Biografía daegonita LXXXVI: Cuento que te cuento

Por Javier Albizu, 30 Junio, 2021
Hoy toca una entrada corta.
Un texto breve porque, a fin de cuentas, lo que cuento en él tampoco es que dé para demasiado.

En fin, y como decía Liniers… “Mientras tanto, en la Antártida”.

Entre partida y partida pasaban cosas. Parece que el gusanillo de pulsar teclas se había instalado con fuerza en mi interior. Que “fracasar” con la novela no lo había matado. Aquel impulso se podía redirigir hacia tres frentes:

-Podía retomar la escritura del trasfondo
-Podía hacer una nueva intentona con la ficción de Daegon.
-Podía seguir desarrollando el universo del “Ermitaño”

Ganó la segunda opción.

Tengo un vago recuerdo de la frustración que me supuso abandonar “La novela”. De los planes que comenzaron a aparecer por mi mente para retomarla. El machacón convencimiento de que aquello era algo demasiado grande como para lanzarme otra vez sin una preparación en condiciones. No quería repetir otra vez los mismos errores.

Si me ponía a ello, el lector tenía que conocer algo del mundo antes de le lanzase aquella historia. Tenía que ir poco a poco. Necesitaba hacerme más fuerte1. No quedaba otra que entrenar la forma y el fondo. Tocaba ir ganando confianza en mis propias capacidades… pero no sabía muy bien cómo hacerlo o por dónde empezar.

Por suerte, alguien evitó que le siguiese dando vueltas a todo aquello. Por desgracia (o no), las decisiones que tomé me llevaron por otros caminos no planificados.

Mi “Lectora avispada” me dijo que tenía intención de presentarse a un concurso de relatos cortos. Acto seguido, me pregunto si me apetecería escribir algo para él.
La respuesta fue un… “¿por qué no?”.
No tenía nada en mente, pero así me forzaría a dejar de darle vueltas a tanto miedo y tanta duda. Por otro lado, los plazos de entrega iban a finalizar pronto, así que me tenía que dar prisa.

Veo que el día dieciséis de mayo comenzaba a escribir el relato que terminé presentando; “Sueños”2. Un relato en el que dedicaba a explorar un poco más el nivel de realidad en el que tienen lugar los sueños. También hablaba de “su señor”. Alguien que, ejem, “para nada” estaba inspirado por Sandman. Otro personaje /concepto que, como casi todos, con el paso del tiempo cambiaría mucho.

El veintiséis de aquel mismo mes enviaba el primer borrador a “la gente”. Sustitúyase “la gente” por los amigos y un sitio más. Una lista de correo. El “Cuentódromo”.

No recuerdo dónde descubrí la existencia de aquel grupo, aunque muy probablemente fuese a través de algún mensaje en Esencia o LCJR. Por otro lado, y dada la reciente muerte de yahoogroups, tampoco puedo ver cuándo comenzó su actividad, o si los recuerdos que conservo son fiables. La relación entre archive.org y los grupos de yahoo nunca ha sido muy buena.

Aquel fue un grupo pequeñito, de vida breve y escasa actividad. Creo que quien más escribió en aquel lugar fui yo… y veo que entre el veintidós de de mayo (mi presentación), y el veintitrés de abril del año siguiente (mi último mensaje), mandé veintiún correos allí.

Aún así, he de reconocer que le guardo cariño. Casi cada correo que enviaba recibía una critica amable y favorable de Senda, su administradora. Veo también que durante aquellos primeros días traté de continuar con la escritura de la novela. Algo que sólo servía para demostrar que lo que mandaba allí no atendía a ningún plan. Me dedicaba a soltar lo que tenía. Los acercamientos que me parecían “más míos”. Las ideas que consideraba que eran más “propias” o “únicas” de Daegon. Lo que buscaba allí era gente con la que hablar de los temas que me interesaban en el terreno de lo creativo.

La cosa debió resultar algo de lo más confuso para quienes leían aquello. Porque iba bastante a saco. Mandaba tanto trasfondo del mundo como lo que llevaba de “La Novela”. Textos terminados o fragmentos parciales de otros relatos. Tanto cosas de Daegon como del universo del Ermitaño. Con esto no es de sorprender que las conversaciones no se prolongasen demasiado. Supongo que las respuestas que recibía atendían más una cuestión de educación y ganas de dar ánimos que otra cosa. De cualquier manera, se agradecían igual.

Pero, como ya comentaba, aquello no se movía. Mi primer bloque de correos fue entre mayo y junio de dos mil tres. Aquel primer asalto terminaba con el intento por continuar con la novela. Un correo que quedó sin respuesta y que, a buen seguro, fue lo que provocó que volviese la bajona (y que dejase de mandar material allí).

Después de aquello… un vacío absoluto. Una ausencia que no se rompería hasta marzo del año siguiente. Mis últimos correos allí fueron un intento de reflotar la lista. En ellos finalizaba la escritura de Kuunsej3, un relato cuya primera entrega había enviado poco después de suscribirme.
Después de esto, de nuevo el silencio.
¿Qué le vamos a hacer?

Por otro lado, y regresando al relato que iniciaba esto, al final Sueños no consiguió nada en aquel concurso. Nunca tuve noticias de sus organizadores… y creo que ni siquiera llegué a mirar nada más de aquel concurso tras enviar mi relato. Lo mismo sucedería con mi segunda y última intentona en los concursos de relatos unos años más tarde.

Esto tampoco es algo que me sorprenda demasiado. En el fondo los concursos me daban un tanto igual. Al igual que con el Cuentódromo, lo que quería era seguir contando mis movidas. Soltar mis mierdas mientras cruzaba los dedos muy fuerte para que estas conectasen con alguien.

Vaya, qué coincidencia.
Igual que…

Enlaces:

1. Hazte más fuerte

2. Sueños

3. Kuunsej

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