Biografía daegonita XXXXXXIII: Días de escritura y correos

Por Javier Albizu, 20 Enero, 2021
Como ya comentaba en la anterior entrada, en marzo del dos mil comenzaba una escalada armamentística en la que me dedicaba a disparar palabras a mansalva contra mis ocho suscriptores. Una ofensiva de correos que, revisados durante esta semana, me han sacado de un error que había asumido con ciertas asunciones.

Hasta ahora me había basado en el asunto de los correos para tratar de encajar qué había ido escribiendo con anterioridad, pero veo que cometí un pequeño error al basarme únicamente en eso. Hace un tiempo, y como consecuencia de utilizar únicamente ese criterio, llegué a la conclusión de que había escrito con anterioridad la información referente a varias de las especias no humanas: Krieg, Kiranu, Talen, Elaen, Thurg, Yr'draag y Ailanu. Un error del que sólo he logrado salir releyendo los correos. Ya sabéis, amigüitos, nunca os quedéis únicamente con los titulares.

Si seguimos el orden estrictamente cronológico, a los nueve días de escritura dedicada a la-raza-anteriormente-conocida-como-dragonuts (los Dragónidas), le siguieron otros cinco dedicados a los Ilawar (un grupo de individuos sobre los que sí que había escrito alguna cosa con anterioridad). A estos siguieron dos días dedicados a los Haeg, cinco a los Yunraeh, uno a los Ailan, y aquel fue el momento en el que comencé a dedicar espacio a la escritura de Rearem.
He de reconocer que no sé muy bien la razón que me llevó a abandonar el proceso de descripción del “núcleo jugable” de la manera en la que lo hice. Supongo que fue por querer cambiar un poco de aires. Veo que muchos correos eran mandados después de las doce de la noche (y unos cuantos de ellos más allá de las dos de la mañana). Fueron días intensos. Días sin filtro. Creo recordar que escribía el texto directamente en el cliente de correo y, una vez mandados los mensajes, lo copiaba y pegaba en un documento de texto. Todo un cúmulo de horrores y errores.

A finales del noventa y nueve, y como consecuencia de empezar a relacionarme con asiduidad con gente de fuera de la provincia, me planteé sacarme el carné de conducir.

¿Lo cualo?
Lo sé, lo sé. Inesperado giro de los acontecimientos.
A su vez, también es muy posible que usté se pregunte… ¿y esto qué tiene que ver con Daegon? ¿A qué viene un derrape tan brusco?
Vayamos por partes.

Ante aquel dilema y, dado que nunca he sido un buen estudiante, me dije ¿cuál puede ser el tocho más duro de leer que me puedo encontrar? ¿Con qué me puedo preparar antes de ponerme con el manual de la autoescuela?
La respuesta fue clara: El Silmarilion.

La cosa es que me gustó. A pesar de lo pesado de su comienzo, me resultó considerablemente más ameno e interesante que “El Señor” (que se me hizo bastante bola cuando fui capaz de reunir las fuerzas necesarias para terminarlo). Me gustó tanto que, a la hora de ponerme a escribir acerca de los Dragónidas, acabé fusilando malamente (en serio, muy malamente) su tono.
Pero no me detuve ahí. Estaba en racha lectora (un tipo de conjunción cósmica que no es frecuente), así que tenía que aprovecharla. Uno de esos amigos “de fuera” que me apetecía visitar me había prestado las novelas de Taltos, las de Terramar y la primera de John Carter. Aparte de eso, tenía por casa desde hacía ya mucho “Flamesong” y le edición que sacó Círculo de lectores en dos tomos de las novelas de Elric.

Cayeron todos seguidos. Por desgracia, y para sorpresa de nadie, cuando me puse con el carné la conjunción llegó a su fin. El entrenamiento se mostró a todas luces insuficiente. Pero, oye, nadie me podía quitar lo que ya tenía encima.

Con esto, cuando me puse con Rearem estaba a tope con Tékumel1. Tanto es así que, al igual que había hecho el año anterior con Joe Coleman y la cronología de Jorune, o con Soren Petersen y Matthew Pook y su GURPS Jorune, incluso le mandé un correo a Brett Slocum para pedirle permiso para traducir su GURPS Tékumel (no, no terminé ninguno de aquellos proyectos, pero fueron las semillas que sirvieron tiempo después como base para los artículos que escribí sobre estos mundos)

En fin, estoy convencido de que dentro de aquella vorágine creadora cayeron muchas más referencias a aquellas lecturas de las que son consciente.

Continuando donde lo habíamos dejado, el día cinco de mayo llegaba un nuevo suscriptor a la lista de correo. Alguien a quien, para variar, no conocía, y que se ofrecía para colaborar. Aprovechaba la respuesta a su correo de presentación para hacer una especia de resumen de la “situación presente” del mundo y animarle a escribir. El muy insensato me hizo caso y, poco después, mandó la descripción de un monstruo. Un correo ante el que mi respuesta fue “el tema de un bestiario tradicional no me interesa demasiado”. Que no dejaba de ser algo cierto, pero no hace que yo sea menos capullo.

En fin. A partir de la extensión que acabó teniendo el texto dedicado a Raelt, la primera de las provincias-nación de Rearem, mi primera estimación fue que aquello (y por “aquello” me refiero únicamente a Rearem) podía llegar a ocupar entre ciento cuarenta y ciento setenta páginas. Cuando llevaba unas diez páginas hablando de Âldern, la segunda de ellas, fui consciente de que había errado por mucho.

Cuando yo iba por el vigésimo segundo día ininterrumpido hablando acerca de Rearem, este suscriptor mandaba un correo con asunto “Preguntas varias” en el que expresaba sus dudas acerca del funcionamiento de los planos y pedía información sobre las especies que faltaban por describir en la web. Fue como respuesta a este correo que finiquité aquello (así como el papel que desempeñaban los humanos). Una tarea que se prolongó a lo largo de veintiún días2.
Por supuesto, y aparte de los omnipresentes errores y la escritura “al vuelo”, aquello estaba trufado de referencias y guiños para todos los gustos. De los referentes estéticos de los Haeg, los Tarnaq o los Yr’Draag ya hablé en su momento. Los Yunraeh, al igual que habían hecho antes los Kurbun, bebían mucho de las estructuras jerárquico-familiares del WOD. Las Nivar estaban basadas en gran medida en una raza que había creado SLV, el juego de Ci-Fi que estaba creando otro amigo. Una vez terminado con el “núcleo duro”, el reto continuó hasta el día veintidós de junio. Aquel fue el día en el que mandaba el correo titulado “Rearem 37”.

Estaba lanzado. Mandaba actualizaciones también a las listas de correo de Esencia y LCJR cada vez que subía material nuevo a la web. Traté de ponerme en contacto con gente de las editoriales patrias para proponerles el proyecto (sin erótico resultado). Mi efervescencia era imparable… “Pero”.

Claro está, no puede haber texto mío sin algún “pero dramático”.

Todo parecía ir viento en popa hasta el momento en el que se podría decir que murió la lista y finalizaba (fracasaba) el primer reto. Habría más correos con posterioridad, “pero”. Unas palabras pronunciadas en alto al día siguiente desencadenaron el horror.

Había llegado... la gran bajona.

Enlaces:

1. ¿Es que no sabe que en este pueblo es verdadera devoción lo que hay por el Profesor Barker?
- Flamesong
- GURPS Tékumel
- Tékumel I: Historia del juego
- Tékumel II: Historia del mundo
- Tékumel III: Historia del mundo II
- Tékumel IV: Presente jugable

2. Daegon, el mundo y sus gentes v2

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