Biografía fabuladora XXXV: Violencia en acción

Por Javier Albizu, 21 Agosto, 2022
Tarde indeterminada (seguramente viernes) del verano del noventa (algo después de la hora de comer). Vuelvo a Pamplona junto a un compañero del trabajo después de haber hecho una instalación (seguramente un equipo de sonido en un bar cualquiera de algún pueblo de Álava). Cuando a nuestra izquierda aparece el desvío para pasar por Araia (uno que no tomamos) mi cabeza está centrada en una cosa. En la planificación de los pasos a dar antes de ir al cine. Ya se ha estrenado una película que llevo tiempo esperando; Desafía Total1, así que toca ir a verla con “esta gente”.

Cosas que se le quedan a uno grabadas en su memoria direccional sin que esto sirva para aportar nada especialmente relevante.
¿O igual sí que que nos sirve para hacer un poco de encaje de bolillos?

Porque, el hecho de mis ganas de verla estaba ligado a varios factores. A que sabía con bastante antelación que se iba a estrenar y a que le había ido realizando un seguimiento porque era “la siguiente del Cuache”.

Lo primero viene ligado a que ya había comenzado a comprar revistas de cine (principalmente Fotogramas2). Lo segundoo a que, para aquel momento ya había visto otras películas de aquel buen señor. Ya me había llevado del vídeo club las que se me habían escapado (o había estado demasiado asustado como para ver)3. Gracias a mis nuevas relaciones se había producido mi primer contacto con cosas como Terminator, Comando, Ejecutor o Perseguido. Finalmente, también había sido capaz, no solo de terminar Conan sin tener pesadillas, sino también de disfrutarla. Pero no solo eso. Me empezaban a sonar los nombres de los directores como Millius, Carpenter o Verhoeven. Como Mulcahy, Zemekis o Dante. Comenzaba a rebuscar por las estanterías de VHS por criterios algo más “complejos” que los de su cartel o protagonista.

Aquel año también se ampliaba la oferta de televisión 4 (en algunas partes). Se estrenaban las “teles privadas”... para quien tuviese la capacidad de acceder a ellas. Porque, si bien es cierto que no soy capaz de determinar cuándo pudimos verlas en casa, lo que sí que recuerdo es trastear con todo tipo de antenas para tratar de sintonizarlas. De cualquier manera, dados los estudios y el trabajo de las tardes, mi consumo televisivo se limitaba casi en exclusiva al lo que se emitiese el fin de semana (o entre semana a la hora de comer o más allá de las nueve de la tarde).

Pero no se vayan todavía, que aún hay más. También se producía el regreso de la manera asiática de ver, entender y presentar la narrativa y la acción hasta mis retinas5. En un vídeo club que quedaba cerca de “La Mega” (y donde ahora hay un PC Vox) encobraba unas cintas del “otro Conan”. Sí, ese, el niño. No. El detective no. El del futuro. El de Miyazaki. Por otro lado, pese a no tener acceso aún a “las privadas”, las públicas también me daban algo a lo que hincarle el diente. A las hostias “a la asiática” de la maño de Bioman y Los caballeros del zodiaco.

Curiosamente, siempre había creído que existía una gran separación en la llegada de estas series hasta mí. Bioman siempre lo he asociado a Araia y las visitas de fin de semana a mis abuelos. A verla en su cocina. Por otro lado, “Los caballeros” siempre los he asociado “al Club” y las charlas con la gente de Mordor. Nuestra mente nunca se cansa de hacerlos jugarretas extrañas a la hora de asociar los recuerdos a lugares y épocas.
Ahora que lo pienso, sí que recuerdo conversaciones de mofa y befa alrededor de este sentai y su intro con “la gente del club”TM, pero siempre pensé que aquello era algo que se había producido muy a posteriori.

Veo también que el año anterior se había estrenado6 “No matarás... al vecino” de Joe Dante, y que aquel mismo año se estrenaba Gremlins II del mismo director. Dos películas que fui a ver al cine sabiendo quién era su director (la primera en los Cines Golem y la segunda en los Carlos III), y que creía que eran bastante posteriores. Esto querría decir que, como poco, había comenzado a comprar el Fotogramas el año anterior.

Lo dicho, la memoria que es asín.
En fin.

Por último, la cosa (y por “la cosa” no me refiero a la de Carpetner, sino a la monetaria) no dejaba de ir a más.

Porque, por un lado, aquel mismo año Zinco comenzaba a sacar otras publicaciones relacionadas con mis aficiones. Desde remixes raros como Comics Scene o Blade Runner Magazine.

Hasta versiones patria de revistas americanas como StarLog (StarFicción)7. Publicaciones en las que se alternaba la novedad con la divulgación (y la promoción de otros productos de la propia editorial).

A su vez, el marco de compras se continuaba abriendo porque... hormonas. De vez en cuando por mi casa aparecía la revista MAN que había comenzado a publicarse en el ochenta y siete. Una revista “moderna”, de “buen gusto” y “sofisticada”. Sí, de esas con artículos tochos y desplegable central con una señorita que sugiere pero no muestra. Todo “sutileza y sensibilidad”.

A finales de aquel año mi carpeta del instituto estaba forrada con la portada de Lola Forner.

Me gustaría decir que esto lo había hecho porque me había impresionado su actuación en “La armadura de dios”8, pero en aquel entonces no había visto la película (aún quedaba un poco para que Jackie Chan se convirtiese en un lugar común en nuestras conversaciones) y la verdad es que el papel que le habían dado tampoco es que fuese como para permitirle que explayarse mucho.

Enlaces:

1. Desafío total

2. Fotogramas

3. Previamente en sus pantallas
- Conan el bárbaro (1982)
- Rambo I (Acorralado) (1982)
- Terminator (1984)
- Comando (1985)
- Rambo II (1985)
- Aguila de acero (1986)
- Los inmortales (1986)
- Ejecutor (1986)
- Top Gun (1986)
- El chip prodigioso (1987)
- Robocop (1987)
- Los señores del acero (1987)
- El príncipe de las tibieblas (1987)
- Perseguido (1988)
- Rambo III (1988)

4. La tele en el noventa

5. Las diferentes caras de Asia
- Conan, El niño del futuro
- Bioman
- Los caballeros del zodiaco

6. Danteando
- No matarás... al vecino (1989)
- Gremlins II (1990)

7. Stars con cosas
- Star Ficción
- StarLog

8. La armadura de dios

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