Formadoeres:
Las órdenes IV

Veintiuna páginas fragmentadas, desorganizadas y, estoy convencido, llenas de detalles redundantes o irrelevantes para nadie que no sea yo. Yupi.
Al igual que sucedió con el texto dedicado a los Pensadores, no me limito a hablar de la organización interna de este grupo sino que, ya puestos, también trato de dar una visión parcial de la educación en el oeste daegonita. También, al igual que con los Pensadores, me dedico a divagar un poco soltando alguna que otra obviedad, perogrullada y estupidez acerca de mi visión de la educación, intercalando, camuflando, soterrando y pervirtiendo algunas de ideas con otras con las que no estoy de acuerdo. No es cuestión de ponerse a dar lecciones de nada, sino de crear diversidad y ampliar el espectro de posibilidades de los que dispondrá el director de juego (aunque es probable que, en más de una ocasión, se me vaya la mano hacia un lado)
Si la anterior entrada fue la más extensa, esta le ha ido a la zaga ocupando un más que meritorio segundo puesto. El tercero sigue quedando a mucha distancia.

Así pues, ya sólo quedan los Futuristas, las órdenes menores, las relaciones con otros organismos científicos y las ideas de aventuras centradas en miembros de La Orden (las cuales, pese a tener alguna que otra idea esbozada, sigo sin tener del todo claro cómo afrontarlas).

Dentro de mi ciclo semanal de escritura y los patrones que se repiten en ellos, en los momentos de bloqueo o cansancio de tanto dar vueltas a La Orden, también he comenzado a esbozar la primera aventura. Ya van cuatro páginas en las que me he limitado a desvariar acerca de la metafísica de la ubicación en la que tiene lugar. No tengo remedio. También le he cambiado cuatro veces de nombre a la aventura sin terminar de dar con uno que me guste.
Por lo demás, todo sigue igual. Los lunes no suelo llegar al mínimo y los fines de semana toca acostarse a las mil para recuperar. Esto no es tanto por bloqueo como por pereza y que cada vez me cuesta más ponerme a las teclas. En fin, por el momento aguantamos.
Y la cosa es que ideas no faltan, o las ganas de empezar a desbarrar en otros derroteros, pero tengo claro que son ideas trampa. Abandonar esto no va a convertir la escritura en algo más simple. La primera fase, la de la elucubración, siempre es bonita. Es una vez que esta ha quedado superada y toca el trabajo desagradable de transformarlo en palabras cuando todo empieza a ser dolor y frustración

Dicho esto, vuelvo de vez en cuando la vista hacia mi hoja de cálculo en la búsqueda de algo que poner en valor, por más peregrino o irrelevante que sea. Poco a poco vamos superando pequeños hitos absurdos que van surgiendo de manera fortuita. Este mes han sido dos de ellos. Por un lado, el de superar las doscientas mil palabras escritas en esta última iteración de Daegon de los dosmiles diecipico. Por otro, hemos superado también los cuatrocientos lugares.

Lo de calcular hasta cunando se prolongará la escritura de la información referente a La Orden también sigue el mismo camino: Ni idea, aunque dudo que lo termine antes de que finalice junio. Cuando me ponga en serio con la aventura… a saber. Por lo pronto, parte de lo que he escrito para ella creo que lo acabaré llevando hasta el bloque que le encaja mejor como es De conceptos y consecuencias, pero ya lo decidiré cuando llegue ahí.

El palabrómetro, la cosa no ha subido demasiado:

Personajes: 506
Planetas: 12
Países: 140
Lugares : 405
Etnias: 40
Obras: 18
Panteones: 5
Organizaciones: 82
Títulos: 40
Conceptos: 8

Y creo que ya vale por hoy.

Javier Albizu

Daegon, mes XVII

Daegon, mes XVII
En la mejor tradición de esta santa casa, regresamos una vez cuando el tiempo de expiración está a punto de cumplirse. Entre la caló, el que este mes me tocaba trabajar de tardes, la perenne pereza y los dramas habituales, la cosa sigue complicada. Pero bueno, ya sólo queda medio año para completar el reto y pasar a otra cosa.

Así y con todo, hoy habemos nuevo texto en la página:

Las órdenes V

A pesar de haberlo subido hace un momento a la web (justo antes de ponerme a escribir estas palabras), el texto correspondiente a la orden de los Futuristas lo terminé el domingo. Desde entonces, y como también es norma en esta impía morada, dudas, más dudas y algo parecido a un intento de planificación.

Este intento de planificación está orientado hacia cuál va a ser el ritmo de publicación a partir de ahora. Una vez termine con La Orden comnzaré a dedicarle tiempo a la primera aventura, un documento con el que comencé el mes pasado.
En aquellos momentos en los que iba bajo de todo, y se me acumulaban las palabras adeudadas para seguir el ritmo marcado le dedicaba algo de tiempo a esta aventura, así como a las ideas de aventura en cuya participación podrían participar miembros de alguna de las diversas órdenes.
Estos textos, que no dejan de ser ideas sin terminar de concretar, siempre son mucho más fáciles de acometer (hasta que les vuelva a echar un vistazo y me horrorice), y cuando me he dedicado a ellos (junto al acostarme a las 5 o las 6 de la mañana los fines de semana) me han han hecho recuperar las palabras faltantes.
Claro, esto también ha conllevado que se retrasase la finalización del texto de los Futuristas que, con 7,648 palabras y 11 páginas, ocupa un muy meritorio (y totalmente inesperado) tercer puesto dentro de la clasificación de las órdenes en cuanto a su extensión palabril.

De acuerdo a mis estimaciones y su longitud final, este texto tendría que haberlo terminado hace semana y pico, cosa que no fue así. Es más, debería haberlo tenido aún antes, ya que empecé a escribirlo en mayo, pero los saltos a otros contextos me han llevado a apurar mucho la llegada de esta última entrada.

Con ella (y lo que tengo esbozado de los textos que tengo que pulir ahora), la extensión del documento que describe La (antigua) Orden (de los Cronistas de Baern) alcanza ya las 130 páginas.
A lo largo de la semana, también hemos sumado (o sumaremos, ya que la semana aún no ha terminado) sumaremos dos nuevos hitos chorras más, superar ya las 350 páginas escritas, y haber escrito en lo que llevo de año (y sin contar estos textos de por aquí) las 104 páginas escritas.

Apretando un poco el acelerador durante estos últimos meses, logré recuperar también las dos páginas de “deuda conmigo mismo” que adquirí cuando decidí subir el ritmo de tres a cuatro páginas semanales la tercera semana de enero.

Pero (siempre hay peros), cuando me ponga con la aventura, y viendo que cada vez estoy haciendo textos más largos, me da que con un mes no va a ser suficiente para terminarla. Y esto me plantea varias dudas:

1,- ¿Pongo una macro entrada unitaria para toda la aventura, o la voy soltando a cachos.?
2,- De no ser así, ¿cómo la divido?
3,- Si opto por no dividirla, y la cosa pasa de las 26 páginas, ¿qué publico ese mes para mantener el ritmo?

Por supuesto, estas preguntas son del todo irrelevantes para nadie que no sea yo, y no sé si hay nadie al otro lado a quien interese nada de lo que pongo por aquí (o por allí), pero el reto es el reto y hay que cumplirlo (aunque de vez en cuando haga alguna pequeña trampa).

Más allá del asunto específico de la publicación de la aventura, me gustaría dirigirla una vez más antes de subirla.
Si la he elegido como primera toma de contacto, es porque ya la he dirigido en tres ocasiones anteriores a lo largo de los años. Pese a que siempre ha sido a grupos distintos, siempre introduciendo cambios de una sesión a otra, y en esta ocasión no será diferente.
A esto hay que añadir que, una vez dirigida, querré cambiar más cosas, lo que retrasaría aún más la fecha de publicación.

A día de hoy tengo escritas ya diez páginas de la aventura, y ni siquiera he terminado de describir los contextos históricos en los que tiene lugar (que es la parte divertida), así que la cosa irá para largo.
Pero bueno, hasta que llegue ese momento aún queda tiempo. Por lo pronto vamos a ver si podemos terminar con La Orden en julio.

En otro orden de cosas, en lo que respecta al palabrómetro, la cosa no ha subido demasiado:

Personajes: 508
Planetas: 12
Países: 140
Lugares : 407
Etnias: 40
Obras: 18
Panteones: 5
Organizaciones: 82
Títulos: 40
Conceptos: 8

Ahora a volver con las órdenes menores.

Javier Albizu

Daegon, mes XVIII

Daegon, mes XVIII
Regresamos después de una nueva y excesivamente prolongada estancia en el espacio interior.
¿Podríamos haber vuelto antes?
Por supuesto. La entrada en la que terminaba de hablar de las órdenes lleva subido a la web de Daegon desde hace más de medio mes… pero incurrimos en un (uno más) leve error de cálculo. Esto te dices “Bah, el tema de las relaciones internacionales lo termino en un periquete, así que espero y así pongo dos de golpe”.
Y, como de costumbre, no escarmiento. Parece que la cosa se va a extender mucho (tanto como que ocupará más de una entrada).

En fin, como ya descubrí hace mucho, basta con que le dediques un poco de tiempo a cualquier idea para que se surjan semillas a germinar para cualquier cosa en apariencia totalmente intrascendente. Esto puede ir desde aventuras en las que estén involucrados los componente de cualquiera de los miembros de La Orden (incluso con los Pensadores o los Preservadores), hasta que te pongas a escribir sobre reivindicaciones sociales en mundos de fantasía.

Ayer, mientras cenábamos y acaparaba el tema de conversación, unos amigos me preguntaban ¿Cuál es el objetivo final de lo que estás escribiendo? ¿Qué quieres tener cuando termines?

Mi respuesta (una que no les di en su momento), podría remitirse a las palabras que ponía hace tiempo en los labios de uno de los personajes de mis relatos de Ci-Fi:
¿Cuántas historias les quedan por contar a las estrellas?

Vale, la respuesta es una pregunta retórica, pero no deja de ser una respuesta en sí misma. Aún sigo sin tener ni idea, pero seguro que muchas más de las que sería capaz de enumerar en un momento dado.

Resumiendo, quiero que quien se proponga arbitrar una aventura en Daegon tenga todo el material necesario para ambientarla en cualquier rincón remoto de ese universo. En cualquier época y contexto. En cualquier género y sobre cualquier temática.

Algo que traté de expresar cuando reescribí (una vez más) el ¿Qué es Daegon?

Quiero algo inabarcable y nadie me para los pies, así que no terminaré nunca.
Así de loco es todo.

Por favor, que alguien me pare los pies y me pida algo concreto.

Con esto, y como colofón al último mes de exabruptos teclísticos, después de 5.188 palabras y 8 páginas de redundancias, narraciones entrecortadas y anarquía general, terminaba con las órdenes menores (que han pasado de ocupar un triste párrafo a convertirse en la quinta de las órdenes en cuanto a su extensión).

Las órdenes VI

Por supuesto, con ello terminábamos con las órdenes... pero no con La Orden.
Tocó retomar las relaciones internacionales, algo que, como ya comento por ahí arriba, me lo ventilaba en nada.
Cada vez hacen las nadas más largas.

Creo que esto ya lo he puesto en alguna de las entradas anteriores, pero me viene a la cabeza de manera constante y aún así no escarmiento. Cuando terminé con la Cronología y sus 111 páginas me dije “Bah, esto es algo puntual y, hasta cierto punto, tiene un cierto sentido. Comprimir millones de años de historias en palabras (por más imprecisas y parciales e intencionadamente erróneas que sean) tiene que ocupar mucho”.
Pero sólo era eso, algo puntual. Seguro.

Cuando me puse con el siguiente texto “serio”, donde quería escribir sobre la situación general del mundo me di cuenta de que, si quería que aquello fuese algo “resumido”, quien lo leyese iba a necesitar contexto y referencias. Así pues, para poder hacer un resumen y que la información no fuese especialmente redundante con respecto a lo que debía abreviar, debía tener antes algo que resumir.
Tras darle unas cuentas vueltas, decidí empezar por algo que “no iba a ocupar demasiado”; La Orden. Hablar acerca de una organización, obligatoriamente tenía que ocupar menos que hacerlo sobre un país.
Por supuesto, grave error (o igual no, aún no sé la extensión que tendrán los países cuando empiece a hablar sobre ellos).

Otra de las razones por las que opté por ponerme con los textos de La Orden fue que ya tenía una primera versión de hace unos años. Cinco páginas que “como mucho se podrían doblar o triplicar”.
150 páginas y 103.431 palabras después, la confirmación de que el texto de la Cronología no fue algo casual ni puntual cada día está más clara.

Para más inri, al echar la vista atrás para confirmar un dato, vi que había dejado una idea suelta por retomar en uno de los párrafos de los los Formadores. Una idea que, obviamente no me había apuntado que debía retomar antes de subir el texto y se quedó a medias. Sólo era un parrafico de nada, pero la aclaración ocupó más de media página.
Y los que aún quedarán como ese dispersos por todos mis textos.

Como siempre voy sobrado de tiempo para cubrir mis mínimos autoimpuestos, también me dio por hacer un poco de informático loco y no demasiado cabal.
Buscando nuevas maneras en las que avergonzarme a mi mismo, tras escuchar en un poscats de retro que tenían su foro disponible en varios idiomas me dije “Hey, yo también podría hacer eso con mis webs”.
Aquella misma noche ya lo tenía hecho… con erótico resultado.
Ahora, aparte de mis horrores orto-gramáticos, podéis padecer una nueva capa de dolor gracias a la traducción automática de Gügel

Para empezar, "La campaña" lo traduce al inglés como "The bell", interpretando una ñ como si fuese una vulgar n.
Aún así lo dejé porque… masoquismo.

Mientras tanto, (como se puede deducir de lo que pongo unos párrafos más arriba) conseguía otros de esos hitos objetivos a la par que absurdos; alcanzar las 145 páginas de La Orden y llegar con ella hasta las 100.000 palabras.
Viva yo, y tal.

¿Ha servido algo de esto para acallar a mi Capullo interior ™?.
Por supuesto que no.

Cada vez que echo la vista atrás es un “todo mal” constante. Por supuesto, mi manera de trabajar tampoco ayuda.

Con cada nuevo bloqueo en el que me veo sumido en mi afán por “cumplir objetivos” (2800 palabras semanales), echo la mirada hacia adelante en el mismo texto, o me voy hasta otro.
Es más fácil acometer algo nuevo que pulir y corregir lo que ya tienes que pulir. Más aún cuando la tarea de pulir eso se ve lejana.

Las maratones nocturnas del fin de semana a las tantas de la mañana porque he estado procrastinando de mala manera son una constante, y eso el lunes se paga con una bajada en el ritmo de escritura, bloqueos, y palabras de débito que arrastro de nuevo hasta el fin de semana.
Es como el ciclo sin fin del Rey León pero en cutrongo, pero por ahora vale (y supongo que seré capaz de aguantarlo hasta terminar el reto)

De la misma manera, también tengo más claro que esto no deja de ser un borrador. Algo a revisar y pulir “cuando termine”.
Claro, mientras todo esto pasa voy dejando narraciones fragmentadas en otras parte de un texto, o en nuevos documentos, no sólo no sé cuánto abarcará aquello con lo que estoy, sino que tampoco tengo idea del concreto de lo qué pondré a continuación en ninguna de ellas. Por más que la idea general esté en la cabeza, la concreción “real” no llega hasta que lo plasmo a teclazos.

Por otro lado, cuando regreso al texto con el que estaba, ya no mantengo el tren de pensamientos que me había llevado hasta el párrafo que dejé a medias, por lo que estoy convencido que, aparte de las redundancias y la fragmentación, las incoherencias estilísticas (de tener yo tal cosa) van a ser un auténtico dolor.

Así pues, cuando voy al comienzo de un nuevo texto (que dejaré huérfano a la semana siguiente hasta que me de por retomarlo) me pongo ciertamente... difuso en cómo afronto lo que voy escribiendo.
No quiero ser demasiado concreto porque, muy probablemente, ese no sea el lugar en el que tendría que desarrollar las ideas que me van surgiendo.

Sirva como ejemplo lo que pasó esta última semana:
Mientras escribía sobre la relación de un personaje con La Orden, al mismo tiempo que trataba de dar contexto a lo que quería plasmar, me veía tentado a dedicar mucho espacio a hablar sobre su pasado. Y no, ese no era el lugar para hacerlo.
El texto con el que estoy ahora no es el lugar más adecuado para hablar de él en profundidad pero, por otro lado, al no tener el texto “bueno”, tengo miedo de que la cosa quede demasiado vaga y no se entienda.

Luego, vuelvo al texto original, y me pongo a hablar de la lucha obrera en Baern y los huecos legales de los que se aprovechan los terratenientes (y ni siquiera estoy hablando de este país, sino de su relación con La Orden).
Sí, hay una relación, pero no sé si ese es el lugar en el que ponerlo.

Esto hace ya mucho tiempo que se me fue de las manos y, ante la ausencia de comentarios, la verdad es que tampoco es algo me importe demasiado (no me refiero a la lucha obrera, sino al hecho de que se todo esto se me haya ido de las manos).
Así que vamos a ver dónde termina todo esto.

Creo que por hoy ya vale con esto.

Bueno, no, que me dejaba el palabrómetro (que sigue creciendo de manera lenta aunque imparable):

Personajes: 513
Planetas: 12
Países: 140
Lugares : 411
Etnias: 40
Obras: 18
Panteones: 5
Organizaciones: 86
Títulos: 40
Conceptos: 8

Volveremos el mes que viene con la política exterior.

Javier Albizu

Daegon, mes XIX

Daegon, mes XIX
Volvemos a estos apurando los últimos momentos del mes saliente para el recuento de errores, equivocaciones y cambios de rumbo dentro de los (im)previsto del reto.

Como me va mucho esto de cagarla, me va aún más el ser consciente de la cagada tarde, y soy el mejor en eso de analizar los indicios de los pasos que me han llevado hasta ahí con la misma parte de mi anatomía de la que ha surgido lo anteriormente mentado (léase "el culo"), seguimos rectificado.

Así pues, en este último mes y pico hemos tomado un desvío que, sin saber aún si será largo o breve, acertado o erróneo, ya nos estamos planteando el (re)cular una vez más.

Una vez que hemos llegado hasta el momento en el que toca hablar acerca de las relaciones internacionales de La Orden, abandonamos por un tiempo la escritura de esa parte dentro del cuerpo textual de esa organización para pasar a hablar de los países en sí mismos. Dejamos con ellos a los chicos de Cahirn Ansay varados en un documento de 150 páginas sin saber aún cuál será su extensión final, o si esta llegará dentro del tiempo del reto (¿a quién quiero engañar?, si no vuelvo a cambiar una vez más de idea tengo claro que no terminaré con La Orden este año).

¿A qué se debe este cambio de rumbo?
Vemos.

Para hablar de las relaciones internacionales de La Orden, tengo el problema de que no tengo nada escrito acerca de las naciones con las que tiene esas relaciones.
Con esto, cuando estaba empezando a escribir acerca de la primera de ellas resulta que, para dejar claro el contexto en el que se desarrollaba esa relación, me estaba poniendo a hacer el desarrollo completo de esa nación dentro del texto de La Orden.
Y no. Ese no era el lugar para hacerlo.

Así que me puse a hacer el esquema resumen de la primera nación sobre la que estaba escribiendo; Bra’Em’Kyg (vayamos por orden alfabético para sortear otro tipo de dudas o disquisiciones).
Cuando llevaba cuatro páginas explicando las razones que existían detrás de algo que no llegó a pasar, me di cuenta de que esto, una vez más, se me escapaba de las manos.

Cuando planteé el índice, haciendo un cálculo somero de la extensión de cada capítulo dije… ¿para dónde sopla el aire?… venga, un par de páginas resumen para cada nación. Yo y mis maravillosas predicciones.

Llevaba cuatro páginas escritas acerca de la historia de Bra'Em'Kyg y, prácticamente, aún no había empezado a hablar de ellos.
Güolbíldin, es mi síndrome.

Me desvío y desvarío.
Nada nuevo.

Seguidamente, y sin terminar con lo primero, me puse a hablar de cosas que, pese a no fracasaron estrepitosamente, llegaron a afectar a mucha gente.

A continuación, y siguiendo mi costumbre de hacer trampa cuando se acercan las tantas de la mañana y aún no he escrito nada, di un pequeño salto en el tiempo y me puse a escribir acerca de eventos que sucedieron unos cuantos siglos después.
Así pues, pasé de escribir acerca del establecimiento de una nueva nación tras la fragmentación del imperio, a conspiraciones chapuceras para utilizarlo como excusa para atacar a otros, a escribir sobre satélites orbitales, ciencia de materiales y científicos del pasado esparciendo desinformación.

Y los cambios de contexto (y el paso del tiempo) ayudaron.

Pero eso no evitaba que volviese a caer en los mismos errores de los que huía. Al hablar de Sigma 3.0 y su relación con la historia de Bra'Em'Kyg se me estaba yendo una vez más la mano.
Estaba poniendo ahí cosas que no eran imprescindibles para comprender la historia de este país, y que tendrían que ir en la que corresponderá a Sigma como organización.
Volvía a las andadas, y no me podía quitar de encima la sensación de que me estaba extendiendo mucho al hablar sobre sobre ellos.
Ciertamente, Jirmun Lohar y los suyos marcaron mucho la "personalidad" de esta nación durante una época muy concreta, pero la tentación de abrir el documento dedicado a Sigma y empezar a hablar en profundidad sobre ellos era poderoso.
Así pues, volvimos atrás (una vez más)

Lo que me había costado horrores empezar se iba haciendo más claro. A partir de los retazos que había planteado en la primera escritura, comencé a escarbar para meter más contexto y evitar la sensación de lugar genérico.

Unos días después me decía:
Venga, Javi, tú puedes.
En tres páginas has conseguido resumir... setenta años de la historia de Bra'Em'Kyg.
Sólo faltan cosa de otros mil novecientos años por resumir.
A este ritmo sólo serán cosa de ochenta páginas para dar carpetazo a esta parte (la historia sin haber empezado a escribir sobre su "presente").

Así pues, o cambiaba el ritmo, o ni siquiera terminaría con esto para cuando finalice el reto (otro documento más a dejar a medias).

Aparte de eso, si quiero tener escrita la aventura que tengo comenzada, me da la sensación de que, o me pongo ahora con ella, o tampoco estará para cuando termine el año.
Así pues:
¿Dejo esto y me pongo con la aventura, o paso de ella?

Y, mientras dábamos vueltas a todo esto, seguíamos volviendo hacia atrás una y otra vez. Diciendo "esto que estoy escribiendo ahora es válido para todos los países que surgieron de la Diáspora menetiana que sucedió al Gran Imperio.
¿Qué hago?
¿Creo una sección acerca de la Diáspora para no repetirlo en todas, o trato de centrarme sólo en cómo afectó a este país?
Elijo "B" pero miro lo que estoy escribiendo y realmente es "A"

Y cambio de idea y de contexto una vez más. Y me pongo a hablar de cosas concretas del país del que estoy escribiendo. De cosas que sólo hay en él. Empiezo a llenar páginas acerca de culturas que ya no existen en su “presente”, pero que son necesarias para entender cómo se ha llegado hasta ahí.

Llevo ya veintiuna páginas y apenas he avanzado en la línea temporal, no he subido nada a la web, y se acerca el fin de mes.
Así pues, aprisa y corriendo monto algo parecido un resumen muy vago y somero de su situación actual, añadiendo alguna pincelada de lo que he mencionado en otros textos, y lo subo.
De ahí sale esto:

Bra’Em’Kyg

Un nuevo horror sintáctico sin revisar y a corregir en algún momento aún por llegar. Un nuevo error de un calibre similar al que está leyendo el pobre desgraciado que haya llegado hasta aquí.

Por supuesto, y como no podía ser de otra manera, el palabrémetro sigue creciendo:

Personajes: 514
Planetas: 12
Países: 144
Lugares : 425
Etnias: 46
Obras: 19
Panteones: 5
Organizaciones: 89
Títulos: 42
Conceptos: 9

Con todo esto, sólo me queda pedir perdón por la cordura perdida y avisaros de que esto no va a ir a mejor.
Ahora, si me disculpáis, vuelvo al tajo.

Javier Albizu

Daegon, mes XX

Daegon, mes XX
Continuamos.
Continuamos escribiendo, continuamos apurando y, cuando ya sólo quedan 12 semanas para que termine el reto, continuamos replanteándonos las cosas.

Seguimos con Bra’Em’Kyg, de la que, cuando ya llevamos cuarenta páginas escritas, aún no hemos terminado con nada.
Lo que escribí malamente y deprisa para tener algo “terminado” que subir a la web el mes pasado ha sido modificado. Esas dos páginas que pretendían ser un resumen de la situación “actual” (en el año 758 del calendario mecbarino) no soportaron ni siquiera una lectura diagonal de revisión.
Todo demasiado genérico, vago, carente de contexto y vacía para nadie que no sea yo (o esa impresión me dio)
Así pues, antes de seguir con la parte histórica, me decidí a darle un repaso a esta parte. Dieciséis páginas después aún no he terminado con ese resumen que sólo había ocupado dos páginas.
Aún así, lo he subido. Porque, aunque aún iba por la revisión de la octava página (de dos), se acaba el mes y tengo mis objetivos chorras que cumplir.

De donde había una entrada han terminado salido dos:

Bra’Em’Kyg
Tras el desastre

Dos textos totalmente nuevos que, a buen seguro, serán sucesiones de horrores sintácticos aún incompletos… y que probablemente no revise hasta vete a saber tú cuándo.

A veces me pregunto si de todo esto saldría una buena charla para el grupo de juntaletras del Ateneo con el que me suelo juntar. Igual a partir de las múltiples cagadas que he ido cometiendo durante este reto sale algo útil para los demás.

En esos giros rocambolescos de la vida y la informática, revisando los metadatos del archivo con el que estoy trabajando me he encontrado con un viejo conocido. Mi yo de veinte años.
Lo que tiene el reutilizar como plantillas documentos que escribiste hace 25 años es que, cuando te da por mirar, te fijas en que, por más programas de edición por los que hayas pasado, cierta información ha prevalecido a través de todos ellos.
Con esto, dentro de la intra-información almacenada en el documento se ha mantenido un valor que ni siquiera introduje conscientemente en el documento, sino que venía heredado por los datos de la instalación del programa que utilicé para crear la primera encarnación del documento..

Dentro de los múltiples campos que se guardan de manera subrepticia se encuentra el dato de la empresa con la que licenciaba mis offices y windows piratones del momento:
URUTSOKIDOJI´S SEX FACTORY

Como no podía ser de otra manera, el nombre está mal escrito. La historia de mi vida.
De cualquier manera, esto se seguirá quedando así.

En este mes también hemos superado dos hitos objetivamente irrelevantes:
Hemos superado las 400 páginas (hemos llegado a las 412) y las 250,000 palabras.
Con esto, para estas alturas, ya he superado mis previsiones de lo que iba a tener en enero.
Viva yo, y tal.

Cuando solo quedan tres meses para ponga punto final al reto presente, la fecha de fin se me hace cada vez más lejana. Por supuesto, a esta sensación ayuda el hecho de que tengo… la certeza (iba a poner la sensación como un modo de autoengaño, pero mejor no) de que no voy a poder terminar con nada de lo ya empezado.

Bueno, miento (espero, o igual sólo es otra parte del autoengaño).
Aún me quedan esperanzas de terminar con la aventura que retomaré en cuanto suba esta entrada. Si la cosa ocupa menos de 60 páginas debería estar a tiempo.

Porque si algo me queda claro, es que en tres meses no voy a acabar con Bra’Em’Kyg. Cada vez que volvemos atrás el resumen del presente aumenta más. Por el momento se ha octuplicado, y aún me queda una hipotética mitad de este texto por revisar.
Definitivamente los resúmenes nunca han sido lo mío.

Una y otra vez mas me pongo a desarrollar cosas donde no toca, porque sino ¿qué referencia doy al lector, si esa información no está en otro lado?.

Cada vez que volvía al principio del documento para pulir detalles no me limitaba a pulirlos, sino que metía aún más. Una y otra vez me decía "los últimos retoques antes de subirlo de nuevo a la web", y no. No eran los últimos. Nunca lo serán.

A veces me siento como un obrero de los bloques de texto. Mueve que te mueve hasta que das con el que parece el sitio óptimo, sólo para que venga el capataz al día siguiente a decirte que tienen que estar en la otra punta.

El domingo de cada semana es una mezcla de triunfo y frustración. Alcanzo los logros objetivos que me planteo, pero nunca estoy contento con lo que he escrito.

Dejar pasar mucho tiempo entre cada escritura hace que la estructura se vaya a paseo. Cuando retomo lo que dejé el día anterior lo tengo claro pero, una vez que he terminado con esa parte y salto al siguiente bloque de texto escrito hace más tiempo, toca redactarlo de nuevo desde cero. Además, con muchas probabilidades, ya escribí esto mismo hace tiempo en otra parte del texto así que, cuando llegue hasta allí (ya sea hacia adelante o hacia atrás), tendré que adaptarlo a lo que escribo hoy (siempre que me acuerde)

Por otro lado, está el miedo a la redundancia. El temor a repetir la misma información en distintas partes del “libro”. Algo que, al final, he optado por mandarlo todo al paseo.
No hay básico. Lo que era uno de los objetivos al empezar esto ya ha quedado descartado. A día de hoy no está ni se le espera. Ya veré si una vez que termine con todo (nunca) me da por hacer un resumen (algo para lo que soy tan bueno).

Al igual que me pasa cuando estudio, cuando escribo tampoco se resumir ni tomar apuntes. De aquí a unos años ya veré si me animo a hacer ponerme con ello y, para aquel entonces, consigo crear un manual unificado de menos de 200.000 páginas.

Así pues, por el momento sólo tendremos suplementos pseudo independientes. Habrá información redundante (que no repetida de una manera literal) entre ellos para que, de esta manera, puedan ser utilizados de manera autónoma.

Por otro lado, también he llevado a digital puro el mapa con las provincias:

Daegon Campaign Cartographer

Algún día hasta pondré accidentes geográficos.

Y, siguiendo con la tradición, aquí va el palabrómetro:

Personajes: 527
Planetas: 12
Países: 144
Lugares : 448
Etnias: 50
Obras: 20
Panteones: 5
Organizaciones: 91
Títulos: 43
Conceptos: 9

Mañana nos vamos de aventuras.

Javier Albizu

Daegon, mes XXI

Daegon, mes XXI
Mes intenso y productivo, aunque no por ello ha sido menos agóncio y hemos logrado llegas hasta aquí in extremis.
Después de tres meses trabajando sólo de mañana, tocaba regresar al turno partido y, de premio, me ha dado por marcarme un Inktober. Porque yo soy así y mi rollo es el masoquismo.

En fin, este mes ha dado comienzo la tan ansiada cuenta atrás. Cuando quedan ocho semanas para terminar el reto, hemos superado las 430 páginas. De acuerdo a los cálculos que hacía hace más de un año, donde decía que Daegon ocuparía 409 páginas (y unas 232000 palabras), podría dar el reto por concluido, pero no, si sigo a este ritmo batiré a casi todos los manuales básicos que mencionaba entonces:

Eclipse Phase		- 290133 Palabras	- 403 Páginas
Talislanta 4ª		- 285918 Palabras	- 511 Páginas
RuneQuest 6		- 241074 Palabras	- 458 Páginas
Savage Worlds		- 94125 Palabras	- 161 Páginas

El único que se me escapará serla la guia de Glorantha:

Guide to Glorantha	- 297751 Palabras	- 402 Páginas

Lo cierto es que me importa bastante poco superar esos tochales. Si llega a las más de 290000 palabras que pronostica la calculadora, a pesar de haber superado con creces el número de páginas que había previsto escribir, seguiré sin haber terminado con un cinco por ciento de lo que tenía previsto contar. Porque yo soy así y lo mio es hacer cálculos que no llevan a nada.

En fin (una vez más).
Tanto es así todo que, a estas alturas de la película, aún no tengo claro si voy a terminar de escribir la aventura para cuando llegue la hora H.
En estos momentos llevo treinta páginas escritas de esa aventura, a las que hay que sumar las veinte que tenía escritas de las tres ocasiones anteriores en las que la dirigí. Si a eso sumamos las diez hojas de los personajes pregenerados, cuando aún me queda mucho por escribir, ya llevaría sesenta páginas para la aventura inicial porque… cosas y contextos.
Como de costumbre, yo a lo grande. Y eso que no es una aventura especialmente larga.

Así pues, al igual que he hecho con todo lo anterior, esto acabará como un "suplemento/módulo independiente".
De acuerdo a esta premisa, me he puesto a explicar (una vez más y muy por encima) qué es Daegon en el propio texto de la aventura... haciendo referencia y recomendando al lector que lea una serie de textos la gran mayoría de los cuales aún no tengo escritos.

Aún así, espero que con el material que incluiré en la propia aventura esta pueda ser arbitrada sin necesidad de leer nada más.
Ya con la manta liada a la cabeza, en su interior también planteo otra serie de alternativas to locas… como es la posibilidad de utilizar esta aventura como parte de otras ambientaciones, o dentro de otras campañas ubicadas en Daegon. Campañas que, como no puede ser de otra manera, tampoco he escrito aún.

Por otro lado, entre que aún no sé qué título ponerle a la aventura, que no tengo muy claro el orden de cada una de las secciones, y que por el momento tengo un batiburrillo de bloques de texto desperdigados, este mes no he subido nada a la web de Daegon.

Entre mis muchas neuras se encuentra la que me impele a no poner a las cosas nombres convencionales. No quiero un titulo clásico de aventura que indique lo que uno va a encontrarse dentro de una manera obvia. Quiero un titulo que algo críptico y evocador. Que, una vez leída la aventura se comprenda a qué hace referencia pero, antes de haberse puesto a ello, invite a la curiosidad.
De nuevo, cosas mías.

Eso sí, el palabrómetro también ha crecido durante este mes. No lo ha hecho a lo grande pero algún que otro personaje y ubicación ya han llegado hasta él. Así pues hemos llegado a los 535 personajes y 449 lugares.
Me da la impresión de la cosa no va a subir mucho más hasta que no vuelva a escribir sobre los países, pero alguna que otra cosa caerá.

En fin (y van tres). Me vuelvo para Vismanayan.

Javier Albizu

Daegon, mes XXII

Daegon, mes XXII
Como las tradiciones son para lo que mejor te venga en gana, una vez más el mes está a punto de terminar y ando tarde y mal a la hora de cumplir objetivos.
Para más INRI, el otro objetivo, el RETO, también se encuentra cerca de su fin… sin encontrarse cerca de estar terminado.
Bueno, miento.

El objetivo del RETO no era uno sino unos cuantos, y algunos de ellos sí que han sido satisfechos (aunque no sin ciertas penurias).

Sí que he cumplido la parte de la regularidad en cuanto a la escritura. No sólo eso, sino que la cuantía de páginas que esperaba lograr en estos dos años ha sido superada ampliamente.
La previsión inicial era escribir unas 200 páginas y a estas alturas ya llevo más de 350 lo que, sin ser tampoco gran cosa, tampoco es una cifra como para sentirse especialmente avergonzado.

Como yo soy muy de sacar cuentas para hacerme daño, durante estos últimos días me ha dado por mirar cuántas páginas de material he dado por descartadas de manera definitiva; aaquellas escritas de manera previa a la novela-que-nosé-si-llegará-a-ser.
El resto, lo que se encuentra actualmente subido en la web de Daegon no tiene porqué ser definitivo pero dejaré su reescritura para más adelante. Así pues, si contamos la novela-eternamente-mencionada-pero-nunca-retomada, la suma de páginas descartadas asciende a 301 (y 171.474 palabras)
A día de hoy llevo escritas 451 páginas de trasfondo “oficiales” y otras 52 de relatos. Lo que hacen 503 páginas (y 309,982 palabras) que ignoraré si vuelvo la vista atrás y comienzo de nuevo.
Así pues, cuando eso llegue, que llegará, habré tirado a la basura más de 800 páginas (sin contar cosas sueltas que no aparecen en ninguna de estas cuentas).

Porque yo soy así. Vivo en un bucle infinito y autoimpuesto con esto de la escritura de Daegon. Cada vez que echo la vista atrás lo veo todo mal y siento la imperiosa necesidad de corregirlo… así que trato de no echar la vista atrás. Pero antes de subir el material a la web le doy un pequeño repaso. A partir de este repaso la cosa crece aún más y los bloques de texto comienzan a bailar cuando me doy cuenta de que “ese tema” que estoy escribiendo ya lo había en algún texto que se encuentra más adelante en el documento.
Creo que me repitiendo. Un ciclo que se repite una y otra vez (también aquí mismo). Una... y otra… y otra vez. Pero si vuelvo a echar la vista atrás para revisar lo ya escrito el bucle infinito comienza su ciclo… otra vez.
Pero no quiero repetirme... pero tengo miedo al bucle... pero no quiero repetir…
Y así todo.

Cuando me puse a revisar (una vez más) la aventura que me encuentro escribiendo con la esperanza de tener algo nuevo subido a la web que compartir junto a esta entrada, tras haber dado un repaso a las 11 primeras páginas me di cuenta de que apenas dos de ellas estaban dedicadas al trasfondo y el desarrollo de la propia aventura.

Una vez más, y van ya... todas, tocó cambiar de idea y rectificar. Dar un pequeño giro a algo que ya que llevaba escrito secuantas hojas. Como de costumbre, estaba desarrollando dentro de una sección algo que claramente correspondía a otro lado. Por fortuna era algo que ya tenía previsto escribir cuando planteé el índice bajo el epígrafe de “Consejos” (que ahora pasará a llamarse “Jugando en Daegon”).

	El papel del director de juego
	Trasfondo para los personajes
	Preparación de una aventura
		Tipo de partida
		Definiendo el tono
		La dificultad
		Los personajes no jugadores

Como parte de la aventura estaba metiendo los consejos sobre cómo crear historias y personajes en Daegon. Algunas de las indicaciones que estaba dando hacían referencia a la aventura, pero había otras muchas que eran perfectamente válidas para cualquier otra.

	Presentando el entorno
	Definiendo el alcance
	Notas generales acerca de la ambientación y el sistema de juego
	Consejos acerca de la creación de los personajes
	Trasfondo básico

Así pues, lo que iba a ser una sección ahora serán tres. Ahora me encuentro en la labor de reescribir (y van...) parte del material que iba a formar parte de la aventura para sacarlo de ahí y que pueda ser aplicable a cualquiera de las tres historias que debería incluir este “básico”.
Toca elegir que "generalizaré", qué continuará quedándose dentro de la propia aventura, y que la información adicional y reutilizable debo añadir. Sí que haré referencia a las tres aventuras "iniciales" (utilizándolas como ejemplos a la hora de tratar el tema de los consejos generales para la creación de aventuras) al igual que haré mención a los personajes pregenerados cuando hable de la creación de personajes.

Con esto supongo que la nomenclatura de las categorías será un híbrido de lo que aparecía en el índice y lo que he ido desarrollando durante la aventura. Como decía, dentro de lo mano, inicio algo que ya tenía planificado y comenzado haberme dado cuenta.

El tercer documento que voy a crear y al que hago referencia es a la propia sección de los personajes pregenerados. Al final haré un bloque unitario con ellos con la idea de que puedan ser utilizados para cualquiera de las aventuras iniciales.

Para terminar de redondear la cosa, ante la falta de una ampliación del palabrómetro y siempre con el ánimo de retrasar lo más posible el ponerme a escribir y dar datos que no aportan gran cosa, sigo con mis cuentas.

Aparte de lo que he escrito de Daegon, durante el año el blog ha crecido en 57 páginas y 27,028 palabras.
Sumando esto a las cifras que mencionaba antes, en estos dos años llevo escritas 409 páginas, lo que haría una media de 4.1 a la semana. Como esta es una medida un poco tramposa, lo voy a expresar en números que den un resultado menos halagueño.
Si lo traducimos a palabras y las métricas que me he inventado para ellas (700 palabras = 1 página) tenemos 254,926 (364 páginas, 3.6 páginas a la semana)

Al comenzar esta semana iba a lanzar un "cinco semanas y descontando" para terminar el reto... pero también he cambiado de idea con respecto a eso.
Visto lo visto, no voy a tener terminada la aventura para la fecha oficial de finalización del RETO. Como mencionaba al principio, el objetivo no era uno sino varios, uno de los cuales (quizás el principal) era el de tener escrito el material suficiente para que alguien (que no sea yo) tuviera el material necesario para crear aventuras en Daegon. Ciñéndonos a la letra de lo que esto implica… podríamos entender que, entre los consejos y la primera aventura podría llegar a cumplirse esta máxima, así que retrasaré la fecha del final reto a cuando termine con estas dos cosas.

Aparte de mis neuras también han pasado otras cosas durante este mes.

Por un lado Caralibro me ha recordado que se cumplían cuatro años del evento que, de manera inintencionada, fue el germen de que me lanzase al reto del dibujo que precedió a este 1

Hace 4 años publicaba esto: Pues parece que no es sólo cosa mía. Un dibujante tampoco sabe por donde empezar, o cómo afrontar la traducción a viñetas mis relatos.
Toca terminar el domingo un poco de bajona.

A día de hoy seguimos sin (dibujante), seguimos con (la bajona), y seguimos en ello (en todo su amplio espectro).

Por otro, ha iniciado su particular singladura Rolazo2, lo que me ha hecho preguntarme si estarán abiertos a arbitrar y jugar en otras ambientaciones pequeñitas que aún no están publicadas y no conoce ni el tato.

Para terminar, les he dado la chapa a los amigos del grupo del Ateneo sobre mis 25 años de equivocaciones con Daegon (de acuerdo, esto no está muy lejos de mis neuras… igual que los otros dos temas).
La cosa es que uno de los amigos grabó y compartió la charla y, para no varias, no he sido capaz de escucharla durante más de un minuto.
Quizás el reto para dentro de un par de rondas sea lo de hablar en público.

Hasta entonces… toca escribir acerca de cosas que tendrán lugar en en un futuro muy lejano, pero que han sucedido antes que otros eventos que acontecerán en el pasado remoto. Lo ideal para pasar una tarde entretenida hasta las tantas de la mañana.
Más aún cuando has perdido todo lo que habías escrito desde el viernes y no te apetece ponerte a reescribir esa parte.

Enlaces:

1. El reto de los años pasados y su continuación
2. Rolazo

Javier Albizu

Daegon, mes XXIII

Daegon, mes XXIII
Se acerca el final del reto actual y el comienzo del nuevo… salvo que el final del primero (o, al menos, de una parte de él) se vuelve a alejar y el inicio del nuevo no tengo intención de cambiarlo. Tiempos interesantes que decía aquel.

Por un lado, el propósito de escribir a diario se ha mantenido. Salvo por dos baches concretos y puntuales en el cumplimiento del cupo de palabras semanales, este segundo objetivo (que no dejaba de ser un añadido al plan inicial) también ha sido satisfecho y superado con creces.
En estos momentos, y cuando aún no he escrito mi cupo diario, me chiva mi hoja de cálculo que llevo 495 páginas pobladas por 301,523 palabras. De ellas más de noventa páginas pertenecen a secciones incompletas que aún no están subidas a la web.

Como no me he candado de repetir, donde he fracasado estrepitosamente ha sido en el objetivo real para el que inicié este reto. Así pues, 25 después sigo sin tener escrito el material mínimo imprescindible como para que alguien que no sea yo pueda crear y dirigir aventuras en Daegon.

¿En qué consiste ese material?
No sé, pregúntamelo mañana si eso.

Lo cierto es que no existe una respuesta para la pregunta, existen millones de ellas. La mía dependerá del día en el que me pilles, el resto… tendrá que pronunciarse aquel que esté interesado en utilizar Daegon. Por favor, que alguien se pronuncie a este respecto.
Lancé la pregunta hace unos años en Caralibro antes de comenzar el reto, pero no obtuve ninguna respuesta. Así pues, sólo cuento con aquellas que me he ido dando según avanzaba.

Durante estos dos años he ido ignorando otra serie de preguntas que me iba haciendo. Miento, no es una serie de preguntas sino una única cuestión que se ha repetido hasta el infinito; el incesante “y todo esto ¿para qué?”. Esta preguntas no es nueva ni exclusivas de Daegon, sino que también me acompañó durante el reto pasado y desde mis inicios en este de juntar letras. Lo que ha hecho que, primero Daegon, después los relatos y por último las distintas iteraciones del blog / página / lo_que_quiera_ser_esto_a_día_de_hoy sea un Guadiana en cuanto a su continuidad.

¿Para qué?
¿Para qué seguir manteniendo una web en la que no se ha producido una interacción en más de dos años?
¿Para qué continuar con un juego por el que nadie, ni siquiera sus jugadores, ha mostrado interés en un cuarto de siglo?
Y no tengo respuestas.
Miento. No tengo respuestas que encuentre reconfortantes.

Es cierto lo que he afirmado en otras ocasiones. Escribo esto para que esté escrito. Para que no esté sólo en mi cabeza. Porque, más allá de la frustración, más allá del desánimo, o mi propia incapacidad, la manera en la que digo aquí las cosas no puede ser encontrada en ningún otro lado.
Porque, simplemente, son materias que me interesan o preocupan. Temas, enfoques e ideas sobre los que tengo una opinión formada, o sobre los que disfruto elaborando teorías mentalmente.

Pero no sólo eso. No es menos cierto que lo escribo para encontrar a gente con la que hablar. Escribo para que lleguen hasta aquí otras personas a las que les también les interesen estos temas. Para hallar a alguien con quien debatir acerca de ellos. En definitiva, escribo para tratar de no sentirme solo.
Escribo todo esto porque tengo problemas que no me gusta admitir (1). Porque no encuentro otra manera de expresar muchos de ellos y, si no los expreso, sólo estaré cimentando una fachada irreal ante los demás que no genera nada bueno.
Como muy bien dijo Dan Harmon en una respuesta en Twitter (2) y transformaban en viñetas en Pictoline (3) hay cosas que tenemos que sacar. Ideas, pensamientos y sensaciones que debemos aceptar que tenemos. Contra las que tenemos que luchar antes de que se nos enquisten y distorsionen nuestra visión de la realidad.
Cuanto más cueste el plasmarlas más necesario es el hacerlo. Hablad, o dibujad, o escribid, o cantad, pero no os lo guardéis. Si nadie lo sabe nadie podrá ayudarte.

La pericia que demuestres a la hora de comunicar estos temas ya es un tema aparte.

Hace poco tiempo me daba cuenta de que me he convertido en una persona incapaz de aceptar un simple cumplido. Mi falta de autoestima y las barreras que he levantado para protegerme, esa imagen de la que hablaba antes, hacen que sea un escéptico cuando alguien dice algo bueno acerca de mi. No sólo no acepto los cumplidos, sino que siempre tengo un comentario listo para ponerlos en duda. Una respuesta que diga algo malo acerca de mi, que haga ver que no me importa ser mediocre en lo que tanto trabajo me ha costado cuando, por supuesto, me importa.

Daegon lleva publicado en Internet desde hace más de veintidós años, mis relatos desde hace catorce. Cuando llegaron las redes sociales los compartí en todas ellas siempre con el mismo resultado, silencio.
He perdido la cuenta de las veces que he mandado Daegon a distintas editoriales de rol, o las veces que he enviado mis relatos a editoriales sin recibir respuesta alguna.
¿Cómo voy a aceptar los cumplidos de mis conocidos cuando está tan claro el nulo interés que despiertan en cualquier otro?

Esa es la respuesta con la que me quedo. No interesa. No interesa porque es malo, no interesa porque está mal escrito. No insisto porque “tienen razón”. Lo releo y todo es malo. Echo la vista atrás y veo que hoy lo escribiría de otra manera. Que hoy lo haría “mejor”. Pero no importa si es cierto o no. No importa porque es la única respuesta que tengo, la mía.

Miento de nuevo. Me miento una vez más. He revisado algunos de mis textos con amigos y, hace unos años, envié otros a un corrector. En ambos casos hicimos cambios y, en ambos casos, al releerlos no estoy contento con el resultado. Existe claramente un nivel en el que el problema no son los textos, el problema soy yo. Aunque, por supuesto, esto no anula la falta de interés externo.

A día de hoy, pensar en mandar alguno de mis relatos a una editorial me parece algo absurdo. Me supone el entrar en un proceso de cosas por hacer del que, una vez termine, sé que no saldré contento. Aún así, soy consciente de que esta es una situación que volverá a repetirse. No es la primera vez que entro en este bucle infinito.

Necesito una visión externa. Alguien que me digo “esto se puede mandar así” para, a continuación, olvidarme de ese texto y no volver a leerlo jamás.
Necesito ayuda pero no quiero pedirla. No quiero pedir a los demás que lean lo que he escrito porque no quiero que lo lean porque se lo pido. Quiero que quien llegue hasta aquí lo haga por su propio pie (o su propia búsqueda en Internet). Quiero que, quien me ayude, se ofrezca porque considera que la labor merece la pena.
No quiero condescendencia, no quiero compasión, no quiero que nadie se sienta incómodo, obligado o me de una respuesta de compromiso.

Me cuesta mucho hacer lo que considero lo correcto. Me cuesta mucho el mantener esta fachada que pertenece a quien me gustaría llegar a ser porque, en el fondo, esta entrada no deja de ser todo lo que acabo de decir que no quiero hacer.

Así pues, cuando termine el presente reto volverán los porqués y, una vez más, volveré al bucle. Dejaré Daegon durante un tiempo. Seguramente durante unos cuantos años.
Cuando lo retome querré volver a hacerlo todo desde cero. Una historia se puede contar de infinitas maneras distintas y, en mi caso, cada día cambia esa manera.

Pero, una y otra vez, vuelvo al punto de partida. No escarmiento y le sigo dando vueltas una y otra vez a las mismas cosas, los mismos temas y los mismos conceptos. Cosas, temas y conceptos que ha quedado más que demostrado que a la gente le interesan.

Y ese es el problema de fondo; escribir lo que creo que puede interesar a ese hipotético “gran público” o seguir escribiendo sobre lo que me interesa.
Y digo problema que no duda, porque no tengo dudas. Si voy a seguir escribiendo será sobre aquello acerca de lo que quiero escribir.

Así pues, la pregunta sigue siendo ¿para qué?

Y, sin importar las razones expuestas antes, una vez más tendré que responderla.

Enlaces:

1. Aprendiendo a ser un impostor
2. Dan Harmon
3. Pictoline

Javier Albizu

Daegon, mes XXIV

Daegon, mes XXIV
Y esto se acaba… pero no.
Si el mes pasado andaba replanteándome si tenía sentido el seguir escribiendo por aquí, en un loco giro de mis procesos mentales, las viles neuronas que pueblan mis sinapsis me han hecho boicot induciéndome a hacer todo lo contrario de lo anteriormente previsto.

Así pues, no sólo la escritura de Daegon no termina, sino que el ese reto se extiende durante un año más con el mismo ritmo. Para cuando llegue ese momento, y con algo más de 700 páginas escritas, espero haber llegado al famoso “mínimo” que debería conformar el manual básico.

Aparte de eso, ya he empezado con el reto para los dos próximos años; el de hacer un vídeo juego. Por ahora la cosa avanza. Lenta, pero avanza… por decir algo. Durante este mes me he limitado a leer sobre la escritura de vídeo juegos, y en estos momentos me he metido en un curso de C / C++ que me compré en el 94 porque… el retro es muy intenso en mi.
Pero bueno, esa historia será contada en otras entradas.

Pero no, el boicot sináptico al que hacía referencia no hacía referencia a ninguna de estas dos cosas. No sólo no dejaré de escribir aquí, sino que lo haré con mayor asiduidad. ¿Por qué?
… eso también lo explicaré en otra parte. Más concretamente en la primera edición de “Nunca a la última” (próximamente en su buzón si decide suscribirse).

Retomando lo que nos ha traído hasta aquí durante los dos últimos años (y pico), han llegado nuevos cambios hasta Daegon. Cambios, espero, para bien.

Si hace un par de meses hablaba de la nueva sección que iba a aparecer en la web vecina bajo el epígrafe de “Jugando en Daegon”, esta va a cambiar de sitio.

Menú de la web de Daegon

Ahí donde lo veis, “Jugando en Daegon” iba a ir entre “Sistema de juego” y “Relatos”. Sin embargo, en la versión final irá entre “Qué es Daegon” y “El mundo”.

Cielos, que rompedor, que apuesta tan arriesgada… dirá nadie.
Vaya pijada, dirá quien quiera que lea esto y, sin embargo, esto tiene unas implicaciones significativas. Unas implicaciones que tenía que haber pensado con anterioridad.
Con este cambio, y en un orden estricto de lectura, la parte de cómo crear y dirigir aventuras en Daegon irá antes la descripción de la propia ambientación. Algo que tiene todo el sentido del mundo y que tendría que haber priorizado desde un primer momento.

En otro giro totalmente loco, la sección de “Qué es un juego de rol” pasará desde “Sistema de juego” (donde está ahora) a esa futura “Jugando en Daegon”.
Las secciones que comprendan este capítulo serán las mismas que mencioné en su momento 1, una remozada “Daegon en el Presente” (que aún no tengo muy claro qué contendrá y de qué manera estará planteado)… más lo que surja.

Mientras escribo estas palabras, la suma de estas secciones ya llega a las 63 páginas, y aún les queda mucho por crecer. Por lo pronto, y siguiendo la dinámica habitual, cuando aún no he terminado con ella “Qué es un juego de rol” ha crecido. De ocupar menos de una página ha extendido su presencia hasta llegar a 12.

Así pues, se acercan tiempos interesantes que decía aquel. Tiempos que han comenzado, como no podía ser de otra manera, en un mes en el que me ha tocado trabajar en turno extendido. Si he sobrevivido y mantenido el ritmo en estas condiciones, supongo que podré hacerlo durante todo el año (dino él antes empezar con los productos derivados).

¿Quién sabe? Cuando haya aprendido algo de animación o edición de vídeo para el vídeo juego igual me animo a hacer algo de este estilo para Daegon

A pesar de que no he escrito nada de trasfondo durante el último medio año, el palabrómetro sí que ha subido un poco, quedando tal que así:

Personajes: 540
Planetas: 12
Países: 146
Lugares : 452
Etnias: 50
Obras: 20
Panteones: 5
Organizaciones: 93
Títulos: 43
Conceptos: 9

Sigo teniendo pendiente el pasar la hoja de cálculo donde llevo este conteo a una bases de datos y el crear un módulo para Drupal que lo gestione, pero eso me da la impresión que tendrá que esperar mucho más.

Lo que no tengo claro es si, tras esta entrada (que tendría que haber sido la última de haber finalizado el reto en la fecha prevista), continuaré escribiendo estos textos de seguimiento del estado de Daegon.

De cualquier manera, lo que sí que tengo claro es que da igual lo que diga ahora. En un mes tengo tiempo más que de sobra para cambiar de idea con cada tecla que pulse.

Enlaces:

1. Daegon mes XXII

Javier Albizu

Daegon, mes XXV

Daegon, mes XXV
A pesar de las dudas que expresaba el mes pasado en este mismo canal, el mes daegonita regresa. Y vuelve para quedarse (al menos hasta diciembre).
De la misma manera, si el mes pasado comentaba que había decidido dar un cambio de rumbo a lo que estaba haciendo... este mes toca un nuevo giro inesperado (o igual no tanto)
Ignorando todo lo aprendido hasta el momento, de nuevo he vuelto la vista atrás. Hemos vuelto a (uno de) los orígenes. Hemos vuelto, una vez más al ¿Qué es Daegon?, con lo que llegamos a la quinta versión de ese documento. Hemos regresado para contemplar el horror sintáctico que he creado, y no ha sido algo bonito. Nunca lo es.

Y, de manera independiente de las aberraciones sintácticas, del horror informe de los párrafos o del exceso de detalles inconexos, no es bonito porque me parece que no respondo la pregunta. Sí, doy algunos datos personales y explico qué es Daegon para mi, pero todo lo demás es un barullo de referencias que, a buen seguro, no dejarán claro a nadie qué se va a encontrar al seguir leyendo.
Es más, probablemente les eche para atrás. Me es imposible hablar de Daegon sin hablar de mi, y eso es algo que al lector que llegue hasta ahí de manera casual se la traerá al pairo.

Pero la cosa no mejora. Lo peor de todo es que tampoco sé si lo que estaba escribiendo en esta última iteración hasta hace un par de días iba a responder a esa pregunta.
Más allá de las nuevas aberraciones que son capaces de producir mis dedos sobre el teclado, estaba tratando de NO convertir esto en una ensalada de nombres que el lector sea incapaz de poner en contexto. Lo estaba planteando como una comparativa entre Daegon y nuestro mundo, explicando las diferencias axiomáticas y metafísicas que existen entre ambos y cómo han impactado en la evolución de esa "otra humanidad".
Así pues, mi miedo en esta ocasión es el de ser demasiado obvio o genérico. El no saber hasta qué punto la información que estoy dando aporta una visión al lector de lo que se encontrará en el resto de documentos. El no saber si el no entrar en detalles les animará a pasar a las siguientes secciones o les espantará de manera definitiva.

Si este iba a ser el punto de entrada, debía tener el equilibrio correcto entre la información y la digresión. Pero se me iba. Cada vez que tocaba un punto, cualquiera de ellos, quería expandirlo. Quería perderme en los detalles que lo hacen interesante ante mi, pero ese no es el lugar. Así pues, tocaba recular y volver la vista atrás una vez más.
Si en las tres primeras ocasiones la cosa no pasó de una única página, y en la cuarta llegamos a las cinco, a día de hoy, y cuando el libreoffice me chivaba que aún quedaban cinco páginas por delante por corregir/rescribir, ya íbamos por las dieciocho.
Además de esto, cuando llevaba cosa de quince páginas también me comencé a dar cuenta de que no había ninguna estructura. Todo era una mezcla de ideas vagamente enlazadas. No había separación, no hay nada que dijese al lector de qué trata este bloque de texto. Todo era un amasijo apenas explicado de párrafos inconexos.

Y empecé a tratar de poner un poco de orden. A dividir temáticamente los párrafos y ponerles encabezados. Cosas como:

Daegon como concepto
Las muchas formas de Daegon
El pasado lejano
Daegon como mundo de ficción
Los recién llegados
La ciencia en Daegon
Los Inmortales
Política, religión y sociedades

Primero puse los título ahí donde podía entenderse que una parte mayoritaria del texto se podía agrupar bajo ese título, luego ya vería cómo los ordenaba. Comencé a mover párrafos y a ubicarlos dentro de aquellos bloques de texto que parecían más relacionados con el tema que le daba título. Pero, al hacer esto, quedaban hueco donde habían estado esos párrafos con anterioridad. Parece que sí que había algo parecido a un hilo conductor. No bastaba con mover, había que rescribirlo todo... de nuevo.

Pero no se vayan todavía, que aún hay más.
Ayer volví más hacia atrás y retomé otro documento que creía terminado. Hace unas semanas, antes de ponerme de nuevo con este ¿Qué es Daegon?, había creado un nuevo documento de “Introducción”. Algo un poco más escueto y aclarativo. Un punto de entrada más asequible para los neófitos. Había logrado dejar aquello en menos de una página pero no. Tuve que echarle un nuevo vistazo para asegurarme de que no repetía cosas de las que había puesto ahí (algo que estaba seguro que estaba haciendo) y… como podéis imaginaros, no fue bonito.
Así que tocó empezarlo otra vez desde cero. Ya voy por la segunda página y aún queda. A la mierda la concreción. Y, como de costumbre, la cosa se me va. También me daba cuenta de que estaba volviendo a escribir cosas que, de otra manera, ya había puesto en el ¿Qué es Daegon?. Estupendito.

Pero bueno. Al menos estoy en el principil, y al menos ahora tengo una estructura básica y una referencia. Confío en que, cuando escriba sobre un tema concreto, los epígrafes que he puesto en las secciones me ayuden a encajar o mover lo que escribo donde toque.

Aun así, tampoco las tengo todas conmigo. Todos los temas que estoy tocando ahora se encuentran expandidos en otros documentos en otros textos que ya tengo escrito y no quiero que esto sea un mero resumen de lo que el lector se encontrará más adelante. Tiene que ser válido por sí mismo y no quedar como algo redundante cuando llegue hasta la sección donde me explaye sobre ellos.
Y el ciclo empieza de nuevo, de nuevo, de nuevo, de...
Deja vu.
La historia de mi vida como torturados de palabras.

Llevo cerca de medio año sin subir nada a la web de Daegon. Más de 160 páginas que están a la espera de una vuelta más, de añadir algo que de sentido a eso que igual no termina de quedar claro. De puntualizaciones que no terminarán nunca.
Y por más que esto pueda parecer un llanto, una locura o una perenne muestra de masoquismo, tengo claro que así es como tiene que ser.
Tiene que ser perfecto o no ser... así que no será nunca. Estará siempre en el limbo de los proyectos inacabados, en un infierno de desarrollo, en un eterno estado de revisión.
Aún así, aunque no llegue a "ser" jamás, sí tiene que "estar" ahí.
Aunque sea bajo una forma imperfecta, tiene que estar disponible, tiene que estar accesible y, al igual que estos textos que escribo por aquí hablando de ello, tiene que estar ahí para que otros tengan la posibilidad de aprender de mis múltiples errores. Para que otros sepan que no están solos, que no están locos y que, con el paso del tiempo, pueden mejorar... aunque siempre les parezca insuficiente esta mejoría. Aunque lo que hagan parezca no importarle a nadie más.
Si no “está” nadie podrá encontrarlo, si no “está” nadie podrá encontrarlo interesante, si no "está" jamás llegará a "ser" lo que queremos que sea.

Nadie está obligado a sentir interés por lo que hacemos, sino que nuestra labor es la de crear algo capaz de despertar el interés de los demás. Es una jodienda, y es algo cada día más complicado, pero no es una conspiración.
Y no, por más claro que lo tenga y por más que me lo repita, sigue siendo una píldora igual de difícil de tragar que el primer día. Aún así, y como supongo que ya habrá quedado demostrado por aquí, la de darme de cabezazos contra todo tipo de muros es una actividad que practico a menudo.
Cabezón soy un rato largo.

Tras este discurso desmotivacional, continuo con una fotico:

Menú de la web de Daegon

Una vez que termine y subas esta Introducción y el nuevo ¿Qué es Daegon?, en su web se producirá un nuevo cambio. Como veis, este cambio no no es el que anuncié el mes pasado (y vete tú a saber si se mantendrá el que viene) pero, en estos momentos, me parece que tiene más sentido.
Aún no termino de tener claro el texto a poner en cada una de las secciones, pero la idea es asumir que cualquiera que llegue no sabe nada de mi, de Daegon, o de lo que es un juego de rol.

Bajo la premisa de que toda web debería ser autoexplicativa. Esa máxima se va a trasladar también a Mytgard ya que, dados los cambios que ha sufrido desde sus inicios hace casi siete años, me va a llevar a escribir una nueva versión del ¿Qué es Mytgard?. Tocan reformas estructurales en todos mis dominios. Otra cosa será que consiga explicar algo y no convierta esas entrada en otra de mis divagaciones.
Aunque, por otro lado, divagar es lo que hago por aquí. Así pues, encajaría con el tipo de cosas a las que se va a exponer quien llegue hasta aquí.

Volviendo a Daegon, podéis comprobar en la foto que, aparte de las secciones de las que he hablado, ha aparecido a traición un Índice (y un mapas, y un descargas). Como con casi todo, aún no tengo claro cómo afrontaré esa página pero la idea es que sirva como referencia a la hora de navegar por la web. Vamos, que no estoy reinventando la rueda y ya sabéis todos lo que es un índice.
Los menús desplegables son chachis y tal, pero no sirven para dar una visión general.

En fin, que me lío. El mes que viene más.

Javier Albizu

Daegon, mes XXVI

Daegon, mes XXVI
Continuando con la tónica habitual, comenzaré esto diciendo que… yo tenía un plan. Un plan que, como de costumbre, no soportó el contacto con la realidad.

Hace algo más de dos años escribía lo que iba a ser el rumbo marcado a seguir(1), un índice en el que trataba de desglosar lo que debía incluir el “Manual básico” de Daegon y que, quinientas cincuenta y cuatro páginas después se encuentra aún muy lejos de estar finalizado.
Y las cosas han cambiado. Hemos sobrevivido a los malos tiempos(2) y las cosas han cambiado mucho, por lo que toca hacer cambios al plan.

Como ya he ido diciendo desde que comencé con la extensión de este reto, a cada paso que doy estoy realizando modificaciones. Cambios de estructura, enfoque y alcance.
Si en lo que llevamos de año he anunciado dos cambios en lo que ha sido desde siempre el menú principal de la web, a lo largo de este mes esto ha cambiado una vez más. Tanto la hoja de cálculo en la que apunto lo que llevo escrito, como la misma estructura de carpetas que se encuentran en mi disco duro han cambiado día tras día. En estos momentos se encuentran como muestra esta tabla:

Archivo

Palabras

Páginas

Categorías

Palabras

Páginas

Introducción v1

582

1

Introducción



Guía de lectura v1

8965

15

Introducción



Qué es Daegon v5

11543

18

Introducción



Qué es un juego de rol v2

11117

17

Introducción



Sobre quien esto escribe v2

471

1

Introducción

32678

52







El índice v2

474

1

Índice

474

1







Consideraciones generales v1

17133

27

Jugando en Daegon



Preparación de las aventuras

7040

11

Jugando en Daegon



Daegon, en el presente v4

8369

16

Jugando en Daegon



Sistema de juego v3

6288

15

Jugando en Daegon

38830

69







De conceptos y consecuencias v3

8490

13

El mundo



Los cronistas de Baern v2

103839

150

El mundo



Los Siete Reyes Dragón v2

3287

6

El mundo



Bra’Em’Kyg

25391

41

El mundo



Menetia v3

3493

7

El mundo



Edades de Daegon v2

18583

30

El mundo

163083

247







El Calendario mecbarino v3

801

2

Libro del jugador



El mito unificado v3

1973

3

Libro del jugador



La enciclopedia del tiempo v2

63884

111

Libro del jugador



Religión v3

6181

10

Libro del jugador

72839

126







Personajes v2

10013

17

Aventuras



Hojas de personaje


10

Aventuras



Punto de confluencia

19151

32

Aventuras



Asuntos de familia


0

Aventuras



Reunión


0

Aventuras

29164

59













Total del libro básico




337068

554

Todo está más o menos donde le corresponde… salvo la parte de los contenidos comprendidos bajo la categoría del Libro del jugador.
La parte de introducción, que no existía en el plan inicial ha ido creciendo y engullendo a otras. Sus contenidos han ido cambiando de posición en la jerarquía según iba retomando cada uno de ellos, y preguntándome ¿esto debería ir aquí? ¿esto mismo no lo había escrito desde otro punto de vista en otro lado?.
No ha sido hasta que me he planteé hace cosa de un mes el escribir un documento con lo que debería ir en cada bloque, desde qué punto de vista debería ir planteado, con qué grado de detalle y para quién debería ir orientado que (parece que) la cosa empezó a tener algo de sentido.
Espero que ese documento, que hasta hace un par de días se llamaba “Mapa de la web”, y que recientemente ha sido rebautizado como “Guía de lectura” me ayude a ir centrando las cosas. Pero no por eso se trata de una idea carente de matices por pulir.
Porque, como con todo, pronto llegó el momento de tomar decisiones sobre cómo plantearlo.
¿Escribía en él lo que debería haber en cada sección, o indico lo que está disponible en estos momentos?
De esta decisión dependía la cantidad de modificaciones que pretendiese hacerle. ¿Iba a ser un documento dinámico a evolucionar con cada nuevo material que suba a la web, o algo relativamente estático?

Al final la cosa quedó en un terreno intermedio. Empezando con un aviso a navegantes acerca de la naturaleza general del sitio, pidiendo disculpas por el desaguisado, indicando cuál se espera que sea el contenido que aparezca en cada bloque, y proporcionando enlaces únicamente a lo que sí que está publicado.
Quince páginas después aún permanece inacabado porque, con cada nueva sección acerca de la que hablo, toca profundizar en sus detalles, con estos detalles llegan nuevas decisiones, y con cada nueva decisión, llegan nuevos cambios acordes a ellas.

Como consecuencia de esto, el sistema de juego se ha movido a la sección de “Jugando en Daegon” y tanto ¿Qué es Daegon? como Daegon, en el presente no sólo han cambiado de lugar, sino que también han cambiado su función. Como ya comentaba antes, el “Libro del jugador” también va a cambiar, pero aún no tengo claro dentro de qué bloque lo situaré.
Mi intención con esta última sección siempre ha sido hacer algo similar al “Tauther guide” de la segunda edición de Jorune. Una separata en la que se de a los jugadores información referente al mundo desde un punto de vista “interno” a ese mundo. En el caso de Jorune es algo más sencillo. Al centrar gran parte del material básico a la nación de Burdoth y, más concretamente a su capital, Ardoth, la cantidad de elementos a cubrir es relativamente baja. Pero en mi caso es diferente ya que no quiero centrarme en un único lugar.
Lo que tengo claro es que las más de cien páginas de la “Enciclopedia del tiempo”, por más que estén escritas desde ese punto de vista interno, no es el material idóneo para que un jugador comience a hacerse una idea de lo que le espera. Me estoy planteando el crear una pequeña sección para los jugadores dentro de cada nación y organización. Algo que recopilar y poner también en la zona de descargas, pero aún no tengo claros los pasos a seguir.

También he tomado la decisión de que las categorías de “Introducción”, “Jugando en Daegon” y “Aventuras” juntas conformen el material básico, y dejar la categoría de “El mundo” como un conjunto de suplementos. Dada la extensión que adquirió el texto dedicado a La (antigua) Orden (de los Cronistas de Baern), o la que está alcanzando la de Bra’Em’Kyg cuando aún no he terminado de hablar de su pasado, en el mundo físico cada uno de ellos tendría entidad suficiente para ser un libreto aparte.

Ahora la pregunta es ¿me dará tiempo de acabar con este “nuevo básico“ antes de que termine el año?.
Ni idea. Ya se verá.

Mientras tanto la cosa se iba poniendo densa. De volver atrás una y otra vez con cada nueva decisión, me estaba quedando atorado en ese documento. Cada día me costaba más avanzar, así que esta semana he optado por un cambio de aires. Y la verdad es que me ha sentado bien.
Este lunes decidí comenzar a re-redactar el comienzo de “Daegon, en el presente” y la cosa empezó fluida, pero pronto se empezó a torcer. No por falta de idea sino por las dudas. Porque para cuando me quería dar cuenta, sólo del primer párrafo ya había sacado dos páginas. Más concretamente esto:

El gran esquema

- Muerte y profecías.

El tiempo se acaba.

La tejedora ha sido mortalmente herida y, poco a poco, la esencia misma de la existencia se va desvaneciendo. Pocos son los seres conscientes de este hecho, y ninguno de ellos se encuentra en posesión de una cura. Mientras que la consistencia de las grandes abstracciones, aquellas entidades cuya masa conceptual está más íntimamente ligada a la tejedora se desvanece estos son conscientes de que también ha dado comienzo su final.
Movidos por la desesperación, algunos de ellos han comenzado a trazar planes. Movimientos que se extienden tanto hacia el pasado remoto como hacia el futuro. Acciones que han repetido infinidad de veces, decisiones que saben fútiles y condenadas al fracaso. Fueron conscientes de esto desde que contemplaron el rostro del tiempo durante el comienzo de todo; su existencia es limitada.

Pero ellos no son los únicos condenados, ni son los únicos que que han comenzado a actuar.

En otro nivel de realidad, aquellos a quienes la humanidad ha tildado de inmortales también han sabido del fatídico momento que han temido y contra el que han tratado de prepararse durante mucho tiempo. Algunos de ellos han rasgado el velo del ahora arriesgando su cordura para contemplar el momento en el que llegaría su final, mientras que otros han preferido mantener la ilusión de la ignorancia, pero todos saben que las realidades han comenzado a colapsarse.

Mientras todo esto tiene lugar en un tapiz que escapa a la comprensión de la humanidad, esta continúa con sus trifulcas. Ninguno de ellos vivirá para contemplar el final del todo pues, lo que para lo eterno sólo es un instante, para ellos supone el transcurrir de miles de generaciones. No son conscientes de que entre sus miembros se encuentran quienes pueden retrasar o adelantar este suceso. Sus mentes están centradas en temas más terrenales. En la perpetua lucha por sobrevivir al hoy y labrar su propio mañana. En no repetir o perpetuar los errores del pasado. Viven en su infinita dualidad, entre una ignorancia infinita y un conocimiento que casi son capaces de palpar. Existen sin saber que en sus manos se encuentra la posibilidad de cambiar la realidad para que esta se prolongue durante un día más o termine mañana.

- El amargo triunfo del Destructor

Pero no hay alegría en el interior del Destructor. Una vez más vuelve a estar preso. Varado en el no lugar que ha sido su existencia desde el instante en el que comprendió la vida y esta se introdujo en su interior. Desde el momento en el que se supo su antítesis y conoció un dolor que se ha enquistado en su interior imponiéndose sobre todo lo demás. Un dolor que no desaparecerá hasta el momento en el que él mismo se desvanezca y, junto con él, se desvanezca también la vida misma.
En su interior no queda espacio para el odio o el placer. Para la esperanza o la cinismo. Para la mezquindad o el altruismo. Sólo hay lugar para el dolor y, en fugaces ocasiones, para el remordimiento y la culpa.
Una carga y una culpa que comprende y acepta.

Porque, al contrario que sus hijos, es consciente de lo que es y de lo que hace. Al contrario que estos él tiene un objetivo motor para sus acciones y comprende las consecuencias de estas y de su misma existencia. Al contrario que la destrucción sin propósito y movida por las mareas del azar él es conocedor de la repercusión de sus decisiones. De que para que conozca la paz toda la existencia está condenada a desaparecer. A conocer un dolor similar al suyo.

Nada de lo que se interpone en su camino importa e incluso Sakuradai, su hermana, ha caído ante su ataque.
La encarnación del tiempo, aquella entidad que posee una capacidad innata para comprenderle yace herida sobre los cimientos en los que se sustentan todas las realidades. Todo lo que ella representa se disgrega a cada latido y, cuando este agonía llegue a su fin, con la muerte del tiempo la vida también cesará.

No hay alegría en su victoria, pues hiriendo a su hermana también ha herido a una parte de sí mismo. La triada que forma El Destructor junto con la Vida y el Tiempo dentro del ciclo de la existencia es indisoluble. Mientras una exista, las otras partes también están condenadas a cumplir con su papel, es por eso que no existe otro medio para llevar a cabo su fin. Un medio y un fin que ha perseguido sin éxito desde el momento en el que fue consciente de su misma existencia. Desde el día en el que Daegon le abrió los ojos a la consciencia de su propia existencia, a la belleza y las posibilidades infinitas de la vida, y Dayon le arrebató este regalo transformándolo en una agonía eterna.

No hay odio en sus acciones. No hay retribución ni venganza. No hay gozo. Nada de eso tiene ya cabida en su interior. Sólo hace lo único que le proporciona un atisbo de esperanza a la hora de encontrar el anhelado descanso. Mientras las arenas del tiempo se filtran hacia la nada, El Destructor contempla a sus hermanas y no puede evitar que la tristeza le invada por haberles causado semejante dolor, pero esto no hace menor su carga ni su determinación. Ya sólo queda esperar al final del inexorable tránsito de La Tejedora.

El tiempo se acaba.

Me gusta esta historia. Me gusta la mezcla del (melo)drama, la tragedia, la metafśica y la épica. No sé cuántas veces la habré escrito ni desde cuántos puntos de vista, pero no me canso de contarla añadiendo siempre algún detalle más (y dejando otros elementos que ayudan a poner todo esto en contexto dispersos a lo largo de mil y una referencias en otros textos).
Me gusta, claro, sin releerla. En cuanto le eche un ojo volverá de nuevo el “todo mal”, pero en primera instancia siempre me deja con un buen sabor de boca. La sensación de que soy capaz de escribir cosas “bonitas” o “líricas”.

Pero esto no es Daegon. Es una parte, una que me gusta mucho, pero una parte que, pese a su importancia, es muy pequeña dentro del todo. Y sigo sin tener ni idea de si estoy consiguiendo plasmar todo eso de una manera accesible.

Enlaces:

1. Daegon El índice
2. Sobreviviendo a 2017

Javier Albizu

Daegon, mes XXVII

Daegon, mes XXVII
Después de cómo terminaba la entrada del mes pasado, seguimos buscando una manera en la que explicar qué es Daegon de una manera sencilla, concisa y asequible.

Por no abandonar las tradiciones milenarias, los párrafos que compartía entonces han cambiado de manera considerable. Primero le salió una nota aclaratoria, un nuevo prólogo que, lejos aún de estar terminado, creció hasta duplicar el tamaño de lo ya escrito. Después el mismo prefacio también cambió porque no me gustaba el tono en el que estaba escrito… así que también me puse a modificar un poco el texto que le debía de seguir. Para terminar, moví todo ese bloque de texto desde el principio del documento hasta la sección final.
Y cuando digo “Para terminar” me refiero a cuando lo abandoné por el momento, claro. No sólo no está terminado, sino que existe un amplio porcentaje de que tanto su extensión como su ubicación final cambien de nuevo a lo largo del tiempo.

Por otro lado, la “Guía de lectura” también ha ascendido. Ahora mismo está ubicada dentro de mis carpetas como el primer documento y la introducción ha pasado a ocupar el segundo puesto. No sé cómo seguirá esta carrera en el largo plazo.

Los bloques de texto con los que quería construir el “Libro básico” ya ocupan ciento cincuenta páginas. De todos ellos, este “Daegon, en el presente” consume casi una tercera parte, y aún no he comenzado a hablar acerca de los países. A lo largo de este mes su extensión ha subido desde las dieciséis hasta las cuarenta y dos páginas, y tengo claro que apenas he empezado con él.
Mi idea era dedicar un mínimo de dos páginas a cada uno de los más de cuarenta países acerca de los que quiero hablar, pero tengo claro que, una vez que me ponga a ello, la cosa se disparará. No sería la primera vez. Así pues, no tengo la más mínima idea acerca de cuánto terminará ocupando el documento y, por añadidura, este “Básico”.

En el nuevo acercamiento que he tratado de darle al inicio del documento he intentado que prime la sensación de libertad. Que quede claro que todo lo que cuento es sólo una ínfima parte de lo que cabe en Daegon. Detalles que, sin importar la escala en la que tengan lugar, no tienen que haber sido lo más trascendente jamás ocurrido dentro de sus territorios.
Hablo acerca de que el momento seleccionado como “Presente” no deja de ser una elección totalmente arbitraria. Que los personajes de los que hablaré más adelante no dejan de ser sólo unos pocos entre millones, que los eventos que describiré cubren una parte infinitesimal de todo lo que sucede en un mismo momento dentro del universo.
Tengo claro que esto va a echar a muchos. Que la gente suele acudir a los manuales buscando saber después de un vistazo “de qué va el juego”. Pero es que, en el fondo, Daegon va de eso. Que una partida sea una comedia de situación y la siguiente deje en pañales al Big Bnag. De que cada uno lo haga suyo en cada momento. Que sea lo que necesiten que sea para contar la historia que quieran.

Pero siempre me pierdo y empiezo a hablar de “mi” Daegon. De las historias que he desarrollado en su interior, de su metafísica o la manera en la que funciona su mecánica cósmica, de todas las putadas que les he hecho a mis personajes favoritos. Trato de plasmar esto sólo como una opción más, como una de las múltiples elecciones que se pueden tomar, pero no sé si lo consigo.

Me da la impresión de que en cada párrafo estoy utilizando un tono distinto, o que el enfoque que estoy usando debería estar en otra sección, así que vuelvo para atrás una y otra vez para tratar de unificar criterios, o para mover la sección a otro documento, pero no consigo concretar nada. Me dedico a sumar palabras que, me temo, lo único que logran es hacer que todo crezca de manera descontrolada.

Y entonces me pregunto: ¿Todo lo que escribo es aprovechable?
No ya necesario, o bien escrito ¿Es útil?
Y estas son preguntas para las que no tengo respuesta.
Pero sigo escribiendo, porque tengo cosas que contar aunque... ¿escribo las cosas que debo contar?¿estoy plasmando lo que necesitará el director de juego o el lector casual, o me limito a cubrir el cupo?
Y tampoco tengo respuestas para eso.

Porque no existe una herramienta o un mecanismo perfecto y debo tener cuidado con las que he elegido. Porque el ponerme una métrica objetiva a la hora de determinar el mínimo de palabras diario es un arma de doble filo. Debo tener mucho cuidado a la hora de determinar si lo que escribo tiene sentido por sí solo o si sólo estoy metiendo paja para poder decirme que he terminado la semana cumpliendo los objetivos.
Cuando veo que estoy bloqueado en una sección y me da la impresión de que lo nuevo no va a ser más que relleno paso a otro documento, pero esto tampoco es una solución buena. Cuando regreso al punto de bloqueo he perdido el hilo en el que estaba y tengo que releer (con sus correspondientes reescritura, corrección y ampliación) lo que ya estaba.

Y, medio año después, sigo sin subir nada a la web. Tengo a media escritura más de una docena de documentos y no logro terminar ninguno. Desde que empecé con el reto sólo he terminado uno; “La enciclopedia del tiempo”, y tengo claro que en cuanto le eche el guante lo cambiaré todo de nuevo.
Haciendo una cuenta rápida tengo cuatrocientas setenta páginas de material en distintos estados de evolución. Estoy creando un monstruo que nadie es capaz de utilizar y no consigo centrar qué tendría que ser lo mínimo necesario.

Por más que cuando me planteé prolongar este reto durante un año más pretendía que fuese el secundario, esta ha sido una intención que nunca ha llegado a cuajar. Entre los raquíticos progresos que estoy haciendo con la programación, y la inercia de estos dos últimos años escribiendo, aquel propósito se ha destapado como algo totalmente falso.
La misma base de cómo está planteado el otro reto hace mucho más difícil que le dedique tiempo cuando no estoy delante del ordenador, pero con Daegon no es así. Son ya muchos los años que este mundo llevo formando parte de mi vida. Muchas noches puliendo matices, incontables ratos muertos imaginando qué haría tal o cual personaje, infinidad de paseos pensando en cómo funciona la realidad en la que existe.
Esto no terminará nunca porque siempre quedará algo por contar, esa es la esencia de Daegon. Esa debería ser la esencia del rol.

Pero, por más claras que tenga algunas cosas, sigo dudando acerca de todo lo que las rodea, lo que incluye este tipo de entradas. Porque vuelvo a estos textos mes a mes y también me pregunto; ¿Esto sirve para algo? ¿le será de utilidad a alguien con mis mismas inquietudes, o sólo lo espantará? ¿tiene sentido que las siga haciendo?

Y tampoco tengo respuestas para eso.

Javier Albizu

Daegon, mes XXVIII

Daegon, mes XXVIII
Y seguimos sin publicar nada.
Hace ya nueve meses desde que publiqué la última entrada en la web de Daegon y la cosa parece que no avanza.
Nueve meses y parece que el siguiente hijo aún va a tardar un poco más en salir. Mientras tanto, con cada una de las dos visitas que ha tenido Daegon en los últimos meses no podía evitar el gritarle mentalmente a la pantalla:
- No leas eso, que está todo explicado con el culo y lo voy a cambiar.
- Vuelve pronto. Cuando todo este bien.
- O mejor déjalo, que no tengo ni idea de para cuándo estará. Si eso ya te aviso.

Pero no sé quienes son, así que tampoco va a poder ser.

Aún así confío. Confío en tener algo subido para dentro de un par de semanas.
Yo y mis predicciones.

Y mientras tanto sigo escupiendo palabras sobre el teclado. Copiando, cortando y pegando entre documentos. Cambiando de idea y saltando de uno a otro. Cambiando el orden y el enfoque.
Todo mal.

A comienzos de mes tomé una decisión (otra más). La refinitiva (seguro).
Escribir las cosas de manera secuencial. Seguir el que debía ser el orden de lectura. Así, con esto en mente, empecé por lo tercero. Aunque claro, técnicamente era lo segundo. En fin, los números nunca han sido lo mío.

Se ha producido un nuevo baile de secciones y la presentación ha vuelto al primer puesto. Le siguen de cerca la “Guía de lectura” y ¿Qué es un juego de rol? Y ¿Qué es Daegon? Siguen su estela.

Con la idea de escribir de acuerdo al orden de lectura retomé la sección de ¿Qué es un juego de rol?la que, a estas alturas de la película, ya ha alcanzado las veintiuna páginas.
¿Esto es mucho espacio dedicado a este tema, o algo escaso?.
Ni idea.

Estoy tratando de realizar un acercamiento que sirva para cualquier persona que no haya jugado nunca y, al mismo tiempo, también voy plantando pequeñas píldoras acerca de las distintas interpretaciones que ha ido teniendo este concepto. El hecho de que la guía de lectura, cuando aún no está terminada, ya ocupa más de quince páginas sí que me parece algo más preocupante… pero no sabría qué quitarle.

La cosa es que ninguna de las dos está como para subirlas aún a la página.

Como ya comentaba, el baile en la categoría introductoria ha continuado y, donde hace un par de meses teníamos estos órdenes y tamaños:

Guía de lectura 		8.965 palabras, 15 páginas
Qué es Daegon			11.543 palabras, 18 páginas
Qué es un juego de rol	11.117 palabras, 17 páginas

A día de hoy tienes estos datos:

Guía de lectura		9.641 palabras, 16 páginas
Qué es un juego de rol 	15.275 palabras, 21 páginas
Qué es Daegon			18.750 palabras, 27 páginas

Varios bloques de texto que formaban parte de consideraciones generales han terminado en ¿Qué es un juego de rol? y una parte de esta se ha mudado hasta ¿Qué es Daegon?. A su vez, y para no romper la dinámica, partes de ambos documentos han cambiado de lugar para terminar en "Jugando en Daegon".
A su vez, tras una revisión por el resto de secciones, creo que he logrado aislar todo lo que correspondería a ¿Qué es un juego de rol? que tenía redundado por todas ellas y he ido cribando las cosas repetidas.
Y recalco el "Creo".

Pero esto no ha sido lo único en lo que he andado liado. Antes de “la decisión” le estaba dando duro al “Daegon en el presente” cuyo tamaño, a pesar de haberle privado de unas cuantas páginas que han ido a parar a ¿Qué es Daegon?, cuando lo dejé ya duplicaba el que tenía de hace un par de meses.

¿Voy por el buen camino?
Ni idea, y mientras no vaya subiendo material es imposible que nadie pueda darme una respuesta.
Hasta entonces (y muy probablemente también después de empezar a subir cosas) seguimos avanzando a trompicones.
La cuota de páginas se va cumpliendo y para cuando termine junio espero haber llegado a las seiscientas. A falta de cualquier otra referencia me seguiré guiando por los datos objetivos que no objetivan gran cosa de lo importante.

Ahora toca volver otra vez al tajo.
Nos leemos.

Javier Albizu

Daegon, mes XXIX

Daegon, mes XXIX




Y llegó el día en el que la cosa se movió… un poco.

A lo largo de estas últimas dos semanas, finalmente, he ido subiendo material a la web de Daegon1. Como no podía ser de otro manera, todo ha cambiado un poco desde lo que vaticinaba el mes pasado a estas alturas.

Cada vez que me ponía con cualquiera de estas entradas su orden cambiaba. Aquella con la que estaba siempre me encajaba como la primera… o igual es que, entre que había decidido escribir estas últimas versiones en el orden en el que debían ser leídas, y que me estaba sugestionando tanto para dar con un comienzo válido, todo cuadraba siempre. No sé, quizás sea un poco de todo.
La cosa es que ha habido mucho baile y el orden ha sido el mismo en el que aparecen en la sección de enlaces.

Si os soy sincero, a estas alturas no tengo muy claro el concreto de lo que he tratado en cada una de ellas. Tengo una idea vaga, eso sí, pero de tantas veces que las he reescrito ya no sabría decir qué ha quedado dentro y qué bloques han terminado yendo a la papelera.

La guía de lectura de la que hablaba el mes pasado ha sido segmentada por categoría con lo que, esta primera instancia de ella, renombrada ahora como “Mapa de la web” ha quedado contenida en seis páginas.

El tamaño de la Introducción ha pasado de una a dos páginas y ha sido renombrado a Presentación, que ha terminado ocupando la tercera posición en cuanto a su orden de lectura. Aunque claro, técnicamente, sería la cuarta.
Y todas han sido desplazadas porque el índice es quien ha terminado haciéndose con la primera posición1. Un índice que, a estas alturas, ya ocupa ocho páginas.

Llevo desde el fin de semana pegándome con él. Quería crear una estructura “plegable” por cada una de las categorías / capítulos de la web, pero no conseguía dar un desglose adecuado, una estructura intuitiva y las tabulaciones correctas.

Al mismo tiempo he ido haciendo acopio de todo lo que está ya publicado en la web, algo cercano ya a las quinientas páginas, las distintas separaciones temáticas que hay en cada una de ellas, y los enlaces para que todas estén accesibles desde un punto centralizado.
No termino de estar del todo contento con cómo ha quedado, no he conseguido que el “plegado” de las secciones funcione en Explorer o en la bandeja de entrada de Gmail, o que el color de fondo se vea en condiciones en el navegador de Android; vivan el HTML 5 y los estándares, pero es un comienzo. Eso sí, quinientas páginas y está todo muy desangelado a la espera de que todo lo que tengo iniciado aterrice en sus ubicaciones finales.

Entre el “Mapa de la web” y las “Aclaraciones previas” he tratado de dar una visión del estado en el que se encuentra todo esto pero, aún así, me da la impresión de que todo el vacío que hay dentro del índice eche para atrás a un hipotético lector.

La entrada del mes que viene que haga referencia a este reto, y más por el tema de terminar con un número redondo, será la última. El reto en sí mismo continuará hasta enero del año que viene (como mínimo), pero dejaré de contaros mis penas a ese respecto por aquí. A partir de agosto, las entradas que les habrían correspondido serán sustituidas por algún otro de los proyectos periféricos.

Me da un poco de pena, pero está más que claro que con su elaboración no he conseguido conectar con nadie. Creo que, si en dos años y medio nadie ha dado muestras de interés por esto, por el mero hecho de alargarlo hasta tres años no voy a conseguir allanarle el camino a nadie.

Así pues, el mes que viene se despedirán los meses daegonitas en su entrega Tripe X. Espero no ponerme demasiado moñas con la despedida.

Enlaces:

1. Lo nuevo viejo
- Mapa de la web
- Aclaraciones previas
- Presentación
- ¿Qué es un juego de rol?
- Sobre quien esto escribe

2. El índice

Introducción

Javier Albizu

Daegon, mes XXX

Daegon, mes XXX
Como he ido anunciando a lo largo de todo el último mes, una vez alcanzado el número Diesel comenzamos con la despedida.

Parece que fue ayer cuando...
No es cierto, parece que fue hace cien vidas.

… comencé con este reto1. Y no me refiero e este último, sino al momento en el que decidí que sí, que Daegon merecía la pena a por más que me pesase, por más que todas las señales pareciesen indicar lo contrario.
Y aquí sigo. Cien vidas después, cien Javis después, acurrucado en mi nicho juntando palabras y negándome a aceptar la derrota a pesar de que tengo claro que no lograré ganar. Luchando por algo que me importa.
Porque, como no me canso de repetir, soy increíblemente tenaz y competente a la hora de darme de cabezazos contra los muros.

Más no importa.
Porque en las horas bajas todo es una mierda, y ha habido muchas de esas, pero esas horas son una parte necesaria e inevitable del viaje. Son momentos que también me han servido para mejorar. Para reflexionar, pero no para tomar decisiones… casi siempre. Porque las decisiones que he tomado en esos momentos casi siempre han sido erroneas.

Recordad amigüitos: Cuando vayáis a mandar algo a la mierda, aseguraros antes de que ese no es el lugar en el que te encuentras en esos momentos.

Así pues, y por si esto me puede estar quedando ambiguo, lo recalco: El reto, “La experiencia Daegon” seguirá, pero esta sección muere.

A estas alturas me gustaría encontrarme en otro punto en la evolución del proyecto, pero si algo ha quedado demostrado a lo largo de estos dos años y medio, es que mi capacidad de realizar predicciones no vale gran cosa.

¿Seré capaz de terminar con el libro básico antes de que termine el año?
Ni pajolera idea.

En estos momentos parte introductoria ya ha alcanzado las ochenta y siete páginas, y la respuesta a ¿Qué es Daegon?, cuando aún no está terminada, ocupa más de la mitad de ellas. Soy un hacha en esto de la concreción.
Me habría gustado cerrar esta etapa habiendo finiquitado esta sección pero… eso, se empeña en seguir creciendo. Ha crecido tanto que, muy probablemente (por más negado que sea en este arte, no dejo de hacer vaticinios), acabará dividida en dos partes distintas:

O igual no, ¿yo qué se?
Hasta que me he puesto a escribir esto iban a ser tres las divisiones, pero mientras avanzaba lo he recudido a dos, aunque sigo dudando. Todo muy yo.

No me gusta poner entradas en la web que sean superiores a veinte páginas en el editor de textos y la primera de ellas ya supera esa cantidad, así que convendría reducirlo pero, por otro lado, me parece que corte por donde corte la cosa quedaría como un pegote… salvo que vuelva una vez más al principio y lo estructure de otra manera.
La decisión, en este momento y lugar es que la cosa se quede así, pero todo se andará.

También tengo claro que para primeros de agosto, cuando vaya a las TdN, tampoco tendré cerrada esta sección. No es que tuviese intención de arbitrar nada allí, o de hacer SPAM por el lugar, pero habría sido un hito de esos estúpidos e inútiles que me gusta alcanzar.

Aún recuerdo la anterior vez que me pasé por estas jornadas allí por dos mil doce. Cuando me planteé que, si me ponía las pilar, para las del año siguiente podría tener escrito el material suficiente para hacer una presentación y, de haber alguien interesado, indicarle dónde podría encontrarlo y usarlo.
Entonces andaba buscando ilustradores. Había apartado dinero para pagarles y mandado correos a unos cuantos pidiendo presupuestos y también había enviado y pagado a un corrector para que revisase los primeros textos. En definitiva, me estaba planteando muy seriamente el sacar un libro.

Voz del narrador: No lo consiguió.

Y así siguen las cosas. El libro ya lo he descartado, no he conseguido encontrar a un ilustrador que tenga mi misma pedrada y los textos que me corrigieron ya ha sido reescrito desde cero.

Pero seguimos avanzando y retrocediendo. Juntando letras y alumbrando ideas que me reformular preguntas. El proyecto me sigue emocionando cuando pienso en él y cabreando cuando lo plasmo.
El ciclo sin fin que decían nosédonde.

3Mientras tanto, la espiral sigue y sigo peleando contra el miedo a un mundo opaco. Porque esto es mucho más que la nostalgia, mucho más que un recuerdo. Es una victoria en potencia, algo que me permite tomar aire, que me permite saber que sigo vivo, que me hace revelarme contra un universo injusto y mandarlo a paseo.

Tened por seguro que continuará.
Volveré.

1. I wanna make art, but i don't know how to get started

2. Tierra de Nadie

3. Pista oculta - Banda sonora
- Tool - Lateralus
- Porcupine Tree - Fear of a Blank Planet
- Hoobastank - More Than A Memory
- Wolfmother – Victorious
- Sia - Breathe me
- Lisa Minkovsky - Still Alive
- Lily Allen - Not Fair
- Lily Allen - Fuck You

Javier Albizu

Daegon, mes CCCLX

Daegon, mes CCCLX
No. Supongo que técnicamente aún no tocaría el treinta aniversario de Daegon (o, lo que vendría a ser lo mismo, el mes trescientos sesenta).

Si nos ceñimos al mes de publicación de “Hijas de la noche”, tendríamos que esperar hasta noviembre de este año para celebrar tan magno evento. Por otro lado, como las bases y elementos más antiguos que han terminado por formar parte de esta ambientación tenían su semilla en cosas que comencé a elucubrar allá por el año noventa1, supongo que podemos hacer un poco la vista gorda.

Sea como fuere, y dado que esta semana he alcanzado un nuevo hito en la escritura de material para este mundo, he decidido retomar estas entradas y hacerlo en un número más o menos redondo. Pero, ates de llegar hasta ahí, hagamos un breve resumen de acontecido entre la anterior entrada (Daegon, Mes XXX) y el día de hoy. Entre el ya muy lejano julio de dos mil dieciocho y este julio del veintidós.

Vaya, hasta este momento no me había dado cuenta de que los meses coincidían. Qué cosas.

Cuando dejábamos estos lares me encontraba inmerso (una vez más) en responder a la gran pregunta. En tratar de resumir “Qué es Daegon”2.

En diciembre del dos mil veinte, cuando aquella “respuesta” ocupaba trescientas cuarenta y una páginas (y doscientas dieciocho mil setecientas seis palabras), decidí replantearme todo el asunto de nuevo. Porque el acercamiento que había adoptado a la hora de dar con esta respuesta había cambiado enormemente y, entre otras muchas cosas, quedaba claro que había fracasado en aquel propósito a varios niveles.

Por un lado, aquello distaba mucho de ser un “resumen introductorio” a la ambientación (y aún me quedaban por describir las culturas de tres de las grandes islas, y los dos continentes retornados).
Por otro, seguía sin ser capaz de despertar el interés de la comunidad rolera.
Por último, mi moral cada vez estaba más baja.

Así pues, no fracasé solo porque no terminase con todo lo que tenía pendiente a ese respecto, sino porque, por el camino, el impulso y los ánimos se habían ido diluyendo paulatinamente. Eso sí, el trabajo estaba ahí. Dado que en aquel julio del dieciocho solo tenía veinticinco páginas de aquel “Qué es Daegon”, la operación era sencilla. En el año y medio posteriores había escrito más de trescientas páginas adicionales.

Los datos están ahí y es donde se puede ver con claridad el auge y caída de mi ánimo:

Segunda mitad de 2018: 119 páginas
Primera mitad de 2019: 169 páginas.
Segunda mitad de 2019: 51 páginas

Con esto, dos mil veinte empezaba con un nuevo cambio de planes. Si con la parte rolera pura no lograba despertar el interés de la gente sobre mi criatura, trataría de llegar hasta ellos a través de la narrativa. Empezaría a escribir una serie de relatos. Las historias que en su día me planteé utilizar para preparar el camino hacia “La novela”3.

Si bien es cierto que una parte de este proceso, dudas y mortificaciones lo fui recogiendo y plasmando en algunas de las entradas de “Nunca a la última”4, tras el final de aquel boletín en mayo del veinte, llegó el silencio de radio, pero no el proceso en sí mismo.

Una vez realizada esta introducción, vayamos resumiendo la crónica de otro fracaso anunciado. Porque, por supuesto, aquello tampoco ha terminado resultando como uno esperaba. Aunque igual este resulta siendo un cambio para mejor.

Solo el tiempo lo dirá.

La primera fase de este fracaso venía ligada a la extensión del proyecto. Porque el primer “relato” se me empezó yendo de las manos. En marzo de aquel mismo año terminaba con la primera versión del primer capítulo. A finales de marzo del año siguiente (el día veintitrés para ser más exactos) llegaba hasta el final de la primera versión del “relato”. De una historia que, en aquellos momentos se extendía a lo largo de cien páginas. Pero los números son engañosos. Porque, si nos quedamos con el conteo de palabras, aquello tenía sesenta y cinco mil quinientas setenta y ocho concatenaciones de letras. Algo más de trescientas páginas de acuerdo a la “medida Stephen King” (doscientas palabras por página)5.

De cualquier manera, y más allá de estos excesos, no estaba para nada contento con el resultado, así que decidí pegarle un repaso a aquello. Un repaso que terminó el día cuatro de este mes con el resultado de:

69.022 palabras
108 páginas.
942 revisiones
1.001 horas, 44 minutos y 6 segundos de tiempo de edición.

Descartes del relato: 97.413 palabras y 199 páginas.

No. Tampoco estoy contento con el resultado de este “segundo borrador”, aunque esto no me ha impedido liberarlo y comenzar a pedir a amigos y conocidos sus opiniones de cara al... . A lo que seguramente terminará siendo el tercero (de “x”) borrador(es).

A su vez, y como se puede concluir tras analizar estos números, los datos correspondientes a la escritura durante estos años, a pesar del cambio de cambio de rumbo y los altibajos, no han sido para nada superiores a los previos:

Primera mitad de 2020: 47 páginas.
Segunda mitad de 2020: 84 páginas.
Primera mitad de 2021: 72 páginas.
Segunda mitad de 2021: 61 páginas.
Primera mitad de 2022: 36 páginas.

Una vez llegados hasta este punto llega el momento de hacerse una nueva pregunta.
Muy bien. Y, ahora, ¿qué?

¿Me tomo un descanso?
¿Espero a los comentarios de la gente que vaya leyendo el segundo borrador para lanzarme a la siguiente revisión?
¿Empiezo con otro de los “relatos” que han de abrir paso hasta la novela?

La respuesta es “ninguno de los anteriores”... aunque en realidad lo que he comenzado a hacer se simultaneará la segunda opción.

Mientras espero, he decidido volver a la parte rolera pero. Aun así, en esta ocasión he optado por centrarme en aspectos ajenos al propio trasfondo del mundo. He decidido retomar el “Jugando en Daegon” cuya última modificación era de agosto del dieciocho, y del cual no llegué a publicar nunca nada en la web.

Y he de reconocer que se me ha hecho raro este cambio en el enfoque de mis quehaceres diarios. Me ha costado varios días decidir el acercamiento que he de adoptar, y el buscar la manera en la que he de plasmarlo... y aún no tengo claro que le haya pillado el punto. Porque esto no tiene nada que ver con lo que he estado haciendo durante los últimos dos años y medio, y eso es algo que pesa mucho.

No sé cuánto me costará hacerme con ello pero, ya sabes, retroceder nunca, rendirse jamás.

Enlaces:

1. Primeras andanzas
- Biografía rolera VI: Dirigiendo
- Biografía daegonita I: El tiempo antes del tiempo
- Biografía daegonita II: Génesis alpha

2. Respondiendo preguntas
- ¿Qué es Daegon? I
- ¿Qué es Daegon? II: El hoy
- ¿Qué es Daegon? III: Geografía y axiomática
- ¿Qué es Daegon? IV: Sociedad, conocimiento y misticismo
- ¿Qué es Daegon? IV: Daegon Occidental
- ¿Qué es Daegon? IV: Daegon Oriental
- ¿Qué es Daegon? IV: Las islas – Thurgold
- ¿Qué es Daegon? IV: Las islas – Shatter

3. La Novela
- Biografía daegonita LXXI: La novela I
- Biografía daegonita LXXII: La novela II
- Biografía daegonita LXXIII: La novela III
- Biografía daegonita LXXIV: La novela IV
- Biografía daegonita LXXV: La novela V
- Biografía daegonita LXXVI: La novela VI
- Biografía daegonita LXXVII: La novela VII
- Biografía daegonita LXXVIII: La novela VIII
- Biografía daegonita LXXIX: La novela IX
- Biografía daegonita LXXX: La novela X
- Biografía daegonita LXXXI: La novela XI
- Biografía daegonita LXXXII: La novela XII

4. Nunca a la última

5. El rey y sus medidas

Javier Albizu

Daegon, mes CCCLXI

Daegon, mes CCCLXI
Retomamos la narración de lo acontecido durante el último mes (y, para terminar de ponernos al día, añadiré otros temas que no mencioné en la anterior entrada) relacionado con Daegon.
Aunque, claro, en lo referente a mi tiempo de ocio, todos los caminos llevan hasta Daegon, por lo que me da la impresión de que esto va a acabar teniendo un cierto tufillo a Nunca a la última.

Así pues, volvamos a comienzos de dos mil veinte. Al momento en el que, no solo retomaba el relato venido a más, sino que también (como ya mencionaba en la penúltima entrada de Nunca a la última1), daba inicio una tarea adicional; la preparación de los exámenes de acceso a la universidad para mayores de cuarenta y cinco.

Siendo este un examen puramente de lengua, mis esfuerzos se centraron en ese aspecto pero, claro, en caso de aprobar (e iniciar una carrera) iba a tener que diversificar y planificar de otra manera a qué dedicaba mi tiempo (cada vez menos libre). Se suponía que iba a tener que leer mucho más (y, de premio, también tendría que dedicar tiempo a temas que no me resultasen interesantes).

Así pues, y de cara a prepararme para aquello, decidí dedicar como mínimo un par de horas al día a la lectura. Una hora la dedicaría a la lectura de libros y la otra a leer (y releer) tebeos. Esta es una práctica que continúo manteniendo a día de hoy y que, como resultado, me ha dado estos números (desde enero de 2020 hasta hoy):

Libros leídos: 120 (con un total de 28.494 páginas)
Tebeos leídos: 1.551 (con un total de 138.993 páginas)

Ya puestos, también me va sirviendo para hacer inventario de lo que tengo por casa (y aún queda mucho por leer y releer)

Por el camino, pues pasó lo que pasó. Me rompí un brazo en un resbalón tonto una semana antes de que nos confinaran a todos, aconteció una pandemia mundial, aprobé el examen de acceso y me apunté a estudiar Bellas artes a distancia.

¿Que qué tiene que ver esto con Daegon?

Pues todo, por supuesto. Si elegí esa carrera fue para obtener de una manera estructurada las herramientas que me permitiesen ocuparme de todos los aspecto relacionados con la creación de mi criatura. De haber llegado a terminar la carrera, cualquiera que me conozca un mínimo se puede hacer a la idea de cuál habría sido mi trabajo de final de grado.

El primer semestre me apunté a dos clases y, antes de que empezase el curso, ya me habita leído todos los materiales pertenecientes a ambas asignaturas (ventajas de la formación a distancia). A su vez, también continuaba manteniendo el ritmo de lectura de tebeos (mientras que el tiempo dedicado a los libros lo ocupaba en los textos de la carrera).

Hasta ahí todo iba bien.
Pero.
Siempre hay peros.

Aunque aprobé ambas asignaturas con buena nota, no estaba contento. No lo estaba con los resultados, con los profesores ni con la metodología.

El segundo semestre, ya en el dos mil veintiuno, iba ya a por lo que realmente me interesaba; Dibujo y Pintura, y ese fue el momento en el que se desmoronó todo.

No había apenas material de apoyo. No había una estructura o un método en el que apoyarme. Era básicamente, dedica tiempo a dibujar y pintar. Te mandamos estos ejercicios y a verlas venir. Para eso no me hacía falta apuntarme a la universidad.
Por otro lado (y esto sí que fue culpa mía por no haberme dado cuenta mientras leía el temario de la carrera), aquellas eran las únicas asignaturas que tocaban este tema, y un semestre se me hacia muy escaso para lograr ningún resultado.

Sumado a todo esto, tras unos meses pasándolo mal (por no ser capaz de hacer lo que “quería” hacer en aquellas asignaturas, por la frustración que me generaba todo lo relacionado con la pintura, por el nulo apoyo que encontré en las herramientas que ponían a mi disposición, y por la manera en la que la incertidumbre y la inseguridad continúan afectando a esa parte mía que ya me lo había hecho pasar mal ante la proximidad de los exámenes del anterior semestre sin ninguna causa racional para hacerlo) decidí abandonar aquello. Estaba claro que no me servía para lo que yo quería. No llegué a entregar ningún trabajo y empecé a dibujar de nuevo por mi cuenta.

Pero una cosa era abandonar la carrera y otra muy distinta que la razón que me había hecho llegar hasta ella se hubiese disipado. Aquello seguía allí de fondo, y tenía otro plan. En octubre me apuntaba a algo más cercano. A una escuela de artes municipal2 (que también me servía como excusa para salir de casa)

Un lugar en el que, si bien no he encontrado lo que necesito (tengo claro que eso nunca lo encontraré “fuera” o “rápido”, sino que depende de la cantidad de tiempo y esfuerzo que esté dispuesto a dedicarle) sí que he encontrado otras respuestas y un trato mucho más acorde al que necesitaba para comenzar a buscar mi propio camino.
Con esto, he ido alternando los ejercicios que hago en clase (más “formales”) con los que hago en casa. A su vez, todo esto también ha servido para que cree una sección dedicada a este proceso de aprendizaje en la web3.

En otro orden de cosas, y volviendo al “quid daegonita de la cuestión”, los últimos intentos que he ido haciendo por casa están centrados en “tratar de encontrar“ el aspecto de los personajes y los ambientes en los que tiene lugar la novela. Aún estamos lejos, pero tiempo al tiempo.

Pero no se vayan todavía, que aún hay más.

Un poco antes de que empezase el curso en la escuela municipal, volvía otro viejo conocido de esta web. Retomaba el proyecto de hacer un vídeo juego4. Volvía, se expandía y se (me lo) complejizaba aún más. Con la excusa de la CPC Retro Dev5 convencía a un amigo para hacer algo en ensamblador y presentarnos... algún año de estos (porque estaba claro que para el más cercano no llegábamos).

¿Que qué tiene que ver esto con Daegon?

Pues, todo, por supuesto. Más allá del aprendizaje, el propósito final es hacer un juego de Daegon. Un juego que tenga versiones para máquinas basadas en el MOS 6502 (Commodore 64 y Nintendo NES), máquinas basadas en Z80 (Amstrad CPC, Spectrum, MSX, Sega Master System y Nintendo GameBoy) y también para Windows, Mac y Linux.

Ahí es nada.
¿Lo conseguiremos?
Pues ya se verá. Por lo pronto las particularidades del hardware del C64 se me están haciendo bastante bola, pero no hay prisa.

Por último y, finalmente, regresando hasta este mes, tenemos el consabido tema de la escritura. Un territorio en el que también se han producido cambios y que no sé cuánto tardará en estabilizarse.

Allí donde en la anterior entrada hablaba de retomar la parte de la escritura puramente rolera, he decidido aplazarlo “un poco” más (donde “un poco” se puede entender como un periodo “indefinido” o “indeterminado”).

Mientras espero los comentarios del borrador que envié he empezado con otro nuevo. Con uno que va bastante más atrás en el tiempo que el primero (que está ubicado unos seis mil años antes del “presente”). En este nos vamos hasta la segunda edad, y seguiremos a partir de ahí hasta “hace quince años”. Dado que la segunda edad se ubica unos ciento cincuenta o doscientos millones de años antes, parece que la cosa va para largo.

Así pues, me dispongo a preparar el camino hacia “LA NOVELA”. Hacia una historia que ya no tengo una necesidad tan imperiosa (o estoy muy seguro de querer) contar, pero que siento que se lo debo a mi yo de veinte años. Por supuesto, la manera de contar esa historia (y la realidad en la que se ubica) no se parecerá en nada a lo que habría hecho mi yo tres décadas más joven (ni a lo que empezó mi yo dos décadas más joven), pero tanto el mundo como la historia de fondo no dejarán de ser los mismos.

Por supuesto, y dado el ritmo que llevo, hasta llegar al momento en el que toque narrar el núcleo de esa historia pasarán muchos años. Porque, por más claro que tenga lo que quiero contar, quedan aún muchas decisiones por tomar.

Empecé intentando rescribir (y expandir) “Las edades de Daegon”6 como punto de partida, pero enseguida vi que aquello no servía. No podía adoptar un acercamiento mitológico, un marco temporal tan amplio ni una escala tan grande.

Toca acotar. Definir el “hoy” de los personajes. Pensar en sus historias e interrelaciones antes y durante el momento de lo que se está contando. En cosas que no se llegarán a narrar, pero que influirán en sus acciones.
Toca pensar en todo aquello que queda “por debajo” del gran esquema, pero que será lo que haga que el lector se interese por lo que les pueda pasar a esos personajes.

Y así estamos a día de hoy. Dibujo, escritura, programación, escritura y lectura se agolpan unos sobre los otros durante cada uno de mis días. Todos esos retos que he ido tratando de delimitar en periodos acotados de dos en dos años han demostrado ser mucho más persistentes de lo previsto y no han dejado de solaparse.

Espero no tener ninguna idea de bombero más de este estilo durante una temporada larga.

Enlaces:

1. Nunca a la última 26

2. La Escuela Municipal de Artes y Oficios Catalina de Oscáriz

3. Ensuciando hojas

4. Bajo un océano de bits

5. CPC Retro Dev

6. Las edades de Daegon

Javier Albizu

Daegon, mes CCCLXII

Daegon, mes CCCLXII
Cuatro semanas después volvemos con la turra de rigor. Toca hablar de los avances y retrocesos en los procesos evolutivos de los diferentes aspectos de Daegon.

1. Sobre la escritura:

Mientas sigo esperando a que lleguen comentarios, críticas, acotaciones y reacciones de cualquier tipo a la anterior novela, continúo lentamente con la nueva. En los dos meses que llevo con ella apenas he escrito dos páginas y ya tengo siete de material descartado (aunque esta no deja de ser una métrica un tanto tramposa, ya que en esas dos páginas hay 1.263 palabras, y en las de descartes tenemos 1.878).

Por otro lado, este viernes cambiaba el momento y personajes que tomo como punto de partida de la historia. Con esto pretendo que el arco del primer capítulo (o primera novela, porque aún no tengo ni idea de cuánto llegará a ocupar esta primera historia / conjunto de historias que contaré centradas en la segunda edad) quede mejor cerrado. Por supuesto, que en estos momentos estén ahí, no implica una garantía de permanencia. Por más clara que tenga la historia que pretendo contar, no dejo de ir improvisando. El “qué” y el “cómo” no dejan de ser cosas muy diferentes.

Como no puede ser de otra manera, mientra voy dando tumbos de un lado a otro me da por reflexionar acerca de todo lo que daba por sentado.

Como ya sabrá el lector habitual, alguna que otra vez que me ha dado por escribir acerca del proceso.

“Alguna que otra vez”, pensará alguno, “¿acaso escribes sobre otras cosas?”

Muy bien, de acuerdo. Dentro de alguna de las entradas que he dedicado a estos asuntos1, más concretamente, cuando he hablado acerca de la dicotomía de “Escritores con mapa vs escritores con brújula”, yo me salía del tiesto para identificarme como “escritor con enciclopedia”. Y esto no ha cambiado... aunque sí.

Porque, cada vez que pienso sobre ello, me reafirmo más en esta afirmación... aunque el significado que le he ido dando a lo largo del tiempo no ha dejado de cambiar. Es más, su significado ha ido cambiado a lo largo de esta semana y, cuando me he puesto a escribir esta entrada, ha vuelto a cambiar. Porque, a fin de cuentas, y dado que es el término con el que he decidido quedarme, supongo que no puede dejar de ser otra cosa que no sea lo que necesite en ese momento. Por otro lado, esto no lo convierte en algo bueno o malo “per se”.

Porque podría escribir una enciclopedia, pero no es lo que pretendo. Es más, he empezado a hacerlo varias veces, pero las enciclopedias son un peñazo de leer. Nadie se las lee de principio a fin por diversión. Nadie siente miedo leyendo “acerca” del terror en abstracto. Nadie se emociona leyendo un artículo en el que se comprimen siglos de detalles en párrafos de generalidades.

A su vez, una parte muy importante del propósito de estas historias es presentar la metafísica de este universo a lo largo de las eras. Ver cómo ha cambiado, y cómo esto ha afectado a “la humanidad”. Ver cómo este concepto a ido cambiando hasta el “presente”. Un “presente” que no tiene que ser el foco de la historia que estos contando. El contexto que presento tiene que ser consistente e interesante por sí mismo. Pero tengo que presentar esto sin que su inclusión suponga una rémora para el ritmo o la “calidad” de la narración (si es que soy capaz de dotarla de una). Tengo que insertarlo de una manera que resulte interesante y que tenga sentido dentro de “una historia mayor” (o “menor” ya que, al final, todo depende del ámbito desde el que se contemple). Que encaje dentro del trasfondo de los personajes, pero que no se imponga sobre ellos. Que no sea lo que los defina (aunque esto pueda parecer contradictorio con respecto a los primeros propósitos que he mencionado). Los personajes tienen que estar por encima de eso. Tanto los que sobreviven como los que mueren.

Estas son las máximas con las que pretendo trabajar. Los mínimos imprescindibles que he de alcanzar.

Y así me va.

2. Sobre el dibujo

Mientras sucede todo esto, continúo también tirando tinta digital sin erótico resultado. Sigo a la búsqueda de “mi primera ilustración”tm. Porque no considero que nada de lo que he hecho hasta el momento pueda ser considerada como tal. No al menos nada de lo que he hecho por casa.

Sigo sin tener claro qué es lo que pretendo plasmar antes de agarrar el lápiz. Sigo sin saber qué saldrá una vez que lo apoyo sobre la pantalla. Sigo sin ser capaz de planificar en condiciones, de plantear de antemano los espacios, los planos de profundidad, las líneas de horizonte o los puntos de fuga. Conozco la teoría, pero no soy capaz de aplicarla en condiciones.
Por otro lado, tampoco soy capaz de encontrar imágenes de referencia que me sirvan para lo que busco. Es lo que tiene el no ser capaz de crear una imagen mental del resultado. Ni siquiera un esbozo. Puedo poner nombres en mi cabeza a los elementos que ha de tener, puedo describirlos en abstracto, pero no dejan de ser enumeraciones. Palabras con significado, pero sin una forma visual asociada que las acompañe.

A pesar de reservar tiempo cada día al dibujo, durante este mes apenas le he avanzado en media docena de dibujos. Dos planos generales (uno urbano y otro natural), tres figuras humanas... y un donut.

¿Un donut?
Pues sí.
¿En Daegon hay de eso?
Oye, pues vete tú a saber.

No, el donut no tiene nada que ver con Daegon, sino con otros asuntos. Con otro nuevo y brillante plan. Tras mi fracaso en el aspecto “paisajístico de cabeza”, decidí probar otro camino. Al menos en lo que respecta al ambiente urbano, facilitarme lo más básico con alguna herramienta 3D. Crear las estructuras básicas (al final los edificios no dejan de ser cilindros y cajas) con Blender2 (una herramienta cuyo uso llevaba tiempo planteándome aprender a usar) y, a partir de esto, jugar con las cámaras y las fuentes de luz. Tener una perspectiva y unas sombras planteadas de antemano.

Una vez tomé esta decisión, solo quedaba buscar un profe3. Esta tarea recayó sobre el “Blender Guru” (a quien había conocido gracias al canal de los chicos del Corridor Crew) y su tutorial para hacer un donut.

Pero la cosa va lenta. Porque cada vez que me pongo con una cosa me entra el miedo de que “se me va a olvidar” como hacer la otra. Miedo a que la memoria muscular se vaya. Cada vez que llego hasta un mínimo nivel de detalle no sé cómo profundizar en la imagen sin utilizar referencias. Siempre es lo mismo y el resultado siempre es decepcionante (a pesar de ser capaz de apreciar una leve mejoría al ciertos aspectos).

Y, hete tú aquí, que esta semana salía un artículo en Genbeta4 en el que se hablaba de plugins específicos para Krita y Blender de Stable Diffusion. Y, mira tú por dónde, que un tema que no me había interesado en lo más mínimo hasta hace nada (la creación de imágenes a través de IAs), pasaba a llamarme un poco la atención.

Porque no me interesan los dibujos que pueda crear como obra final, pero si genera algo para Blender, por más que de base no me sirva, sí que puede hacer las veces de borrador. Un borrador en un espacio 3D con cuyas cámaras y luces jugar, y que usar como referencia para mis dibujos.
Aún tengo pendiente el probarlo (y eso no va a impedir que siga pegándole a Blender por mi cuenta), pero tengo curiosidad por saber qué puede salir de ahí, o los límites que tiene a la hora de recibir descripciones para sus creaciones.

3. Sobre la programación

En lo que respecta al “juego de ordenador de Daegon”, seguimos igual que el mes pasado. O lo que es lo mismo: totalmente parados. El calor no ha resultado de ayuda a la hora de reunir fuerzas para volver a pegarme con el hardware del Commodore, pero el propósito continua firme en mi mente.

Aparte de eso, “El profe”5 ha comenzado otra nueva serie de clases para aprender ensamblador desde cero, en esta ocasión haciendo las cosas en paralelo en C y ensamblador de Z80 (mas CPCTelera), y esto es algo de lo que siempre se puede sacar algo de provecho.

A ver si con la normalización de las temperaturas mis neuronas dejan de estar fundidas y retomo el asunto.

Enlaces:

1. Escribiendo sobre escribir
- De mapas, brújulas y caminos
- Literando

2. Blender

3. De Blenders, Gurus y Crews
- Corridor crew
- Haciendo donuts en Blender

4. IA IA
- Pluggins para Krita y Blender
- Stable Diffusion
- Stable diffusion Krita plugin
- StablenderDiffusion

5. El profe
- C y Ensamblador desde 0: ¿Cómo se pinta un sprite? (CPU, RAM, programas, registros, funciones y +)
- C y Ensamblador desde 0: Mueve tus sprites (variables, tipos, funciones, const, enum, if y +)
- C y Ensamblador desde 0: ¡Colisiones! (if avanzado, stack, lectura de teclado, geometría y +)

Javier Albizu

Daegon, mes CCCLXIII

Daegon, mes CCCLXIII
Una vez más llega el momento de hablar acerca de cómo han ido los avances daegonitas. Una vez más toca escribir una entrada sin saber muy bien cómo empezarla sin que esto resulte repetitivo.

1. Sobre la escritura:

El mes pasado dejábamos este tema sumidos en una espiral descendente. Si me fijo en las palabras escritas durante las cuatro semanas de agosto, la cosa queda clara. La última semana de julio terminaba con 669 palabras, y la primera de agosto lo hacía con 725 pero, a partir de ahí, mi acorazado comenzaba a hundirse aún más rápido siendo el resultado de las siguientes 620, 423 y 475. Este hundimiento continuaba en septiembre, que empezaba con 311 pero, una vez tocamos fondo, parece que los intentos del personal técnico para reparar la embarcación comenzaban a dar resultados. En la segunda semana el número comenzó a remontar para ir pasando de 501 a 748 y, de ahí a 674 esta semana (aunque, con lo que escriba hoy una vez que suba esta entrada, espero superar las 800).

Números irrisorios, lo sé. Muy alejadas de las 4.200 semanales que salieron de forma regular durante la segunda mitad de 2019 (y eso que, en aquellos días, los descartes que iba borrando a diario no aparecían en el cómputo global). En fin, es lo que hay.

Por otro lado, tampoco hay prisa.

De cualquier manera, es posible que esta recuperación esté relacionada con haber encontrado ya el punto de partida (otra vez). Porque, sí, he vuelto hasta el comienzo una vez más. El título del primer capítulo ha pasado a convertirse en el título del primer “libro dentro del libro”. El prólogo también ha sufrido alteraciones, yendo una parte de su texto a formar parte del tercer libro, y cambiando la manera en la que da paso al primero.

A su vez, el comienzo de este primer libro también ha ido sufrido varias alteraciones a lo largo de este mes.

Porque, sí, por más que el documento de texto en el que voy escribiendo ocupe ya ocho páginas (aunque las tres primeras son el título, el índice y el nombre del primer capítulo), aún estoy corrigiendo cosas de la primera (esto es, de la quinta, porque la cuarta pertenece al prólogo). Por su parte, el documento de descartes ya va por las trece páginas.

Y, sí, lo dicho. Poca cosa para tres meses de trabajo, pero doy para lo que doy.

2. Sobre el dibujo

En lo que respecta a manchar ojas... pues tres cuartos de lo mismo. Sigo limitándome a encadenar una prueba detrás de otra. A líneas y manchas sin demasiada profundidad. Sí que hay varios dibujos a los que les he dedicado varios días, pero no consigo nada con lo que decir “sí, esto me sirve”. Hay algunos diseños de los que sí que he llegado a decir “casi”, pero cuando más los trabajo más se alejan de lo que ando buscando (algo que muy probablemente se deba a sigo sin ser capaz de concretar qué es lo que busco para ellos).

Mientras tanto, sigo intercalando con el lápiz mis pinitos intercalados con herramientas 3D1. Con programas como Makehuman, que ya probé en su día sin ser capaz de sacarle demasiado partido. Durante estos días he sido capaz de entender un poco mejor su uso (es lo que tiene el leer un poco de documentación y no ponerse a pecho descubierto a tocar menús) y comenzar a trabajar un poco con él.
A su vez, y gracias a que el mes pasado empecé también a pegarle a Blender, también he comprendido (má o meno) cómo funciona la integración entre ambas herramientas, a la par que también he ido dando mis primeros pasos de bebé con Blender-OSM: OpenStreetMap and Terrain for Blender y Buildify.

Eso sí, aún está todo muy verde. Sigo sin ser capaz de hacer funcionar el plugin de Stable Diffusion para Blender en Linux (cosas de Python, por lo que se ve) y tengo claro que el camino por recorrer con todo lo demás va a ser muy largo.

Por otro lado, también he dado mis primeros pasitos con Stable Diffusion “a palo seco” y, si bien las imágenes que genera vistas en pequeñito dan buena impresión, en cuanto empiezas a fijarte en los detalles a la cosa se le empiezan a ver las costuras. También es cierto que las pruebas que he hecho han sido con “paisajes arquitectónicos”, no con personas, y me da la impresión de que esa no es la función para lo que lo han orientado (o para la que está más entrenado).

Por último, mañana mismo empiezo de nuevo las clases dibujo. Llegamos a segundo y empezaremos con tintas y algo de color.

A ver qué sale de todo esto.

3. Sobre la programación

El tema de la programación continúa en dique seco. Este mes no han salido vídeos de “el profe” dedicados al ensamblador pero, por otro lado, en “Programación Retro del Commodore 64”3 sí que han publicado varias entradas relacionadas con CC65 y sus ficheros de cabeceras. Eso sí, aún los tengo en la lista de pendientes.

Porque, por otro lado, también he visto que hay gente que está usando este compilador para hacer cosas al mismo tiempo para C64 y NES, algo que no he conseguido encontrar en el caso de ACME. A su vez, y dado que no consigo aclararme con VASM, es muy probable que acabe pasando a él.

Me dará pena abandonar ACME (por los jajas del nombre, y por los módulos que existen para él entre las extensiones de VSCODE), pero me da la impresión de que este puede ser el “camino de menos resistencia”.

Y eso ha sido más o menos todo.
La semana que viene continuamos con la programación habitual.

Enlaces:

1. Cosicas 3D
- Makehuman y su comunidad
- Makehuman for Blender
- Blender-OSM: OpenStreetMap and Terrain for Blender
- Buildify

2. Stable Diffusion UI

3. Programando para 6502
- Header files específicos para maquinas de Commodore
- Entrada / salida por consola con conio.h
- Manejo del joystick con joystick.h
- Manejo del ratón con mouse.h
- Entrada salida a disco con dio.h
- Gráficos bitmap con tgi.h
- CC65
- ACME
- VASM

Javier Albizu

Daegon, mes CCCLXIV

Daegon, mes CCCLXIV
Un ves más, y un mes después, volvemos a la carga para hablar de la aparente falta de avances en todo aquello relativo a los diferentes proceso creativos relacionados con las cosas de Daegon.
Así pues, vayamos por partes.

1. Sobre la escritura:
Como no podía ser de otra manera, sigo en la primera página del primer relato de la nueva novela / colección de relatos. Algo que no quiere decir que no se hayan producido avances.
Se han producido movimientos dentro de la estructura del primer capítulo, y el segundo segmento ha pasado a ser (otra vez) el primero. Me he planteado el cambiar de género a un personaje para que (en mi cabeza) resulte más sencillo al lector no asociar a otro concepto / personaje (sin género, o con todos ellos, como se prefiera) como masculino. Sigo dándole vueltas al pronombre a utilizar (en caso de verme obligado a utilizar alguno para referirme a.. maldición, no quiero decir “él” ni “ella” ni “ello” o “eso”) cuando me refiero a ese concepto.
En fin. Problemas del primer mundo.

Con todo esto, actualmente el conteo de palabras está como sigue:
Documento principal: 4.284 palabras, 11 páginas.
Descartes: 4.787 palabras, 18 páginas

A su vez y, como consecuencia de la problemática anteriormente expuesta (entre otras tantas), seguimos con la misma velocidad raquítica de unas setecientas palabras a la semana. Con el deseo de ponerme a escribir porque “ahora sí que lo tengo” mientras hago otras cosas, hasta que me siento delante del teclado, hago todo lo que está en mi mano para retrasar el momento de ponerme a ello, y descubrir que no. Que realmente “no lo tenía”. Que las palabras que creía que iban a salir a cientos se quedan en nada. Que ni son tantas, ni realmente funcionan una vez plasmadas.

Pero seguimos tomando decisiones, avanzando... y retrocediendo (y dando saltos raros).

Si en la anterior entrada comentaba que este iba a ser un “libro de libros”, este propósito se ha ido afianzando a lo largo de este mes. Lo que aún no tengo claro es cuántos “libros” serán.

Por lo pronto, tengo claro que, los tres primeros estarán centrados en la segunda edad de Daegon. Con esta idea en mente, a la hora de realizar la criba de las historias que voy a contar me he limitado a los títulos de las entradas que utilicé para hablar de esta edad en la primera encarnación de las “Edades de Daegon”:

Nacimientos y despertares. El alumbramiento de los hijos de Adai.
Los primeros dioses. El advenimiento de los padres de los hombres.
Hermanamiento e Imperio. El reinado de los siete reyes dragón.
La muerte de los mundos. Destrucción y cenizas. El final de una era.
Epílogos y preludios. Yago y Shur. Ira y renacimiento.

Este primer capítulo se llama “Despertares”... aunque no tiene mucho que ver con los “Despertares” de la primera entrada de antaño (mucho no, aunque algo sí).

A su vez, lo que no tengo intención de hacer es ceñirme parcialmente al “cuerpo” de aquellos textos... un poco de aquella manera. Porque, a pesar de estar imbricadas de manera inevitable con ella, voy a tratar de desligar las historias de la “metatrama original”tm.

En el primero de estos libros, cuyo título provisional es “Lo que no volverá a ser”, me estoy centrando en tratar de presentar una suerte de relatos “costumbristas” de los progenitores de la humanidad. Claro está, hablamos de gente que eran casi dioses. Seres que vivían millones de años. Que eran capaces de moldear porciones de la realidad de acuerdo a sus percepciones.
Así pues, el costumbrismo aplicado a este gente no es algo que sea muy... convencional al ser contemplado a través del tapiz de nuestra mirada.

A su vez, y como decía al principio... esto hace especialmente complicado el presentar según qué conceptos. Si pretendo no ser discursivo y verborréico, sino evocador, he de tener mucho cuidado con la manera en la que presento las cosas. Con los nombre que les doy a los conceptos. Así pues, no utilizaré los “palabros de otro mundo” sino que estos tratando de encontrar palabras que “suenen” a castellano, que evoquen las ideas que quiero transmitir, pero que no existan en nuestra lengua de manera explícita. Esta es una decisión que tomé durante la escritura de “Arcanus” (la novela cuyo segundo borrador terminé en julio), y que se ha ido consolidando tras algunas de las últimas lecturas1 que he ido terminando durante estos días (y otras obras de los mismos autores que leí hace tiempo). Cosas como los lenguajes que usaron Dan Simmons en Hyperión e Ilión, o Gene Wolfe en su saga del “Libro del sol nuevo”.
El propósito es que sea el lector quien realice sus propias aproximaciones a través de palabras con las que tenga la sensación de poseer una cierta familiaridad. Que sea capaz de crear su propio esbozo mental del concepto sin necesidad de descripciones infinitas.
Seguro que eso está tirado.

Una vez que termine con este primer libro (que tendrá cuatro relatos), los dos siguientes seguirán esta misma tónica, pero centrándonos en los cambios de la realidad que desencadenaron el final de la segunda edad (y el final de casi todos los integrantes de la primera humanidad). Un proceso en el que, de nuevo, pretendo seguir con el mismo acercamiento “costumbrista”. No habrá grandes batallas, pero sí algo de épica y mucho drama.
A buen seguro, durante ese proceso rescribiré “Reflejos y cambios”2 para que forme parte de este tercer libro desde un punto de vista más acorde a los nuevos paradigmas que he ido estableciendo.

La lógica dicta que, a estos libros, deberían seguirle las historias que formaban parte de la tercera de las “Edades de Daegon”, pero ahí me encuentro con problemas adicionales.
Por un lado, “Arcanus” estaría englobada dentro de esta edad:

Regresos y éxodos. Guerra en los límites de la existencia. Huidas y sueños.
Nuevos dioses para un mundo viejo. Guerra y fe. La llegada de los hijos de Tayshar.
Rupturas y fragmentos. El regreso del destructor. Ascensión y conquista.
Oscuridad y grietas. Nuevos enemigos, nuevos aliados. El despertar de los jonudi.
Incomprensión y conflicto. Fortalezas en las estrellas. Rebelión en la sombra.
Poder y superación. Control y conocimiento. Arcanus y Rogani.
La forja del anillo. Ampliando el horizonte. Muerte desde las estrellas.
División y cambios. Ciudades en el cielo. Líneas en las arenas de la mente.
Héroes y Mártires. Superando los limites de la mente. Rompiendo las fronteras de la realidad.
Ocaso de imperios y lluvia de dioses. El resurgir del Kinsai Ubami.
Alzamiento y barbarie. Orgullo y condena. La última victoria de los ailanu.

Por otro, hay un gran hueco (uno de unos cuantos millones de años) entre la segunda y la tercera edad... y me gustaría explorarlos. Pero, bueno, aún quedan unos cuantos años hasta que llegue ese momento. A saber cuántas veces cambio de idea antes de que llegue el momento de tomar una decisión (y entonces pensaré en qué momento “termina” este “libro de libros”).

2. Sobre el dibujo
Durante el mes pasado el tema del dibujo3 se tomó un desvío. En octubre comenzaba el segundo curso en la escuela municipal, por lo que el ritmo de “ilustraciones daegonitas” se ha resentido. Por otro lado, no veo grandes (ni pequeños) avances en lo que he ido haciendo por casa. Tengo que replantearme esto porque no me parece que lo de dibujar sin referencia me esté sirviendo de gran cosa... pero sigo sin querer “copiar” cuando estoy fuera de clase.

3. Sobre la programación
Cero. Niente. Nada. Esto tiene que cambiar.

Enlaces:

1. Las lecturas
- El feed de Goodreads
- La sombra del torturador
- Hyperión
- La caída de Hyperión
- Ilión I
- Ilión II
- Olympo I (Ilión III)
- Olympo II (Ilión IV)

2. Reflejos y cambios

3. Dibujines

Javier Albizu

Daegon, mes CCCLXV

Daegon, mes CCCLXV
Cuando nos adentramos en el último mes (y la última entrada relativa a este tema) del año, lo hacemos con un pequeño cambio en las tendencias que nos han traído hasta aquí. Tendencias que no sé si seré capaz de mantener, pero que parecen indicar una leve mejoría en dos de los tres aspectos acerca de los que me dispongo a hablarte.

1. Sobre la escritura:

Si vamos al tema puramente numérico, las cifras con las que nos encontramos a fecha de hoy son las siguientes:
Documento principal: 4.966 palabras, 11 páginas.
Descartes: 7.006 palabras, 23 páginas

Esto, a priori, no denotaría una mejoría demasiado grande si las comparamos con las del mes pasado, pero las apariencias son traicioneras. Porque, si nos paramos un momento a analizarlas, por más que podamos ver que el número de páginas descartadas ha crecido en un orden de magnitud infinitamente mayor a las del documento principal (en un arrollador 4 a 0), el contenido de la gran mayoría de estas páginas no pertenece a lo escrito durante este mes. Gran parte de lo que ha terminado en la parte del “no” pertenecía a las intentonas con las que me había pegado hace tiempo. Muy probablemente solo una de esas cuatro páginas sea de material reciente.

Y, sin embargo, el contenido del documento principal no solo no ha disminuido como consecuencia de esto, sino que ha crecido casi en setecientas palabras. Es más, no solo ha habido un avance a este respecto, sino que parece que finalmente he logrado dejar atrás la primera página. Cuando escribo estas líneas, me encuentro enfrascado en la escritura de la cuarta. Por supuesto que, llegado el momento, volveré hasta la primera, pero eso ya será cuando termine alguno de los relatos o capítulos que compondrán esto.

Por otro lado, los avances no terminan únicamente aquí. Con cada línea escrita los “protagonistas” han ido ganando peso en mi cabeza. Han ido ganando en personalidad. Han dejado de ser “otro de mis personajes atribulados”tm. Algo que no ha afectado a la historia que pretendo contar, pero que sí que me ha servido para moldear un poco más su tono. Para distanciarlo (espero) de las cosas que he escrito con anterioridad.

Por el camino también se han ido produciendo nuevos descubrimientos en lo que a la metafísica de Daegon concierne. Piezas que nunca había visto encajar, de repente se han presentado ante mis ojos como algo que... “tendría que haber sido obvio desde el principio”. Elementos que dotan de una mayor solidez, coherencia e interés a conceptos que, no importa cuánto piense acerca de ellos, siempre terminan por demostrar una capacidad maravillosa para ser cada vez más complejos. Para dar sentido al “todo mayor” sin por ello traicionarse a sí mismos.

2. Sobre el dibujo

Aquí llegamos a la parte más “coja” de los temas del mes.

En lo que respecta al tema de tirar líneas, en clase hemos dejado el boli bic y hemos pasado a la plumilla1. Por lo pronto, las lecciones aprendidas en el tiempo que le he dedicado han sido las esperables. Esto es: el papel es traicionero, la tinta es traicionera, el tajo es traicionero. Hay que ver lo poco que se puede fiar uno de las herramientas de dibujo (por no hablar de las capacidades propias). Y lo siguiente será el pincel seco. A ver qué terminamos sacando de eso.

Por otro lado, en casa sigo sin lograr avances significativostambién 1. A ver si hago caso a Kenny Ruiz2 y me lanzo a dibujar una página de cualquier historia que se me ocurra... aunque sepa que va a ser una mierda.

Pero cuesta. Cuesta horrores ponerse a ello cuando estoy delante del ordenador. Sigo sin dar con el aspecto de ningún personaje... aunque en el caso de algunos de ellos tengo la sensación de “estar cerca”. A su vez, cosas como la perspectiva, la narrativa o la planificación de página las tengo en pañales.

Y, lo peor de todo, es que, cuando toca ponerse con ello, al igual que con la escritura, lo voy dejando para última hora. Y al final se nota (y no precisamente para bien). Tengo que empezar a buscar referencias pero... ¿referencias para qué? ¿Qué es lo que quiero dibujar, más allá de “un tebeo”?

En fin. Paciencia, tiempo y dedicación. No queda otra.

3. Sobre la programación

En lo que se refiere al ensamblador, y al contrario que en anteriores ocasiones, sí que hemos tenido avances. Finalmente he logrado entender una cosa de lo más básica (cuando hablamos de un procesador de 8 bits como el 6502) que me ha había estado evitando desde hace años. No sé hasta qué punto esta falta de entendimiento se debe a mi falta de comprensión lectora, y cuanta a que las cosas se redactan de manera un tanto “reguler” cuando se escriben los manuales técnicos. A saber cómo se enseñan estas cosas en las eFePes o las carreras universitarias (si es que se sigue hablando de ellas).

Y el descubrimiento no ha venido mientras analizaba un “hola mundo” que había por la red y que lleva conmigo desde hace más de medio año. No. Las piezas encajaron ayer mientras daba mi paseo previo a la cena. Porque los cerebros funcionan “asín”.
Por fin he entendido que esto:

Holi

Significa que en las posiciones de memoria 20 y 21 de la página 0 de la memoria es donde guardamos la dirección de inicio en la que se encuentra alojada la cadena de bytes que compone el texto.

Esto es, que como (al contrario que el Z80) el 6502 no tiene “registros dobles” (esto es, registros de 8 bits que se pueden usar sueltos o que se pueden “sumar” para convertirse en un registro de 16 bits), no podemos guardar una dirección de 16 bits en ellos, sino que tenemos que utilizar dos bytes de la memoria para guardar ese tipo de posiciones.
Aún me quedan muchas cosas de este estilo por entender (como los distintos tipos de direccionamiento, y qué instrucciones del procesador son capaces de utilizar cada uno de ellos), pero empiezo a ver un poco la luz. Porque, en caso como esto, una vez que comprendes una cosa, el resto suelen ir en cascada.

También he sido capaz de darme cuenta de que la instrucción que “pinta el carácter en pantalla” (jmp $ffd2), en realidad no es una instrucción del procesador, sino una función del “kernal”. Bueno, no exactamente. En realidad es un alias que apunta a la dirección de memoria $0326, que es donde realmente está la función.
Esto es, con el programa no estoy imprimiendo la cadena desde el ensamblador, sino que le estoy “pasando al kernal” los bytes para que los saque en pantalla. O lo que es lo mismo, si deshabilito el kernal en caso de necesitar memoria, tendría que buscarme otra manera de pintar texto en pantalla.

He tratado de “desensamblar” esa posición de memoria para sustituir la llamada a esa función por “el código” que existe en esa posición de memoria... sin erótico resultado. Mi teoría es que no se trata de código de 6502, sino de alguna instrucción específica del VICII (el chip gráfico), pero aún tengo que profundizar un poco más para ser capaz de comprobarlo.

Porque, al igual que el conocimiento, las dudas y errores de concepto también acostumbran a ir tumbando las cosas en cascada.

Sea como fuere, he logrado entender gran parte de ese “hola mundo”. He logrado cambiar cosas, y que el comportamiento sea el que yo esperaba.

No está mal. Nada mal.

Pasito a pasito.

Enlaces:

1. Dibujines

2. Webinar de Kenny Ruiz. Cómo Dibujar un Nemu para capítulo de Manga

Javier Albizu

Daegon, mes CCCLXVI

Daegon, mes CCCLXVI
Mes de altibajos.
Mes de avances.
Mes cerrar un círculo.

1. Sobre la escritura:
A lo largo de este último mes parece que la cosa de juntar letras ha ido ganando algo de ritmo. Algo que puede servir para dar pie a la esperanza, o que puede tratarse de un mero espejismo.

Una vez más, cuando nos ponemos con los datos numéricos, seguimos en cifras bastante raquíticas:
Documento principal: 6.431 palabras y 13 páginas.
Descartes: 8.824 palabras y 27 páginas.

Sí, vale, cuando las comparamos con las cifras del mes pasado, vemos que han salido 1.465 palabras “finales” (que, a buen seguro, terminarán por no serlo) y 1.818 de “deshechos”.
A su vez, si comparamos estos números con los correspondientes al mes anterior, 682 y 2.219, podríamos concluir que se ha producido una “mejoría”. Pero sigue siendo mucho menos de lo “que debería ser”.

En fin. Es lo que hay.

Mientras tanto, hemos llegado hasta la sexta página del primer relato y, cuando lograba esto, me daba cuenta de que voy iba a recuperar un acercamiento que había descartado hace unos meses. Porque, en origen, este relato iba a tener una estructura similar a la de Arcanus (aunque la manera de afrontarlo y plasmarlo es bastante diferente). Esto es; la alternancia de puntos de vista acerca de “lo que vendría a continuación”.

Y tiene sentido porque, a la hora de plantearme ciertas conversaciones, el tema quedaba muy forzado. Demasiado expositivo para resultar natural. Y la exposición tenía que estar ahí. Que estamos en terrenos “raros”. Si uno quiere que se entienda, es necesario dar contexto.

Con esto, el primer encuentro entre nuestros personajes ha terminado con preguntas que no son respondidas por “palabras”, sino por la interpretación que hace quien pregunta de una serie de estímulos que recibe a través de un millar de sentidos. Por una respuesta que le llega remitida a través de canales que se podrían definir como “no humanos“ (al menos “no humanos” de acuerdo a nuestro concepto de “humano”), pero que no por ello le son ajenos.
Oye, que estamos hablando una de “los primeros humanos”, y ellos eran bastante más complicados que sus descendientes... pese a ser también más “simples” en ciertos aspectos. Sí, lo sé, supongo que suena un poco raro, pero en mi cabeza tiene sentido (solo espero que dentro del texto también lo tenga).

Con esto, luego iremos hasta el punto de vista del “emisor” de esos mensajes / impulsos (que no es humano). Algo que, curiosamente, ya tenía planteado / escrito desde hace meses. Porque pronto llegaré hasta una parte del relato que, en la primera versión estaba ubicado al principio de la narración, pero que ha ido quedando relegada para “más adelante”.
A ver con qué me encuentro cuando toque revisar y adaptar estas tres páginas.

Por otro lado, y ya que mencionábamos a Arcanus, ha llegado el momento de hacer algo con esta novela.

Allá por julio lanzaba en varios grupos la solicitud de “ayuda” de cara a afrontar la tercera revisión, y la cosa ha quedado básicamente en silencio administrativo desde entonces.

De las doscientas dieciséis personas ante las que lanzaba la misiva (entre personas individuales, grupos de Whatsapp y de Discord) recibía treinta y cuatro respuestas indicando que estaban dispuestas a aportar algo. Pero, desde entonces, solo he recibido una aportación. Una revisión que se centraba en lo sintáctico y no entraba en lo comprensible o no del texto.

Con esto, y teniendo claro que no recibiré nada del resto (y que tampoco tengo intención de ponerlos en un compromiso a base de insistir), he optado por publicar la novela en la web de Daegon un día de estos, colgar los documentos1 y olvidarme del asunto de publicarlo más allá de la red.
Me he planteado la posibilidad de ir publicándolos en Wattpad para probar suerte pero, tras leer un poco cómo funciona eso, he optado por dejarlo pasar.

2. Sobre el dibujo
En lo que respecta a manchar hojas, seguimos con las dinámicas habituales.
Tras terminar con una lámina en la que, una vez más, intentaba ir plasmando los rostros de los personajes que aparecen en Arcanus (y que, al final, terminé usando para ver si era capaz de crear “caras diferentes”), ha tocado pegar un pequeño viraje.

Holi

Pese a haber dedicado aproximadamente el mismo tiempo a cada una de estas caras (cosa de un par de horas a cada una entre abocetado y “tinta digital”), cuando miro el resultado “final” solo las dos en las que usé algún tipo de referencia me parecen "de verdá". No sé hasta qué punto esto es debido a sesgos propios y la inseguridad que traigo de serie, o si si se trata de algo que "objetivo" (u objetivable).

La cosa es que llevo un par de días intentando hacer algo basado en el relato en curso:

Vandara

Y he optado por ir buscando imágenes en la red a partir de las que sacar ciertas poses (porque empecé a dibujar a alguien en posición fetal sin usar nada y aquello no había por dónde pillarlo anatómicamente hablando). Así pues, decidí usar Beeref2 para crearme un “muro de referencias” para este dibujo, y ver qué puede salir a partir de eso.

Referencias_Vandara.png

La versión de Beeref que estoy usando tiene un “pequeño problema”, y esto es que cuando le doy a guardar peta, pero la versatilidad que me da a la hora de pegar, escalar y rotar las cosas que meto ahí me han resultado de lo más interesantes. Luego es cuestión de sacar un pantallazo, guardarlo como imagen, y seguir funcionando a partir de ahí. A ver si corrigen esto en alguna versión posterior.

Cosas de la vida, mientras escribo esto me ha dado por probar la versión de Windows a través de Wine (hasta ahora había usado la de Linux), y el tema del guardado funciona correctamente, así que iré alternando entre ambas.

Por otro lado, parte del aspecto que le voy dando a esta nueva imagen supongo que se la debo a Steven Zapata3, un concept artist que he descubierto hace poco y que me ha hecho recordar cuánto me gusta el resultado que da un buen uso del grafito y el difumino. A ver qué termina saliendo de todo esto.

3. Sobre la programación
En la programación seguimos un poco en pañales, aunque no por ello el tema esté parado.
Dado que algunos ejemplos de código en ensamblador para el Commodore que he encontrado en la red estaban creados en KickAssembler4 he estado haciendo algunas pruebas con él, aunque aún no he logrado dar con los parámetros necesarios para que el archivo resultante haga lo que tiene que hacer.

A su vez, también he estado jugando un poco con Wine5 para poder utilizar CMB Prg Studio sin necesidad de arrancar una máquina virtual de Windows, y en esto sí que he tenido éxito (pero no ha sido gracias a los tutoriales de la interné).

Al final ha bastado con crear un nuevo “prefijo” de Wine con una arquitectura de 32 bits, e instalarle todas las fuentes disponibles y el Framework 4:

WINEPREFIX="$HOME/.wine32" WINEARCH=win32 winecfg
WINEPREFIX="$HOME/.wine32" WINEARCH=win32 winetricks --no-isolate --force -q nocrashdialog allfonts
WINEPREFIX="$HOME/.wine32" WINEARCH=win32 winetricks --no-isolate --force -q nocrashdialog --verify dotnet40

Este proceso me ha servido para entender un poco mejor cómo funciona Wine, ya que iba arrastrando un “prefijo” con cosas instalas desde hace años y no le había dedicado demasiado esfuerzo a tratar de ver maneras en las que utilizarlo para otras cosas.

Seguramente, de no haberme comprado el Gris6 (que es de donde salen tres de las imágenes de referencia de la sección anterior) en GOG, y probar si funcionaba en Wine, nada de esto habría pasado (más que nada porque para instalarlo he tenido que crear un “prefijo” de 64 bits, y todo lo que tenía en el otro dejó de funcionar).

Sea como fuere, la cosa ha terminado mejor de lo esperado, ya tengo cada cosa en su sito (las aplicaciones para el C64 en el prefijo de 32 bits, y el Campaign Cartographer junto a Gris y otros juegos en el de 64) y he obtenido el conocimiento necesario para utilizarlo de una manera más personalizada cuando me sea necesario.

4. Sobre la lectura
Y terminamos el año con más números.
Me ha dado por sacar las cifras de cosas que he ido leyendo durante el 2022 y esto es lo que ha salido:

Tebeos:
Ejemplares: 994
Páginas: 77.112

Libros:
Ejemplares: 40
Páginas: 10.640

Tengo claro que el año que viene muy probablemente no llegue hasta estos números, pero ahí queda eso.

Enlaces:

1. Arcanus
- en PDF
- en EPUB
- en MOBI

2. Beeref

3. Steven Zapata

4. Kick Assember

5. WINE

6. Gris

Javier Albizu

Daegon, mes CCCLXVII

Daegon, mes CCCLXVII
Vamos directamente al turrón sin andarnos con preámbulos. Creo que será lo mejor, así, por norma general, para este tipo de entradas de aquí en adelante (hasta que cambie de idea).

1. Sobre la escritura:
Empezamos, como ya es tradición, con los numericos.

Las cifras de estas últimas cuatro semanas son:
Documento principal: 7.826 palabras y 15 páginas.
Descartes: 11.242 palabras y 33 páginas.

Esto hace 1.395 palabras “finales” y 2.418 de descartes.

Si comparamos los totales con las de meses anteriores, vemos una leve tendencia a la alza:
Noviembre: 2.901
Diciembre: 3.283
Enero: 3.813

He de reconocer que, cuando empezaba el mes, esperaba un poco más. Y lo esperaba porque la primera semana escribí 1.024 palabras y la segunda 1.204, pero la semana pasada terminó con 741 y esta, antes de ponerme hoy con ella, llevamos 685. La tendencia se ha roto pero, si no se tuerce la cosa, espero que esta semana termine con más palabras que la pasada.

Ahora bien.
¿Cuál ha sido la causa de este bache? Se preguntará nadie.
¿A qué se debe esta pequeña inflexión?

Pues tiene una razón que me dispongo a contarte porque, al contrario que otras veces, creo que esta vez la causa la tengo bastante clara.

La semana pasada llegaba hasta el final de lo ya escrito. Esto es, dejaba de rescribir y pasaba a tener que “concretar” nuevas ideas. Necesitaba dar con la manera de expresar aquello a lo que aún no le has dedicado el tiempo de procesado mental suficiente como para ser capaz de plasmarlo.
Y cuesta, porque seguimos en terrenos un tanto “etéreos”. Porque seguimos en un capítulo que, dependiendo de lo que busques, puede ser “duro” de leer.

Casualidades de la vida, hace un par de semanas me llegaba la segunda “review” de Arcanus. Una crítica proveniente de uno de mis primos que empezaba bien, y luego se iba deshinchando. Y lo entiendo. Era un riesgo que tenía asumido. Según va avanzando la novela, lo “normal” va desapareciendo y va dejando paso a conceptos cada vez más abstractos. Hay un hilo que da coherencia a todo. Una “trama global“, por así llamarla, pero puede que no haya sido lo suficientemente “claro” a la hora de plasmarla.
Pero, bueno, ese es ya otro tema.

Retomando el relato en curso, mientras voy avanzando me voy apuntando cosas de lo ya escrito que tengo que revisar / cambiar. Me he dado cuenta de que el ignitor de la historia ya me sobra. Tal y como ha ido avanzando, ha dejado de tener sentido. Entre otras cosas, hacía referencia a un personaje que no tiene ningún peso real en lo que se cuenta. Un elemento que es es mejor eliminarlo por completo.

A su vez, y como no podía ser de otra manera, según he ido profundizando en el conocimiento de los personajes, sus contextos y su manera de percibir la realidad, me he dado cuenta de que algunas afirmaciones previas, dependiendo de cómo se interpreten, pueden resultar contradictorias con la manera en la que he ido desarrollando /presentando a los personajes más adelante. En ocasiones esto sucede por el lenguaje y palabras concretas que he usado, en ocasiones porque no lo había pensado lo suficiente, y en ocasiones porque cambiar estos detalles hace que el resultado me parezca más interesante.

La cosa es que ya he llegado hasta el tercer bloque (de cuatro) de este primer relato que ahora mismo ocupa cosa de diez páginas pero, una vez que termine, y antes de pasar al último (que hace las veces de epílogo), tendré que volver una vez más hasta el principio.

Con esto, parece claro que a la cosa aún le queda un rato largo. Lo que sí que tengo claro es que, una vez que termine el capítulo, lo subiré a la web de Daegon. Trataré de ceñirme a lo que decía el difunto Carlos Pacheco de “página entregada (subida y accesible “al mundo”, en mi caso), página olvidada”. Podría haber usado el ya conocido “Terminado, no perfecto” de Jake Parker1 pero, dado el pisfostio que montó hace un par de años con su intento de “apropiarse” del Inktober (que él había iniciado), prefiero usar citas de gente que me caiga mejor.
Por otro lado, también podría usar una expresión que utiliza Tom Parkinson-Morgan2 en la entrevista que le hacían el año pasado en “Pay no attention”. Esa en la que, básicamente, dice “no tiene porque gustarte el resultado final, solo tienes que hacerlo”, pero me atendré al referente patrio.

Eso sí, tengo pendiente reseñar por aquí desde hace mucho tanto a Parkinson-Morgan, como su webcomic y sus dos juegos de rol. A ver cuándo me leo los juegos con un poco de calma para poder hablar de ellos en condiciones. Dado que Kill 6 Billion Demons, su tebeo, es algo que sí que he leído y releído, no puedo dejar de recomendárselo a todo el mundo (al igual que recomiendo la entrevista que le hicieron donde realiza reflexiones de lo más interesantes acerca del proceso creativo).

2. Sobre el dibujo
En lo que respecta a tirar tinta... pues seguimos en ello. Después de marear y remarear el dibujo que estuve haciendo durante unas semanas, opté por pasar a lo siguiente una vez que vi que aquello tenía ya solución. No la damos la página por olvidada, pero sí por entregada (pasito a pasito, oye).
Para quien quiera ir viendo mis progresos pictóricos, ya está creada la entrada de dibujos de 20233 aquí al lado.

Sí que es cierto que, al revisar otros dibujos anteriores (o el que tengo ahora en cuso), son capaz “adivinar” qué es lo que “les falta”. A su vez, no es menos cierto que no sé qué camino / técnica / acercamiento concreto he de tomar, pero al menos sí que puedo “intuir” por donde convendría seguir. Y eso no es poco.

3. Sobre la programación
En lo que respecta al ensamblador... pues, de nuevo, bastante parado. Sí que hice mis pequeñas pruebas con KickAssembler y logré compilar el código que tenía con él, pero poco más hemos avanzado a partir de ese punto (más que nada porque no tenía la cabeza para meterla en serio en esos niveles de abstracción). Si para el mes que viene no lo he retomado, esta sección desaparecerá hasta que pueda tener algo de contenido “de verdá” que incluir sobre este proyecto.

4. Miscelanea
Para terminar, tenemos una nueva sección que me acabo de sacar de la manga. Una sección cuyo origen se encuentra en una triste noticia.

Mientras revisaba este viernes los documentos de Jorune me he ido descargado a lo largo del tiempo desde archive.org4 veía que en el archivo de información del Torrent “miscelaneo” (que también es el más completo) que aquello estaba bajo licencia CC3... lo que me resultó harto extraño.
Por supuesto, encontrar la información referente al estado de la licencia de un juego que “desapareció” hace más de veinticinco años es una tarea entre complicada e imposible. Pero, hete tú aquí, que alguien había estado sacando material nuevo para este juego hacía apenas un par de años. Alguien con quien me había estado cruzando correos durante un tiempo allá por 2019. Si alguien sabía cómo estaba el tema, ese era el amigo Joe.

Así fue como descubrí que, según todo parece indicar, murió en 2021... y que nadie en “la comunidad” se ha dado cuenta.

Joseph Kessler Adams5, también conocido como Joe Coleman y bajo más de otra media docena de aliases, fue la persona que mantuvo vivo el nombre y la comunidad de Jorune desde su tercera edición en el 94 hasta 2021. Un hombre que, aparte de esto, también escribió novelas y tebeos en otros ámbitos. Alguien de quien he encontrado muy poca información online. Tanto es así que para saber de su fecha de nacimiento, y comprobar que coincide con la del obituario, he tenido que ir hasta archive.org.
Y esto me entristece sobremanera.

Durante las próximas semanas trataré de escribir una entrada acerca de él juntando lo que vaya encontrado por ahí sobre su persona aliñándolo con algún que otro detalle que pueda rescatar de los correos que cruzamos hace unos años. Esta entrada servirá como colofón /epílogo / epitafio a las que le dediqué al juego de nuestros amores dentro de Mundos Improbables allá por 2010.
Es posible que también mire la posibilidad de revisar su entrada en Wikipedia para completar estos datos, aunque no sé lo sencillo o complicado que puede llegar a ser eso.

Enlaces:

1. Jake Parker y sus cosas
- Finished, not perfect
- Jake Parker en Wikipedia
- El mal rollo con el Inktober

2. Tom Parkinson-Morgan / Abbadon
- Kill 6 Billion Demons
- Su Patreon
- Lancer, su otro juego de rol
- Lancer - Versión gratuita
- Su entrevista en Pay no attention

3. Dibujos 2023

4. Jorune en Archive.org
- Jorune Misc
- Skyrealms of Jorune
- Alien Logic

5. Joseph Kessler Adams
- Joseph Kessler Adams
- Josehp Coleman
- Jorune es una enfermedad mental
- Joseph en Wilipedia
- Joseph en Pen Paper
-
Su obituario

Javier Albizu

Daegon, mes CCCLXVIII

Daegon, mes CCCLXVIII
1. Sobre la escritura:
Vamos con los numericos:

Las cifras de estas últimas cuatro semanas son:
Documento principal: 9.725 palabras y 18 páginas.
Descartes: 12.614 palabras y 37 páginas.

Esto hace 1.899 palabras “finales” y 1.372 de descartes escritas a lo largo de estos veintiocho días.

Así pues, tenemos 3.271 palabras, lo que rompe con la tendencia “alcista” de los últimos meses y nos deja a medio camino entre los números de noviembre y diciembre del año pasado.

Sigo “al final del texto intentando no echar aún la vista atrás”. Dando vueltas y más vueltas alrededor de ideas sobre las que muy probablemente esté siendo especialmente reiterativo. Insistiendo en elementos que, a buen seguro, desaparecerán en la revisión general.

Pero es lo que hay.
Es el proceso.
Hay que confiar en él.

Das vueltas y más vueltas a las ideas. Te enamoras de ellas. Te vuelves un poco loco intentando que todo el mundo se enamore también de ellas. Todo esto solo para que, más adelanta, cuando les vuelves a echar un vistazo, te des cuenta de que, simplemente, estás siendo un pesado y solo vas a conseguir que les aburran (eso cuando, directamente, lo único que consigues a cambio de tu insistencia es que las salten, las ignoren o las aborrezcan).

Ley de vida.
Ley de escritura.

La cosa es que estoy “cerca de” acabar este capítulo. Bueno, al menos eso creo. La semana pasada empecé con el prólogo y esa parte del texto (debidamente cambiada) ha pasado a formar parte del bloque anterior del capítulo. Así que, a saber.
Con todo, confío en terminarlo para la semana que viene y estar ya echando la vista atrás de verdad, puliéndolo y dándole chapa y pintura para el próximo Daegon, mes....
A ver con cuántas palabras nos encontramos para entonces.

Cierto es que, si queremos hacer un poco de trampa, a los “números daegonitas” de este mes les podríamos haber añadido los contenidos dentro del “Arcanus Anotado”1 (3.389 palabras y 10 páginas) que comencé a escribir hace un par de semanas. Pero, como ya digo, estaría “haciendo trampa”, así que no forman parte de este conteo, de la misma manera en la que tampoco lo hacen las palabras de estos “Daegon, mes ...”.

Y, ya que hablamos de Arcanus Anotado, supongo que cuando termine y suba el primer capítulo del “Historias de Daegon” que tengo en curso, comenzaré también con un “Historias de Daegon Anotado” donde hablaré con un detalle mayor del que suelo poner por aquí de las decisiones, indecisiones, cambios de rumbo, descartes y pedradas varias que han ido aconteciendo a su alrededor. Vamos, todas esas cosas de las que no he querido hablar por aquí mientras el texto al que hacen referencia no esté disponible para su lectura.

2. Sobre el dibujo
En lo que respecta a machar hojas la cosa continúa con su proceso y sin alardes2. En clase hemos empezado con los colorines y en casa sigo diciéndome “venga, sí, ponte ya de una vez con el dibujo de perspectivas”, o “intenta hacer una página”, o “una viñeta”, o “ponte con algún dibujo_de_verdá”. Pero, nada, nunca me lanzo a ello. Sigo dando tumbos entre los diseños de los personajes de mis textos, pero sin avanzar demasiado con ninguno de ellos.

Más allá de esto, y ya en un plano más técnico, estos días me encontré con problemas con la pantalla gráfica después de hacer unos cambios en el conexionado de los monitores. Un problema que no asocié a esto hasta pasado ya un tiempo.

En mi defensa, diré que me parece flipante que, al menos en Linux, el driver de este monitor3, si se conecta por HDMI (el conector que trae nativo) no es capaz de saber a qué pantalla tiene que asociar el putero del lápiz. En cambio, si lo conectas a través de un adaptador DisplayPort a HDMI sí que lo encuentra correctamente.

Eso sí, a base de mirar por aquí y por allí4, este problema me ha servido para conocer un poco más de los comandos dmesg, xinput y xrandr. También me ha llevado a tratar de entender (sin erótico resultado) un poco las UDEV rules y los archivos del xorg.conf.

La cosa es que no ha habido suerte con ninguno de esos enlaces, y al final lo único que sirvió fue volver a dejar los conectores como estaban antes (y reinstalar el driver).

En fin. Vivir para ver.

3. Sobre la programación
No. Este mes tampoco puedo decir que haya avanzado nada a este respecto. Lo que sí que puedo decir es que he pensado mucho en ello... y que sigo en mis trece de no abandonar.

Dado que tanto el dibujo como la escritura son cosas con las que “no terminaré nunca”, no tiene sentido dejar esto para “cuando encuentre un hueco”.
Así pues, seguimos dándole vueltas al asunto.

Como premio, con la última actualización del pluggin para VSCode “The C64 Development Environment”5, me enteré de que daba soporte a “otro compilador más para 6502”. Con esto, añadimos LLVM-MOS SDK al ya de por sí amplio “listado de herramientas para compilar cosas para C64 y familia”6.

Con esto también, y más allá de crear un script adicional para mi repositorio personal de instalación de cosas que no traen instalador, no hemos picado mucho más código para uso personal.

La familia crece

Claro está, eso no ha impedido que gente como “Programacion Retro C64”7 siga sacando entradas en su serie de “Repaso de C” (orientado a CC65), o que NESHacker8 siga sacando vídeos.
La lista de tareas pendientes no deja de subir.

Y más o menos, eso sería todo.
En cuatro semanas, (espero que haya) avances significativos al respecto de alguno de estos campos.

Enlaces:

1. Arcanus Anotado

2. Dibujos 2023

3. Huion Kamvas 24 Plus

4. Mirando en la red
- Una
- Y otra
- Y otra (más)
- Y con esta van mil
- Por no mencionar esta otra (Open Tablet Driver)
- Y esto otro (xorg.conf)

5. VS64 - The C64 Development Environment

6. Compiladiores y herramientas
- ACME
- CC65
- KickAssembler
- VASM
- LLVM-MOS SDK
- TASS 64
- CBM Prg Studio

7. Programacion Retro C64
- Manejo de geos con geos.h
- Entorno de ejecución de cc65 para el C64
- Un ejemplo de sprites en C
- Desarrollo de una librería de sprites en C
- Desarrollo de una librería de sonido en C
- Repaso rápido del lenguaje de programación C
- Repaso de C: Variables tipos constantes y declaraciones
- Repaso de C: Operadores y expresiones
- Repaso de C: Control de flujo
- Repaso de C: funciones, variables externas y estructura de un programa
- Repaso de C: reglas de alcance y variables estáticas
- Repaso de C: ficheros de cabecera y preprocesador
- Repaso de C: punteros, arrays y cadenas
- Repaso de C: estructuras, uniones y typedef
- Repaso de C: librerías estándar

8. NESHacker
- Coding NES Loops
- Coding NES Subroutines
- NES Hardware explained

Javier Albizu

Daegon, mes CCCLXIX

Daegon, mes CCCLXIX
1. Sobre la escritura:
Numericos y letras de estas últimas cuatro semanas:

Documento principal: 10.798 palabras y 20 páginas.
Descartes: 15.031 palabras y 41 páginas.

Esto hace 1.073 palabras “finales” y 2.417 de descartes, lo que lo coloca como el segundo mejor bloque desde que empezamos con estas “Historias de Daegon”.

A su vez, la balanza numérica se decanta claramente hacia el lado de los descartes (un cambio realmente significativo cuando lo comparamos con las las 1.899 palabras “finales” y 1.372 de descartes de la última entrada). Pero, no alarmarse, que esto tiene una razón de ser muy clara y sencilla de explicar.

Porque, para variar, los cálculos que hacía el mes pasado referentes al final del primer borrador fueron correctos. Esto quiere decir que las últimas tres semanas de este bloque han sido de correcciones puras... más o menos. Y pongo ese “más o menos” porque cosa de un ochenta por ciento de la primera página es material nuevo. El instante inicial se ha movido un poco “hacia atrás” tanto en el tiempo (doce segundos) como en el espacio (unos quince billones de años luz) y en lo metafísico (cerca de y un par de miles de realidades).

Esto no implica que ahora dé mucha más información contextual o que haya abandonado el “in medias res” como inicio. Lo único que he hecho ha sido retrasar este momento un poco para que ciertas partes del texto no estuviesen en formato “flashback”, sino que tuviesen un acercamiento un poco más directo.

Aun así, a pesar de tener casi una “página entera nueva”, lo que indica el número de descartes es que prácticamente la totalidad de lo que había de antes ha desaparecido. Siguiendo el cálculo que suelo hacer (esto es, aproximadamente unas 700 palabras por página), dado que estoy en la quinta página de este relato, y que tenemos más de 2400 palabras en los descartes, los números cuadran bastante.

Por otro lado, y por más interesante que me resulte este primer relato... me entran dudas acerca de si usarlo como historia de presentación... porque se puede hacer un poco duro para el que no sepa a qué ha venido. Dentro de sus trece páginas hay solo ocho guiones de diálogo. Detrás de esos guiones, en seis ocasiones hay una única palabra, y detrás de los otros dos... dos palabras. El resto es viaje a varios niveles, introspección, metafísica y algo de flipamiento.

Ahora bien, la pregunta del millón sería... ¿si no es este, cuál sería?

Porque mi idea para estas “Historias de Daegon” es que sean cronológicamente secuenciales. A su vez, dado el punto de vista que utilizo para el prólogo, hay ciertas historias que, de base, deberían quedar fuera (aunque tengo intención de incluir alguna de ellas, pero como relato narrado dentro del propio relato).

Con esto, las opciones que veo una vez que termine con esta corrección serían las siguientes:
- Cambio también el punto de vista del Prólogo (lo que implicaría cambiar también el conjunto general y los interludios que tenía previstos).
- Busco una historia “intermedia” entre el “Prólogo” y este “Despertares” (una que no sea tanto o más “dura” que esta).
- Dejo este “Despertares” como primera historia y asumo que, si el lector sobrevive, ya estará curado de espanto para lo que le pueda venir después.

En fin.
Verlas venir.
Durante lo que queda de esta “primera revisión” tendré ocasión de cambiar de idea un montón de veces.

2. Sobre el dibujo
Siguiendo con el tema de lo difuso y lo metafísico, las cosas que he estado dibujando en casa los últimos fines de semana, aunque salpicados con imágenes más “normales”, han tenido que ver bastante con lo que escribía. Como muestra, un par de botones cuyo proceso puedes encontrar en la galería1:

Cosas neblinosas
Cosas neblinosas 2

Sigo sin dar con la tecla de lo que busco, pero no por ello hay que dejar de probar y confiar en el proceso.
Por otro lado, me he animado por primera vez con el color... aunque un poco “de aquella manera”. Sea como fuere, ha sido una primera tentativa.
Habrá más.

3. Sobre la programación
En lo que respecta a los ceros y los unos seguimos bastante parados (lo que no quiere decir que haya dejado de darle vueltas al asunto).

Me he planteado el cambiar mis hábitos diarios para tratar de encontrarle un hueco a esto, pero la cosa está complicada.

Porque mi horario está más o menos así:
- 8 a 15 (o a 17 uno de cada dos meses) trabajar.
- Después de trabajar, dedicar una hora a leer tebeos y otra a leer libros (aunque esta es una franja que depende del mes en el que me encuentre, porque...)
- 19 a 21 tengo clase de dibujo (pero tengo cosa de 45 minutos de paseo de ida, y otro tanto de vuelta)
- 22 a 23 Teóricamente, programar
- 23 a 24 Escribir.

Pero la cosa es que cuando llego a casa después de la clase de dibujo no suelo tener la cabeza como para ponerme con el VSCode, y suelo ocupar ese rato para leer un poco más. En su día lo hice pero, una vez rota esa dinámica (rota por no ser capaz de salir de un bucle de leer y no entender durante varios días), no he sido capaz de volver a ponerme a ello.

Podría mover la parte más “pasiva” (esto es, la lectura) para la noche, ya que esa actividad no se verá afectada por el horario, pero no sé si tendré la cabeza en condiciones como para ponerme con el ensamblador después de apagar el ordenador del curro.

Podría dedicar a este fin el segundo segmento de lectura, pero los meses en los que salgo a las 17 no darían para nada.

Así pues, parece que a ese nivel no tengo mucha capacidad de maniobra (y los fines de semana los horarios suelen ser bastante más descontrolados). Con esto, toca analizar qué pudo causar el bloqueo en su día y tratar de encontrarle una solución (cueste el tiempo que cueste).

Hasta donde he sido capaz de racionalizarlo, el problema de base fue que los programas de ejemplo eran cada vez más largos y, en consecuencia, complejos. Como complemento a esto, comencé a buscar documentación sobre cada instrucción, lo que solo conseguía que la cosa creciese aún más.
Aparte de esto, cuando comencé a experimentar con otros ensambladores, se me empezaron a mezclar en la carpeta las cosas, lo que no me ayudaba a la hora de tener algo “legible y comprensible” de un solo vistazo. Era girar los ojos y empezar a agobiarme por la cantidad de cosas que tendía ahí.

Lo que me he dedicado a hacer esta semana ha sido separar por ensamblador las carpetas dentro del código fuente, los objetos generados y los informes de compilación. Con esto, al tener colapsadas las carpetas, espero no verme abrumado por toda la información mezclada que se me muestra de un solo vistazo.
Por otro lado, también he visto (a buenas horas) que el VSCode no “colapsa” únicamente las funciones, sino también el código contenido entre etiquetas. Con esto, mi plan ahora es el de usar etiquetas de forma intensiva, y centrarme en los “verbos” contenidos dentro de cada una de ellas.

Organizando cosas

El siguiente paso será ver cómo crear subrutinas guardadas en otros archivos para tener las cosa mejor ordenada y estructurada de cara a crear mi motor ECS2. Aunque, claro, sé que el ECS no es algo que use todo el mundo. Así pues, lo primero deberá ser entender que implicaciones tiene realmente, y luego ver si tiene sentido usarlo para lo que pretendo hacer.

Enlaces:

1. Dibujos 2023

2. ECS o no ECS, esa es la cuestión
- Entity component system
- Why isn't Godot an ECS-based game engine?

Javier Albizu

Daegon, mes CCCLXX

Daegon, mes CCCLXX
1. Sobre la escritura:
Numericos y letras de estas últimas cuatro semanas:

Documento principal: 11.659 palabras y 20 páginas.
Descartes: 17,290 palabras y 47 páginas.

Esto hace 861 palabras “finales” y 2.259 de descartes. O lo que es lo mismo, 3.150 palabras en total. La cifra más baja en lo que llevamos de año (y eso que en este periodo de tiempo hemos tenido unos cuantos festivos de más).

Sin embargo, no todo es malo. Hemos llegado ya hasta la “recta final” del proceso. Solo quedan dos páginas y media para dar por concluida esta segunda revisión. Con un poco de suerte, a lo largo de este mes confío en empezar ya con su “epílogo” (porque yo soy así, e incluso los relatos cortos tienen su prólogo y su epílogo).

Sigo sin tener claro qué relato seguirá a este, si ese relato lo precederá cronológicamente, o qué haré con el orden final de esta colección. No tengo ni idea, y el tiempo que me queda hasta que tenga que tomar esa decisión va siendo cada vez menor.

Por otro lado...
Bueno, mejor dejo eso para la parte de miscelánea.

2. Sobre el dibujo
En lo que respecta al dibujo, cuando estamos en casa seguimos probando y experimentando. Tirando líneas y manchas para ver qué sale cuando usamos referencias, cuando no lo hacemos, y cuando nos quedamos a medio camino. Como casi siempre, los resultados dependen del día que tenga uno.

Sigo sin hacerle demasiado caso al color y centrándome en los grises... pero los grises también son puñeteros cuando no tienes claro cómo contrastarlos en condiciones. Quedan cosas curiosas, y a veces incluso interesantes... pero, por norma general, demasiado artificiosas (y la falta de fondos o cuerpos tampoco ayuda a generar la sensación de “imágenes de verdá”).

Como siempre, los avances y retrocesos se pueden ver por aquí1.

3. Sobre la programación
Llegamos hasta quien muy posiblemente (de haber alguno) haya sido el culpable de la bajada de rendimiento en la escritura.

Vayamos por partes... porque han sido unas cuantas.

Por un lado, el propósito con el que comencé este mes era el de ser capaz de trabajar con “proyectos complejos y bien estructurados”. Esto es, código separado en varios archivos de manera que pueda organizarlo en condiciones (y que no me vuelva loco yendo de arriba a abajo en un único archivo).

Con este propósito en mente comencé una búsqueda. Un rastreo por Github a la caza de un proyecto para C64 cuyo código estuviese separado y, a ser posible, hubiese sido creado con CC65.
Esto me llevó hasta dos repositorios2. Hasta dos lugares que no me servían al cien por cien.
Sea como fuere, era un punto a partir del que podía seguir trabajando.

En la parte que respecta a DraCopy, este programa está creado con CC65, así que guay. Por otro lado, está hecho en C, no en ensamblador... y por ahí vamos mal (por el momento).
Por su parte, Dustlayer (cuya web web ya conocía3, pero cuyo repo no había visitado antes), está hecho en ensamblador, guay por ese lado... pero ha sido creado con el “motor Dust”... que está desarrollado utilizando Acme.

Bueno. Como decía, era un comienzo.

Para empezar con los ánimos en condiciones, ambos compilaban y funcionaban a la primera. Buena señal.

Para seguir, era capaz de “portar” el código de Acme a Kick Assembler, y lograr que funcionase... más o menos.
El más o menos viene como consecuencia de la manera en la que se importan los “recursos” (fuentes, sprites y sonidos) en el ejemplo de Dustlayer.
Estos objetos están disponibles en formatos exportados por tres programas para los que ACME trae rutinas de importación. Herramientas que no sé si están disponibles en Kick o CC65. Sí que conozco y tengo instalados dos de estos programas4 pero, por el momento, no les he prestado demasiada atención (aunque todo llegará). A su vez, ambos son programas para Windows, pero funcionan sin problemas bajo WINE.
Sea como fuere, consideré que este no era el momento para ponerme con ellos. Así, y dado que lo que yo quería era “ir rápido”, en lugar de mirar cómo importar estos archivos en estos compiladores, a base de abrir sus binarios con un editor hexcadecimal, y mirar en el monitor de VICE las posiciones de memoria en las que ACME deja los datos, puse el código a palo seco a base de instrucciones .byte directamente a sus posiciones de memoria.
Tras unas pocas pruebas, conseguía que Kick compilase correctamente este tema, el programa arrancaba, había música (aunque no exactamente la misma, algo que tengo que mirar con mayor detenimiento), ciclos de color, la nave surcaba la pantalla y era capaz de moverla de arriba a abajo con el teclado... pero el texto no aparecía en pantalla.
La rutina de pintado del texto no parecía ser compatible con pasar las cadenas tal y como las he puesto en los “Hola Mundo” que había encontrado por ahí.
Mirando el binario final, veía que esa manera de introducirlo dejaba el códigos de los caracteres en ASCII, pero lo que generaba ACME eran códigos hexadecimales que no se correspondían con ellos.
Al final, para que apareciese el texto tuve que hacer algo parecido a lo del resto de recursos, copiar los bytes de la memoria y meterlos a palo seco tal cual.

Con esto, ya tenía dos de tres. Quedaba por hacer funcionar la parte de CC65 (con la que me había estado pegando en paralelo a la de Kick) que, precisamente, era en la que más interesado estaba.

Pero no había manera. No había errores en el compilado o el ensamblado, pero aquello no arrancaba. El report de CC65 me decía que todo estaba donde debía, pero el monitor de VICE me decía que en las posiciones de memoria donde tenían que estar los recursos solo había basura.
Stupendo todo.

Por otro lado, comparando los binarios generados por ACME y Kick con el editor hexadecimal, veía que “casi” eran iguales. Comparándolos con lo que generaba CC65, aquello no tenía nada que ver (ni en tamaño ni en ubicación de los datos).

Tras mirar por la red de redes, llegué hasta un par de entradas5 que parecían señalar dónde podía estar la causa. El problema parecía estar en el linker, y en cómo va colocando los datos CC65 en el binario final. Tocaba leer la documentación oficial6 y entrar en el mundo de los archivos de configuración. Descubrir que, cuando ejecutaba “cl65” para compilar, este llamaba por debajo a ca65 y a ld65. Empezar a poner parámetros como un loco para tratar de obtener el mayor cantidad de información posible del proceso.

Con esto llegamos hasta el fantabuloso proceso de compilado / ensamblado / linkado de CC65.

Veamos una reconstrucción chorra de manera desglosada:

cl65 -d -O -Or -Os -r -g -v -vm -I -W2 -Wl
-t c64
-m report/Dustlayer_CC65_Ori/Dustlayer.map
-l report/Dustlayer_CC65_Ori/Dustlayer.report
-Ln report/Dustlayer_CC65_Ori/Dustlayer.labels
--dbgfile,report/Dustlayer_CC65_Ori/Dustlayer.dbg
-o prg/Dustlayer_CC65_Ori/Dustlayer.prg

src/Dustlayer_CC65_Ori/Dustlayer.s

Esta instrucción (que realmente es una única línea, pero que he desglosado para mayor claridad), desencadena lo siguiente:

- Primero, ejecuta ca65 para generar el código objeto:

Executing: ca65 -g -v -l report/Dustlayer_CC65_Ori/Dustlayer.report -t c64 src/Dustlayer_CC65_Ori/Dustlayer.s

- Después, ejecuta ld65 a partir de los archivos objetos que ha generado ca65 y los enlaza con “c64.lib”:

Executing: ld65 -v -vm
-t c64
--dbgfile report/Dustlayer_CC65_Ori/Dustlayer.dbg
-m report/Dustlayer_CC65_Ori/Dustlayer.map
-Ln report/Dustlayer_CC65_Ori/Dustlayer.labels
-o prg/Dustlayer_CC65_Ori/Dustlayer.prg
src/Dustlayer_CC65_Ori/Dustlayer.o
c64.lib

- Para terminar colocando las cosas de acuerdo a los parámetros definidos en el archivo de configuración:

Opened 'prg/Dustlayer_CC65_Ori/Dustlayer.prg'...
Dumping 'LOADADDR'
Writing 'LOADADDR'
Dumping 'HEADER'
Writing 'EXEHDR'
Dumping 'MAIN'
Writing 'STARTUP'
Writing 'CODE'
Writing 'RODATA'
Writing 'DATA'
Writing 'INIT'
Writing 'ONCE'

Algunas de las cosas que veía por ahí me sonaban. Cosas como los segmentos "STARTUP", "INIT", "ONCE" y "CODE" que me obligaba a poner CC65 si quería que la cosa compile (pero que no tenía ni idea de a qué atendían).

Mirando en la docu de ld65 veía que se hacía referencia a las áreas de memoria de la máquina de destino, así que me puse a jugar con aquel concepto basándome en los ejemplos que venían en la documentación y el archivo de configuración que venía con “DraCopy”.

Sí que vi que, tras crear tanto en el archivo de configuración como en el de definición de los recursos unos segmentos a los que llamé “SONIDO”, “GRAFICOS” y “FUENTES”, y añadir al comando de compilación un “-C Dustlayer.cfg”, se producían cambios.

Con esto, aparte de sumar estas líneas:

Writing 'SONIDO'
Writing 'GRAFICOS'
Writing 'FUENTES'

también cambiaba las cosas de sitio... aunque seguía sin dar con la tecla. Y no daba con ella porque había tenido una mala idea. Porque aquellos ejemplos de la documentación estaban bastante incompletos, y el de DraCopy lo había hecho alguien que sabía cosas que yo ignoraba totalmente.

No fue hasta que, tras mirar en el archivo “.map” que genera la compilación, en una de las ejecuciones me fijé en esto:

[linker generated] /usr/share/cc65/cfg/c64.cfg(6)

Tras echar un vistazo a ese archivo, algunas piezas terminaron de encajar en mi cabeza. CC65 (al igual que Acme y Kick, supongo) siempre usa un archivo de configuración que le indica las posiciones de memoria de la máquina de destino. Si le pones el parámetro “-t c64” utiliza el que trae de serie. Si le pones el “-C archivo” ignora el “-t” y se queda con el que le pasas (por eso en la docu dice que no se pueden usar los dos parámetros a la vez).

De todas formas, añadiendo mis segmentos “personalizados” a una copia de ese archivo de configuración tampoco logré que aquello funcionase.
No fue hasta que, tras probar diferentes configuraciones, compilar, recompilar y comparar los binarios finales nmil veces, di con la tecla.

Antes de aquello me había fijado en que, en algunas de las ocasiones en las que había compilado con mi archivo de configuración “mal formado”, el binario empezaba por los bytes hexadecimales “01 10”. Por otro lado, cuando lo hacía con uno basado en el archivo que traía CC65, el binario empezaba por “01 08”.

Por un lado, sabía que 1001 era la posición inicial en la que el programa tenía que empezar a escribir los datos y, al verlo, se me había pasado por la cabeza que podía ir por el buen camino. Por otro, 0801, si bien no significaba nada para mi programa, sí que era una posición de memoria que me sonaba. A su vez, entre otros lugares, aquel era el valor que aparecía en la sección “FEATURES { STARTADDRESS: default ” del archivo de configuración.

Sumando dos y dos, confirmé lo que ya sospechaba de antes. El compilador estaba escribiendo ese valor “a la inversa” (esto es, en litte-endian7) al principio del binario.

Fue poner 1001 en el “STARTADDRESS” y que todo funcionase... un tiempo después.

Porque la cosa no podía ser tan fácil.

Había estado cacharreando con diferentes maneras de separar los archivos, y tenía dos copias del código. Una en el formato original (esto es, un único archivo que llama de manera secuencial a todos los demás en base a includes), y otro “a la manera de C”, definiendo variables globales, haciendo exports, generando un código objeto por cada archivo, y sumándolos todos al final.
En el escenario “original” el código compilaba y funcionaba todo. En el escenario “personalizado” compilaba, y las cosas parecían estar en su sitio, pero aquello no arrancaba.

Y no lo hacía porque había discrepancias en la parte del “código” (que no en la de los recursos). A la hora de enlazar los objetos (siempre el puñetero linker), aquellos que no tenían un segmento dedicado, me los colocaba en memoria por orden alfabético del archivo que lo contenía. Con esto, primero me metía el archivo de configuración del equipo (config_sprites.s), luego iba el de las cadenas de texto (data_text.s) y a este le seguía el que tenía la rutina de inicio del programa (Dustlayer.s).
El equipo se configuraba, se encontraba con algo que no interpretaba como código, y se quedaba en el sitio.

Una vez entendido esto, y creado un segmento más al que llameé “TEXTO” y al que le asigné su memoria bien lejos del “main”, la cosa ya funcionó correctamente.

Así que me ha costado cosa de un mes conseguir compilar un puñetero programa de mielda, pero no me quejo. Por el camino he aprendido un poco más del Commodore, de los compiladores (y de los makefiles, ya que estamos).
Ahora, haciendo un make me escupe todo esto:

make

mkdir -p obj/Dustlayer_CC65
mkdir -p prg/Dustlayer_CC65
mkdir -p obj/Dustlayer_CC65
mkdir -p report/Dustlayer_CC65

rm -rf src/Dustlayer_CC65/*.o obj/Dustlayer_CC65/* prg/Dustlayer_CC65/Dustlayer.prg

cl65 -d -O -Or -Os -r -g -v -vm -I -W2 -Wl
-C src/Dustlayer_CC65/Dustlayer.conf
-m report/Dustlayer_CC65/Dustlayer.map
-l report/Dustlayer_CC65/Dustlayer.report
-Ln report/Dustlayer_CC65/Dustlayer.labels
--dbgfile,report/Dustlayer_CC65/Dustlayer.dbg
-o prg/Dustlayer_CC65/Dustlayer.prg

src/Dustlayer_CC65/config_resources.s
src/Dustlayer_CC65/config_sprites.s
src/Dustlayer_CC65/constantes.s
src/Dustlayer_CC65/data_text.s
src/Dustlayer_CC65/Dustlayer.s
src/Dustlayer_CC65/sub_check_keyboard.s
src/Dustlayer_CC65/sub_clear_screen.s
src/Dustlayer_CC65/sub_color_cycle.s
src/Dustlayer_CC65/sub_update_ship.s
src/Dustlayer_CC65/sub_write_text.s

Executing: ca65 -g -v -l report/Dustlayer_CC65/Dustlayer.report -t c64 src/Dustlayer_CC65/config_resources.s
Executing: ca65 -g -v -l report/Dustlayer_CC65/Dustlayer.report -t c64 src/Dustlayer_CC65/config_sprites.s
Executing: ca65 -g -v -l report/Dustlayer_CC65/Dustlayer.report -t c64 src/Dustlayer_CC65/constantes.s
Executing: ca65 -g -v -l report/Dustlayer_CC65/Dustlayer.report -t c64 src/Dustlayer_CC65/data_text.s
Executing: ca65 -g -v -l report/Dustlayer_CC65/Dustlayer.report -t c64 src/Dustlayer_CC65/Dustlayer.s
Executing: ca65 -g -v -l report/Dustlayer_CC65/Dustlayer.report -t c64 src/Dustlayer_CC65/sub_check_keyboard.s
Executing: ca65 -g -v -l report/Dustlayer_CC65/Dustlayer.report -t c64 src/Dustlayer_CC65/sub_clear_screen.s
Executing: ca65 -g -v -l report/Dustlayer_CC65/Dustlayer.report -t c64 src/Dustlayer_CC65/sub_color_cycle.s
Executing: ca65 -g -v -l report/Dustlayer_CC65/Dustlayer.report -t c64 src/Dustlayer_CC65/sub_update_ship.s
Executing: ca65 -g -v -l report/Dustlayer_CC65/Dustlayer.report -t c64 src/Dustlayer_CC65/sub_write_text.s

Executing: ld65 -v -vm
-C src/Dustlayer_CC65/Dustlayer.conf
-m report/Dustlayer_CC65/Dustlayer.map
-Ln report/Dustlayer_CC65/Dustlayer.labels
--dbgfile report/Dustlayer_CC65/Dustlayer.dbg
-o prg/Dustlayer_CC65/Dustlayer.prg

src/Dustlayer_CC65/config_resources.o
src/Dustlayer_CC65/config_sprites.o
src/Dustlayer_CC65/constantes.o
src/Dustlayer_CC65/data_text.o
src/Dustlayer_CC65/Dustlayer.o
src/Dustlayer_CC65/sub_check_keyboard.o
src/Dustlayer_CC65/sub_clear_screen.o
src/Dustlayer_CC65/sub_color_cycle.o
src/Dustlayer_CC65/sub_update_ship.o
src/Dustlayer_CC65/sub_write_text.o
c64.lib

Opened 'prg/Dustlayer_CC65/Dustlayer.prg'...
Dumping 'LOADADDR'
Writing 'LOADADDR'
Dumping 'MAIN'
Writing 'SONIDO'
Writing 'GRAFICOS'
Writing 'FUENTES'
Writing 'TEXTO'
Writing 'CODE'
Writing 'RODATA'
Writing 'DATA'
Writing 'BSS'

mv src/Dustlayer_CC65/*.o obj/Dustlayer_CC65

Pero, bueno, esta era la parte fácil. Ahora es cuando toca volver a “lo duro”. Al ensamblador.
Paciencia.

4. Miscelánea
No sé qué puede haber sido8. Si la culpa la tendrá el haberme leído el “Elusive Shift” de Peterson, los vídeos del señor Pamundi, o que ya tocaba otra vez, pero me han entrado ganas una vez más de retomar el tema rolero (daegonita).

Es probable que en algún momento de un futuro no muy lejano trate de retomar el tema de filosofar sobre el rol. Sobre la manera en la que veo la creación de partidas.
A ver si trayendo la cosa por aquí sale de una manera un poco más fluida que cuando he intentado hacerlo de manera “formal” para Daegon (y si puedo aprovechar allí algo de lo que salga por aquí).

No sé si llegará una vez que termine con el Arcanus Anotado, o si se convertirá en un segmento semanal más dentro del ciclo de los actuales,
O igual no pasa nada y se me pasa el calentón en unos días. Vete tú a saber.
Pero la idea está por ahí dando vueltas.

Enlaces:

1. Dibujos 2023

2. Va de repos
- DraCopy and DraBrowse
- Dustlayer en Github

3. Dustlayer
- Dustlayer
- Dustlayer Episode 3-1: Spritro - an Intro with a Sprite

4. Programicas
- SpritePAD
- CharPAD

5. Centrando el tiro
- Putting code into two different memory areas with cc65/ca65
- CA65 Segment Memory Map issue

6. La docmentasió
- CC65
- CL65
- CA65
- LD65

7. Endianness

8. A saber
- The Elusive Shift: How Role-Playing Games Forged Their Identity
- La serpiente de dos cabezas: El reseñón - Episodio 1
- La serpiente de dos cabezas: El reseñón - Episodio 2
- La serpiente de dos cabezas: El reseñón - Episodio 3
- La serpiente de dos cabezas: El reseñón - Episodio 4

Javier Albizu

Daegon, mes CCCLXXI

Daegon, mes CCCLXXI

1. Sobre la escritura:
Numericos y letras de estas últimas cinco semanas (así que los números pueden llevar un poco a engaño si los comparamos con los de anteriores entradas):

Documento principal: 13.059 palabras y 22 páginas.
Descartes: 19.738 palabras y 53 páginas.

Esto hace 1.400 palabras “finales” y 2.448 de descartes.
O lo que es lo mismo, 3.848 a las que se tendríamos que restar las 536 que llevo escritas esta semana.
Así pues, nos quedaríamos en 3.312. Con un número no tan bajo como el de las cuatro semanas anteriores, pero sí algo inferior al obtenido en fechas recientes. La tercera mejor cifra de lo que llevamos de año.

Más allá de eso, hace cosa de dos semanas, y cumpliendo con el vaticinio que lanzaba en la anterior entrada, terminé con el segundo borrador. Pero la cosa no iba a ser tan sencilla. Eso no implicaba que hubiese finalizado con el relato ya que, acto seguido, empecé a revisarlo de nuevo. Porque uno es asín.

Eso sí, en estas dos semanas ya he llegado más allá de la mitad del documento, con lo que parece que esta segunda revisión está yendo bastante más rápida que la anterior.

Dentro de este proceso, y más allá de reformular la manera en la que expresaba ciertas ideas, también estoy ajustando algunos detalles de fondo. Nada que afecte a la idea general, pero sí elementos que deberían servir para matizar ciertos aspectos de los personajes y el momento en el que se enclava la historia. Pequeñas incoherencias de tono e intención que habían quedado desperdigadas por ahí de manera un tanto ambigua o contradictoria. Coletillas y vicios que se me escapan cuando escribo personajes y que solo sirven para que todos terminen por adoptar una “voz interna” demasiado similar.

En fin, a ver si para cuando toque la siguiente entrada ya está subido este relato y he empezado con el siguiente.

2. Sobre el dibujo
En lo que respecta a malgastar grafito, tinta y bits, la cosa continúa un tanto desperdigada.

Después de los resultados no del todo satisfactorios de las últimas semanas, en casa he vuelto a centrarme en el dibujo con referencia. He estado tratando de centrarme ver si, a partir de ahí, empezaba a controlar un poco el tema de los grises que tanto se me descontro cuando tiro de cabeza.

Para eso, y aprovechando la salida de su último vídeo, me he dedicado a tratar de hacerles un fanart de uno de mis grupos favoritos de los últimos años; las Gacharic Spin1.

Por ahora solo tengo los rostros, ahora lo que tengo que encontrar una composición mínimamente interesante para ellos.

Las gacharicas

Porque ahí está también parte del problema que acarreo desde siempre. En la composición de la imagen. En la intención. En saber (más o menos) qué es lo que buscas transmitir con la imagen. Porque, aunque estoy convencido de que mucha gente no opinará de la misma manera, tal y como yo lo veo, no es suficiente con tirar líneas para hacer un dibujo, de la misma manera que no basta con generar sonidos para hacer una canción, o con encadenar una palabra detrás de otra para crear una historia.

Con esto, y de acuerdo a lo que acabo de expresar, a día de hoy no considero que ninguna de las imágenes que he ido subiendo se pueda considerar como “un dibujo”. Esto es, como algo con una intención concreta. Solo son bocetos más o menos trabajados... pero no demasiado pensados. Por supuesto, esto no deja de ser una opinión personal y otra cosa muy diferente es la interpretación que les pueda dar quien se encuentre al otro lado de la pantalla.

Hace tiempo que le doy vueltas a tratar de hacer una... llámalo “miniatura”, “previsualización” o “thumbnail” (que dicen los guiris) antes de lanzarme con el dibujo en sí mismo, pero siempre me puede el impulso de “seguir” y ver qué sale, en lugar de dedicarle más tiempo a lo que realmente quiero plasmar. Se lo he visto en multitud de ocasiones a los chicos de Cartoonist Kayfabe2, lo he escuchado en diferentes podcasts de dibujantes, y lo he leído en distintos libros sobre cómo hacer tebeos. El dibujo tiene que entenderse en su miniatura. Si no tienes eso, empiezas con pies de barro. Pero, por el momento, ese es un músculo que aún no he logrado desarrollar.

Por otro lado, en clase empezando con temas de color, y el curso que viene ya estará centrado en eso, así que igual este fanart termina tiendo algo más que blanco y x niveles de grises.

Por lo demás, lo de siempre. Ya sabes. Lo que vaya surgiendo continuará apareciendo por aquí3 a diario.

3. Sobre la programación
También hemos tenido avances y “retrocesos” en lo que respecta a la programación.

Por un lado, y ya que estaba dando vueltas por la web de ChibiAkumas a la búsqueda de documentación sobre ensamblador para el Z80, logré compilar la demo de Dustlayer con el compilador que conocí hace unos cuantos años gracias a esta misma web; VASM4.

De premio, al hacerlo, mientras leía la documentación de este ensamblador confirmé “oficialmente” lo conclusión a la que había llegado por mi cuenta y que escribía por aquí hace un mes:

-cbm-prg:
Writes a Commodore PRG header preceding the output file, which consists of two bytes in little-endian order, defining the load address of the program.

Una vez hecho eso, me surgía la posibilidad de un nuevo cambio de rumbo. Porque VASM compila tanto para un montón de ordenadores basados en Z80 como para otros tantos basados en 6502. Si me pasaba a este compilador, a priori, se podría simplificar de alguna manera lo que planeaba hacer.

Con esta idea en mente, comencé a buscar algún ejemplo de código en ensamblador divididos en varios archivos creado para este compilador. Una tarea en la que no tuve éxito. Así pues, me encontraba en el mismo escenario que con ACME y KickAssembler. Si decía dar el salto, necesitaría crear un “archivo principal” en el que yo incluyese a mano y en la secuencia correcta a todos los demás.

Por otro lado, dentro de las herramientas de los mismos desarrolladores existe un linker (vlink), con lo que esta opción debería ser posible pero, por un lado, en la documentación de ese linker no aparecen todos los formatos de salida que el compilador, no sé si el linker solo vale para el compilaror de C de la misma casa (vbcc) y, por último, me daba pereza empezar a investigar más en ese sentido.

Así pues, volvía una vez más al plan inicial:
CC65 para máquinas basadas en 6502.
SDCC (o, lo que es lo mismo, el ensamblador que utiliza CPCTelera) para máquinas basadas en Z80.

Pero, claro, la versión de SDCC que viene con CPCTlelera está parcheada para sacar binarios para Amstrad. Tocaba mirar si había otros “parches” para ese compilador que sirviesen para el resto de máquinas que buscaba. Y, mira tú por dónde, los había6. Ahora tocaba ver cómo narices funcionaba aquello.

Aunque, claro, ya que estamos, ¿por qué no subimos un poco más las apuestas?

Ahora que tengo “localizado” Dustlayer, esto es, una demo en ensamblador moderadamente documentada con pintado de sprites, movimiento, música, control por teclado y efectos de color...

¿Por qué no empezamos por portar esta demo al resto de sistemas para ir aprendiendo y seguimos construyendo a partir de ahí?
Es más, ¿por que no la portamos también a C con SDL2, C++ con SFML y Python con Pygame?

Aunque, claro, en los lenguajes de alto nivel para sistemas “modernos” hay cosas que no tenemos de base y que vienen implícitas en los ordenadores de 8 bits. Cosas como el tema de la creación de ventanas, el escalado de los gráficos de acuerdo al tamaño de ese marco y ese tipo de menudeces.

Y en ello estamos.

Por ahora ya tengo los scripts de compilación para C y C++, y el código para crear una ventana, meter ahí un gráfico, y que este escale cuando cambiamos el tamaño del marco en esos dos lenguajes y en Python.

Los proyectos de mi git de casa llamado “Aprendizaje” y “Proyecto 8 bits” se han movido de la carpeta de “Ensamblador” y ahora tienen otra entidad. He rehecho los scripts con las dependencias entre ambos. Tengo también “Hola mundos” en ensamblador para NES y SNES que compilan y ejecutan bien en sus emuladores. Una hoja de cálculo con una pestaña en la que está el nombre de las las 25 etiquetas de Dustlayer para portar al resto de sistemas. Otra pestaña con las 389 funciones de CPCTelera con las que pretendo ir haciendo lo mismo según las vaya necesitando. Toneladas y toneladas de documentación.

Ahora por lo que tengo que empezar es por ser capaz de cambiar el color de un pixel en cualquiera de los sistemas con los que pretendo trabajar.

Enlaces:

1. Gacharic Spin
- Las gacharicas en Wikipedia
- Las gacharicas en el TuTubo
- Las gacharicas en su web

2. Cartoonist Kayfabe

3. Dibujos 2023

4. VASM y Chibiakumas
- VASM
- Su documentación
- La web de Chibiakumas

5. SDCC

6. Sabores de SDCC
- Spectrum
- MSX
- Sega Master System
- GameBoy

Javier Albizu

Daegon, mes CCCLXXIII

Daegon, mes CCCLXXIII
Hola.
Sí, han pasado dos meses desde la última vez que publiqué algo por aquí. Así pues, si te da por buscar un “Daegon, mes CCCLXXII”, no lo vas a encontrar.
La razón para todo esto la encontrarás en el punto 4.

Una vez levada a cabo esta aclaración, vamos al turrón.

1. Sobre la escritura:
Numericos y letras de estas últimas nueve semanas:

Documento principal: 14.097 palabras y 25 páginas.
Descartes: 22.258 palabras y 62 páginas.

Si dividimos estos números entre los dos meses transcurridos desde la última entrada (no tenía el desglose de los datos apuntado pero, al tener documentados los descartes diarios, y el número total de palabras semanales, la matemática ha sido sencilla), la cosa quedaría así:

Junio: 936 palabras “finales” y 1.114 de descartes.
Julio: 239 palabras “finales” y 1.204 de descartes.

Sí, lo sé. Unos números bastante paupérrimos (si sumamos estos dos meses apenas llegamos a superar cualquiera de los meses “bajos” que he tenido este año).

Pero, bueno, el segundo borrador del primer capítulo de este libro (y el tercer borrador del prólogo) ya están terminados y disponibles para quien les quiera echar un ojo, ya sea en su ebook1 o en su navegador2.

Por otro lado, si pensamos en formatos, el término “capítulo” igual queda un poco inexacto. Porque esta historia se propaga a lo largo de 13.344 palabras (dividido en un “prólogo” de 826, una historia central de 11.964 y un “epílogo” de 554).

Si lo medimos de acuerdo al ratio de palabras por página de Stephen King3, solo con esto tendríamos un libro con la impía cifra de sesenta y seis páginas.
Si lo miramos de acuerdo a otros criterios más o meno estándar (cuya validez real desconozco)4, nos moveríamos en el territorio de la novela corta o “novellete” ya que, si nos ceñimos a estos parámetros, la división sería:

Historia corta - por debajo de las 7.500 palabras
Novelette - entre las 7.500 y las 17.500 palabras
Novella - entre las 17.500 y las 40.000
Novela - más de 40.000 palabras

Como yo soy asín, mi formato va por otro lado y el PDF para ebook (un documento en A5, con un cm. de margen a cada lado y un tamaño de letra de 12 puntos) se extiende a lo largo de 36 páginas (tres de las cuales están ocupadas por el título del libro, el índice y el título del primer “sub-libro”), lo que daría una media de unas cuatrocientas palabras por página.

Sea como fuere, la cosa es que desde hace un par de días (tras algo más de un mes dándole una y otra vez vueltas al prólogo, que solo ocupa una página), ya estamos con “El viaje a casa”; el segundo capítulo de este primer sub libro (que, por otro lado, es el que empezó siendo el primero que comencé a escribir).

2. Sobre el dibujo
Durante esta temporada, la escritura no ha sido lo único que se ha visto afectado por mi bajada de rendimiento, sino que mi producción en lo referente al dibujo también se ha visto afectada.
Cierto es que he continuado dedicando un rato diario a esta actividad, pero ni la cantidad ni la calidad de ese tiempo han sido consistentes.

A lo que he dedicado las últimas semanas ha sido a tratar de avanzar en la creación de los “modelos” de Sersby y Lexa (dos de los personajes de la novela Arcanus) de cara a una posible adaptación a tebeo de esa historia. Una labor que ha avanzado poco a poco (pese a no haber terminado de “encontrar gráficamente” a ninguno de los dos) y que ha dado como resultado esto de aquí:

Intentos de diseño de personajes

Como de costumbre, el proceso que voy siguiendo (y el tiempo que me ha llevado llegar hasta ahí), se puede ver en la sección de dibujos de este año5.

Más recientemente (siendo precisos, ayer mismo), esta visión cambió un poco. Lo que me planteo ahora es “tebeizar” las historias en “el presente” de estos personajes. Algo que, de manera lenta pero segura, me podría permitir el ir definiendo visualmente ese presente, al tiempo que, vía flashbacks, me dejaría la puerta abierta a contar otras historias ambientadas en “el pasado” (esto es, “el presente” de gran parte de la novela).

La idea, de base consistía en comenzar con historias autoconclusivas de una página (cuando no en formato de tiras de prensa) de cara a no lanzarme de buenas a primeras a algo muy largo para lo que sé que aún no estoy preparado.

Como la cabeza no para nunca, esta misma noche la idea ha ido cambiando una vez más, y las primeras historias que me venían a la cabeza no eran de Lexa y Sersby, sino de Arcanus. A fin de cuentas, él es quien “los trae hasta el presente” y estas historias serían un enlace directo entre Arcanus (la novela) y las historias del presente de Lexa y Sersby.

De cualquier manera, seguro que mañana se me ocurre otra cosa, así que mejor que no esperes historietas por aquí a corto plazo.

3. Sobre la programación
Lo que más ha sufrido durante esta temporada ha sido el tema de la programación. Si bien es cierto que he logrado corregir una rutina en ensablador que no iba bien (pero que no sabía que iba bien, porque no tenía una referencia visual de lo que tenía que salir).

Ahora ya soy capaz de pintar de un color la pantalla del Commodore y pintar de otro color un bloque de 8x8. Ahora me falta ganar en precisión para ser capaz de bajar a nivel de pixel.
A ver si a lo largo del mes que viene soy capaz de lograr al menos eso.

4. Miscelánea
Quizás alguien se pregunte qué ha pasado durante estos dos meses para que se frenase de una manera tan brusca una dinámica de más de cinco años escribiendo aquí semana tras semana de manera ininterrumpida (esto es, desde “Daegon, mes XXIV” que publicaba el 31 de enero del dos mil dieciocho).

O igual no se lo pregunta nadie (que es lo más probable), pero lo voy a explicar igualmente.

Pues “la salú”, eso es lo que ha pasado.

Hace algo más de dos meses comencé a tener (más) problemas respiratorios (aparte de las vegetaciones y la sinusitis) que, poco a poco, iban yendo a más. Tanto es así que, para hacer trayectos que antes hacía sin esfuerzo, tenía que pararme cada vez con mayor frecuencia, y los tiempos de recuperación también eran cada vez mayores.
A su vez, también tenía problemas para concentrarme a la hora de hacer muchas tareas (entre las que se encuentra la de escribir o estudiar ensamblador).

Los resultados de las pruebas médicas fueron variados:
- Hipotiroidismo.
- Infección en uno de mis pulmones.
- Agravamiento de los problemas renales que arrastro desde hace más de veinte años.

Dado lo limitado de mis fuerzas, decidí optar por dejar de lado una parte de estas actividades, ajustar el nivel de presión que dedicaba al resto y centrar mis esfuerzos en tratar de no fustigarme demasiado ante “el fracaso” que suponía todo esto.

Muy probablemente, en otro momento de mi vida mi acercamiento habría sido diferente. Habría justificado el dejar de escribir al nulo ratio de esfuerzo / recompensa que me supone. Esto ya había sucedido antes, y sabía que volvería a suceder.

Por suerte o por desgracia, el cumplir años no solo le proporciona a uno nuevos achaques, sino que también te aporta otras cosas. A partir de un cierto momento comienzas a ser capaz de reconocer los patrones. Empiezas a unir piezas, pero sin fliparte demasiado. Porque al final nuestra cabeza es una máquina de reconocer patrones, pero también tiene tendencia a verlos donde no los hay. Lo causal y lo casual son fáciles de confundir.

Echando la vista atrás, me doy cuenta de ciertas “casualidades temporales“ relacionadas con la escritura / creación que pueden serlo (o igual no).

- Me doy cuenta de que empecé a dedicar tiempo a crear historias “de manera consistente” después de mi úlcera. Que Daegon “comenzó a formarse” cosa de un año después de que dejase los estudios.
Cierto es que Hijas de la noche salió en el noventa y dos pero, muy probablemente, dado lo poco que conserva de esa ambientación, lo que es a día de hoy podría haber surgido de cualquier otra.

- Hace tiempo que fui consciente de que mi primera “pataleta contra el poco interés del público por mi obra” vino acto seguido a que me declarase a una chica y que ella me dijese que no.
A partir de los datos que conservo, se puede ver con claridad que abandoné el “primer reto de escritura diaria de Daegon” aquel mismo día de hace más de veintitrés años.
Por más que en aquel momento no lo asociase, el detonante es más que claro. Mi “decepción con el público” venía ya de muy atrás. De haber sido esa la causa, habría parado muchos meses antes.

- La primera encarnación de esta web nació en dos mil cuatro, después de que en noviembre de dos mil tres me diagnosticasen hipertensión, sinusitis, problemas de colesterol y problemas renales, y comenzase con una dieta (en la que aún me encuentro) gracias a la que perdí cuarenta quilos.
Desconozco hasta qué punto estos cambios bioquímicos (ya fuese por la dieta, la medicación para la tensión o ambos) pudieron convertirme en alguien que comenzase a “abrirse más”, pero no me parece una causa demasiado loca.

- Dejé la escritura semanal del blog en dos mil seis, cuando comencé con problemas de estrés en el trabajo y veía acercarse la segunda úlcera, y la retomé al año siguiente cuando conseguí un trabajo nuevo.
¿Casualidad?
Yo diría que no.
Pero entonces le eché la culpa a aquel parón, una vez más, a la ausencia de público.

- No soy capaz de localizar una causa directa de mi siguiente “parón en la escritura”. Aquel que me llevó a borrar la primera encarnación de esta web en dos mil once, pero sí que es cierto que el año anterior había cambiado de puesto en el trabajo, y pasaba a tener más responsabilidades.
Mi excusa interna volvió a ser la misma; el “Modo Calimero” (nadie quiere lo que escribo), pero seguro que el disparador fue otro.
Durante el año que llevaba escribiendo a diario para esta web y para Daegon no había tenido ninguna interacción como consecuencia de aquellos textos.

- Con esto llegamos hasta el reto actual, que comenzaba en el dieciocho. “Casualmente”, cuando cambié de nuevo de posición dentro del trabajo a una con unos niveles de presión más aceptables.
De nuevo, en aquel momento tampoco lo asocié, pero los datos son los datos.

Con esto, lo dicho, esta película ya me la se. Patrones personales generados por los ambientes en los que se mueve uno, o por las dolencias que padece. La ausencia de interacción siempre ha estado ahí pero, por más frustrante que pueda resultar, nunca ha sido la causa real de los abandonos.

Dicho esto, a día de hoy estoy bastante mejor físicamente (yo diría que incluso mejor que antes de que me diagnosticasen), pero la medicación me sigue dejando muy cansado y mi capacidad de concentración sigue dejando bastante que desear.
Empecé a escribir esta entrada hace más de un mes, cuando terminé con la segunda revisión de “Despertares” y tengo comenzada la siguiente entrada de “Arcanus Anotado” desde hace meses, pero ahora mismo no siento que tenga la cabeza como para seguir con ella, o con la Bio Fabuladora (y tampoco la tenía muy en su sitio para la última entrada que escribí que, aparte de llegar tarde, hoy he visto que no está correctamente formateada).

Sigo teniendo planes, eso sí. Montones de planes, y ganas de llevarlos a cabo. Sé que volveré por aquí con regularidad, pero lo que aún no sé es cuándo o cómo lo haré.

De lo que puedes estar seguro es de que no te librarás de mí tan fácilmente, lector (si es que estás ahí).

Enlaces:

1. Historias de Daegon para libros eletrónicos
- en Epub
- en Mobi
- en Pdf

2. Historias de Daegon en la web
- Historias de Daegon
-
Libro 01 - Lo que no volverá a ser
-
00 - Prólogo
-
01 - Despertares
-
01.5 – Consecuencias

3. King y sus números

4. Otros criterios
- How many words in a novel
- Learn the Differences Between Novelettes, Novellas, and Novels

5. Dibujos 2023

Javier Albizu

Daegon, mes CCCLXXVI

Daegon, mes CCCLXXVI
Pues sí, tres meses sin escribir por aquí. Catorce semanas para ser más exactos, así que casi podríamos decir que realmente han sido cuatro meses. Hay que ver esto del tiempo lo rápido que va.

Pero seguimos aquí. Seguimos tirando letras y manchando bytes diariamente.

1. Sobre la escritura:
Cuando dejábamos esto en la trigésima semana del año, la cosa de los numericos se quedaba así:
Documento principal: 14.097 palabras y 25 páginas.
Descartes: 22.258 palabras y 62 páginas.

Cuando lo recuperamos en la semana cuadragésimo cuarta, nos encontramos con lo siguiente:
Documento principal: 20.369 palabras y 34 páginas.
Descartes: 28.485 palabras y 76 páginas.

Esto hace 6.272 palabras “finales” y 6.227 de descartes. Un empujoncico considerable si lo comparamos con el la velocidad que habíamos logrado las semanas anteriores. Un empujón que, a falta de contrastarlo, muestra por primera vez en mucho tiempo un resultado mayor en la parte de “definitivos” que en la de “descartes”. Por supuesto, esto cambiará cuando toque revisar “en serio”.

A su vez, si hacemos un desglose por meses, la progresión de este repunte se puede apreciar con mayor claridad:
Agosto: 3.249 palabras.
Septiembre: 3.541 palabras.
Octubre: 6.055 palabras.

Por último, si nos quedamos con los datos asociados a las “semanas puras”, la tendencia se ve aún más clara:
Semana 31: 364 palabras
Semana 32: 555 palabras
Semana 33: 708 palabras
Semana 34: 810 palabras
Semana 35: 812 palabras
Semana 36: 832 palabras
Semana 37: 851 palabras
Semana 38: 920 palabras
Semana 39: 938 palabras
Semana 40: 956 palabras
Semana 41: 1.039 palabras
Semana 42: 1.070 palabras
Semana 43: 1.640 palabras
Semana 44: 1.350 palabras (esta es la que termina hoy y donde espero superar los números de la pasada)

Sí. Cuando comparamos estos números con los de los documentos, aquí nos salen 346 palabras de más, lo que parece indicar un descuadre entre los datos que muestran los diferentes archivos que voy cotejando. Pero lo dejaremos estar así. A fin de cuentas, esto no deja de ser un acicate para evidenciar ante mis propios ojos que “ni estoy parado ni retrocedo”.

Yendo a lo importante, yo diría que la primera versión del relato en curso está cerca de llegar a su fin. Como no podría ser de otra manera, a lo largo de estos últimos meses ha sufrido bastantes cambios con respecto a la idea inicial, pero la linea base se ha mantenido prácticamente inalterada en lo referente a lo que quería contar. Y lo que quería contar se va acercando muy mucho a lo que puede ser interpretado como un peñazo filosófico con intercambios dialécticos del tipo:

–¿En serio vas a empezar con...?
–Por supuesto que voy a empezar con eso. ¿Hacia dónde creías que me estaba dirigiendo?
–¿He de preocuparme?
–No, tranquila, no es nada grave. Volvemos hasta el principio de todo esto. Hasta la que entendemos y aceptamos como “integrantes de la humanidad”.
–Pues sí que nos hemos ido lejos.
–Dime. ¿Recuerdas cuál fue la primera definición que dimos a este concepto bajo el que nos englobamos?
–Aquellos capaces de reconocer su propia existencia.
–¿Y qué fue lo que nos llevó a replantearnos esa definición?
–El descubrimiento de los mayane undalath.
–Porque, claramente, ellos también eran capaces de reconocer su propia existencia pero eran “distintos”. Ellos eran y son “otra cosa”. Así que concretamos más aquella definición inicial para englobar únicamente a quienes también tienen acceso hasta la esfera del plano mental de comunicaciones.
–¿Y eso fue un error porque...?
–No digo que fuese un error, digo que fue una señal. El primer indicio de una pauta que nos ha acompañado desde entonces. Algo que no se limita solo a las etiquetas, sino también a otra clase de juicios.
–Como, ¿por ejemplo?
–Ser considerado “humano” significaba pertenecer a un “club exclusivo”. Te daba unos derechos inherentes que no se aplicaban al resto.
–Estás realizando una reducción al absurdo. Sin duda ese tipo de individuos existen, pero no son una muestra significativa de lo que somos en conjunto.
–Opinas eso porque tienes un alma igual de cándida y dulce que la de este tarugo que nos acompaña.
–Gracias, supongo

o (dentro de esa misma conversación)

–Hasta que no desarrollamos extensiones orgánicas para nuestras masas conceptuales no fuimos capaces de ampliar nuestro número. Hasta que no “imitamos” a “otras cosas”, hasta que no encontramos otras maneras de “ser humanos”, no fuimos capaces de crear nueva vida. Hasta ese momento nuestro número y, con ello, el equilibrio de poder, habían permanecido inmutables.
Aquel fue el momento en el que se producía el primer cisma “real”. Un problema mucho mayor que el del descubrimiento de los mayane undalath. Aquellas nuevas entidades cumplían los preceptos que se habían marcado pero, sin ningún lugar a duda, no eran como “nosotros”. Entonces se crearon nuevas palabras para justificar lo que no tenía justificación. Se crearon conceptos como los de “pureza” o “aberración”. Porque una definición, si es demasiado amplia o ambigua, da cabida a conceptos ajenos a lo que se pretende describir y, si es demasiado precisa, puede dejar fuera a otros que, a priori, resultasen equiparables en cierta medida.
–El lenguaje evoluciona, y con él las definiciones.
–Cierto, pero una definición por sí misma no es nada. Solo es una herramienta. Una porción ínfima de información.
–¿Y acaso nosotros no somos también eso mismo?
–Veo que empiezas a seguirme.
–Perdona, estaba tratando de usar tus herramientas contra ti, pero parece que sigo perdida.
–Más suerte la próxima vez.

Y llevo así cerca de cinco páginas, con lo que tengo que ver la manera en la que puedo transformar este debate en algo “digerible”. Pero es lo que hay. Supongo que ya eché de aquí hace tiempo a cualquiera que llegase buscando emoción, aventura o explosiones.

En fin. A ver cómo (y cuándo) termine esto.

2. Sobre el dibujo
Poco que decir a este respecto. Ha empezado el curso, y hemos comenzado con el color y los acrílicos. Por el momento, he hecho poco y no me encuentro cómodo con las herramientas, pero esto no deja de ser cuestión de tiempo y práctica.

En casa sigo con los diseños de Lexa y Sersby, a uno de los cuales (malamente) incluso he tratado de ponerle algo de color. Por el momento, la cosa deja bastante que desear, pero seguimos en ello:

Más intentos de diseño de personajes

Como de costumbre, el proceso diario se puede en el enlace habitual1.

3. Sobre la programación
A este respecto, nada. Niente. Cero.
Me estoy planteando el retomarlo “con seriedad” una vez que me quita alguno de los demás retos en curso. Seguramente cuando termine con la lectura de todos los tebeos que tengo por casa (una tarea que puede que llegue a su final en un año). Entonces tendré cosa de una o dos horas diarias libres más para dedicarle a esto. Otra cosa será cómo tenga la cabeza en esos momentos.

Enlaces:

1. Dibujos 2023

Javier Albizu

Daegon, mes CCCLXXXI

Daegon, mes CCCLXXXI
Si entre la última entrada y la anterior habían transcurrido catorce semanas, entre esa y esta que aparece hoy hay pasado diecinueve. Mal asunto. Mi intención es que esta dinámica no se convierta en una constante, pero ya veremos cómo va la cosa.

1. Sobre la escritura:
Cuando dejábamos esto, el palabrómetro nos mostraba 6.272 palabras “finales” y 6.227 de descartes a dividir entre catorce semanas.

Hoy, al mirar los valores actuales, me lo encuentro en estos números:
Documento principal: 28.844 palabras y 47 páginas.
Descartes: 37.952 palabras y 100 páginas.

Esto hace 8.475 palabras “finales” y 9.467 de descartes. 17.942 palabras a dividir entre casi cinco meses, lo que alumbra una media algo superior a la de entrada anterior (por más que, precisamente este semana, hayamos sufrido un revés a ese respecto).
Que no se preocupe el amigo lector, que no voy a realizar aquí un desglose de números por semanas. Eso era cosa del “Antiguo Mytgard”, y estamos en “El Nuevo Mytgard” (signifique lo que signifique eso, y un tema del que hablaremos en el primer apartado de Miscelánea)

Otra cosa que me dicen los números es que el quince de diciembre del año pasado terminaba con el primer borrador del relato al que, por estos lares (y en el propio documento), me había referido como “El viaje a casa”. Un relato que, en algún momento entre esa fecha y hoy, cambió de nombre para pasar a llamarse “Universos dentro de universos”.

Entre los días dieciséis y veintitrés de aquel mismo mes, escribía el primer borrador de “Consecuencias II”. El epílogo, segmento de transición entre esta historia y “Miedo”, el que (por el momento), parece ser el título del tercer relato.

Es posible que alguien se pregunte ¿eso significa que el relato ha cambiado tanto en esta revisión que ha sido necesario cambiarle el título?

Como siempre, la pregunta es lícita (casi todas lo son), pero la respuesta es; no. El relato sigue siendo el mismo. Por supuesto, la forma de plantear el relato ha cambiado, pero ha sido más en cuanto a su forma que en cuanto a su fondo. Un fondo que sí que había cambiado según lo escribía, pero que no afectaba a que realmente trataba de contar.

Sí, lo sé, esta respuesta solo sirve para enredar aún más las cosas. Voy a ver si las desenredo un poco.

Este relato comenzaba a escribirlo el dieciocho de agosto de dos mil veintidós (tras terminar el segundo borrador de Arcanus), y su escritura se interrumpía el día uno de octubre de ese mismo año al empezar con “Despertares”.

En aquel momento, el “viaje” de que pretendía hablar se movía principalmente en el territorio de lo literal (y digo “principalmente”, porque su recorrido no solo iba a pasar por los territorios axiomáticos de “lo material y orgánico”)

La escritura de Despertares cambió eso, y lo cambió porque fue entonces cuando, en un ejercicio de retrocontinuidad, “descubría” (y decidía) que el estado original de los integrantes de “la primera humanidad” no era orgánico, tangible o físico. Algo que “solucionaba” un problema biológico, filosófico y metafísico que tenía desde hacía mucho tiempo con la manera en la que lo había planteado en su día.

Tirando de este hilo, cuando retomaba esta historia, a finales de julio del año pasado, me apetecía explorar más este aspecto, algo que me llevaba a efectuar cambios bastante drásticos tanto en la forma con en el fondo. Eso sí. La base, ese “viaje” (al menos como palabra y como idea), continuaba siendo una parte esencial de la historia.

Cuando empezaba con la revisión, esto seguía estando “ahí”, pero me daba la sensación de que ya no era “el núcleo” de lo que estaba hablando. Bueno, si bien se podría decir que la acepción de “viaje” que había decidido utilizar continuaba formando parte de su núcleo, la que podría denominar como “la esencia” de la propia historia había cambiado un poco. Y lo había hecho porque, durante la escritura de “la segunda parte” del relato, había ido “descubriendo” otras cosas de aquella humanidad. Preguntas que no existían en mi cabeza cuando comencé con estas “Historias de Daegon”.

A su vez, lo que creía que iba a ser una historia “más corta” que “Despertares”, ha terminado siendo algo más extensa (diecisiete páginas de una contra veintiuna de la segunda, ahora que he comenzado con la revisión de “la segunda mitad”)

En fin, no es que pretenda ponerme críptico aquí. Lo que tampoco quiero es empezar a “reventar” ninguna de las historias antes de que el lector haya tenido la oportunidad de leerlas y sacar sus propias conclusiones (para eso ya llegarán sus versiones “Anotadas”)

2. Sobre el dibujo
En lo que respecta a ir ensuciando hojas y bits, la cosa continúa avanzando, aunque sin lo que, en apariencia, pueden ser grandes avances a simple vista.

El tema del tebeo lo tengo algo aparcado porque estoy inmerso en hacer algo que, en estos momentos, me genera más ilusión, que confío en acabar “en breve” (ejem), y que tiene un destinatario concreto (aunque esa persona no sea consciente de lo que le va a llegar nada)

Mientras tanto, en clase le seguimos dando al color, a las mezclas de primarios y aledaños, y en tratar de ser capaz de educar mi cerebro para que sepa el qué, cuándo y cómo a la hora de usar esta herramienta.
Es algo lento, es algo frustrante, pero aquí no hemos venido por el resultado inmediato, sino para recorrer un camino a todas luces inevitable (e impredecible).

3. Sobre la programación
A este nivel también tenemos novedades, aunque aún en un estado bastante incipiente. Por más que el tema ensamblador continúe planificado para cuando termine con la lectura de todos los tebeos de casa, hay surgido nuevos frentes a los que atender.
Por un lado, PHP+HTML+CSS+(supongo)JS, aunque hablaré con mas detalle sobre eso en la segunda sección de “Miscelánea” (sí, habemus entrada con extra de miscelanea)
Por otro lado, en fechas recientes hemos vuelto a Godot para atender un encargo que nos hace mucha ilusión. No sé cómo terminará el asunto, pero por el momento hay muchas ganas, que nunca es lo de menos.

4. Miscelánea I
Muy bien. Miscelánea, allá vamos.

Quien haya llegado hasta aquí (y, por aquí, me refiero a la web, y no esté leyendo esto en un feed RSS) se habrá dado cuenta de que se han producido cambios... llamémoslo “importantes”.

Drupal 7 ha muerto (en mi hosting).
Larga vida a Drupal 7 (más sobre ello en la segunda miscelanea).

Muy bien si esta miscelánea no trata de eso... ¿de qué trata? (sí, yo siempre con mis preguntas retóricas y poniendo palabras en la mente del lector)

Pues trata de... mundos vivirán, mundos morirán, y Mytgard nunca volverá a ser lo mismo (o igual sí)
Trata de que, muy probablemente, de haberse producido este cambio hace unos meses, o en otras condiciones, habría dejado esto morir (una vez más).
Trata de que, ya que no lo he hecho, tengo que preguntarme ¿Qué es Mytgard? una vez más (porque la respuesta que di a esa pregunta hace seis años ya no sirve en su totalidad)

Pero vayamos por partes.

¿Qué ha pasado para que no deje morir a Mytgard?
Pues ha pasado que, entre la última entrada y esta, ha aparecido “alguien” que, en apariencia, lo encuentra interesante. Qué cosas, hoyga. Resulta que el señor James Earl Jones y su “Constrúyelo, y vendrán” tenían razón.

Tanto tiempo, y cual ninja, “esa persona profetizada” a la que esperamos desde hace tiento tiempo apareció. Que sí que existía. Que, ya sea como acicate o como complemento, lo que hay aquí ha servido para traer a una persona chachi hasta mi vida.
Parece que el tiempo invertido aquí finalmente ha sido recompensado y no puedo pedirle más a este web (aunque, si me lo da, bienvenido será)

¿Qué es “El Nuevo Mytgard”?
Pues eso... aún no lo sé. Cuando lo sepa actualizaré el “¿Qué es Mytgard?”, y la actual se irá al museo.

Lo que sí que sé es que... sí. Que es un blog. Eso que trataba de evitar cuando maté “Palabras desde otro mundo” y alumbré Mytgard. Uno en el sentido más amplio de la palabra. Porque, por más que tenga “entradas seriada” pensadas para ser leídas de manera secuencial, estas no pueden ser consideradas como algo “ajeno” al “concepto blog”. No son entes “independientes”. Por más documentadas que puedan estar, no son “objetivas”. Son instantáneas en el tiempo de quién fui mientras las escribía.

Esto me ha llevado a replantearme el resto de entradas. Las que no tengo englobadas dentro de los “libros” que se pueden leer en orden. Me ha hecho darles otra pensada. Otro valor. A convertirlas también en “un libro” (un libro electrónico).

Veréis. Todas las entradas seriadas cuentan con su propia versión en epub (en mi disco duro), pero los primeros años de esta web no tenían uno y eso va a cambiar.
Pero lo que no será es una “vuelta de tuerca”. No.
Serán las entradas tal y como se publicaron. Con sus errores ortográficos y sus horrores sintácticos. Un bloque de texto que se podrá leer “offline” en el que se pueda ver el camino recorrido, con sus tropiezos, dudas e inseguridades.
Aún tardará en llegar (son más de cuatrocientas páginas a las que tengo que dar formato, unificar marcas de tiempo de cuándo fueron publicadas, y “separar” los enlaces para que se muestren de la misma manera que en el resto), pero llegará.

5. Miscelánea II
Y llegamos hasta esta última sección... que no deja de ser una adenda a la anterior pregunta.
¿Qué aspecto tendrá “El Nuevo Mytgard”?

Pues, por ahora, el tema por defecto de Drupal 10 (igual que la “nueva web de Daegon”).
Cuando me vea más fluido en el diseño web (mi conocimiento de PHP, CSS y JS es prácticamente nulo) me plantearé crear un nuevo tema visual para ambas webs.
Mi idea es retomar los temas que tenían antes, pero tratar de “adaptarlos a las cosas modelnas” (esto es, que sean responsivos para aquellos que los leen en pantallas más pequeñas sin tener que andar haciendo zoom con los dedos)

Pero, al igual que el ebook del blog, eso tardará (seguramente tardará más)
Por el momento, bastante he tenido con la odisea de migrar su contenido de Drupal 7 a 10... aunque aún quedan dos cosas que no me funcionan y tengo pendiente arreglar:
-Las galerías de imágenes no funcionan ya que los módulos que usaba no existen en esta versión.
-Los triggers que me enviaban un correo cada vez que alguien ponía un comentario tampoco existen (lo que me ahorra recibir el autospam en el que se había convertido por culpa de los bots, que pero también me impide saber si alguien chachi tiene pendiente algo para que se lo apruebe hasta que no acceda a la web a borrar el SPAM).

Una vez que tenga todo esto solucionado, miraré la posibilidad de hacer una nueva “migración limpia” de Drupal 10 a Drupal 10 (que, seguramente, también tendré que inventarme), porque los módulos que se usan para pasar los datos entre versiones generan un ciento de tablas en la base de datos que me dan mucho miedo de cara a futuras migraciones (algo a lo que habría que sumar el TOC y la incertidumbre que me genera el tener un modelo de datos que no sea del todo consistente).

Y, con esto, ya estaría el asunto por hoy.
A ver cuánto tardamos en volver por aquí

Javier Albizu

Carlos de la Cruz

Hace 1 mes 3 semanas

Hombre, hombre, veo que hay cambios por aquí, al menos visuales. Es verdad que se ha terminado el soporte para Drupal 7, así que le toca a todo el mundo migrar a 10. Por lo que estoy viendo en el curro a la gente que trabaja con ese CMS, lleva su trabajo pero no es imposible. Enhorabuena por haberlo sacado adelante, aunque aún te falten cosas por terminar.

En cuanto a no dejar morir Mytgard, pues me alegro. Es otro mundo que se salva del ataque de la Nada, y ver que hay gente interesada en ello seguro que es satisfactorio. Yo creo que el acto de crear un mundo imaginario es intrínsecamente satisfactorio, pero lo bueno de tener un público que lo lee es que te anima a hacerlo más legible, ordenado y accesible. Eso siempre es bueno.

Drupal 7 aún tiene soporte hasta el año que viene, lo que ha muerto es el soporte de mi hosting para PHP 7.4, y sin él, Drupal 7 no va.
Por suerte, en mi servidor de casa tengo un Debian 11, con PHP 7 (por suerte, y por desgracia, porque sigue con esta versión porque la gente de Owncloud se niega a migrar a PHP 8, lo que me llevará seguramente a migrar a Nextcloud) donde he podido hacer las pruebas de cara a la migración, desactivando módulos y similares, para que la cosa pudiese llegar a buen puerto.

Con esto, he conseguido migrar tanto Mytgard como Daegon (que era más sencilla, al no tener tanto modulo)

Por el momento seguimos resistiendo a la Nada. Ahora toca hacer algo más que resistir. Toca continuar creando contenido para que otros puedan llegar hasta él y se generen conversaciones interesantes.

Gracias por pasarte por aquí.