Biografía daegonita LXXXVII: La última campaña VII

Por Javier Albizu, 7 Julio, 2021
Cuando regresamos hasta el terreno de juegos vemos cómo la trama principal comienza a desarrollarse. Por fin se presenta a alguno de los personajes principales de la historia. Conocemos a los elementos esenciales de la trama que va a desplegarse durante las próximas sesiones de juego; la familia Ryudo y sus movidas.

Bueno. No. Espera. Es un decir. Bueno. Aún no. Quedaba un poco.

Porque aquello era un sin dios de tramas abiertas. De líneas argumentales nuevas que aparecían. De historias que se creían cerradas… pero. De esbozos que nunca habían alcanzado el estatus de “historia” pero que… igual.
De cosas que nunca llegarían a cerrarse.

Muy bien. De acuerdo. Intentemos ir al grano. Sigamos el orden cronológico de lo que escribía en el resumen. Con esto, antes de ir al turrón tenemos que pasar alguna que otra cosa rara más:

Los personajes regresaban hasta Dugental desde el polo. Lo hacían vía teletransporte (no recuerdo si un portal de Quintus o uno de Shet’Graal, aunque posiblemente fuese el segundo).

Por el camino, Tiermonder desaparecía.

¿Cómo se pierde alguien durante una teletransportación?
Es muy fácil. Mira, te cuento. Resulta que…
Lo sé.
Te da igual el detalle metafísico.
Vamos al asunto.

La cosa es que el amigo Vonmerslus terminaba en otra instancia dimensional. En un estado intermedio entre lo que llamaremos “el mundo de los vivos” y… algún otro.
Allí se encontraba con un viejo amigo. Con un viejo amigo muerto, para ser más exactos. El que le hizo abandonar su tribu. El aprendiz de chamán cuya muerte le llevó a odiar la magia (en los tiempos de RQ)

Aquello era lo único que sabíamos tanto el jugador como yo acerca del trasfondo de aquel personaje cuando comenzó a jugar. La historia que había creado el jugador como excusa para que, años atrás, el “nómada del este” viajase más allá de los territorios que frecuentaban los suyos.

Por alguna razón, decidí recuperar aquello y enlazarlo con las “cosas que llegarían”. Aún no tenía el detalle de hacia dónde llevaría todo aquello, pero por el momento comenzaba a desarrollarlo.
Para sorpresa de todos (el propio afectado el primero), Tiermonder era capaz de abrir un portal que le llevaba hasta sus tierras junto a su supuestamente_difunto_amigo.

Porque, en su momento, el jugador no había especificado lo que pasó. Lo único que dijo fue “Murió en el combate contra el Hombre Malvado”.
De aquella frase yo me tuve que inventar cómo era el rito de aquella tribu nómada para convertirse en chamán. Dije que tenía lugar en un lugar muy concreto de los territorios que recorrían. Se llevaba a cabo en unas fechas concretas.

Su amigo entró en el interior de una cueva de la que no llegó a salir.
No salió, ergo… “ha muerto”.
Pero no había cuerpo, ergo… “se le puede aplicar la lógica de las series o los tebeos a la hora de regresos desde el más allá”.

Así pues, ya para empezar aquel viaje abría varias preguntas nuevas:

¿Qué había sido de aquella persona durante el tiempo que había estado desaparecido?
¿Había pasado el mismo tiempo para él que para el resto del mundo?
¿Cómo había sido capaz Tiermonder de abrir el portal?
¿Qué había sucedido para que tomase aquel desvío?

Ah, otra cosa. En aquel viaje de regreso volvía otra entidad más. Una que terminaría por poseer a Deg Haradeg, el personaje de uno de los nuevos jugadores que se había sumado al grupo en el “Nuevo comienzo”. Una posesión que resultaba “demasiado fácil”.

Tocaba otro viaje hasta el polo para “desposeer” al pobre desgraciado. Un viaje “mágico” que, en aquella ocasión, no se llevaba a cabo con la misma alegría que en las anteriores.

¿Vamos ya al turrón?
No. Tranquilo. Aún no. Antes teníamos otro evento “especial”

Por las tierras de Tiermonder aparecía un tipo llamado Nakolu. Era el chamán de los Gudani. De una tribu dengar que estaba “a buenas” con “los civilizados del lugar“.

Con aquella presencia pretendía aprovechar para explicar (sin explicar ni explicitar) a los jugadores algunos de los sucesos que habían experimentado. Algunas de las cosas que iba pasando en uno de los diversos niveles de juego.

Nakolu pedía permiso para recolectar unas hierbas que “aparecían” en un lugar preciso. Que sólo se podían recoger “en aquellos días”.

¿Qué quiere decir “en aquellos días”?
Para él, no gran cosa. Se limitaba a seguir la tradición que venía de lejos. Celebraba un ritual, tenía cuidado con las señales, y hacía lo que había venido a hacer. Así hasta la próxima.

¿Que qué quiere decir todo esto en realidad?
Muy sencillo. Esto sucedía cuando la puerta de los reyes dragón se “abría” hacia cierto lugar. Cuando en ella confluían unas condiciones y fuerzas específicas. Cuando un plano de existencia concreto se solapaba con este.

¿Qué quiere decir esto?
Pues… que algo sucio pasaba en las tierras que se les habían otorgado como pago a su heroísmo. El regalo con el que los habían agradecido estaba un poco envenenado. Allí había muchas cosas raras, y todo el mundo era consciente de ello.

Muy bien.
¿Qué tenían de especial las hiervas que iba a recoger Nakolu?

Nada. Minucias. Según él… “le permitían comunicarse con los espíritus de sus antepasados”.
Movidos por la curiosidad, dos de los jugadores pedían participar en aquel ritual, y este permiso les era concedido.

En este ritual, Addendum “El apegado” y Tascam “El magnífico”, los personajes de otros dos jugadores nuevos que se habían sumado al grupo (ya que en el tiempo que había pasado durante “el parón” algunos de mis jugadores habituales se habían buscado trabajo fuera de Pamplona) eran “asaltados” por los espíritus de dos “difuntos”.

Por un lado, Tascam hablaba con Gallad Lorn, el arcano creador de Nareda.
Por otro, Addendum hablaba con su madre. Con alguien que, teóricamente, había muerto en extrañas circunstancias.

He de reconocer que no recuerdo que “tramas de largo recorrido” había creado para estos personajes (ni para ellos ni para Deg). Lo que sí que tengo claro es lo que pretendía conseguir con estas cosas. Buscaba que fuesen encontrando su propio lugar dentro de “la parte extraña” Daegon. Darles cosas que hacer más allá de los eventos “en primer plano” que venían de mucho más atrás que su incorporación.

En el resumen pongo que la madre de Addendum acusaba a un tal “Exaloth Maudán” de su muerte. He tenido que mirar más adelante para saber quién era aquel tipo. En fin.
Seguimos.

Una vez finalizado el “interludio esotético”, se presentaba a un nuevo bloque de personajes. Un nuevo pifostio de gente y tramas.

Aparecía Maytakur, un staraida. Alguien encargado de buscar a quien había tratado de asesinar a Spier durante la fiesta.

Volvía a aparecer en escena Alana1. Lo que pasa es que ahora tenía apellido. Su nombre completo era Alana Maudan (también he tenido que mirar quién era esta, pero ha sido porque el apellido me ha despistado). Junto a ella hacía su primera aparición un tarnaq llamado Sutgarath. El antiguo esclavizador de Deg.

Los jugadores hablaban con ellos de forma civilizada (cosas de estar en medio de una ciudad) pero la cosa se ponía tensa rápidamente. Alana le decía a Quintus que le diese recuerdos a su padre de su parte la siguiente vez que lo viese.

Poco después, aparecía por allí Septimio Manlius Mesala, el susodicho padre de Quintus. Llegaba hasta un lugar tan recóndito como representante de la iglesia Tayshari. Su misión era la de negociar con los Ryudo la construcción de una catedral en la ciudad.

Las buenas noticias para Quintus no terminaban ahí. Descubría que su padre se encontraba bajo la influencia de Alana. Es más, se enteraba por Xanae de que aquella mujer había estado en su casa y se había llevado alguno de los objetos que guardaba allí. Alegría, alegría.

Finalmente, la familia Ryudo llegaba hasta la ciudad. Los jugadores escuchaban por primera vez los nombres de Shendu Ryudo (Tahakrahir de Dugental) y Layna Spier (su segunda esposa). Sabían de Orsgull Ryudo (el hijo mayor de Shendú, conocido también como “El lobo de Shanrú” o “Bastardo de Shanrú”) y de Pireas Ryudo, “El calmado”, hijo de Shendú y Layna.

Se acercaba el fiestorro. Ahora sí, la trama iba a comenzar. Tanto los jugadores como los acompañantes de su elección eran invitados a la ceremonia de nombramiento del nuevo Raktarion de Dugental.

Pero aquello ya tendría lugar en la siguiente sesión de juego.

Enlaces:

1. Biografía daegonita XXXXI: El fin del mundo tal y como lo conocemos, a la tercera no va la vencida

El contenido de este campo se mantiene privado y no se mostrará públicamente.

Plain text

  • No se permiten etiquetas HTML.
  • Las direcciones de correos electrónicos y páginas web se convierten en enlaces automáticamente.
  • Saltos automáticos de líneas y de párrafos.

Índice