Biografía daegonita XXXXXI: La campaña del anillo VI

Por Javier Albizu, 28 Octubre, 2020
Aunque no se trate de una analogía precisa, comenzaremos citando a Les Luthiers y su “quinientas leguas al norte”. Y no es precisa porque no nos moveremos quinientas leguas, ni iremos al norte. Nos vamos a cinco mil quinientos kilómetros al este.

¿Qué se nos ha perdido allí? ¿Está sucediendo por aquellas latitudes en paralelo algo que afectará a esta aventura?
Sí… no… casi…
Me explico.

Con la muerte de dos personajes, tocaba llenar aquel hueco. Un vacío que sería completado por Quintus y el honorable monje errante Masamicho Fujisawa de la aldea de Shinonome (sí, el jugador también había quedado impactado por El-Hazard1).

Los nuevos personajes del asesino y la víctima llegaban juntos desde el lejano este. Desde Mashlan. Pero no llegaban solos. Les acompañaba un PNJ. Una mujer oriental. Xanae.

¿Cómo hemos llegado hasta esta situación?

Retrocedamos un poco en el tiempo.

Como ya mencionaba en el inicio de esta campaña, Quintus había decidido ir a pasar un tiempo sabático al trasunto daegonita de Japón. Un viaje que dejaba ciertas tramas secundarias en hiato. Un parón que no me apetecía prolongar durante mucho tiempo.
Así pues, la conclusión de aquella historia terminó a trompicones en una aventura individual.

Con esto, en una de las paradas de su viaje de ida, Quintus se encontraba con un grupo de actores callejeros. Una minúscula y familiar compañía teatral de tres intérpretes que representaba el drama de Yohei, Seichiro (hasta aquí nada que nos pueda resultar familiar), Shinkage y Xanae (estos ya nos sonarán un poco más).

De esta manera tan poco sutil, el jugador se enteraba un poco más del jaleo en el que estaba metido. Una trama que venía de antaño y de la que sólo tenía unos leves indicios. Por supuesto, en la obra se cambiaban algunos de los nombres que él conocía, se “orientalizaban” para adaptarse a los gustos locales, y se reducía su número para ajustarse al número de intérpretes.

Por allí también aparecía otro viejo conocido… de alguien; Horbak “El marcado”. Un tipo que había aparecido, cómo no, en una de las sub-tramas de “La Gran Campaña”. Una campaña en la que, a pesar de que este mismo jugador había interpretado a “Shadow of Shayka”, no llegó a saber de este buen señor.

Horbak era un tipo maldito. Un antiguo sacerdote de la diosa de la curación. Alguien condenado a vivir eternamente para ver morir a todo aquel que le importaba. Una maldición que le había sido impuesta por Shinkage “El señor de las plagas”.

Todo bastante clásico.
Pero… ¡¡¡ESPERA!!! ¡¡¡¿UNA MALDICIÓN?!!! ¿Eso no eran cosas del pasado? ¿Cómo encaja en el nuevo paradigma?
De acuerdo, de acuerdo, ya sé que nadie se preguntas estas cosas, así que no me voy a limitar a decir que tenía una explicación “cientéfica” para el asunto, pero te la voy a ahorrar.

Resumiendo: Horbak trataba de mantenerse alejado de todo el mundo para evitar sufrir. La actriz que interpretaba a Xanae se preocupaba por él y enfermaba. Al final todo terminaba con Shinkage apareciendo, con Quintus matándole con su bonita espada… especial, con Xanae muriendo, y con su vuelta hasta el mundo de los vivos tras un último sacrificio de Horbak.
Sí, también hay toda una explicación “meta-cientéfica” detrás de todo esto que vas a lograr esquivar.

Pero, claro, Xanae era hija del tiempo. Al nacer, lo primero que había contemplado había sido “el rostro” de su madre. Sabía todo lo que iba a suceder hasta el momento de “su muerte”. Un momento que acababa de suceder… pero que resultaba no haber sido el final.
Como es de esperar, la pobre chica se encontraba un poco desubicada.
Sí, hay más “meta-céncia” por aquí de la que te libras.

Con todo esto, y dado que ya tenía una cierta relación con Quintus, Xanae se iba a Mashlan con él, y la relación se consolidaba en aquel lugar. Pero todo tiene un fin.
No. No me refiero a la relación sino a las vacaciones.

“Casualmente”, Quintus decidía regresar para que su llegada coincidiese con la muerte de Beowulf.
Por otro lado, Masamichi… Masamichi es otra historia. Una bastante larga. Un misterio envuelto en un enigma aderezado con tropezones de intriga (y de ¡MÁS “CÉNCIA”!).

Era un Sihima. Un “sacerdote de las siete preguntas”. Alguien que aspiraba a encontrar la iluminación en algún momento pero que, sobre todo, buscaba saber quién o qué era. Porque había algo extraño en su interior. Algo que no sabía si era bueno o malo. Que no sabía si era capaz de controlar. Que era mejor no mantener mucho tiempo quieto en un mismo lugar.

De nuevo, la “casualidad” había querido que su camino, el de Quintus y el de Xanae se juntasen. Una vez hecho esto, ya fueron los jugadores quienes decidieron no separarse.
Cosas del rol.

Tenía muchos planes para Masamichi desde el primer momento. Era un pequeño Frankenstein de sub-tramas interrumpidas aderezado con otras de nuevo cuño. Por supuesto, ni el jugador ni el personaje eran plenamente conscientes de este hecho.
Por desgracia… cuando dejé de dirigir muchas de ellas permanecieron así.

Enlaces:

1. El-Hazard

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