Biografía daegonita XCV: La última campaña XI y… ¿final?

Por Javier Albizu, 1 Septiembre, 2021
Cuando creía que esta iba a ser una entrada de mero repaso mi memoria me ha demostrado que no. Que había por ahí cosas que estaban esperando a salir relacionadas con las últimas sesiones de juego. Una auténtica tormenta cerebral sin necesidad de hacer “brainstorming”.

Porque puede que “el resumen” terminase el año anterior, pero aún quedaban las noticas que conservo de aquellos días.

Noticas como esta:

Gracias a ella he sido capaz de ubicar el viaje espacial que hicieron los jugadores (y sobre el que ya hablé en su día1).
Dado que la información que aparece en el primer post-it (empezando con la tripulación de Sigma 3.0) se corresponde a aquella aventura, parece claro que fue una de las últimas que hice. Es posible que se trate de la que tuvo lugar en febrero de dos mil cinco. Un intento por retomar la dirección pero sin volver a fuego con la campaña.

El resto de la hoja se podría corresponder a la siguiente aventura. A tope con las intrigas políticas y jaleos de ese estilo. Nada que aporte demasiado a la definición de la ambientación (más allá de hablar acerca de las estructuras de poder en Rearem).

A su vez, yo diría que la primera parte de la siguiente hoja se correspondería a esa misma aventura:

Aunque está todo demasiado embarullado como para sacar nada en claro.

Sí que recuerdo que este desglose de sucesos se corresponde al orden en el que debían suceder las cosas. Esto era así porque en aventuras anteriores había dado tanta libertad a los jugadores que, en ocasiones, se veían incapaces de hacerse una idea de por dónde podían seguir.

En aquella ocasión había preparado ese listado para sacarlo en esos momentos de “despiste” o “desesperación”. Su orden era secuencial. Esos eventos iban a pasar sí o sí, estuviesen o no los jugadores pero, dependiendo del “qué”, el “cuándo” o el “cómo” se produjesen, podía “moverlos” un poco (ya fuese en el tiempo en el espacio), aunque no demasiado. Por supuesto, y como suele pasarme, en medio de la aventura se me ocurrían ideas que no había previsto, y la cosa se desviaba. A su vez, lo que hiciesen o dejasen de hacer los jugadores también podría afectar a que alguno de aquellos sucesos no llegase a producirse.
Al final, y por las marcas de “check” que veo, parece que pasó todo lo previsto, aunque las flechas me indican que su orden se vio un poco alterado.

Lo interesante (y el flashazo neuronal) viene en la segunda mitad de la hoja.

Como ya he mencionado con anterioridad2, Quintus se había vuelto reacio a llamar a su espada desde que había experimentado “ciertos problemas”. Con esto, se propuso buscarla. El plan era averiguar dónde estaba entre invocaciones. Llevársela y tenerla siempre consigo para no arriesgarse a traer hasta este plano por accidente algo que no debía.

Tras largo tiempo de investigación (tanto por parte de Calaima y Valima… como por la mía), descubrían que se encontraba en… Ilwarath. En “la tierra de los muertos”. Un lugar cuyo acceso no era nada sencillo (siempre que tuvieses intención de regresar del viaje).

Así pues, la primera pregunta era obvia: ¿cómo hacer el viaje?
Sencillo. Lo hacías dando un pequeño desvío. Con ese “Ilwarath pasando por Tagerboh” que aparece en la hoja. El plan era llegar hasta la tierra de los muertos pasando primero por la de los sueños.

Porque… ¿los muertos sueñan? ¿y los matadores de dioses? ¿y la misma muerte?.
Buena pregunta. Veamos. La tierra de los sueños era un nexo de unión entre toda entidad que contenga un vestigio de… humanidad. Así que…

Si hacemos caso a los mitos, y “juakeábamos la realidad un poco”3, lo teníamos todo hecho.

Vamos a ver. Pongámonos teóricos y pensemos en vacas esféricas. Si asumimos que Naol Graim (o lo que es lo mismo, “El Portal de la Reencarnación”) al que hacían referencia los mitos Ilwaranthis, estaba de una u otra manera vinculado a una de las “fuentes de la vida” Tayshari (esto es, Shud Ilawar; Alimentadora del espíritu) tenemos por dónde empezar a tirar.

Porque, dado que las fuentes de la vida estaban en el plano de origen de los Tayshari, que este había sido arrasado por El Destructur, y que había terminado por convertirse en Dayashu; el jardín eterno (o lo que es lo mismo, otro nombre para Tagerboh) el camino quedaba claro.

Por otro lado, si asumimos que en el mundo de los sueños el paso del tiempo es “especial”, podíamos dar algún que otro empujón a esas tramas que aún quedaban lejos (y añadir algún que otro detalle a historias que ya habíamos contado).
¿Ha quedado todo claro?
¿No?
Bueno, Tampoco es que haga mucha falta. En mi cabeza tiene sentido.

¿Esto estaba planificado?
Por supuesto que no. Me había tocado tirar de ensamblador metafísico para ver cómo podía llevar a los jugadores hasta aquel lugar sin romper el paradigma que estaba tratando de consolidar.
Una vez ensamblado el código y comprobado que no tenía demasiados bugs, me quedaba la mar de a gusto… aunque supongo que no lo suficiente como para continuar dirigiendo.

Veo que el día de la partida fue el último en el que actualicé mi documento con pnjs. Un documento que contenía doscientos siete personajes y unas cuentos nombres más de países, ciudades, lugares, conceptos y planetas.

Antes de empezar a escribir hoy he decidido añadir estos datos al glosario general de Daegon. Con esto, el palabrómetro global queda como sigue:

752 personajes
12 planetas
11 continentes / islas continente
184 países
549 “lugares” (provincias, ciudades, accidentes geográficos…)
77 etnias
28 “obras” (textos escritos en ese mundo)
13 panteones
130 organizaciones
44 títulos (nobiliares, militares, científicos, etc.)
10 “conceptos”

Cuando lo dejé… todo se quedaba a medias y sin solución de continuidad. Aparte de eso, con el paso del tiempo las cosas no han dejado de cambiar. Es muy probable que, de retomarlo, mis jugadores no terminasen de reconocer el mundo que habían recorrido en su día (y esto no se debería únicamente a los problemas de memoria). Así que casi mejor dejarlo así.

Por supuesto, esta bio no termina aquí. Aún nos queda más de una década de historias antes de colisionar con el proceso de documentación que comencé en dos mil dieciséis4 (y donde continuará esto con una periodicidad diferente).

Porque la cosa no para. En estos momentos me encontráis dándole vueltas a uno de los bugs que mencionaba hace unos párrafos. Un bug que fue una de las causas de que aún no haya retomado la rescritura de Luara.
Después de releerme el último tomo de Planetary5 he dado con la tecla de cómo “encajar” algo similar a la “reencarnación” desde una perspectiva no esotérico /mísitca. Y así todo el día.

Que no decaiga.

Enlaces:

1. Biografía daegonita XXXXXXV: La última campaña II

2. Biografía daegonita XXXXXXVIII: La última campaña V

3. Hackeando la realidad
- Daegon; Los señores de Ilwarath
- Daegon; Interludios y comienzos
- Regresos y éxodos

4. Daegon y el proceso de escritura

5. Planetary Volumen 4

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