Biografía daegonita XCVII: Aprendiendo a escribir

Por Javier Albizu, 15 Septiembre, 2021
Con la llegada del dos mil seis se iniciaba un nuevo camino para mí. Bueno, la verdad es que se iniciaban unos cuantos, aunque aún no tenía ni idea de casi ninguno de ellos.
De acuerdo, lo cierto es que el año no es que tuviese especial relevancia para mí, pero las cosas cayeron cuando cayeron.

Para comenzar, y sin relación alguna con Daegon, a finales del año anterior (tan “a finales” como el día treinta y uno de diciembre), terminaba con el primer borrador de mis relatos de ci-fi1. Un reto que me había planteado el año anterior con intención de “arrejuntarlos” todos, ponerles un título, y comenzar a mandarlos a editoriales.

Pero, claro, yo era un gañán. No ponía una puñetera tilde y me dedicaba a repartir comas como si lloviesen. Si quería hacer algo que no me tirasen a la cara las editoriales, tenía que darle un buen repaso. Un repaso que debía llevar a cabo junto a alguien que tuviese un poco más de criterio que yo.

Y es aquí donde está la relación con lo que nos ha traído hasta este lugar. Porque esto sí que terminaría impactando en Daegon (y en todo lo que he escrito desde entonces).

Entraba en juego el Señor Z; rolero, jugador daegonita, informático y… profe titulado (aunque, por aquel entonces, aún no ejerciente).

Durante unos meses nos dedicamos a revisar todos los relatos que pasaron a conformar algo llamado “Proyecto: Atlantis”. La presentación de una novela (basada en la trama que había diseñado para “La Campaña”)… que aún no he escrito.
Meses de discusiones sobre qué palabras usar y cuál no. Porque no tenía intención de pasarle los documentos y que me los devolviese “corregidos”. Quería revisarlos junto a él. Tener la posibilidad de pelear por cada frase y cada palabra. Dejar claro lo qué quería decir con ellas. Tener yo la certeza de que al menos una persona lo entendía (y, a través de lo que entendiese persona, extrapolar al resto del universo).

Con esto, durante aquellas sesiones finalmente me entraron en la cabeza cosas como, entre otras:

- Cuándo (cojones) tenía que poner las tildes en palabras como “cómo, cuándo y dónde”
- Algún trucos a usar a la hora de pensar dónde poner las comas.
- Mirar el diccionario más a menudo (porque las palabras no siempre significan lo que yo creo que significan)

Estaba aprendiendo a escribir a los treinta y dos años.
Telita.

Pero, bueno, aprendí. Bueno, es un decir.
Porque aquellas lecciones no han evitado que la siga cagando. Lo que hicieron fue proporcionarme herramientas. Armas con las que enfrentarme a las relecturas posteriores. Unos ojos nuevos con los que soy capaz de ver esos errores.
Unas lecciones que nunca podré pagarle (no, no ha muerto, a lo que me refiero es a que no tienen precio).

Una vez hecho esto, en mayo salían varios sobres llenos de papel, tinta e ilusión2. Cartas que no recibieron respuesta.

Por supuesto, mientras todo aquello se iba fraguando Daegon no estaba dormido. También iban aconteciendo otras cosas relacionadas con él (aunque aún no se viesen “afectadas” por aquellas lecciones).

Veo que en enero creaba otra versión “daegonizada” de una amiga como regalo de su cumpleaños.

En mayo se casaba otra amiga pero… por más que busqué, no llegué a dar con una historia que “definiese” su versión daegonizada antes de aquel evento. Eso sí, escribí otras tres relatos ambientadas en distintas épocas de este mundo nuestro para una especie de rol en vivo que hicimos para su despedida de soltera.

Por último, veo también que en junio unos amigos tenían descendencia3.

¿Qué tiene que ver esto con Daegon?, se preguntará el avezado lector.
Pues… cosas.
No eran los primeros amigos que tenían descendencia, pero en aquel momento me dio por pensar. Por pensar en que podía escribirles algo. Escribirles algo que no fuese “épico-depresivo”. Algo que les pudiesen leer sus padres antes de dormir. Algo que sí que impactaría en cierta manera en algún aspecto general de Daegon.

Y más o menos esto fue lo que dio la primera mitad del año. Hubo alguna entrada en el blog4 en la que reflexionaba sobre qué hacer con todo esto, pero tampoco fue nada como para tirar cohetes.
Parece que cuanto más me acerco al presente menos tengo que decir sobre los avances de este proyecto.

Qué cosas, oye.

Enlaces:

1. De no-atlantes y campañas
- Proyecto: Atlantis
- La Campaña

2. Día “D” Hora “H”

3. Ha nacido una excepción

4. Daegon en el blog durante la primera mitad de 2006
- Objetivos II (¿Y ahora que?)
- Se sigue acercando (y una pequeña reflexión de regalo)

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